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 Un testimonio de la oración

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hgo1939
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MensajeTema: Un testimonio de la oración   Un testimonio de la oración I_icon_minitimeVie Abr 23, 2010 4:07 pm

Un testimonio de la oración
Cont… EL TESTIMONIO DE LA CONCIENCIA
Hemos visto la grandeza y la pequeñez del universo, el orden del universo, y la psicología del hombre, y señalamos que todo esto comprueba que Dios existe en el universo. Ahora consideraremos otro aspecto, el cual es la experiencia cristiana de Dios. En este mundo, los cristianos conocen a Dios mejor. Podemos probar la existencia de Dios con la experiencia de los cristianos. Conocemos a Dios por Sus respuestas a las oraciones, por la gracia del perdón, y por la protección especial de Dios. Si no hay Dios, no hubiera creyentes.
Les relataré un poco de mi propia experiencia en la oración. Normalmente no les digo a los demás acerca de mi experiencia en la oración, pero hoy diré un poco. Al principio del año nuevo chino de 1926, estaba trabajando en las villas. En ese tiempo, algunos hermanos como el hermano Wang Lien-chun, Simón Meek y Fiel Luk estaban en Foochow preparándose para una reunión evangelística. Me invitaron para que me uniera a ellos, pero pensé que ya había muchos y que no necesitaba ir. Pensé que en lugar de eso iría a predicar al campo. Subsiguientemente, invité a seis hermanos para que fueran conmigo. Dos de ellos ahora están ayudando a cierto señor en el jardín Kun-sahn en Shangai. Uno está en Pay-ya-tan en Fukien, dos están aprendiendo a pilotear aviones en Amoy, y uno está en Lien-jiang. Los menciono porque estuvieron envueltos en este incidente, y ellos pueden testificar de esto. Tomamos un bote y fuimos a una villa llamada Villa Plum Flower. Hay muchos peces en ese lugar, y los pescadores allí hacen mucho dinero de la pesca. Entre los seis hermanos, uno tenía sólo dieciséis o diecisiete años. Fue expulsado de su escuela. Su madre no pudo hacer nada con él, y nos lo trajo. Durante el primer mes, prácticamente perdimos la esperanza en él. Pero en el segundo mes, él fue salvo. Después que fue salvo, amó la obra. En el tercer mes, fue con nosotros a predicar en la Villa Plum Flower. Yo había hecho arreglos antes con un maestro a quien conocía en esa villa para que se quedara en la escuela mientras que estuviéramos allí. Pero cuando llegamos el maestro nos rechazó y no nos permitió que nos quedáramos allí, porque se enteró que estábamos allí para predicar el evangelio. Anduvimos todo alrededor de aquí para allá hasta que oscureció y no pudimos hallar un lugar donde quedarnos. Finalmente pasamos por una tienda de hierbas, cuyo dueño estuvo dispuesto a recibirnos, y nos quedamos en su ático.
Salimos en la noche del 7 por primera vez. Había una cosa que era especial acerca de la gente de allí: todos eran muy corteses. Pero todos eran bastante reservados. Antes de que termináramos una frase, se alejaban. Después que hablábamos con ellos un poco, nos pedían que paráramos. Les preguntamos la razón, pero no nos decían nada. Estábamos bastante asombrados. En la noche cuando llegábamos a la casa, nos dábamos cuenta de que todos nos sentíamos igual y teníamos la misma experiencia. Le preguntamos al dueño de la tienda de hierbas, a quien habíamos conocido más, acerca de nuestra experiencia. Nos dijo que no debemos molestarnos por esas cosas. Al siguiente día salimos a vender literatura del evangelio y a predicar de nuevo el evangelio. El hermano joven con el tiempo tuvo problemas. No pudo contenerse más ese día, agarró a uno de la villa y lo forzó a que le dijera qué estaba pasando. El de la villa le dijo: “Ustedes no saben cuántos dioses tenemos aquí. Ya no podemos tener más dioses. Tenemos aquí un Gran Rey (Dah-wang-shen) que viene cada año para el desfile y el carnaval. Ustedes han venido en un tiempo no muy oportuno, porque vamos a tener el carnaval el día 11, y todos están demasiado ocupados para oír acerca de su Jesús. Este gran dios ha sido fiel desde la dinastía Ming. Desde la dinastía Ching hasta ahora han pasado doscientos años, y cada vez que llega el carnaval, siempre ha habido un día claro. Ni una vez ha llovido”. El hermano joven se enojó cuando oyó eso y le dijo: “Este año lloverá durante el carnaval”. Muchos jóvenes estaban allí cuando dijo eso. Cuando lo oyeron, irrumpieron en una conmoción, diciendo: “Estos predicadores están diciendo que lloverá este año cuando el gran dios salga para su desfile”. En menos de dos horas, toda la Villa Plum Flower había oído del asunto. Esparcieron la palabra de que los predicadores decían que llovería en el día que el Gran Rey saliera para el desfile. Algunos empezaron a rumorear, diciendo: “Si llueve, su Dios trabaja; si no llueve, el Gran Rey trabaja”. Después que regresamos a la casa, supimos que no era algo pequeño que nuestro hermano hubiera dicho eso. Le dije al hermano joven: “Nadie puede controlar el tiempo. ¿Por qué dijiste eso?”