Alimento diario (Semana 22)
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Lunes -- Lectura Bíblica -- (1 Co 2:14; Ef 1; 2 Ti 4:6-
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Leer con oración: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Ti 4:6-
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LA AYUDA QUE RECIBIMOS DEL MINISTERIO DE PABLO
Después de su tercer viaje, Pablo fue a Jerusalén. Allí, luego de ser amenazado de muerte en un tumulto, Dios lo guardó con vida para que escribiera todo lo que le había revelado, principalmente cuando estuvo en las regiones de Arabia (Gá 1:17; 2 Co 12:1,4). Sólo después de ser apresado y escribir las ocho epístolas: Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón, Primera de Timoteo, Tito, Hebreos y Segunda de Timoteo, él pudo afirmar que había acabado su carrera y que había llegado el tiempo de su partida (2 Ti 4:6-
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En el transcurso de los años, recibimos mucha ayuda del ministerio epistolar de Pablo, principalmente en cuanto a lo que escribió en el libro de Efesios. El capítulo uno discursa sobre la economía neo testamentaria de Dios, Su plan eterno, mostrando que Él quiere bendecirnos con toda bendición espiritual en Cristo. Estas bendiciones incluyen el dispensar del Dios Triuno hacia dentro del hombre tripartito, para que todo lo que Dios es, hizo y alcanzó, sea trabajado en nuestra fe. La obra del Padre comenzó antes de la fundación del mundo, cuando Él nos escogió con el propósito de que fuéramos santos, y nos predestinó para la filiación. Ya en el tiempo, Él nos concedió gratuitamente la remisión de nuestros pecados por la sangre preciosa de Cristo, con el fin de encabezar todas las cosas en Él. A partir del momento en que creímos en el evangelio, comenzó la obra de sellarnos por el Espíritu Santo de .la promesa. Sin embargo, no es suficiente conocer toda la economía neotestamentaria de Dios, es decir, tener sólo el conocimiento del misterio de Su voluntad; necesitamos practicar la revelación y ejecutar bien la comisión que nos. fue confiada por Dios, pues Su deseo es que crezcamos cada vez más en la vida divina y estemos preparados para reinar con Él en el mundo venidero.
Lastimosamente, los efesios tomaron los escritos de Pablo como simples enseñanzas para ser analizadas y comparadas con sus conceptos. Con esta actitud, ellos no lograron avanzar en la Fe ni tampoco practicar las verdades contenidas en las epístolas de Pablo, sino que cayeron en discusiones vacías y se amontonaron maestros conforme a sus propias concupiscencias (2 Ti 4:3). Como resultado, la degradación entró en la iglesia en Éfeso, que dejó el primer amor.
Esto representa una advertencia para nosotros. Al leer la Palabra, siempre debemos ejercitar nuestro espíritu, invocando el nombre del Señor y buscando en ella el verdadero alimento que nos capacita para vivir por el Señor (Jn 6:57), pues las palabras del Señor son "espíritu y son vida" (v. 63).
Punto clave: No es suficiente sólo conocer las Escrituras; necesitamos prepararnos para reinar con Cristo.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuál ha sido su experiencia al leer la palabra de Dios?
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Martes -- Lectura Bíblica -- (Mt 3:11; 1 P 4: 12-13).
Leer con oración: “para que la prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 P 1:7 Lit).
PURIFICADOS POR DIVERSAS PRUEBAS
Lo que Pablo escribió sobre la economía de Dios en la Fe lo hizo conforme a las revelaciones que obtuvo; por otra parte, Pedro experimentó y relató sus epístolas cuando ya estaba maduro. Durante el tiempo que pasó al lado de Jesús, sus debilidades fueron expuestas, pero en las diversas situaciones de su vida, Pedro aprendió a negarse a sí mismo y a permitir el trabajar de la naturaleza de Dios en su ser.
