LO QUE SIGNIFICA ESTAR “EN CRISTO”
Lo que hoy poseemos en Cristo es más que lo que tenía Adán. Adán fue sólo un hombre
desarrollándose a sí mismo, y nunca poseyó la vida de Dios. Pero nosotros que recibimos al Hijo de Dios, no sólo recibimos perdón de pecados; recibimos la vida divina representada por el árbol de la vida. Así que por el nuevo nacimiento tenemos algo que nunca tuvo Adán: poseemos lo que él perdió. Dios está introduciendo la compañía de los redimidos que nada tienen de Adán, pero todo de Cristo. La necesidad divina de la Cruz es porque nada perteneciente a Adán sirve para la gloria: nada perteneciente a la vieja creación puede entrar en la nueva. La Cruz debe cortar profundamente, separando todo lo que pertenece a la vieja vida, y la resurrección debe reunir todo lo necesario para la nueva vida. Todo debe abandonarse hasta que podamos decir en verdad: “No puedo yo hacer nada por mí mismo”. Estas son las palabras del Hijo y también deben llegar a ser las de los hijos.
Dios desea hijos y que estén en la gloria, “coherederos de Cristo” (Ro. 8: 16). Esto es su
propósito; pero ¿cómo puede lograrlo? Leemos en Hebreos 2:10 y 11: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al Autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos: por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”.
Aquí se mencionan dos partícipes, a saber, “muchos hijos” y “el Autor de su salvación”;
o en otras palabras “los que son santificados” y “el que santifica”. Pero estos dos partícipes, “de uno son todos”, todos de un solo origen. ¿Te das cuenta que tenemos la misma vida? Eso no nos hace divinos, pero nos hace hijos de Dios. Podemos vivir una vida de perfecta santidad, porque no es nuestra propia vida que ha sido cambiada, sino que nos es impartida la misma vida de Dios. Este es el precioso “don de Dios” (Ro. 6:23). La redención nos ha dado mucho más que jamás tuviera Adán. Nos ha hecho participantes de la misma vida de Dios.
¿Quién me librará? es el clamor de Romanos 7, pero Romanos 8 nos da la respuesta. El
grito de alabanza de Pablo es “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (Ro. 7:25). Así que, aprendemos que la vida que gozamos es la del Señor Jesucristo solo. La vida cristiana no es vivir una vida parecida a la de Cristo, o tratar de ser parecido a Cristo, ni tampoco es Cristo dándonos el poder de vivir una vida parecida a la de El. Es Cristo Mismo viviendo su propia vida en nosotros: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20) -”Cristo en vosotros, la esperanza de GLORIA” (Col. 1:27).
Tomado de: “La Vida cristiana normal”
W. Nee
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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