DÍA 26
Él es Poderoso
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundante de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” Efesios 3:20 RVR
Tal vez siente usted que en momentos de santa confianza y acceso ha pedido cosas grandes de Dios, cosas que solo le pediríamos al Gran Rey, y sin embargo, su petición se ha quedado corta en alcanzar el fondo de la capacidad divina. Nuestra mejor oración, la oración más confiada y atrevida, tiene sus límites. Está limitada a veces por nuestro sentido de necesidad. Escasamente sabemos lo queremos; debemos ser enseñados a orar, en cuanto a lo que hemos de pedir, o nunca nuestras peticiones serán correctas. Malinterpretamos nuestra condición espiritual, el hambre de nuestra alma no es suficientemente fuerte, el pecado le ha quitado agudeza a nuestro apetito espiritual y, por lo tanto, nuestras oraciones sufren estorbo. Pero bendito sea nuestro Dios, Él no está limitado por nuestro sentido de necesidad. Su invitado pide agua y vino, y Él le prepara un banquete.
Dios no está limitado por nuestro sentido de necesidad. Su invitado pide agua y vino, y Él le prepara un banquete.
¿Hay alguna promesa de Dios que algún hijo suyo entiende perfectamente? Existe en las promesas un significado no entendido plenamente, una amplitud, una extensión, una profundidad y una altura que no han sido logradas todavía. Dios condesciende a usar el lenguaje humano y para nosotros las palabras pueden significar plata, pero Él les otorga un significado de oro. Él nunca quiere decir menos de lo que dice, y siempre quiere decir mucho más de lo que nosotros pensamos que dice. Magnifiquemos al Señor por esto. Su poder para bendecir no está limitado por nuestra capacidad de comprender la bendición.
El énfasis de su promesa en esta escritura es que Él puede hacer todas las cosas mucho más abundantes de lo que pedimos o entendemos. Reúna todas las peticiones que ha hecho. Póngales en un montón y encima sobrepone todo lo que ha pensado en relación con las riquezas de la gracia divina. ¡Qué enorme montaña! Colina sobre colina, como si estuviéramos sobreponiendo las cumbres alpinas para construir una escalinata o la escalara de Jacob que suba hasta las estrellas. ¡Continúe! ¡Siga adelante! No es la Torre de Babel la que está construyendo y su cúspide no llegará hasta el cielo. No importa cuan alta sea está pirámide de oraciones, la capacidad de Dios para bendecir es todavía más alta. Él sobrepasa todas las bendiciones que se puedan imaginar, que sean útiles y benéficas para nosotros. Él es poderoso para hacerlo todo mucho mejor de lo que pedimos o entendemos.
Oh, Señor, ¡ayúdame a comprender esto! Dame fe para hacer lo propio, para luego magnificarte y adorarte. Amén.
¡Jesus es el Señor!