Pedro fue llevado a negarse a sí mismo por medio de los sufrimientos por los cuales pasó, que eran como el quemar del fuego en su interior para acabar con su ego, con su fuerte vida del alma, que siempre se manifestaba. Creemos que más tarde, al recordar las palabras que el Señor les había dicho mientras estaba entre ellos, Pedro se arrepintió e hizo hincapié, al advertirnos en sus escritos, sobre la importancia de la prueba de fuego por la cual todos necesitamos pasar (1 P 1:6,7).
En su primera epístola, Pedro nos alienta diciendo que, si es necesario, seremos afligidos en diversas pruebas. Sin embargo, esto es para que sea confirmada la prueba de nuestra fe, que es mucho más preciosa que el oro perecedero, que es purificado por el fuego.
Las pruebas son como el purificar del oro. En nuestra fe hay "oro", es decir, hay naturaleza divina; pero, en nuestra alma todavía hay muchas impurezas que necesitan ser "quemadas" y eliminadas para que la vida divina crezca y el alma sea permeada por el Espíritu. .
Este fuego que prueba nuestra fe forma parte de la obra del Espíritu en nosotros. Este es el mismo fuego mencionado por Juan el Bautista, cuando dijo que Aquel que vendría después de él bautizaría en Espíritu Santo y fuego (Mt 3:11). Muchas veces, sentimos que algo quema nuestro interior cuando ejercitamos nuestro espíritu. Por eso, al cantar himnos de alabanza a Dios, algunos incluso llegan a saltar de alegría. Este quemar interior es el fuego del Espíritu que habita en nosotros.
Mientras más ejercitemos nuestro espíritu, más fácil será para nosotros arrepentirnos y más el fuego del Espíritu quemará todo lo negativo que hay en nosotros. Al practicar esto, obtendremos el fin de nuestra fe, la salvación de nuestra alma (1 P 1:9).
Punto clave: El fuego del Espíritu quema las impurezas de nuestra alma
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Ha sentido arder el fuego del Espíritu en su interior? ¿Cómo ha sido?
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Miércoles -- Lectura Bíblica -- (Gá 3:14; 2 P 1:1-2).
Leer con oración: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 P 1:3-4).
CONDUCIDOS A LA VIDA Y A LA PIEDAD
Pedro escribió su segunda epístola, aproximadamente en el año 69 d.C., cuando ya estaba más maduro y había tenido muchas experiencias con el Señor. Según estas experiencias, Pedro probó el trabajar del Dios Triuno en su ser. Podemos decir que su epístola no fue escrita sólo para las personas de aquella época, sino también para nosotros.
Él comienza su segunda epístola así: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra" (2 P 1:1). Esta fe preciosa no se refiere sencillamente a la Fe en su aspecto objetivo, exterior. Pedro nos muestra que ella se convirtió en una fe subjetiva, pues era resultado de la palabra que había recibido, mezclada con su experiencia personal. En la medida en que avanzaba en edad, él aprendió a vivir más por la fe, por eso la fe llegó a ser algo precioso para él. Nosotros, los que creemos en Cristo, también obtuvimos la misma fe y ciertamente, si permanecemos en ella, la vida del Señor crecerá en nosotros como creció en él.
Entonces, al describir el dispensar del Dios Triuno, es decir, el dispensar de la vida divina en nosotros, Pedro lo hace de manera diferente a la que Pablo escribió en Efesios 1. Pablo escribió basado en la revelación que tuvo; en cambio Pedro, pese a escribir de lo mismo, basó su relato en su experiencia sobre esa verdad. Él muestra que el Padre, por Su divino poder, Se suministra a nosotros diariamente, entregándonos todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (v. 3a). La vida es algo interior para nuestro crecimiento, y la piedad es exterior para expresar a Dios.
Él continúa diciendo: "Mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (v. 3b). Esto se refiere al trabajar del Hijo, Jesucristo, en nosotros.
