AGUAS REFRESCANTES 4 de OCTUBRE
Le dijo Jesús: Pues le has visto y el que habla contigo, él es. Juan 9:37.
Los ojos de este hombre habían sido abiertos de una manera maravillosa para ver a Jesús. En realidad, el verle a El y no meramente juzgarle por las apariencias externas, no es nada menos que un milagro. Algunos de los galileos pensaron equivocadamente que Jesús era Elías. Elías fue un profeta dinámico que enfrentaba a los oponentes con coraje y vigor, y Jesús precisamente desplegó esta característica saliente de coraje y vigor en su ministerio. Cuando encontró a los hombres que estaban contaminando la casa de oración de Dios con sus mercancías, los expulsó por la fuerza. Era un verdadero Elías.
Otros pensaron que Jesús era Jeremías. Este hombre fue un profeta de compasión divina, un hombre de lamento, y Jesús también encuadraba perfectamente con este rasgo del profeta. Se sentó a la mesa con publicanos y pecadores; permiti6 que una mujer pecadora llorara a sus pies, y cuando vio a María la hermana de Lázaro llorando, El también lloró. Era un verdadero Jeremías.
Sin embargo, cuando la gente le confundió con uno u otro de estos personajes del Antiguo Testamento, demostraron que sólo lo conocían por la apariencia. Sólo la revelación del Padre nos puede mostrar verdaderamente quién es el Hijo. Gracias a Dios, el hombre que realmente vio a Jesús podía comenzar exactamente en la misma condición en que comenzamos nosotros --"ciego de nacimiento" (Jn. 9: 1).
W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia