EL EFECTO SOBRE EL HOMBRE
Lucas 24:47 dice: “Y que se proclamase en Su nombre el arrepentimiento para el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Hechos 10:43 dice: “De El dan testimonio todos los profetas, de que por Su nombre, todos los que en El creen recibirán perdón de pecados”. En 1 Corintios 6:11 leemos: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo, y en el Espíritu de nuestro Dios”. El pasaje más explícito acerca de esto es Hechos 3:2-6: “Y era traído cierto hombre, cojo desde el vientre de su madre, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: ¡Míranos! Entonces, él les prestó atención, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No poseo plata ni oro, pero lo que tengo, esto te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Hermanos y hermanas, ¿saben lo que significa hablarles a otros en el nombre de Jesucristo de Nazaret? Si usted no estuviera apoyado en la base de la muerte, la resurrección y el bautismo, ¿qué habría hecho? Probablemente se habría arrodillado y orado: “Señor, no sé si este hombre cojo debe ser sanado. Muéstranos si este hombre debe ser sanado. Si es así, por favor muéstranos Tu voluntad, y por favor danos denuedo. Si él no debe ser sanado, simplemente nos olvidaremos del asunto”. Esto no fue lo que experimentaron los apóstoles. Los apóstoles no tenían la idea de que el nombre del Señor permanecía con El y que ellos tenían que pedirle permiso para actuar. Ellos sabían que el nombre de Jesús de Nazaret era de ellos, les pertenecía y podían usarlo.
¿Qué es la iglesia? La iglesia es un grupo de personas que guardan el nombre del Señor en la tierra. Dios ha llamado hombres a salir de las naciones y a entrar en este nombre. Esto es la iglesia. La iglesia guarda el nombre del Señor en la tierra. Es por esto que la iglesia puede usar el nombre del Señor y aplicarlo a las personas. Podemos decirles a otros, “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre” (Hch. 22:16). Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, le dijo a una mujer: “Hija, tu fe te ha sanado, ve en paz” (Lc. 8:48). En otra ocasión le dijo a un paralítico: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados” (Mt. 9:2). Hermanos y hermanas, si estamos firmes sobre la base del bautismo y tenemos la visión y la revelación, sabremos que estamos encargados del nombre del Señor. Cuando predicamos el evangelio, y alguien lo recibe, hasta cierto punto podemos decirle: “Hermano, ve a casa. El Señor Jesús te ha perdonado”. No necesitamos esperar que él diga algo; lo podemos declarar salvo.
Debido a que el hombre cojo fue sanado, los gobernantes, ancianos y escribas pusieron a los apóstoles en medio de ellos y les preguntaron: “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?” (Hch. 4:7). Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, en Su nombre está en vuestra presencia sano este hombre”. Y añadió: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:10, 12). Sólo este nombre, este nombre único, puede salvarnos. Podemos usar este nombre y aplicarlo a la gente.
Tomado de: “El ministerio de oración de la iglesia”
Aguas refrescantes 1º de septiembre
“Habían consagrado de las guerras y de los botines, para reparar la casa de Jehová”.
1 Crónicas 26:27.
Hay creyentes cuya experiencia e historia con Dios con¬tribuyen de una manera inmensa al enriquecimiento de su pueblo. Muchas enfermedades de los hijos de Dios son para la salud de la iglesia. Muchos sufrimientos, difi¬cultades y frustraciones traen gran crecimiento.
Una hermana en Cristo había estado postrada en su lecho por cuarenta años y además, treinta y cinco de esos años había estado aislada por la sordera. En cierta oportu¬nidad le dijo a un siervo de Dios que la visitaba: "Antes, cuando estaba bien, era muy activa corriendo de un lado para otro, haciendo muchas cosas pero no ayudaba para nada en las necesidades de oración que tenía la iglesia. Lue¬go todo cambió. Durante estos cuarenta años he podido ocuparme diariamente en la tarea de la oración. No tengo nada que lamentar". El dolor y las limitaciones la habían engrandecido y enriquecido, y su riqueza había alimen¬tado con salud a la iglesia. ¡Cuántos otros hay en condi¬ciones y ministerios semejantes! Demos gracias a Dios por ellos.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är lorden
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