Asimismo, en el versículo 4, el apóstol Pedro menciona la obra del Espíritu: "Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia". Estas preciosas y grandísimas promesas se vuelven reales para nosotros por medio del Espíritu (Gá 3:14). Esto quiere decir que el Espíritu, que es la realidad de estas promesas, es quien nos hace participantes de la naturaleza divina, y esta naturaleza nos libra de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.
Punto clave: Obtuvimos una fe igualmente preciosa.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cómo podemos huir de la corrupción que hay en el mundo?
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Jueves – Lectura Bíblica – (Mt 18:21-22; Ro 7:15-18).
Leer con oración: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (He 4:15).
DAR LUGAR A LA VIDA DIVINA
De acuerdo con las experiencias de Pedro en su madurez, el Padre nos da la vida y la piedad, el Hijo nos llama a Su gloria y excelencia, y el Espíritu nos da preciosas y grandísimas promesas. Alabamos al Señor por el dispensar del Dios Triuno, por Su trabajar en nosotros de una manera tan real y práctica.
Cuando creímos en el Señor Jesús, recibimos la vida divina en nuestro espíritu. A medida que nos volvemos a Él, invocando Su nombre, somos conducidos a Su gloria y excelencia. Ahora, por medio de Su Espíritu, obtuvimos la realidad de Sus preciosas y grandísimas promesas, y de este modo podemos huir de la corrupción que hay en el mundo, por medio de la naturaleza divina que está en nosotros. De esta manera, la Fe objetiva, aquello en lo cual creemos, puede ser trabajada en nuestro interior hasta que llegue a ser una fe subjetiva. Este debe ser el objetivo de todo cristiano durante toda su vida.
El deseo de Dios es que Su naturaleza sea añadida a la naturaleza humana y elevar así el patrón de nuestras virtudes. Aunque la naturaleza humana tiene virtudes como la ética, la moral, la paciencia, el amor, la humildad, entre otras, éstas son muy limitadas (Mt 18:20,21).
Por eso, el Señor Jesús se hizo hombre y experimentó las restricciones del vivir humano durante treinta y tres años y medio. Por participar de la naturaleza humana, Él conoció nuestra situación y, por lo tanto, puede compadecerse de nosotros (He 4:15; Jn 2:25). Igualmente, Jesús experimentó las virtudes humanas en Su vivir terrenal. Sin embargo, después de Su muerte y resurrección, Él añadió a la naturaleza humana, la divina. De esta manera, los atributos divinos elevaron el patrón de las virtudes humanas. Hoy, como el Espíritu vivificante, Su naturaleza pudo ser infundida en todo nuestro ser.
Cuando practicamos lo que el Señor Jesús dijo en Mateo 16:24, es decir, negar nuestra vida del alma o la vida natural corrupta que heredamos de Adán, damos lugar a la vida divina y así, por medio del Espíritu, somos participantes de la naturaleza divina.
Que en estos días que anteceden a la venida del Señor podamos experimentar, tal como Pedro, estas preciosas y grandísimas promesas.
Punto clave: Practicar la palabra del Señor.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Qué sucede cuando practicamos Mateo 16:24?
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Viernes -- Lectura Bíblica -- (Mt 18:21-22; Ro 10:12).
Leer con oración: “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col 3:13).
EL PATRON ILIMITADO DE LA NATURALEZA DIVINA
De acuerdo con la naturaleza humana, según el patrón de Pedro, lo máximo que logramos perdonar es siete veces (Mt 18:21). Pero el Señor Jesús le dijo a Pedro: "No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete" (v. 22). Esto sólo es posible si, como dijimos ayer, la naturaleza del Dios Triuno está siendo trabajada en nuestra persona. El simple conocimiento de esta verdad no nos hace perdonar más que tres o cuatro veces. En cambio, cuando tomamos la cruz, negándonos a nosotros mismos, la naturaleza divina que está dentro de nosotros, cuyos atributos son ilimitados, logra perdonar todas las ofensas en contra de nuestra persona, innumerables veces.
