AGUAS REFRESCANTES 1º de NOVIEMBRE
De nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado. 1 Corintios 4:4.
El salmista pregunta: "¿Quién podrá entender sus propios errores?" (Sal. 19.: 12). ¡La respuesta es "nadie"! No podemos, por nuestra cuenta, conocer con precisión nuestras faltas. Si, tal como lo dijo Jeremías con tanta fuerza, nuestros corazones son engañosos y perversos, ¿cómo podremos confiar en nuestros' intentos de introspección y autoexamen? Al examinarnos con un corazón engañoso, inevitablemente seremos engañados. Nuestros pensamientos y nuestras emociones operan de una manera muy compleja, de manera que el conocimiento que obtenemos de ellos no es confiable. No podemos juzgamos a nosotros mismos con acierto.
Es por esta razón que la introspección, lejos de ser una virtud', es un gran engaño. Sólo cuando la luz del Señor penetra nuestro ser, podemos discernir lo que es bueno y lo que es malo. Si un creyente piensa demasiado en sus defectos se desanima. Si, por el contrario, piensa en sus virtudes se infla y enorgullece. El único conocimiento de uno mismo que es seguro y saludable es el que nos viene por el resplandor de la luz de Dios.
W. Nee
Jesus es el eñoro
La iglesia en Armenia