LIBERADOS PARA SERVIR A DIOS (semana 7)

LIBERADOS PARA SERVIR A DIOS (semana 7)
LUNES
Lectura bíblica: Gn 2: 10-14; Jer 2: 13; 1 Ti 6:9-10
Leer con oración:
"¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si Pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?" (Lc 15:4).
JAMÁS OLVIDARSE DEL SEÑOR
Como hemos visto a lo largo de esta serie del Alimento Diario, el Señor quiere trabajar en nosotros, Sus hijos, para que un día gobernemos con Él en el mundo venidero. Él desea que Su vida se expanda en nosotros, y esto requiere que nos neguemos a nosotros mismos en el vivir diario y busquemos a Dios, invocando Su nombre en toda situación.
Con ese objetivo Dios también nos está haciendo hablar sobre puntos del Antiguo Testamento que, de alguna manera, tienen relación con nosotros y con nuestro vivir. Ya hemos visto que Satanás, el enemigo de Dios, usa el mundo de diferentes maneras con el fin de apresarnos e impedir que sirvamos al Señor: puede usurparnos por medio de los ídolos, por la esclavitud del pecado o con los afanes de esta vida. Pero agradecemos al Señor, porque como vimos en la serie anterior, Dios envió ríos que salen del huerto de Edén para llevarnos de regreso a Él, la fuente de agua viva (Gn 2:10-14; Jer 2:13).
Con respecto a las estrategias de Satanás para alcanzarnos, debemos dar una especial atención a los asuntos relacionados con la subsistencia de la vida. El Señor Jesús mismo nos dio una enérgica advertencia en Lucas 21:34-35a: "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá". El día del Señor no tardará en llegar, y si estamos con un corazón obstruido con los afanes de esta vida, seremos tomados por sorpresa y nos quedaremos avergonzados.
La historia del pueblo de Israel está llena de lecciones a las cuales debemos dar atención. Cuando Jacob descendió a Egipto con sus hijos y sus respectivas familias, se instalaron en la mejor parte de aquella tierra, ya que José era el gobernador de allí.
Entonces, los hijos de Israel vivieron y se multiplicaron mucho en tal situación de abundancia, se convirtieron en un pueblo fuerte. En consecuencia, fueron olvidándose de buscar a Dios y de depender de Él en su vivir. Este es el riesgo que la vida cómoda nos trae.
Satanás sabe que si el mundo nos oprime de manera directa, descaradamente, nuestra reacción va a ser pedir la intervención de Dios, que nos oirá y nos librará. Por eso, una estrategia que el diablo usa siempre es seducir a los cristianos para que deseen una vida cómoda y llena de facilidades. Así, poco a poco, se van cada vez más ocupando con actividades y proyectos personales, de modo que terminan alejándose de su Señor (1 Ti 6:9-10). Es una maniobra muy sutil y engañosa, por medio de la cual muchos hijos de Dios han sido engañados.
Cuando uno es bendecido por Dios con una buena situación económica, un empleo satisfactorio o incluso un cargo profesional destacado, jamás debemos olvidarnos de invocar el nombre del Señor. Así estas cosas no serán usadas por el enemigo para usurparnos ni nos impedirán servir al Señor.
Necesitamos ser aquellos que invocan el nombre del Señor en todo lugar, no importa si la condición a nuestro alrededor es buena o mala. Invocar al Señor, llamarle, es la práctica que nos ha salvado y guardado a lo largo de estos años. Cuando llamamos al Señor -aunque a veces sea más conveniente hacerlo en voz baja-, le estamos diciendo que necesitamos de Su presencia, que no nos sentimos satisfechos o saciados, que El es la fuente de nuestro sustento.
Punto clave: Invocar el nombre del Señor en todo lugar, independientemente de la condición a nuestro alrededor.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuál ha sido la estrategia actual del enemigo para que los cristianos se olviden de Dios?
 
MARTES
Lectura bíblica: 2 Co 1:9; Ap 5:9-10
Leer con oración:
" (Jesucristo) el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre (Gá 1:4). No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Jn 2: 15).
CORTAR LOS VÍNCULOS CON EL MUNDO
Ayer vimos que el pueblo de Israel, por causa de la vida fácil y del alimento abundante de Egipto, terminó olvidándose de Dios. Sólo cuando Faraón los oprimió e intentó destruirlos -al ordenar la muerte de todos los niños varones hebreos- ellos clamaron al Señor.
Entonces, Dios oyó su clamor y preparó a Moisés para liberarlos. No obstante, esto no fue algo sencillo ni inmediato. Primeramente Moisés tuvo que pasar cuarenta años en el palacio de Faraón. Después, vivió otros cuarenta años en el desierto. Pero, sólo después que Moisés se consideraba incapaz de hacer cualquier cosa por los israelitas Dios lo llamó. Parece contradictorio: cuando él quiso salvar al pueblo, no resultó, pero, después de pasar cuarenta años en el desierto, cuando ya era viejo, Dios vino para llamarlo. Dios sabía que en aquel momento, Moisés no confiaba más en sí mismo, como le dijo Pablo a
los corintios: "Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos" (2 Co 1:9).
Moisés se dirigió a Faraón, que no dejó partir a los israelitas sino después de las diez terribles plagas que atacaron a su pueblo, arruinando así todo su imperio. La décima plaga fue la muerte de los primogénitos egipcios. Ni el hijo de Faraón escapó de esta plaga. Esto muestra cuán difícil es cortar los vínculos con el sistema maligno del mundo.
Antes de que el Señor pasara de casa en casa hiriendo a los primogénitos, Dios había instruido a los hijos de Israel, para que en la víspera, mataran y comieran un cordero pascual; además, que se alimentaran de los panes sin levadura y hierbas amargas durante la noche. Estas hierbas simbolizaban el sufrimiento que ellos habían pasado en Egipto.
La muerte del cordero representa la obra redentora del Señor Jesús por nosotros. Así como los demás libros de la Biblia, Apocalipsis presenta al Señor Jesús como el Cordero de Dios. En el capítulo 5, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos, postrados delante del Señor, entonaban un cántico que dice: "Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra" (vs. 9-10).
Después de la muerte de los primogénitos egipcios, los hijos de Israel salieron con dirección al Mar Rojo. En ese mismo momento, Faraón rápidamente se arrepintió de haberlos dejado partir; entonces, salió a perseguir a los isráelitas, que se quedaron acorralados entre el mar y el ejército de Faraón. Finalmente, Dios abrió las aguas y Su pueblo pasó en seco. Por intentar seguirlos, Faraón y su ejército perecieron cuando Dios hizo que las aguas volvieran a su curso normal.
El pueblo de Israel, definitivamente, se había librado de la opresión del imperio egipcio, que como ya vimos, representa la preocupación por los afanes de esta vida. Liberados de Egipto, estando ya en el desierto, era Dios quien se ocupaba de sus necesidades: el maná caía del cielo, y el agua fluía de la roca.
Punto clave: No confiar en sí mismo, sino en Dios que resucita a los muertos.
Pregunta: ¿De qué aspecto del mundo necesita aún ser libre?
MIERCOLES
Lectura bíblica:
Ex 17:8-16; 19:4-6; Mt 5: 17-18, 20; Jn 3: 16
Leer con oración:
"Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8:2).
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Ro 8:3 7).
CUMPLIR LA LEY POR MEDIO DE
LA VIDA DIVINA QUE ESTÁ EN NOSOTROS
Después de salir de Egipto, cruzar el Mar Rojo y seguir por el desierto, el pueblo de Israel tuvo que enfrentar a los amalecitas, los descendientes de Amalec -para nosotros representan hoy la acción de la carne y el pecado-. Los israelitas sólo vencieron porque Moisés permaneció sobre el monte con las manos levantadas, ayudado por Aarón y Hur (Ex 17:8-16). Esto indica la necesidad de que los líderes de las iglesias estén siempre en oración por los demás miembros, de modo que todos puedan vencer en su lucha contra la carne y el pecado.
En el capítulo 18 de Éxodo vemos otra importante lección. Moisés concentraba en sí todos los asuntos del pueblo. Al ver esta situación, Jetro, su suegro, le aconsejó repartir la carga con otros, para descentralizar la administración de los servicios. Esto fue algo muy importante, porque así, los problemas que surgieran en medio del camino serían solucionados de manera más rápida y satisfactoria. Esta es una importante lección para los hermanos responsables, por causa de la administración de las iglesias: ellos necesitan aprender a distribuir las cargas de manera adecuada y organizada, dando el debido soporte cuando sea necesario. Si vamos a gobernar el mundo venidero, necesitamos ser buenos administradores hoy.
Cuando los hijos de Israel llegaron al monte Sinaí, Dios les habló con amor (19:4-6). Ellos respondieron que todo lo que el Señor diga, lo harían (v. . Entonces Dios le dio al pueblo los Diez Mandamientos.
Hoy, nosotros no sólo guardamos los Diez Mandamientos, sino que también sabemos que el Señor Jesús intensificó las exigencias de la ley cuando les habló a los discípulos, según está registrado en los capítulos del 5 al 7 del Evangelio de Mateo. He aquí lo que el Señor dijo al respecto: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido (...) Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt 5:17-18, 20).
El Señor dijo estas palabras a un público específico. Fueron dichas a aquellos a quienes Dios desea encargarles el reino venidero, aquellos que, como nosotros, creyeron en el Señor, recibieron Su vida, se niegan a sí mismos e invocan Su nombre, para aprender a depender de Él, a fin de que Su vida crezca Y tenga una expresión.
Los Diez Mandamientos se resumen en amar a Dios y al prójimo. Necesitamos practicar esto. No sólo tenemos que amar a nuestros seres queridos, sino incluso a los que nos persiguen. Debemos orar por tales personas, interceder por los que aún no han recibido al Señor como su Salvador, "porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn 3:16).
Punto clave: Dios nos habla Su palabra con amor.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cómo crece la vida de Dios en nosotros y alcanza una plena expresión?
JUEVES
Lectura bíblica:
Sal 133:1-2; 1 Co 6:11; 1 P 2:9; Hch 10:38; 2 Co 1:21-22
Leer con oración:
"Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu" (1 Co 12:13).
EL ESPÍRITU SANTO NOS UNGIÓ
COMO SACERDOTES DEL NUEVO TESTAMENTO
En el monte Sinaí, Dios, por medio de Moisés, anunció los Diez Mandamientos a los hijos de Israel y también dio instrucciones acerca del tabernáculo, que era una tienda, un santuario, en donde Él habitaría en medio de Su pueblo (Ex 25:. Cuando los israelitas acampaban, formaban un cuadrado, con tres tribus a cada lado, y cada una de ellas quedaba mirando hacia el centro, donde estaba el tabernáculo. Esto se refiere a la necesidad que tenemos de que Dios sea el centro de nuestra vida y de estar siempre con Él.
Anteriormente vimos cómo se solucionaba el problema del pecado en el Antiguo Testamento: se escogía un animal para ofrecerlo al Señor sobre el altar. Luego, era inmolado, lo que representa el derramamiento de la sangre de Cristo en nuestro lugar, el animal era quemado por el fuego que venía del cielo, eso significa que fuimos aceptados por Dios por medio del sacrificio de Su Hijo. El resultado de esto era la reconciliación entre el pecador y el Dios santo.
El próximo paso exigía que el sacerdote se lavara en una fuente que quedaba en el atrio. Él jamás podía entrar sucio a servir a Dios en el Lugar Santo. Esto significa que, si deseamos servir a Dios, necesitamos ser lavados por la Palabra y por el Espíritu, justificados y santificados (1 Co 6:11).
En cuanto a los muebles que había en el tabernáculo, cada elemento tiene un significado espiritual. El altar del incienso representa la oración. ¡Alabado sea el Señor! Él desea que tengamos una vida de oración. Si tenemos una vida reconciliada, justificada, santificada y de oración, la gran tribulación no nos va a alcanzar: ¡seremos arrebatados antes!
Todos los servicios en el tabernáculo eran realizados por los sacerdotes, personas absolutamente consagradas al Señor. Hoy, con relación a nosotros que creemos en el Señor Jesús, el apóstol Pedro afirmó: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1P 2:9). Así, a los ojos del Señor, tenemos una doble condición: somos reyes y sacerdotes.
El salmo 133 habla de la unción del sumo sacerdote Aarón: "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna".
