La iglesia es revelada (semana 1)
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
La iglesia es revelada
Lunes --- Leer con oración: Mt 7:21; Ro 16:5; 1 Co 12:12-13; 16:19; He 3:6
“A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Co 1:2)
¿QUÉ ES LA IGLESIA?
En la serie anterior del Alimento Diario vimos que necesitamos arrepentirnos porque el reino de los cielos se ha acercado. En esta nueva serie, abordaremos el tema La revelación de la realidad de la vida de la iglesia. Para que vivamos en la realidad, necesitamos negarnos a nosotros mismos a fin de crecer en vida y ser perfeccionados en la obra del Señor. Así, estaremos preparados para gobernar con Él en el mundo venidero.
El Señor le comisionó a la iglesia la predicación del evangelio del reino en todo el mundo (Mt 24:14). Esto significa que Su deseo no es sólo que los hombres sean salvos y conozcan las verdades bíblicas, sino que, principalmente, las practiquen (7:21, 24).
En la iglesia tenemos la oportunidad de practicar la palabra de Dios pero ¿Qué es la iglesia? Sabemos que está formada por todos los que fueron llamados por Dios, es decir, por los que fueron regenerados con la vida de Dios después de haber creído en el evangelio de la gracia. Es en la iglesia donde crecemos en la vida divina.
No obstante, para muchos, la iglesia es sólo un templo, un lugar de reuniones para oír mensajes. Generalmente, las religiones tienen un templo, al que suelen llamar iglesia, donde concentran a sus fieles. Sin embargo, la palabra de Dios no habla de la iglesia como un lugar físico para las reuniones, sino que se refiere a las personas, a los santificados en Cristo Jesús (1 Co 1:2). Cuando éstos están juntos, allí está la iglesia; cuando no están, la iglesia, sencillamente, no está.
En ciertos lugares, algunos hermanos presumen que sólo los que parten el pan con ellos, son considerados la iglesia. Pero la Biblia no dice eso, pues todos los que creen son miembros del Cuerpo de Cristo, porque fueron bautizados en un mismo cuerpo (12:12-13).
Conforme a la palabra de Dios, la revelación de la realidad de la vida de la iglesia se refiere a tener un vivir, y no se limita a la participación en las reuniones en un templo, donde son proferidos mensajes y los hermanos van sólo para oírlos. La realidad de la vida de la iglesia es el vivir de los hijos de Dios y la práctica de Su palabra a diario. Quizá, por eso, en varias oportunidades es mencionado que la iglesia se reunía en las casas de los hermanos (Hch 16:40; Ro 16:5; 1 Co 16:19; Col 4:15).
En el Nuevo Testamento, la iglesia fue mencionada por primera vez en Mateo 16, en un contexto donde los fariseos y los saduceos tentaron a Jesús, pidiéndole que les mostrara una señal proveniente del cielo (v. 1). El Señor podía haberles dado una señal pero Él no quiso hacerlo, y respondió: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue” (v. 4).
¿Cuál era esta señal de la que Jesús hablaba? Había una ciudad muy pecaminosa en Asiria, llamada Nínive, a la cual Dios decidió destruir (Jon 1:2), aunque antes envió al profeta Jonás para advertirles acerca de la destrucción, y darles la oportunidad de arrepentirse. Sin embargo, Jonás decidió huir de Dios, embarcándose en una nave a Tarsis (v. 3). Al huir, fue lanzado al mar y tragado por un gran pez, en el que permaneció durante tres días y tres noches (v. 17). Este hecho se refiere a la muerte del Señor Jesús, que después de haber sido crucificado, resucitó al tercer día (1 Co 15:4). Esta era la señal a la que Jesús se refería cuando fue interrogado por los fariseos y los saduceos.
¡Alabamos al Señor Jesús porque por Su muerte y resurrección fue engendrada la iglesia! ¡Aleluya!
Punto Clave: La iglesia somos nosotros, los que creemos en el Señor Jesús.
Su punto clave es:
Pregunta: Explique lo que no es la iglesia.
