Caminamos por el desierto
1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (16) Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Debemos salir de Egipto hoy mismo. En el momento en que nos convertimos, tenemos que salir al desierto, no a Egipto. En el Nuevo Testamento, tanto Egipto como el desierto representan al mundo: Egipto, en el sentido moral, y el desierto, en el sentido físico. Los cristianos se encuentran en el mundo físico, pero no en el mundo moral. El mundo también tiene dos aspectos: es un lugar, y un sistema. Hay muchas cosas del mundo físico que son atractivas, los cuales despiertan la concupiscencia de los ojos, la lujuria de la carne y la vanagloria de la vida. Esto es Egipto. También hay otro significado del mundo: el mundo físico como el lugar donde el cuerpo de uno reside.
Los cristianos debemos salir del sistema del mundo y la organización del mundo. Salir del mundo alude a ser liberados del mundo moral, no del mundo físico. Debemos dejar el mundo moral atrás, no el mundo físico. En otras palabras, aunque todavía vivamos en el mundo físico, éste se ha convertido en el desierto para nosotros
W. Nee
Jesús es el Señor
La iglesia en Armenia