AGUAS REFRESCANTES 18 de OCTUBRE
En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Isaías 30: 15.
El deseo de apurarse delata a una naturaleza emocional. La emoción es generalmente apresurada. Al creyente apresurado le es sumamente difícil esperar en el Señor para conocer su voluntad, y una vez conocida, caminar en la misma un paso a la vez. Realmente, aquellos que somos del Señor somos incapaces de andar en el Espíritu hasta tanto nuestras emociones hayan sido verdaderamente rendidas a la cruz. Debemos aprender "la paciencia de Jesucristo" (Ap. 1:9), pues recordemos que de cada cien acciones impacientes o precipitadas, quizás ni siquiera una se efectúe en la voluntad de Dios.
Dado que Dios conoce lo impetuoso de nuestra naturaleza, con frecuencia emplea a nuestros colaboradores, hermanos, familiares o al medio ambiente para frenamos. Dios nunca realiza las cosas con apresuramiento y por lo tanto es muy difícil que confíe su poder a los impacientes.
W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia