La salvación de Dios en Su justicia
Romanos 3:26 “con la mira de demostrar Su justicia en este tiempo, a fin de que Él sea justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
Si Dios no lo amara a usted, le sería fácil dejar que usted muriera y pereciera cuando pecara. Pero Él no puede permitir que esto suceda porque Él lo ama. El problema es que el pecado del hombre y el amor de Dios se encuentran. Cuando la justicia de Dios se suma a estos dos, la salvación se convierte en la cosa más difícil de la tierra... En la actualidad muchos presos son ejecutados. Me importa poco el asunto si no los amo. Es un problema sólo si los amo y quiero rescatarlos. Si ellos no han pecado, será fácil tratar el asunto. Y si no los amo, el asunto también es fácil de tratar. Además, si ellos han pecado y yo los amo pero no tengo justicia, el asunto aún puede resolverse fácilmente; puedo tratar el asunto irresponsablemente y aceptar soborno. Pero si soy una persona justa, no puedo recurrir a un método fraudulento e impropio. No los dejaré libres ilegalmente. Si los he de rescatar, debo hacerlo justamente.
Dios debe encontrar la manera de salvarnos y de satisfacer el amor de Su corazón, y al mismo tiempo preservar Su justicia. Lograr tal obra sería sin duda una obra maestra. ¡Aleluya! La salvación que Dios ha preparado para nosotros en Su Hijo Jesús es una obra maestra. Él puede salvarnos de nuestros pecados y mostrar Su amor, y Él lo puede hacer de la manera más justa. Esto lo hace mediante la obra redentora del Señor Jesús
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Aguas refrescantes 26 de Enero
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor. 2 Timoteo 1:8.
¿Por qué nos vamos a avergonzar de ser cristianos? Cuando el Señor Jesús. estuvo colgado en la cruz no sólo llevó nuestros pecados sino también nuestra vergüenza. La Biblia enseña con claridad que El fue avergonzado. Fue humillado por los soldados en el Pretorio y ultrajado por ellos en el Calvario. Si sufrimos afrenta de los hombres no es más que la porción que nos corresponde. Ningún insulto que recibamos hoy puede compararse con la vergüenza que el Señor soportó en la cruz.
No sea para nosotros una vergüenza el tener que sufrir afrentas pues ésta es la porción de todos aquellos que per¬tenecen al Señor. En re3lidad, es el mundo el que debería avergonzarse. Bien exclamó un poeta: "¿Puede una flor avergonzarse del sol?" ¡imposible! Así como la flor se abre gustosa para que todos vean su respuesta, a los rayos del sol, así debemos confesar abiertamente delante de los hombres, al Señor que tanto ha hecho por nosotros.
W. Nee
Jesus es el Señor!
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