Marcos 11:23-24
¿Como puede la iglesia hacer la oración de autoridad? Teniendo una fe completa, no dudando y entendiendo claramente que lo que hacemos concuerda plenamente con la voluntad de Dios. Cuando no entendemos con claridad la voluntad de Dios, no tenemos fe. De modo que, antes de hacer cualquier cosa, tenemos que ver claramente si lo que estamos a punto de hacer está de acuerdo con la voluntad de Dios. Si no es la voluntad de Dios, no podremos tener fe. Si no estamos seguros de que algo es la voluntad de Dios, no estaremos seguros de que se puede lograr. A fin de no tener dudas acerca de su cumplimiento, debemos estar libres de dudas de que aquello es la voluntad de Dios. Cuando hablamos al monte descuidadamente, no hay resultados, porque no conocemos la voluntad de Dios. Pero si no tenemos dudas y entendemos claramente la voluntad de Dios, podemos decirle osadamente al monte: “Quítate y échate en el mar”, y será hecho. Dios nos ha dado la comisión de que demos la orden. Ordenamos que se haga lo que Dios ya mandó, y damos las órdenes que Dios ya determinó. Esta es una oración de autoridad. Una oración de autoridad no consiste en pedirle a Dios directamente, sino en confrontar los problemas aplicando directamente la autoridad de Dios. Todos nosotros nos encontramos con montes. Por supuesto, no todos estos montes son del mismo tamaño. Puede ser que nuestro monte sea esto o aquello. Pero a cualquier cosa que nos estorbe en nuestra senda espiritual, podemos mandarle que se aparte. Esto es orar con autoridad.
La oración de autoridad tiene una estrecha relación con los vencedores. Si un cristiano desconoce esto, no puede ser vencedor. Debemos recordar que Dios y el Señor Jesús están en el trono, mientras que el enemigo esta debajo del trono. Sólo la oración puede activar el poder de Dios. Es por esto que la oración es indispensable. Si uno no ora, no puede vencer. Sólo después de aprender a orar con autoridad, uno sabrá lo que es la oración. La obra mas importante de los vencedores es traer a la tierra la autoridad del trono. Hoy existe un trono, el trono de Dios, el cual gobierna y está muy por encima de todo. A fin de participar de esta autoridad, uno tiene que orar. Por tanto, la oración es muy necesaria. Quienes pueden mover el trono, pueden mover cualquier cosa. Debemos ver que la ascensión de Cristo lo puso por encima de todas las cosas, y debemos ver que todas las cosas están bajo Sus pies. Es por esto que nosotros podemos gobernar sobre todas las cosas con la autoridad del trono. Tenemos que aprender a orar con autoridad.
¿Cómo se pone en práctica la oración de autoridad? Permítanme mencionar algunos asuntos pequeños. Supongan que un hermano ha hecho algo erróneo, y usted quiere exhortarlo. El problema radica en que usted teme que él no le hará caso. Usted se siente algo inseguro porque no sabe si lo escuchará o no. Teme que el asunto no sea sencillo. Pero si ora con autoridad, sabrá gobernar sobre la situación. Usted puede orar así: “Señor, no puedo ir al hermano. Por favor haz que él venga”. Si usted se mantiene firme en la posición que usted tiene en el trono, muy pronto él vendrá personalmente a usted y le dirá: “Hermano, hay algo que no tengo muy claro. Por favor dígame qué debo hacer”. Entonces usted podrá hablarle. Esto es orar con autoridad. Es no hacer nada por esfuerzo propio, sino hacerlo todo por medio del trono. Orar con autoridad no es pedirle a Dios que obre en contra de Su voluntad, sino saber cómo se ha de llevar a cabo algo e informarle a Dios lo que sabemos. Cuando esto sucede, Dios realiza la obra.
Una oración de autoridad no sólo gobierna a la gente sino también el clima. Müller tuvo tal experiencia. Una vez él iba en barco rumbo a Quebec, y el barco se encontró con una neblina espesa. Le dijo al capitán del barco: “Capitán, necesito llegar a Quebec el sábado por la tarde”. El capitán le dijo: “Eso es imposible”. Müller le respondió: “Si su barco no puede llevarme ahí a tiempo, Dios tiene otras maneras de llevarme”. Se arrodilló e hizo una oración muy sencilla. Luego le dijo al capitán: “Capitán, abra la puerta y verá que ya se fue la neblina”. Cuando el capitán se puso de pie, la neblina se había esfumado. El pudo llegar a Quebec según lo previsto. Esto es orar con autoridad.
Si Dios ha de tener un grupo de vencedores, la guerra tiene que librarse en la oración. No sólo tenemos que guerrear contra Satanás cuando afrontamos problemas, sino que también debemos gobernar por medio del trono cuando los problemas se levantan en nuestras circunstancias. Una persona no puede vencer sin ser un guerrero de oración. Si alguien quiere ser un vencedor, tiene que aprender a orar con autoridad.