Después que el Señor Jesús fue bautizado por Juan, el Espíritu descendió sobre Él, ungiéndolo (Hch 10:38). Así como el óleo descendía sobre la cabeza de Aarón hasta sus vestiduras, podemos decir que el Espíritu Santo derramado sobre el Señor también se extiende a Su Cuerpo, la iglesia. Por consiguiente, cuando el Señor fue ungido, cada uno de nosotros también lo fue. Por medio de esta unción tenemos la bendición y la vida para siempre. y así ungidos, podemos servir al Señor en la comisión que recibimos de Él (2 Co 1:21-22). ¡Aleluya!
Punto clave: La unción sobre el Señor Jesús también nos alcanzó a todos nosotros.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuál es el resultado de la unción descrita en el Salmo 133?
 
VIERNES
Lectura bíblica:
Gn 49:22; Nm 18: 1-2; Sal 133:3; Jn 10: 10
Leer con oración:
"(Jesucristo) nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén" (Ap 1:6).
SER UN SACERDOTE SIGNIFICA RECIBIR UNA COMISIÓN
Ayer vimos cómo el Espíritu Santo descendió sobre el Señor Jesús y nos alcanzó también a todos nosotros que formamos parte de Su Cuerpo, la iglesia. Así como el aceite de la unción, que descendía de la cabeza de Aarón hasta sus vestiduras, la unción sobre el Señor nos alcanza y trae bendición.
En el Antiguo Testamento, siempre que Dios quería usar a alguien de manera particular, le daba una comisión y lo ungía. Esto era especialmente practicado con relación a los sacerdotes y reyes.
Saúl, el primer rey de Israel, fue ungido por el sacerdote Samuel cuando aún era un humilde joven de la pequeña tribu de Benjamín. Sin embargo, poco después de haber sido puesto como rey, Saúl comenzó a desobedecer la voluntad del Señor, por eso Dios escogió a otro para que lo sustituyera. Saúl se molestó a tal punto que llegó incluso a ser poseído. por un espíritu malo que lo atormentaba (1 S 18:10). ~.
La unción está asociada con la bendición, como se puede verificar en el salmo 133: "Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna" (v. 3). Tenemos la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Alabado sea el Señor! A partir de la bendición de Dios, Él nos da Su vida para siempre, que obtuvimos cuando invocamos el nombre del Señor Jesús, llamándolo. Invocar el nombre del Señor nos lleva al Espíritu y a la vida divina.
Esta es la razón por la cual siempre invocamos el nombre del Señor: obtenemos vida en abundancia Jn 10:10). Mientras más estamos en el espíritu, más vida obtenemos. Si nos llenamos de vida, seremos fructíferos como José, cuyos vástagos se extendían sobre los muros y alcanzaban otros lugares (Gn 49:22) ¡Aleluya!
Como ya fue mencionado, la unción también era puesta sobre los sacerdotes. Dios le ordenó a Moisés que ungiera a su hermano Aarón como sumo sacerdote y sus hijos debían oficiar con él. En realidad, la tribu de Leví fue escogida por Dios para que sus hijos fueran sacerdotes, pero, de entre ella, la casa de Aarón recibió una incumbencia específica (Nm 18:1-2). Ellos formaban la casa sacerdotal. Así que, el sacerdocio era de Aarón y también de sus hijos.
La tribu de Leví fue escogida de manera especial por Dios para servirle, y esa era su única y exclusiva actividad. Ellos ni siquiera recibieron una heredad fija en la tierra de Canaán. El sustento de los levitas provenía de los diezmos que el resto de las tribus les ofrendaban.
De igual manera hoy, debemos saber quiénes son aquellos que sirven al Señor en la iglesia, para que también cuidemos de ellos. Además de la ofrenda regular del diezmo, debemos acordamos de los hermanos que nos sirven, supliendo sus necesidades.
Punto clave: La bendición de Dios nos da vida eterna.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Por qué la unción era puesta sobre los sacerdotes?
 
SABADO
Lectura bíblica: Jn 5:39-40; 2 Co 3:6
Leer con oración:
"(Dios) el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica (2 Co 3:6).
Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los
misterios de Dios" (1 Co 4: 1).