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
Semana 1 --- La iglesia es revelada
Martes --- Leer con oración: Mt 16:12; Mr 8:15; 1 Co 5:7-8; Gá 5:9
“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (He 5:14)
DEJAR TODO TIPO DE LEVADURA
En Mateo 16 leemos: “Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan” (vs. 5-7).
Sin embargo, Jesús no se refería a la falta de pan, ni al asunto de la comida, sino a que se guardaran de la doctrina de los fariseos y saduceos (v. 12). La preocupación de Jesús se centraba en que Sus discípulos no se contaminaran con estas enseñanzas.
Cuando la levadura es puesta en la harina, leuda toda la masa y la hace más fácil de comer (Gá 5:9). El Señor deseaba que ellos entendieran que las palabras de los fariseos y saduceos eran muy bonitas, y fáciles de aceptar pero tenían levadura.
Necesitamos ser muy sencillos: nuestro “pan” sólo debe tener vida y nada debe ser añadido a éste. Aunque el añadir levadura ablanda las palabras de la Biblia, tal acción puede diluir y alterar su verdadero significado. En toda la Biblia vemos como el Señor reprueba los muchos tipos de levadura, como las enseñanzas de los herodianos y de Jezabel, que no agradaban a Dios (Mr 8:15; Ap 2:20, 24).
Después que los discípulos entendieron lo que el Señor dijo sobre la levadura, Jesús los llevó a un lugar llamado Cesarea de Filipo, en donde había una atmósfera, un ambiente limpio y libre de la contaminación de la levadura de la religión que imperaba en Jerusalén. En Cesarea de Filipo, los discípulos podían oír la palabra del Señor y recibir Su revelación, sin la influencia de la religión degradada.
Hoy, con nosotros puede suceder algo semejante si estamos llenos de la levadura de la religión, amoldados a los viejos conceptos y enseñanzas religiosas. De ser así, no lograremos recibir aquello que el Señor desea hablarnos. Necesitamos ser trasladados a un lugar sin contaminación, sin polución, para entender lo que el Señor nos quiere decir. Para ello, necesitamos echar a un lado toda levadura añadida a la palabra de Dios, incluso, la que asocia a la iglesia a un local de reuniones.
La voluntad de Dios es que comamos el alimento sólido, sin levadura (1 Co 5:7-8; He 5:14). Por tal motivo, nuestro deseo debe ser siempre recibir la palabra del Señor, dejando de lado toda levadura, doctrinas o enseñanzas que no estén de acuerdo con Su propósito.
Punto Clave: Cuidado con los viejos conceptos y enseñanzas.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Qué necesitamos para recibir la revelación del Señor?
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
Semana 1 --- La iglesia es revelada
Miércoles --- Leer con oración: Jn 19:34; Ro 6:6; 8:3; 1 Jn 1:1-9; Ap 1:5b
“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Jn 5:20)
JESÚS ES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE
Cuando la Biblia menciona a la iglesia, ella no se refiere a un local de reuniones o a un templo. Sin embargo, lamentablemente, este concepto fue adoptado por el cristianismo con el transcurrir del tiempo. Por eso, varias religiones llaman a sus templos iglesias.
Para oír lo que el Señor desea hablar con nosotros hoy, necesitamos librarnos de todo tipo de levadura o doctrina, además de los viejos conceptos que recibimos en el pasado, que no provienen de Él. Esto no es sencillo pero, si así hacemos, conoceremos mejor la voluntad del Señor.
Después de que Jesús llevó a Sus discípulos a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Mt 16:13). Ellos respondieron así porque conocían las Escrituras: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas” (v. 14). Ellos igualaron al Señor Jesús con los profetas, pues lo consideraban uno de éstos. El Señor no se sintió satisfecho con esa respuesta y preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 15). Respondiendo Simón Pedro, dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16).
Pedro era el discípulo que siempre hablaba antes que los demás, porque su vida del alma era muy fuerte. Pero en esta oportunidad habló correctamente, y Jesús afirmó: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (vs. 17-18). Era como si Jesús le hubiera dicho: “Yo soy el Hijo de Dios. Yo tengo la vida de Dios y deseo suplirles la vida divina”.
