AGUAS REFRESCANTES 17 de OCTUBRE
No puedo yo hacer nada por mí mismo. Juan 5:30.
En la creación Adán llegó a ser una persona consciente de sí misma, pero sin pecado. Todavía no gobernaba en él lo que Pablo describe en Romanos 6:6 como "nuestro viejo hombre". Disponía de una voluntad libre que le permitía actuar por su propia cuenta, de manera que podríamos decir que el ego ya estaba presente pero sin pecado. La caída cambió toda la situación. El "viejo hombre" llegó a dominarlo, al igual que a todos nosotros.
Debemos ser cautos al hacer comparaciones o trazar paralelos entre nosotros y el Señor Jesús en su encarnación, pero sí podemos decir con seguridad que en El no había "viejo hombre" porque estaba absolutamente libre de pecado. Sin embargo, tenía ego. Poseía fuerza natural pero jamás la abusó aun en el más mínimo grado. No es que carecía de personalidad individual, pues todo hombre la tiene, sino que se negó a vivir por su propia cuenta. En el versículo que hemos leído tenemos claramente su estimación de la insignificancia del esfuerzo humano sin Dios. Así podemos comprender cómo pudo decir más adelante, hablando de nuestro fruto espiritual, "separados de mí nada podéis hacer".
W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia