Algunas evidencias de la existencia de Dios
Déjeme decirle nuevamente, usted es el juez y yo soy el fiscal. Ahora le presentaré algunas evidencias de la existencia de Dios. Decida por sí mismo.
Primeramente mire a la naturaleza, el mundo que está delante de sus ojos y todos los fenómenos que corresponde a él. Todos sabemos lo que es el conocimiento científico. Es la explicación racional de un fenómeno natural. Por ejemplo, observemos la baja de temperatura en una paciente. La caída de la temperatura es un fenómeno y la explicación para ella es el conocimiento científico. Cuando una manzana cae del árbol, ocurre un fenómeno. ¿Por qué la manzana no vuela en el aire? La explicación de eso constituye conocimiento. Por lo tanto, un hombre con conocimiento es un hombre que tiene explicaciones adecuadas.
El universo está constituido por un incontable número de cosas de diferentes formas, colores, configuraciones y naturalezas. La explicación para la interacción y el comportamiento de todas esas cosas es llamada conocimiento. Todos los pensadores tienen sólo dos explicaciones para el origen del universo. Usted tiene que optar por una de ellas.
La primera dice que el universo vino a la existencia a través de una evolución natural y de auto-interacción, y la segunda atribuye su origen a un Ser personal, con intelecto y propósito. Esas son las dos únicas explicaciones presentadas por todos los filósofos del mundo. No hay una tercera.
¿Llegó a existir el universo por azar o por creación?
¿De dónde vino el universo? ¿Habrá llegado a existir por casualidad? ¿O habrá sido proyectado por Alguien de quien tenemos el concepto de Dios? Usted tiene que pensar en eso y decidir al respecto. Todo lo que ocurre por azar tiene ciertas características. Sugiero que usted las relacione de manera detallada y, entonces, compare todos los fenómenos del universo con su lista. Paralelamente, haga otra lista de características que, en su opinión, serían relevantes si el universo fuese creado por un Ser inteligente. Ahora, por simple comparación de la naturaleza con sus listas, le será fácil obtener una conclusión razonable.
¿Cuáles son las características de las cosas que suceden por azar? Sabemos que primeramente ellas son desorganizadas. Ellas pueden, a lo más, estar parcialmente integradas. Nunca pueden estar totalmente organizadas. Además de eso, no hay un resultado consistente. Por ejemplo, si yo lanzo esta silla hacia el otro extremo de la sala, ella tiene la posibilidad de caer en una posición perfecta. Si hago lo mismo con una segunda silla, ella podrá caer correctamente al lado de la otra. Pero eso no sucederá con la tercera y la cuarta, y las demás. Así, el azar puede proveer sólo una organización parcial. No garantiza una integración total. Además, todas las interacciones ocasionales son inciertas y sin propósito. Ellas no tienen orden ni estructura, son indefinidas, sin forma, desordenadas y no son dirigidas a ningún propósito significativo. En resumen, podemos decir que las características de las cosas que ocurren por azar son desarmonía, irregularidad, inconsistencia e insignificancia. Vamos a escribir estas cinco características en nuestra lista.
Comparemos ahora las cosas que existen en el universo con esas cinco características. Tomemos el ser humano como ejemplo. Él es concebido en el vientre de su madre por nueves meses, es dado a luz, crece y, al fin, muere. Este ciclo es repetido por todas las personas individualmente. Se observa aquí una consistencia. No se trata de un juego de azar. Veamos ahora el sol encima de nuestra cabeza. Él no está allí sin un propósito. Al contrario, él tiene su función. Vea la luna, las estrellas y las miríadas de galaxias a través de un telescopio. Todas tienen determinados caminos y patrones. Son todas organizadas. Sus movimientos pueden ser calculados y previstos. El calendario que está en sus manos es derivado de ellas. Todo eso muestra que el universo es organizado, consistente y que tiene un propósito.
Miremos ahora el mundo microscópico. Tome una pequeña astilla de madera. Póngala en un microscopio y observe sus vetas, su estructura, todo meticulosamente regular y rítmico. Incluso una hoja de hierba o el pétalo de una flor son todas finamente confeccionadas. Nada es desorganizado o confuso. Todo es disciplinado y funcional. Todas esas cosas le testifican a usted un hecho: el universo tiene propósito y significado. ¿Podría usted decir que todo eso aconteció por casualidad? Es claro que no.
Cierta vez estaba en una aldea predicando el evangelio con un colaborador mío. En nuestro camino de vuelta, teníamos mucha sed. No había ni una casa de té ni una vertiente para conseguir agua. En verdad, esa era una región desabitada. Después de caminar un trecho, encontramos una cabaña. Rápidamente nos dirigimos hacia allá y golpeamos la puerta. Por un largo tiempo nadie respondió. Pensamos que no vivía nadie allí. Cuando abrimos la puerta y entramos, vimos que el piso estaba barrido. En uno de los cuartos había una cama con las sábanas cuidadosamente dobladas. Además de eso, había una tetera sobre la mesa y el té todavía estaba tibio dentro de ella. Yo dije: «Con seguridad debe haber alguien viviendo aquí. Todas esas cosas ordenadas sin duda indican que este lugar está ocupado por alguien. No deberíamos beber este té. Debemos salir rápidamente o alguien podrá acusarnos de ladrones.» Salimos y esperamos que el dueño volviese.
Aquí, al observar el orden de la casa, concluimos que alguien habitaba allí, aunque todavía no habíamos visto al morador. De la misma manera, aunque no podamos ver a Dios, sabemos que él está allí por causa del orden de todas las cosas en el universo. Cada fenómeno de la naturaleza es tan equilibrado, organizado, significativo y funcional, que me es imposible creer en el azar como su único origen. La Biblia dice: «Dice el necio en su corazón: No hay Dios».
El universo debe haber sido creado por alguien con profunda sabiduría, vasto conocimiento y un plan detallado. Si usted no está dispuesto a aceptar el concepto de formación del universo por el azar, usted tiene que admitir que él fue creado por Dios. No puede haber una tercera explicación. La elección es suya.
W. Nee
laiglesiaenarmenia@yahoo.com
¡¡¡Jesús es el Señor!!!