El efecto de la oración
¿Cuál es el efecto de esa oración? Su efecto puede verse en dos tiempos diferentes. El primero es el efecto inmediato. Cada vez que el enemigo es acusado, Dios le impide otra vez que nos haga daño. Aunque después de algún tiempo podrá volver, sin embargo, durante el período en que lo acusamos, no se atreve a hacernos ninguna violencia; cada vez que reclamamos la victoria de la cruz, esa victoria se hace real para nosotros una vez más. Cada vez que oramos contra el enemigo, el Señor vuelve a deshacer su obra y a reprenderlo.
Si oramos una vez más, Satanás sufrirá una derrota más. Cuando Dios escucha nuestra oración una vez más, el provecho de Satanás es arrebatado una vez más. Pero este efecto va más allá de lo inmediato. Aquí el Señor Jesús se refiere a la justicia final.
Cuando nosotros oramos una y otra vez, el Señor reprende al diablo y deshace sus obras una y otra vez. Pero esto todavía no es final, es decir, no es de una vez para siempre; como el diablo es restringido sólo temporalmente, todavía tiene que sufrir las consecuencias de su derrota final. "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche?", pregunta el Señor, "¿se tardará en responderles?" Esto se refiere a la última destrucción de Satanás. Sabemos cómo el enemigo va a ser apresado en el abismo sin fondo durante el reinado milenario. Después, el mismo Señor Jesús lo arrojará al lago de fuego. Entonces será la última vindicación de los creyentes. Por esta razón, los cristianos de hoy deben ofrecer muchas oraciones contra el diablo, para que sus ofensas sean vengadas para siempre. Ahora es el tiempo de la paciencia de Dios. Aunque el Señor sí escucha las oraciones de los creyentes y pone límites a las obras de Satanás, con todo no ha acabado de arrojarlo fuera, de manera que ya no pueda molestarnos.
Por lo tanto, ahora es también el tiempo en que los creyentes deben orar para apresurar la llegada de ese día. A este respecto, nuestra oración parece tener el efecto de acelerar la obra de Dios. Si la viuda no hubiera insistido siempre, ¿quién sabe cuándo el juez le hubiese hecho justicia de su adversario? Su continuo pedir aceleró el día de su vindicación. Hoy nosotros debemos hacer lo mismo. "Os digo", dice el Señor, "que pronto les hará justicia". Parece que con esto el Señor quiere indicarnos que la rapidez de la obra de Dios está determinada por la frecuencia de nuestras oraciones. Si nosotros acusamos siempre al diablo en la oración, Dios nos hará justicia rápidamente.
Cuando el Señor Jesús venga otra vez, arrojará a Satanás del cielo a fin de despojarlo de todo su poder. La oración que acusa a Satanás apresurará el día de la venida del Señor.
W. Nee