AGUAS REFRESCANTES 2 de noviembre
“Repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz”. Hechos 9:3, 4.
La verdadera luz que desciende del cielo es más que un mero conocimiento. Es un descubrimiento del mismo Señor. Quien le ve a El ve la luz, y si verdaderamente vemos la luz caeremos en tierra. La instrucción no tiene este efecto. Podemos escuchar cualquier cantidad de ser¬mones instructivos, y aun memorizar su contenido sin que tengan un efecto transformador en nuestra vida. Esto nunca ocurre cuando desciende verdadera luz del Señor. Cuando esta luz amanece en nuestra vida, oscurece nuestra vista a todo un mundo para abrimos la visión de otro. En realidad, no nos hace ver sin antes cegamos y postramos. Cuando Pablo vio la luz cayó en tierra y por tres días no pudo ver para nada.
La luz es rigurosa. Puede hacer en un hombre lo que él mismo nunca puede llegar a hacer. Al igual que Pablo, quien sinceramente pensaba que debía oponerse a Jesús, nosotros podemos ser rígidos e inflexibles, resistentes a toda. persuasión, pero cuando esa Luz brilla somos ablandados, debilitados y quebrantados. La luz debe primero humillamos para que luego podamos ver.
W. Nee
¡Jesús es el Señor!
La iglesia en Armenia