¿Cómo podemos recibir la vida de Dios si todos somos pecadores? Primero, fue necesario que Jesús viniera a solucionar el problema de la fuente de nuestros pecados, es decir, nuestro viejo hombre, al crucificarlo en el madero (Ro 6:6; 8:3). Luego, Él derramó Su sangre para limpiarnos de todo pecado (1 Jn 1:9; Ap 1:5b).
Finalmente, por medio de creer en Su obra redentora, recibimos la remisión, el perdón de nuestros pecados, y obtuvimos la vida eterna, la vida de Dios. De esta manera, estamos calificados para formar parte de Su iglesia. ¡Alabado sea el Señor!
Punto Clave: ¡El Hijo de Dios vino para redimirnos y darnos vida!
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cómo nos calificó el Señor para ser parte de la iglesia?
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
Semana 1 --- La iglesia es revelada
Jueves --- Leer con oración: Ex 17:6; 1 Co 3:11; Gá 5:16, 19-23, 25
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gá 5:16)
LA REVELACIÓN DEL VIVIR DE LA IGLESIA
Tras revelarle a Pedro que Él era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, el Señor Jesús le dijo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mt 16:18). Jesús estaba diciendo que Pedro simbolizaba a una piedra y que Él edificaría Su iglesia sobre una roca, es decir, sobre Sí mismo. El Señor estableció este fundamento y deseaba que los discípulos edificaran la iglesia sobre Él (1 Co 3:11).
La roca mencionada en Mateo 16 es la misma que fue herida por nosotros. Dios crucificó a Su propio Hijo, es decir, la roca herida, y de ella fluyó agua (Cfr. Ex 17:6). El agua representa la vida divina que nos fue dada al creer en Él, y que está disponible, como nuestro suministro espiritual. Debemos disfrutarlo no sólo en las reuniones de la iglesia (Jn 4:10, 14; 7:38), sino también en toda nuestra vida de la iglesia, que incluye la vida familiar y las relaciones sociales – trabajo, colegio, entre otros – y en la batalla espiritual (Ef 5 y 6). La vida de la iglesia existe con el objetivo de que neguemos nuestra vida del alma y así, nos sea añadida la vida de Dios.
Por ejemplo, con relación a la vida familiar, vemos a algunas hermanas que son muy sumisas, y a hermanos que demuestran amar mucho a sus esposas en las reuniones de la iglesia pero cuando están en la casa, olvidan todo lo que han oído: las hermanas dejan de ser sumisas, y los hermanos desisten de ser buenos maridos.
Debemos negarnos a nosotros mismos, no sólo en las reuniones de la iglesia, sino también en nuestra casa. Para que el marido ame verdaderamente a la esposa, éste necesita tener la vida de Dios y vivir por ella. De la misma manera, la esposa necesita vivir por la vida de Dios para someterse al marido. En la vida familiar, tanto el marido como la esposa tienen muchas oportunidades de negar la vida del alma. Si saben aprovecharlas, tendrán como resultado un hogar con mucho amor y edificación mutua.
Pero, si el marido está siempre airado y la esposa pierde constantemente la calma porque los hijos son desobedientes, se manifestará la vida del alma de ellos. La ira y el mal humor son manifestaciones del ego, del ser natural. La mejor manera de tratar con esto es volvernos al Señor, clamar por Su sangre preciosa, que está disponible a todos los que lo buscan, y vivir más en el espíritu, invocando Su nombre (Gá 5:16, 19-23, 25). De esta manera, estaremos permitiendo que la vida de Dios nos sea añadida más y más.
Además, en nuestro vivir diario necesitamos de la vida de Dios, al contactar a las personas, para amarlas, sin importarnos quienes sean, porque de este modo la vida del alma será negada y la vida de Dios, añadida.
Punto Clave: Vivir más tiempo en el espíritu.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Para qué existe la vida de la iglesia?
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
Semana 1 --- La iglesia es revelada
Viernes --- Leer con oración: Mt 16:23-24
“El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Jn 12:25)
LA REALIDAD DEL VIVIR DE LA IGLESIA
La vida de Dios crece en nosotros a medida que nuestra vida del alma vaya siendo negada. El Señor dijo que, para seguirlo, no podemos llevar nuestro ego, que es nuestra vida del alma, llena de opiniones (Mt 16:24; Jn 12:25).
