LA UNCION Y LA ORACION DE LOS ANCIANOS
En Jacobo 5:14-16 vemos la imposición de manos en relación con la enfermedad. En caso de enfermedad, Jacobo dice que se debe llamar a los ancianos de la iglesia. Necesitamos llamar a los ancianos, en lugar de llamar a los miembros de la iglesia que tengan el don de sanidad, porque los enfermos en este caso deben ser conducidos a la unción; los representantes de la iglesia son los que deben encargarse de un caso de éstos. Los pecados que se mencionan en el versículo 15, son pecados específicos; son pecados contra el Cuerpo. ¿Cómo sabemos que la enfermedad en este caso es una enfermedad especial y no una enfermedad común? Si sabemos el remedio que receta un doctor, podemos deducir la clase de enfermedad que un paciente pueda tener. Puesto que el paciente es traído para estar bajo la unción, podemos inferir con seguridad que la enfermedad del paciente se debió a que había abandonado su posición de estar bajo la unción. La Palabra de Dios declara explícitamente que muchos están débiles y enfermos, y muchos hasta han muerto, por no discernir el Cuerpo del Señor (1 Co. 11:29-30). Jacobo 5 presenta este caso. Si vivimos en la esfera del Cuerpo, entonces siempre estamos bajo la unción de la Cabeza. Pero en el momento que tomamos una postura independiente, nos alejamos de la unción y nos exponemos a la enfermedad y a la muerte. El pecado del hombre mencionado en Jacobo 5 debe de haber sido el pecado de separarse del Cuerpo. Si su pecado fuese sólo un pecado personal, podría haber sido perdonado al confiar en la sangre y confesarlo. No habría sido necesario pedir que los ancianos lo ungieran con aceite. El aceite que le aplican los ancianos no quita el pecado, pues sólo la sangre puede hacer eso. El versículo 15 dice que si tiene pecados, le serán perdonados; sin embargo, el perdón se debe a la oración de los ancianos. Por lo tanto, no se trata de un pecado común; es el pecado de obrar en un camino contrario al Cuerpo. En consecuencia, es necesario pedir que los ancianos de la iglesia oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor para que pueda ser puesto de nuevo bajo la autoridad de la Cabeza y en el Cuerpo.
El versículo 16 dice: “Confesaos, pues, vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”. Este versículo nos insta a confesar nuestros pecados unos a otros. Tenemos que confesarnos unos a otros cuando algo anda mal en el Cuerpo de Cristo. La esfera de la confesión corresponde a la esfera de la transgresión. Si solamente he pecado contra Dios, entonces debo confesarme ante El solamente. El pecado al que se alude en estos versículos es un pecado contra el Cuerpo. Puesto que algo ha fallado en el Cuerpo de Cristo, tanto el enfermo como los ancianos deben asumir la responsabilidad al respecto. El enfermo ofendió al Cuerpo, y los ancianos representan al Cuerpo. Por lo tanto, el enfermo tiene que confesar, y los ancianos tienen que hacer lo mismo. Obsérvese que la confesión es mutua. El enfermo confiesa, y también los ancianos confiesan. El enfermo reconoce que la enfermedad es el resultado de adoptar una postura independiente, y los ancianos reconocen que han fallado en el amor y no han velado; de no ser así, el enfermo no se habría alejado de la base del Cuerpo.
Después de la confesión mutua, tenemos la oración. “Orad unos por otros”. Esto quiere decir que los ancianos oran por el enfermo, y el enfermo ora por los ancianos. El resultado es que el pecado es perdonado, y la enfermedad sanada. El Cuerpo se caracteriza por la mutualidad. ¿Pueden ver cómo se destaca el Cuerpo por la unción, la confesión y la oración? En el Cuerpo todos los miembros deben tener amor y humildad. Estar fuera del Cuerpo no sólo trae enfermedad física, sino también enfermedad espiritual. Los que se encuentran fuera del Cuerpo deben ver la importancia de regresar a la unción y de regresar al Cuerpo. Por medio de estos dos regresos recibirán ayuda de los demás miembros.
Watcman nee
“El misterio de Cristo” Publicado por: Living Stream Ministry
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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