MINISTROS DE UN NUEVO PACTO
Nosotros, que somos la iglesia, el Cuerpo de Cristo, también fuimos ungidos. El mismo Espíritu que ungió la cabeza, también ungió a los miembros de Su Cuerpo. ¡Alabado sea el Señor! Como personas ungidas, Dios quiere hacer de nosotros ministros del nuevo pacto.
Aquellos que desean ser ministros necesitan ser perfeccionados en tres aspectos en el servicio a Dios: ministrar la Palabra, servir y ofrendar. El primero de ellos, el ministerio de la Palabra, habilita al ministro para hablar por Dios. Aquellos que se ejerciten continuamente hablando por Dios tendrán ese ministerio. Sin embargo, este ejercicio debe ser en el espíritu, no en la esfera mental, porque "la letra mata, mas el espíritu vivifica" (2 Co 3:6).
Tomar la Biblia como simple letra muerta, como un simple conjunto de ordenanzas, no es suficiente para producir vida. Por el contrario, la persona que lee las Sagradas Escrituras de esa manera, tiene una gran posibilidad de apagar la vida interior. En otras palabras, no recibirá la vida divina y se volverá llena de conocimiento bíblico estéril, producirá todo tipo de fruto negativo, que no trae edificación a la iglesia.
Por eso todos los que desean ser ministros del nuevo pacto necesitan estar en el espíritu. Dios nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, el pacto del Espíritu.
En cierta ocasión el Señor Jesús les dijo a los judíos que lo cuestionaban: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida" (Juan 5:39-40).
Si escudriñamos la Biblia sin volvernos al Señor, es decir, sin usar nuestro espíritu humano para contactar al Espíritu de Dios, obtendremos sólo conocimiento y corremos el serio riesgo de quedar atrapados en los razonamientos que no producen nada que no sean acusaciones, desánimo y finalmente, muerte.
Punto clave: Dios nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Por qué tomar la Biblia como simple letra produce muerte?
 

DOMINGO
Lectura bíblica: 2 Co 3:7-11,17-18
Leer con oración:
"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Co 3: 18).
LA GLORIA DEL NUEVO PACTO ES PERMANENTE
En el capítulo 3 de su segunda epístola a los corintios, el apóstol Pablo habló de las importantes diferencias entre el ministerio del antiguo pacto y el ministerio actual, del nuevo pacto. En los versículos 7 y 8 él afirma: "Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿como no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?".
La gloria que resplandecía en el rostro de Moisés se disipaba, desaparecía. No obstante, hoy el ministerio del Espíritu es permanente. Pablo continúa: "Porque si el ministerio de
condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece" (vs. 9-11).
Moisés entraba a la presencia del Señor, con quien tenía comunión cara a cara. Entonces, cuando se dirigía a los hijos de Israel, su rostro resplandecía. Sin embargo, el brillo de la luz de su rostro se iba apagando, de modo que él se cubría con un velo, para que el pueblo no lo notara: "Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido" (vs. 12-13).
¡El ministerio del nuevo pacto es glorioso! Por eso, como sus ministros, estamos llenos de gloria. Esta gloria no se desvanece, sino que permanece eternamente en nosotros. No la perdemos porque, al creer en el Señor Jesús, recibimos Su vida y fuimos regenerados.
En 2 Corintios 3: 17-18, el apóstol prosiguió: "Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor". Mientras más usted contemple al Señor, más gloria tendrá. Y esta gloria es permanente. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
El ministerio del Antiguo Testamento, con sus sacerdotes, holocaustos y rituales ya pasó. Ahora estamos en la era del Nuevo Testamento, y Dios tiene una comisión para cada uno de nosotros: ser ministros del nuevo pacto. Fuimos ungidos cuando el Señor Jesús lo fue. Esto nos hace competentes para servirle en novedad de vida. ¡Aleluya! ¡Jesús es el Señor!
Punto clave: La gloria del nuevo pacto permanece eternamente.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Qué es ser transformado de gloria en gloria?
Lectura de apoyo:
"Cómo servir a Dios" -cap. 17- Dong Yu Lan.
"El ejército de Israel y el servicio de los levitas" -cap. 13- Dong Yu Lan.
"Venga Tu reino" -cap. 16- Dong Yu Lan.
"La visión del tabernáculo" -cap. 15- Dong Yu Lan.