. El dijo: “Podemos orar”. Yo dije: “Sí, podemos orar. Pero, ¿contestará Dios nuestra oración? ¿Es esto conforme a Su voluntad?”. No obstante, todos oramos. La comida estaba preparada, pero ninguno de nosotros comió. Todos seguimos orando hasta que nuestra ansiedad se fue y nos quedamos tranquilos y confiados. Después fuimos a comer, y le dijimos al dueño de la tienda: “Todos sabemos que lloverá el día 11 cuando el Gran Rey salga para el desfile”. El dueño dijo: “No lo creo. No sigan hablando ya de esa tontería. Primero, hay más de dos mil familias en la Villa de Plum Flower, y todos los hombres dependen de la pesca para su vivir. ¿Piensan que ellos están ignorantes acerca del tiempo? Ellos pueden predecir el tiempo con algunos días de anticipación. Segundo, por favor cuiden de mi pequeña tienda. Yo dependo de esta tienda para mi vivir. No pongan en peligro mi pequeña tienda”. Pero todos estábamos en paz y confiados, y estábamos seguros de que Dios había oído nuestra oración. El siguiente día era el día 10, y salimos otra vez. Esta vez, no sólo el hermano joven le decía a los demás que llovería el día 11, sino que todos nosotros andábamos diciendo lo mismo. Todos dijimos que al día siguiente llovería. Cuando tratamos de venderles la literatura del evangelio, no la compraban y no recibían la palabra que predicábamos. Todos decían: “Esperemos y veamos que pasará mañana. Si llueve, Jesús es Dios. Si no llueve, nuestro Gran Rey trabaja”.
Fue tan raro que en la noche del día 9, recibimos una promesa, que era: “¿Dónde está el Dios de Elías?”. Esto estaba relacionado con la gloria de Dios. En la víspera del día 11, o sea, la noche del 10, oramos otra vez. Si no llovía al día siguiente, sería imposible para nosotros predicar el evangelio otra vez a los diez mil o más personas en la Villa de Plum Flower, y la puerta del evangelio se cerraría allí. Nadie podría ir otra vez. Uno o dos entre nosotros éramos más débiles en la fe, y pensamos que debíamos pedir que enviara la lluvia aquella misma noche. Para ellos, era mejor si llovía esa misma noche. Nos acostamos y no nos levantamos hasta muy tarde la mañana siguiente. Yo dormí junto a una ventana y cuando desperté, el sol estaba brillando delante de mis ojos. Pensé: “¡Qué malo! Salió el sol. ¿Qué haremos?”. Ni me molesté en ponerme mis ropas, y me arrodillé para orar. Más tarde todos los hermanos despertaron uno por uno, y todos se arrodillaron para orar, diciendo: “Oh, Dios, hoy es el día para que manifiestes Tu gloria. Por favor, manda la lluvia y prueba que Tú eres Dios”. Todos oramos fervientemente. Después todos nos reprendimos por orar tan desesperadamente, sabiendo que Dios ya había oído nuestra oración. Bajamos para desayunar. Yo era el líder entre ellos, y para levantar su moral, le dije al hermano que preparó el alimento: “No hay necesidad de preparar ningún almuerzo para llevar hoy; no podremos salir porque va a llover”. Dimos gracias por el alimento. Después de dar gracias por el alimento, un hermano siguió y oró: “Señor, que Tú guardes nuestra fe y pruebes que Tú eres Dios”. Por supuesto que ésta fue una oración espontánea. Después de esto, fuimos a llenar nuestros platos con hojuelas de avena. Me senté mirando hacia la ventana. Poco después de terminar nuestro primer plato, el sonido de gotas se oyó en el techo. Nos miramos unos a otros y empezamos a entender lo que estaba pasando. Seguimos adelante con nuestro segundo plato. Pregunté: “¿Debemos orar?”