A todos nos gusta expresar nuestras opiniones. No es malo tener opiniones, ni se trata de algo incorrecto pero aunque parezca que las nuestras son las mejores entre muchas, debemos estar dispuestos a despojarnos de ellas, negándonos a nosotros mismos. Cuando Pedro, motivado por su compasión, manifestó su vida del alma, diciéndole al Señor que de ninguna manera Él debía sufrir y morir, la respuesta de Jesús fue: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mt 16:23).
No podemos conservar el lado bueno de nuestro ser natural, ni nuestras opiniones, ya sean buenas o malas. El Señor Jesús dijo que si alguien quería seguirlo, debía negarse a sí mismo, es decir, anular su ego, porque éste impide que la voluntad de Dios se ejecute.
Dios desea que crezcamos en vida. La vida de la iglesia es el lugar donde Dios nos puso para que tengamos este crecimiento. Siempre uso una ilustración para explicar cómo sucede esto: si un vaso está lleno de agua, no es posible añadir más agua. Del mismo modo, Dios no encuentra espacio para añadir Su vida en mí, si estoy lleno de mi vida natural. Sólo cuando quite un poco de mi ser natural, Dios encontrará espacio para añadir más de Su vida en mi ser. Cada vez que invoco: “Oh Señor Jesús”, la vida de Dios se añade más. Experimente quitar un poco de su vida del alma, para que la vida de Dios se añada cada vez más en usted.
En conclusión, la vida de la iglesia es negar la vida del alma para que la vida de Dios crezca. Yo creo que durante los muchos años que hemos pasado juntos, la gran mayoría de nosotros estuvo negando su vida del alma. Esta es la verdadera vida de la iglesia; vuelvo a decir: no es un local de reuniones o un templo donde se oyen lindos mensajes o se concentra un gran número de personas. La vida de la iglesia es el espacio donde la vida de Dios crece diariamente en aquellos que se niegan a sí mismos.
Punto Clave: ¡Seguir al Señor!
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cómo puede crecer la vida de Dios en usted?
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
Semana 1 --- La iglesia es revelada
Sábado --- Leer con oración: Mt 16:25; Gá 2:16; Ef 2:8-9; He 2:5
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Co 13:13)
FE, ESPERANZA Y AMOR
La vida de la iglesia tiene tres aspectos: la fe, la esperanza y el amor (1 Co 13:13). La fe está relacionada con nuestro espíritu, que fue salvo cuando creímos en el Señor Jesús. Fuimos salvos por la fe, no por las obras que hicimos (Gá 2:16; Ef 2:8-9). Yo creí en el Señor Jesús, y Él me salvó. No fui yo quien fue crucificado, sino que el Señor fue crucificado en mi lugar. Si a mí me hubieran crucificado, yo habría muerto y no sería útil para Dios. Él no nos creó para morir; aquel que tiene el imperio de la muerte, el diablo, nos quería mantener sujetos a servidumbre por temor a la muerte pero Dios nos vino a dar Su vida (He 2:14). Ahora, Él desea que vivamos la vida de la iglesia, negando la vida del alma, para que la vida divina crezca en nosotros.
La esperanza se refiere a la venida del Señor, cuando nuestro cuerpo será transfigurado en un cuerpo de gloria. No depositemos nuestra esperanza en el mundo presente; nuestra esperanza está en el mundo venidero. La palabra de Dios dice en Hebreos que no sujetó a los ángeles el mundo venidero, sino al hombre, para que éste gobierne con Él. Por eso, si usted está lleno de su vida del alma y de sus pecados, ¿Cómo podrá gobernar el mundo venidero?
Si usted hoy está viviendo la vida de la iglesia, negando su vida del alma, entonces la vida de Dios crecerá, y se llenará de amor, porque Dios es amor. El crecimiento de la vida de Dios resulta en amor y cada año que pasa, los hermanos manifiestan más este amor. ¡Aleluya!
