MAS SOBRE LA ORACION
Velemos y oremos. Nunca permitamos que Satanás interrumpa nuestras oraciones con su artificio. Frecuentemente Satanás nos acusa cuando hemos sufrido una pequeña derrota. Hará que nos analicemos mientras oramos, de tal modo que nos parezca difícil abrir la boca delante de Dios. Satanás nos desanimará de tal manera, cuando la promesa de Dios nos parezca remotamente vaga, que perdamos el ánimo de seguir confiando en Dios. Sin embargo, si nuestra oración está en conformidad con la voluntad de Dios, debemos perseverar en la oración. Aunque hayamos fracasado en algo, podemos aún acudir a Dios a través de la sangre del Cordero.
Satanás no se siente complacido cuando algunos de nosotros nos reunimos para orar. Él colocará en nuestro sendero toda clase de lazos y hará toda clase de movimientos para detener la oración. Tenemos que "examinarlo todo" (1 Tesalonicenses 5:2l). No creamos rápidamente las cosas, ni seamos movidos fácilmente, ni difundamos inmediatamente ningún informe. Tenemos que orar por un lado, y velar por el otro. Sigamos el ejemplo de Nehemías, quien puso guardas (Nehemías 4:9). Nuestra respuesta a la amenaza de Satanás es la siguiente: "No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas (...) ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuere como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré" (Nehemías 6:8,11). No nos dejaremos aterrorizar, ni dejaremos de orar.
Nuestro Señor se levantó "muy de mañana siendo aun muy oscuro (...) y allí oraba". Cuando Simón y sus compañeros le dijeron: "Todos te buscan", Jesús respondió: "Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí, porque para esto he venido" (Marcos 1:36,38). ¡Cuán completo y concreto es esto! Nuestro Señor fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus "discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles" (Lucas 6:12,13). Una vez más ¡cuán concreto y completo! Pablo recordó a los santos de Éfeso que “oraran en todo tiempo en el Espíritu, velando con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio (...) que con denuedo hable de él, como debo hablar" (Efesios 6:18,20). Tal súplica es sumamente concreta, clara y necesaria. Si tenemos conciencia de que somos un cuerpo, y estamos realmente preocupados por las almas, por los santos y por el servicio de los siervos de Dios, tendremos muchas personas y cosas por las cuales orar.
Y en cuanto a cada verdad y a todas ellas, también hay necesidad de mucha oración. Al escribir a los santos de Éfeso, Pablo también dijo: "Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre (...) para que os dé..." (Efesios 3:14-19). De esto aprendemos que la revelación de la gloriosa verdad que Pablo recibió, le vino por medio de la oración, y la oración es la revelación. El valor real de la luz de la verdad viene por la oración. Debemos orar para que venga la verdad a nuestra vida, y luego orar para que brote de ella.
Tenemos que velar no sólo antes de la oración y durante ella, sino también después. Necesitamos vigilar cuidadosamente todos los cambios que vienen después de nuestra oración. Todas las oraciones sinceras que se hacen cuando hay una carga, se hacen "en todo tiempo" y "con toda oración"; no sólo una vez, sino muchas veces; no sólo en una dirección, sino en muchas direcciones. De modo que después de cada oración, debemos notar si hay algún nuevo descubrimiento, algún nuevo cambio, algún nuevo movimiento.
Esto no es distinto de la oración que Elías hizo allí en la cima del Carmelo. Él se inclinó hasta la tierra y colocó su cara entre las rodillas. Siete veces envió a su siervo a que fuera y mirara el mar, hasta que el siervo informó que veía una pequeña nube como del tamaño de la mano de un hombre, que se levantaba del mar. Luego, envió su siervo a que fuera a decirle al rey Acab que preparara la carroza y descendiera, para que la lluvia no lo atajara (ver 1 Reyes 18:42-44). Tampoco se diferencia de la oración de Elíseo por el niño de la sunamita: "... se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él y el cuerpo del niño entro en calor (...) y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos" (2 Reyes 4:34-36).Luego devolvió el niño a la madre. Ni Elías ni Elíseo se arrodillaron simplemente para orar. Los dos oraron, y luego observaron los efectos de sus súplicas en el cambio de los ambientes.
Efesios 6 es un capítulo que se refiere a la guerra espiritual; lo más importante de ella es la última oración mencionada. Recordemos que el blanco que más fácilmente es atacado en la vida de un hijo de Dios es la oración. Por tanto, tenemos que velar en la insistencia de apartar tiempo para la oración, proteger la oración que se hace, evitar todo aquello que no son reales oraciones, e impedir que Satanás interrumpa nuestra oración con sus perversos artificios. Sepamos en todo momento que la oración es un ministerio, un servicio más excelente. Debemos velar y orar; debemos aprender a orar diligentemente, y no debemos permitir que Satanás se aproveche de la más mínima oportunidad para destruir nuestra oración.
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Aguas refrescantes 14 de agosto
“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. 2 Corintios 3:5.
Dios tiene su obra. No es tuya ni mía, ni de esta misión o de aquella iglesia. Es su propia obra. Pablo expresó una vez su anhelo de echar mano de aquella tarea para la cual él mismo había sido alcanzado por Jesucristo. Podemos concluir de esto que el Señor tiene un propósito específico en tomarnos a cada uno de nosotros, y es ese propósito y no otro el que anhelamos cumplir. El nos toma a su cargo para que nosotros, a la vez, cooperemos activamente con El en su obra.
Sin embargo, sigue siendo cierto que no podemos por nuestra propia cuenta hacer una obra que es entera y absolutamente suya. Participamos como sus colabo¬radores. Por una parte reconocemos que ni siquiera podemos levantar el dedo pequeño para realizar el propó¬sito de Dios. Por la otra, se nos ha confiado la responsa¬bilidad de ser colaboradores con El. Esta paradoja nos hace depender totalmente en la suficiencia del Espíritu Santo. '
Watchman Nee
Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är lorden
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