hgo1939 Moderador
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| Tema: CRISTO, EN NOSOTROS, EL FIN DE LA LEY Sáb Jun 04, 2011 9:36 pm | |
| CRISTO, EN NOSOTROS, EL FIN DE LA LEY Hay todavía una ley de Dios, y ahora hay un “nuevo mandamiento” que exige mucho más que el antiguo, pero ¡alabado sea Dios! sus demandas son cumplidas pues es Cristo quien las cumple; es Cristo quien obra en mí lo que agrada a Dios. “No he venido para abrogar, sino para cumplir (la ley)” son sus palabras (Mt. 5:17). Así Pablo, gozando el bien de la resurrección, puede decir: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce (obra) así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:12,13). Dios es el que obra en nosotros. La liberación de la ley no quiere decir que estamos eximidos de hacer la voluntad de Dios, sino que estamos libres de hacerla como de nosotros mismos. Desde aquí en adelante Otro lo hace en nosotros. Una vez que estamos plenamente persuadidos de que no podemos satisfacer la voluntad de Dios, ni siquiera intentamos hacerla, y ponemos nuestra confianza en el Señor, a fin de que Él manifieste en nosotros su vida de resurrección. Desde ahora en adelante si algo es hecho, debe ser el Señor únicamente quien lo haga. Infelizmente, algunos de nosotros, a pesar de saber que no podemos guardar la ley, aún procuramos hacerla. Voy a ilustrar esta verdad por lo que he visto en mi propia patria. En la China, algunos peones pueden llevar una carga de sal de unos ciento veinte kilos, y algunos, hasta doscientos cincuenta kilos. Pero aquí viene un hombre que sólo puede levantar ciento veinte kilos y hay una carga de doscientos cincuenta. Sabe perfectamente bien que no la puede cargar y, si es prudente, dirá: “No la tocaré”. Pero la tentación de probar es inherente en la naturaleza humana, así que, aunque es imposible que la lleve, todavía trata de hacerla. Cuando jovencito, me divertía observando a diez o veinte de esos hombres que llegaban y probaban, aunque cada uno de ellos sabía que le era imposible. Al fin tuvieron que dejar y dar lugar al que podía. Cuanto antes abandonemos la prueba tanto mejor, porque si ocupamos el terreno entonces no queda lugar para e1 Espíritu Santo. Pero si decimos “No lo haré, confiaré en Ti para hacerlo en mí”, entonces hallaremos que una fuerza más poderosa que nosotros nos lleva adelante. En el año 1923 me encontré con un evangelista renombrado. Yo había dicho algo parecido a lo que antecede, y como volvimos a su hogar juntos, observó: “La enseñanza de Romanos 7 es poco proclamada hoy en día; es bueno oírla de nuevo. El día que fui librado de la ley era un día de cielo en la tierra. Después de ser creyente durante años, seguí tratando de hacer lo mejor que pude para agradar a Dios, pero cuanto más procuré tanto más fracasé. Conceptué a Dios como el ser más exigente del universo, pero me hallaba impotente de cumplir la menor de sus demandas. Un día cuando leía romanos 7, repentinamente fue iluminado y vi que no solamente había sido librado del pecado sino también de la ley. Asombrado, salté y dije: “Señor, ¿es que verdaderamente no me impones más demandas? Entonces no necesito hacer nada más para Ti”. Las exigencias de Dios no han cambiado, pero no somos nosotros los que podemos cumplidas. Alabado sea Dios, Él es el Legislador sobre el trono, y Él es el guardador de la ley en mi corazón. Él que dio la ley, Él mismo la guarda. Él hace las demandas, pero Él mismo las cumple. Mi amigo bien podía saltar y exclamar cuando descubrió que no tenía nada que hacer, y todos los que hacen tal descubrimiento bien podrían hacer lo mismo. Mientras que tratamos de hacer algo, Dios no puede hacer nada. Es por causa de nuestros esfuerzos, que fracasamos, y fracasamos, y fracasamos. Dios quiere demostrarnos que no podemos hacer nada, y hasta que eso no sea plenamente reconocido, nuestros desalientos y desilusiones no cesarán. Un hermano que estaba tratando de luchar para ganar la victoria, me dijo: “No sé por qué soy tan débil”. “Lo que pasa a usted”, le dije, “es que es débil para no hacer la voluntad de Dios, pero no es suficiente débil para mantenerse del todo fuera de las cosas. Aún no es bastante débil; pero cuando está reducido a la absoluta incapacidad y persuadido de que no puede hacer nada, entonces Dios hará todo”. Todos necesitamos llegar al punto donde decimos: “Señor, no puedo hacer ninguna cosa para Ti, pero confío en Ti para que lo hagas todo en mí”. Tomado de: “La Vida cristiana normal” W. Nee Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada. “Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”. “Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts ¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre Literatura disponible en: corpocri@yahoo.com laiglesiaenarmenia@yahoo.com
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