. Un hermano dijo: “¿Por qué no? Esta lluvia parece muy poquita. Tiene que llover muy fuerte para que otros vean que este es un acto claro de Dios y no un accidente”. Entonces oramos otra vez. Después de nuestra oración, el cielo se volvió oscuro y la lluvia arreció. El sonido de la lluvia en el techo se volvió más fuerte. La lluvia era torrencial, más fuerte y más fuerte. Después del desayuno, nos paramos afuera de la tienda para ver al Gran Rey que iba a salir con su desfile. El Gran Rey estaba programado para salir a las 9 a.m. Pero la lluvia no paró desde las nueve en punto hasta las once. Como el desfile no podía pasar después de cierta hora, los de la villa de mala gana sacaron al gran dios. La lluvia era verdaderamente torrencial ese día, y habían dos o tres pies de agua por todo el camino. Cuando el Gran Rey salió del templo, sólo pudo moverse unos cuantos pasos. Uno de los que lo cargaban se resbaló y cayó en el agua, y el gran rey también cayó. Tres de sus dedos y un brazo se le quebraron, y se le torció la cabeza. Los de la villa levantaron al Gran Rey otra vez, le voltearon la cabeza a su posición original y trataron de seguir adelante. Para entonces muchos jóvenes estaban gritando atrás: “El Gran Rey está en problemas este año. Está en problemas este año”. Gritaban al ir marchando. Llovía más y más fuerte, y fue obvio que no pudieron continuar adelante. Movieron al Gran Rey a un gran salón ancestral que pertenecía a un grupo de Chan. Algunos ancianos de la villa entraron y le preguntaron al Gran Rey por qué había llovido ese año. ¡Con qué mentira salieron finalmente! Se las arreglaron para decirles a todos: “El Gran Rey en primer lugar no tenía la intención de salir para el desfile en este día. Ustedes cometieron un error. El Gran Rey dijo que él tenía la intención de salir a las 8 p.m. el día 14. Hoy es sólo el 11”. Los ancianos propusieron que el desfile se cambiara para el 14. Pero los jóvenes preguntaron: “¿Por qué entonces el Gran Rey tropezó, y por qué se quebraron sus dedos y su brazo?”.
A la hora del almuerzo oramos para que Dios nos diera un día claro para que pudiéramos salir a trabajar otra vez. Nos volvimos fuertes en nuestra fe y oramos también para que el Señor enviara otra lluvia el día 14. Después que comimos, salimos a predicar otra vez. Esa tarde, el cielo estaba claro, y la cantidad de libros que llevamos con nosotros no fue suficiente para llenar la necesidad. En un minuto todos se vendieron.
Teníamos que salir de la villa y regresar a la casa el día 15. Por lo tanto, oramos por un cielo claro para el 12, el 13 y el 14 para poder trabajar. También oramos para que lloviera en la noche del 14 para que todos supieran que el Gran Rey no era Dios. El 12, 13, y 14 fueron días claros. Decidimos tener una reunión del evangelio en la tienda de hierbas en la noche del 14. Para entonces el dueño creyó. Hoy aún él es un buen hermano. En la noche del 14 empezó a llover, y mucha gente estaba esperando fuera de la tienda. Subimos al ático y oramos para que Dios enviara más lluvia. Alabado sea el Señor, la lluvia llegó más y más fuerte. Cuando los de la villa sacaron al Gran Rey del templo, diecisiete o dieciocho hombres lo iban siguiendo. Pero se tropezaron cinco o seis veces. Muchos jóvenes iban detrás de él, gritando: “Hay Dios. No hay Gran Rey”. Pudimos terminar una obra buena allí. En la mañana del 15, salimos antes que amaneciera. ¡Alabado sea el Señor!
Hemos recibido muchas respuestas a las oraciones. Estas respuestas prueban que hay un Dios. Nuestras experiencias espirituales nos prueban que nuestro Dios es viviente. Cont….
Tomado de: “La fe cristiana normal” de Watchman Nee
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Aguas refrescantes 24 de abril
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa. Efesios 6:2.
Cuando yo era un joven estudiante, Dios me mostró que debía aprovechar unas vacaciones para viajar a una isla que estaba infestada de piratas, para predicarles el evangelio. Visité la isla y encontré que las personas estaban dispuestas a oír el mensaje, de manera que después de ciertas dificultades, alquilé una casa allí. En todo este tiempo mis padres no habían presentado ninguna oposición a mis planes, pero cinco días antes de partir, en forma repentina, me lo prohibieron. ¿Qué debía hacer? La voluntad de Dios ardía dentro de mí, pero mis padres, ambos temerosos de Dios, dijeron que no. Yo era todavía un estudiante. Busqué dirección del Señor, y aunque profundamente dolido, pensé que debía someterme a mis padres.
A su tiempo Dios abrió las puertas para que pudiera viajar a la isla, y su voluntad de que aquellas almas se salvaran se realizó de una manera maravillosa. Esta experiencia me enseñó una lección muy importante. Si algo está escrito en la Palabra de Dios, no nos atrevamos a ignorarlo. Debemos someternos.
Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är lorden
Literatura disponible en:
corpocri@yahoo.com
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