La religión de la hoja de higuera
Además, a Adán y a Eva les invadió una sensación terrible de desorientación, que dio como fruto la amnesia espiritual. Se miraron por primera vez y se vieron bajo una luz distinta. Vieron su desnudez y, sumidos en un estado de desorientación espiritual, recolectaron hojas de higuera para ocultarla. Así nació la religión: la religión de la hoja de higuera. La religión siempre se centra en lo externo, y Adán y Eva estaban obcecados en su condición externa. Habían perdido el foco de su hermosura y su propósito internos, y ya no satisfacían los criterios de comunión con su Creador.
Cuando Dios descendió, como era habitual, para tener comunión con ellos, Adán y Eva no estaban por ninguna parte. Dios los buscó entre los árboles del huerto y llamó a Adán: «¿Dónde estás tú?». Dios llamó a aquel hombre que había huido de Él y se había ocultado entre los árboles del huerto. Adán escuchó la voz del Señor en medio del frescor del día, como siempre, pero se sintió confuso. ¿Por qué venía Dios al oriente del Edén? ¿Qué hacía allí? Había acudido para pasar su tiempo habitual con Adán, cuando este debía adorarlo, admirarlo y estar con Aquel que lo había creado. Adán, avergonzado, salió casi a rastras de detrás de uno de los árboles.
Dios le preguntó: —¿Qué has hecho?
Adán, acongojado, contestó: —Comimos del fruto prohibido —y luego, para justificar su acto, agregó—, pero me lo dio la mujer que tú me diste. Dios se volvió a la mujer. —¿Qué has hecho?
Inmediatamente, ella echó la culpa a la serpiente. Ya habían aprendido a culpabilizar a otros por el estado de su alma. Este acto de echar la culpa a otros por todas nuestras iniquidades es una de las grandes evidencias del pecado y es el precursor de la religión. Sucedió algo que alteró todo el escenario, arrebatando a la humanidad el conocimiento de Dios. Adán y Eva, en aquel entorno perfecto y con el propósito exclusivo y supremo de adorar a Dios, se rebelaron contra ese propósito, lo cual dio como resultado lo que los teólogos llaman la Caída del hombre o la depravación.
Nuestro mundo está plagado de tragedias debido a esta enorme y aplastante tragedia cósmica en el Edén. En nuestra sociedad contemporánea, aún se dejan sentir sus repercusiones.
La pregunta acuciante que demanda una respuesta es: ¿Cuál fue la consecuencia trágica de esta Caída? ¿Por qué es importante para nosotros hoy y por qué deberíamos reflexionar sobre ella?
Algunos dicen que la Caída es la fuente de todos los problemas que han plagado a la humanidad a través de los años. Algunos señalan como resultado de ella la proliferación de las enfermedades. Otros se centran en todo ese odio que ha infectado a la humanidad a lo largo de los siglos: nación contra nación, reino contra reino y holocaustos que han sucedido periódicamente a lo largo de la historia. Ninguna generación ha escapado a ese odio y a esa ira. Sin embargo, estos efectos a corto plazo son una mera consecuencia que no representa la verdadera tragedia de la Caída.
¡Jesus es el Señor!