La iglesia puede gobernar el Hades cuando ora con autoridad. Puesto que Cristo ya subió por encima de todo y es la Cabeza de la iglesia, ésta puede regir sobre los demonios y todo lo que pertenezca a Satanás. Si la iglesia no tuviera la autoridad de gobernar sobre los demonios y si el Señor no le hubiera dado esta autoridad, ella no podría ni siquiera sobrevivir en la tierra. La iglesia sobrevive en la tierra porque tiene la autoridad de gobernar sobre todo lo que sea satánico. Toda persona espiritual sabe que puede vencer los espíritus malignos con su oración. Podemos echar fuera demonios en el nombre del Señor y podemos refrenar las actividades secretas de los espíritus malignos. Satanás es muy astuto. No sólo toma posesión del cuerpo humano usando a los espíritus malignos, sino que también realiza muchas actividades secretas. A veces él obra en la mente de la persona y le inyecta pensamientos indeseables, como por ejemplo la sospecha, el temor, la incredulidad, el desánimo, las imaginaciones y las distorsiones, por medio de los cuales engaña al hombre. A veces distorsiona las palabras de una persona y las convierte en una idea diferente, para luego inyectarla en la mente de otra. De esta manera, él cumple su objetivo de causar malentendidos y provocar tormentas. En consecuencia, tenemos que subyugar todas las actividades de los espíritus malignos con la oración. En nuestras reuniones, nuestra oración o nuestra conversación, primero tenemos que orar: “Señor, ahuyenta todos los espíritus malignos y no les permitas hacer nada aquí”. De hecho, los espíritus malignos están bajo los pies de la iglesia. Si la iglesia ejerce la autoridad al orar, verá que verdaderamente los espíritus malignos se someten bajo sus pies. La oración de autoridad difiere de las peticiones comunes; es un mandato que se basa en la autoridad. Una oración de autoridad es una oración que da órdenes. Dicha oración declara: “Señor, estoy dispuesto”; “Señor, no estoy dispuesto”; “Señor, quiero esto”; “Señor, no quiero aquello”; “Señor, estoy decidido a obtener esto, y no permitiré que aquello suceda”; o “Señor, sólo quiero que se haga Tu voluntad y nada más”. Cuando ejercemos la autoridad de esta manera, percibimos que nuestra oración da en el blanco. Si más personas comienzan a orar de esta manera, muchos problemas de la iglesia se solucionarán fácilmente. Debemos ejercer dominio y manejarlo todo en la iglesia mediante la oración.
Necesitamos ver que Cristo ya ascendió. Si El no hubiera ascendido, no habría adonde acudir. Cristo es Cabeza sobre todas las cosas, y todas las cosas están sometidas a El. El es dado como Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. El es la Cabeza de todas las cosas por el bien de la iglesia. Esta es la razón por la cual todas las cosas están bajo la iglesia. Esto es algo a lo que debemos prestarle mucha atención.
La oración de autoridad tiene dos aspectos: atar y desatar. Lo que es atado en la tierra será atado en el cielo, y lo que es desatado en la tierra será desatado en el cielo. Mateo 18:18 nos dice que todo lo que la tierra hace, lo hará también el cielo. En el versículo 19 se menciona la oración. Por tanto, se ata y se desata mediante la oración. Tanto la oración que ata como la oración que desata son oraciones de autoridad. Las oraciones comunes son oraciones en las que se le pide a Dios que ate o que desate. Las oraciones de autoridad son aquellas en las que nosotros atamos y desatamos al ejercer autoridad. Dios ata porque la iglesia ya ha atado, y desata porque la iglesia ya ha desatado. Dios le dio esta autoridad a la iglesia. Cuando ella dice algo ejerciendo esta autoridad, Dios lo hace.
Aguas refrescantes 7 de septiembre
Yo hago una gran obra, y no puedo ir: porque cesaría la obra, dejándola yo. Nehemías 6:3.
Cuando la nación de Israel pecó al punto de que Dios tuvo que entregarla en cautividad, Dios estaba a la vez desarrollando sus planes para volver a restaurarlos nuevamente. Entre los instrumentos que preparó para este propósito estaba Nehemías, un hombre cuyo espíritu estaba en la tierra que Dios había prometido, si bien físicamente servía en el palacio Persa de Susa.
Al pedirle al rey permiso para regresar a Judá, Nehemías sabía que estaba arriesgando su vida. Tuvo éxito en su petición pero al emprender el viaje poco sabía de la opo¬sición que iba a enfrentar a su arribo. Sin embargo, a pesar de toda la adversidad en ningún momento se desvió de su "gran obra" de construcción para Dios. La firmeza de propósito fue una de sus características notables. Es también para nosotros el secreto del triunfo espiritual.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är lorden