La iglesia no tiene autoridad en sí misma, sino que la tiene por medio de la vida de Dios que crece en sus miembros. Muchos entienden mal esta porción bíblica, donde dice que aquello que desatemos en la tierra, será desatado en los cielos (Mt 16:19). Si no tenemos la vida de Dios, no hay autoridad. Si usted tiene la vida divina, la autoridad será proporcional a su crecimiento de vida. Quien niega la vida del alma hoy, tendrá autoridad en la era presente y también en la venidera.
En la actualidad, todos los países que existen, al igual que sus líderes, jefes de gobierno, presidentes o reyes, están bajo el gobierno de Satanás (1 Jn 5:19b). No son ellos los que deciden; es el enemigo de Dios quien los manipula. Pero el gobierno del mundo venidero no será entregado a los ángeles, sino al hombre para que gobierne junto a Cristo.
Aunque vale preguntarnos, ¿cómo gobernaremos si somos personas llenas de opiniones procedentes de la vida del alma? El Señor nos colocó en la vida de la iglesia, donde tenemos la oportunidad de ser completamente salvos.
Nuestra salvación tiene tres aspectos. En Su primera venida, el Señor Jesús murió en la cruz para solucionar el problema de nuestros pecados, y nuestro espíritu fue salvo cuando creímos en Él. La salvación de nuestro cuerpo se producirá en Su segunda venida. Y el tercer aspecto de nuestra salvación se refiere al alma, es decir, a que por medio de negarnos a nosotros mismos y ser llenos de la vida divina, obtendremos la salvación completa (Mt 16:25).
La iglesia revelada por el Señor Jesús tiene este tipo de vivir. Ella no es un lugar físico, ni tampoco un templo usado para controlar a las personas. Ella es un vivir de negarnos a nosotros mismos para que la vida de Dios crezca, teniendo como meta gobernar el mundo venidero..
Punto Clave: Ser salvos completamente.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuáles son los aspectos de nuestra salvación?
La revelación de la realidad de la vida de la iglesia
Semana 1 --- La iglesia es revelada
Domingo --- Leer con oración: Mt 24:14; Ap 20:6b
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así” (Mt 24:45-46)
VIDA PARA TODOS
Para cumplir la comisión dada por Dios a Su iglesia, necesitamos predicar el evangelio del reino (Mt 24:14). Para que esto suceda de manera más rápida, Él nos dio dos herramientas: una es el Bookafé – un ambiente con libros que llevan a la fe – y la otra son los colportores. Por medio de ellas logramos alcanzar a muchas personas y las alimentamos con la palabra del Señor. Muchos ya han creído en Él y recibieron el evangelio de la gracia; fueron regenerados y en ellos entró la vida de Dios. Ahora deben proseguir, negando la vida del alma y recibiendo el aumento de la vida divina en cada momento. Así serán preparados para gobernar con Cristo en el mundo venidero (Ap 20:6b).
Debemos tener comunión con los hermanos con quienes nos reunimos pero necesitamos ampliar este círculo de comunión y alcanzar a muchos otros hijos de Dios. Dios nos comisionó alimentarlos con Su Palabra y con los libros de contenido espiritual que explican la voluntad de Dios revelada en la Biblia (Mt 24:45-47).
Alabamos al Señor, porque día tras día Él nos ha revelado cada vez más Su voluntad. Nuestro anhelo es que todos dejemos nuestros antiguos conceptos, vivamos de acuerdo con lo que Dios planeó, y que la vida divina se añada abundantemente en cada uno de nosotros. Liberémonos de todos los viejos conceptos sobre la iglesia y tengamos reuniones en todos los barrios y sectores de los pueblos y ciudades, ya sea en los Bookafés, en los lugares de oración o en las reuniones de casa, con el objetivo de que la vida de Dios crezca, no sólo en nosotros, sino también en los demás hijos de Dios. ¡Vida para todos! ¡Aleluya! ¡Jesús es el Señor!
Punto Clave: Usar las herramientas que Dios nos dio para alcanzar al mayor número de personas.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál es el encargo que Dios nos dio?