“EL PRIMOGÉNITO ENTRE MUCHOS HERMANOS”
“Somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos de Dios y coherederos de Cristo, si es que padecemos juntamente con El, para que juntamente con El seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente, no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse... Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Ro. 8:16,18,29,30).
¿Cuál era el objetivo de Dios? ¿Que su Hijo sea “el primogénito entre muchos hermanos” y que todos fuesen hechos conformes a su imagen. ¿Cómo realizó Dios su propósito? “A los que justificó, a éstos también glorificó”. El propósito de Dios, entonces, en la creación y redención, era de hacer su Hijo “el primogénito entre muchos hermanos”. Eso, tal vez, significaría muy poco para muchos cristianos, pero estudiémoslo más cuidadosamente.
En Juan 1:14 vemos que el Señor Jesús era el Unigénito Hijo de Dios: “y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad”. Que Él fuera el Unigénito de Dios implica que Dios no tuvo otro Hijo aparte de éste. Estaba con el Padre desde toda la eternidad. Pero Dios no estaba satisfecho que Cristo ¡quedara como el Hijo Unigénito; quería también hacerle el Primogénito. ¿Cómo podría el Unigénito venir a ser Primogénito? La contestación es sencilla: por tener más hijos el Padre. Si uno tiene un solo hijo, entonces es el unigénito; pero si en lo sucesivo tiene otros, entonces el primero viene a ser el primogénito.
El propósito divino en la creación y redención era que Dios tuviera muchos hijos. El ansiaba tenerlos y no podía estar satisfecho sin nosotros. Una vez visité a un hermano de 93 años y cuando me acerqué a él, tomó mi mano en la suya y en forma queda y reflexiva me dijo: “Hermano, ¿sabe que yo no puedo estar sin El? ¿y sabe que El no puede estar sin mí?” Aunque estuve con él más de una hora, su edad avanzada y su debilidad física hizo imposible una conversación extensa. Pero lo que de esa entrevista permanece en mi memoria es su frecuente repetición de esas dos preguntas: “Hermano, ¿sabe que no puedo estar sin Él? Y ¿sabe que Él no puede estar sin mí?”
Al leer la historia del hijo pródigo, la gente en general es impresionada por todas las penas que experimentó éste: están ocupados en pensar qué mal rato pasó. Pero ése no es el punto importante de la parábola. “Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (Lc. 15:24): ahí está el corazón del relato, no es cuestión de lo que sufrió el hijo, sino lo que perdió el padre. Él es el sufriente, Él es quien pierde. Una oveja se pierde; ¿quién sufre la pérdida? El pastor. Se pierde una moneda; ¿quién pierde? La mujer. Un hijo se pierde, ¿quién pierde? El padre. He aquí la enseñanza de Lucas, capítulo 15.
El Señor Jesús era el Unigénito Hijo pero el Padre le envió a fin de que el Unigénito también sea el Primogénito, que el Hijo Amado tenga muchos hermanos. He aquí la historia de la Encarnación y de la Cruz; el propósito de Dios cumplido, a saber, en “llevar muchos hijos a la gloria” (He. 2:10). En Romanos 8:29 leemos “muchos hermanos”; en Hebreos 2:10 leemos “muchos hijos”. Desde el punto de vista de Dios, Jesús, es “hermanos”; desde el punto de vista de Dios, el Padre, es “hijos”. Pero no termina allí: Dios no desea que sus hijos vivan en un galpón, un garaje o un campo. Él desea que estén en su casa, que participen de su gloria. Esa es la explicación de Romanos 8:30: “A los que justificó, a éstos también glorificó”. Dios deseaba .tener hijos y deseaba tener hijos en gloria. Deseaba poblar el cielo entero con hijos. Ese es su propósito en la redención.
Tomado de: “La Vida cristiana normal”
W. Nee
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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