NUESTRA POSICION EN CRISTO
Aunque algunas traducciones de la Biblia dicen en 1 Tesalonicenses 4:14: “Así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en El [Jesús]”, se debe traducir según el griego: “Así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron por medio de Él”. No hay un solo lugar en la Biblia que mencione en Jesús o en Jesucristo. Lo que hallamos es “en el Señor”, “en Cristo” o “en Cristo Jesús”. Este asunto tiene una estrecha relación con la redención y con nosotros.
El nombre que el Señor recibió al nacer fue Jesús y es Su nombre humilde como hombre; Cristo es el nombre que El recibió cuando fue ungido por Dios después de Su resurrección (Hch. 2:36) y es Su nombre en la gloria.
Jesucristo significa que el sencillo hombre Jesús es Aquel que fue hecho el Cristo, mientras que Cristo Jesús significa que Aquel que ahora es el Cristo era Jesús.
La Biblia no usa la expresión en Jesús ni en Jesucristo, porque no estamos unidos con el Señor en Su vida terrenal, ni tenemos unión alguna con El como Hijo del Hombre. Jesús es Su nombre como el Hijo del Hombre, y como tal está por encima de todo hombre, sus virtudes y belleza pertenecen a Su ser como Hijo del Hombre. Pero nosotros no estamos unidos con El en esa vida. La Biblia nunca dice que participamos de Sus sufrimientos en la tierra. Jesús significa Salvador. Nosotros no estamos unidos con Jesús porque no participamos en Su obra salvadora.
“En el Señor”, “en Cristo” y “en Cristo Jesús” se refieren a que Cristo resucitó de entre los muertos y Dios le ha hecho Señor y Cristo, y ya que participamos de Su resurrección, participamos de Cristo mismo; Dios nos ha puesto en Su resurrección y nuestra experiencia subjetiva se encuentra es en Su resurrección.
Jesús es un nombre individual mientras que Cristo es tanto individual como corporativo. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo” (1 Co. 12:12). Este versículo no habla de Cristo y la iglesia sino solamente de “Cristo”, pues tanto la Cabeza como el Cuerpo son Cristo. Este es el Cristo corporativo. En la Biblia encontramos el calificativo de “cristiano”, mas no el de “jesuita”, pues; cristiano significa hombre de Cristo, o sea que un cristiano es parte de Cristo. Por lo tanto, se le llama cristiano, no “jesuita”. Sólo existen hombres de Cristo, no hombres de Jesús. Jesús es el nombre que se refiere a su experiencia en la tierra como Hijo del Hombre. La suya fue una vida de milagros y está fuera del alcance del hombre. Somos hombres de Cristo. La Cabeza de este cuerpo es Cristo, y el Cuerpo mismo también es Cristo. Si nos damos cuenta del significado de la palabra Cristo, veremos cuán profundamente unidos estamos a Él. Si una persona perdiese un dedo, quedaría con un defecto físico; y si un cristiano perece, entonces Cristo tendría un defecto.
Pero alabamos y agradecemos a Dios porque Cristo no tiene ningún defecto. Una vez que estamos en Cristo, estamos en El para siempre.
“Para santificarla, purificándola por el lavamiento del agua en la palabra, a fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin defecto” (Ef. 5:26-27).
El nombre Jesús se relaciona con Su experiencia como Salvador, por esta razón cuando la Biblia habla de El como hombre, usa el nombre de Jesús pero nunca Cristo; sin embargo, después de Su resurrección, es llamado Cristo o el Señor para hacer énfasis en Su resurrección y en Su autoridad.
Aunque en el libro de Hechos y en las epístolas se le llama Jesús en varias ocasiones, éstas aluden a Su humanidad; por lo tanto, cuando nos dirijamos a El, o le invoquemos, no le debemos llamar simplemente “Jesús” sino “Señor Jesús”. W. Nee