En el pasado, el Señor me dio la gracia de perdonar a muchas personas y ayudar a muchos hermanos en la obra del Señor. Algunos, después de haber recibido mi ayuda, se volvieron contra mí, pero yo no los excluí de nuestra comunión. De entre ellos, hubo un hermano que después de cierto tiempo fue iluminado por el Espíritu, vio que se había equivocado y me buscó arrepentido de lo que me había hecho. Yo lo perdoné y nos olvidamos del asunto; fue como si nunca hubiera ocurrido nada.
En una segunda ocasión, este mismo hermano cayó de nuevo en el mismo error. Yo tuve paciencia y no lo traté con desprecio. Nuevamente él se arrepintió y yo lo perdoné; y esto sucedió dos veces más. A pesar de que él hizo muchas cosas en mi contra, el Señor me dio la gracia para perdonado todas esas veces. La cuarta vez, él me preguntó: "Hermano Dong, ¿cómo usted me puede perdonar tantas veces? Yo ya lo he ofendido varias veces y usted me ha perdonado en todas ellas. ¿Usted me perdonaría una vez más?".
Tal vez usted puede pensar que perdonar a alguien cuatro veces es una señal de espiritualidad. Sin embargo, Pedro tenía un patrón mucho mayor. Él nos mostró que según su ser natural, era capaz de perdonar a un hermano siete veces. No obstante, el Señor, al responder a Pedro, le dijo que debemos perdonar setenta veces siete. Su respuesta revela que de acuerdo con la naturaleza divina, el patrón es ilimitado, pues es el patrón de Dios.
Conforme a la naturaleza humana, y de acuerdo con el patrón de Pedro, sólo lograríamos perdonar, a lo sumo, siete veces. Solamente por medio de la naturaleza divina, trabajada en nuestro interior, logramos perdonar setenta veces siete, es decir, cuantas veces sean necesarias. Lo mismo sucede con las demás virtudes humanas. La paciencia, el amor, la humildad, la mansedumbre, el afecto fraternal, en fin, todas estas virtudes necesitan ser mezcladas con la naturaleza divina, para que no sólo existan en nosotros, sino que abunden, y no nos dejen inactivos e inútiles en nuestro vivir cristiano diario.
Necesitamos abrirnos diariamente al dispensar del Padre, del Hijo y del Espíritu para experimentar la naturaleza divina y su obrar en nosotros. Una manera eficiente de hacer que la naturaleza divina sea trabajada en la naturaleza humana es invocar el nombre del Señor (Ro 10:12). Por medio de Su nombre nos volvemos participantes de la naturaleza divina, obtenemos todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, somos conducidos a Su gloria y excelencia, y recibimos Sus preciosas y grandísimas promesas. Así podemos huir de la corrupción que hay en el mundo.
Punto clave: Invocar para participar de la naturaleza divina.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cómo podemos perdonar a alguien setenta veces siete?
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Sábado -- Lectura Bíblica -- (1 Jn 2:5; 3:11, 14, 16; 4:16).
Leer con oración: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 P 1:22).
BUSCAR DILIGENTEMENTE EL AMOR
Aunque somos participantes de la naturaleza divina por medio de Sus promesas, aún necesitamos del aumento de la naturaleza de Dios: "Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid..." (2 P 1:5a). Esto quiere decir que tenemos que buscar más y buscar diligentemente, incesantemente, el crecimiento, el desarrollo de la vida divina en nosotros.
De acuerdo con la experiencia de Pedro, es necesario añadir a la "fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor" (vs. 5,7). No es suficiente tener sólo fe, es necesario añadirle virtud, pero la virtud no basta, es necesario añadir conocimiento; el conocimiento solo no es suficiente, necesitamos añadirle dominio propio; con el dominio propio, sigue la paciencia; la paciencia produce la piedad; y la piedad, el amor fraternal.
Hoy, en la vida de la iglesia, por el hecho de leer y orar la palabra del Señor e invocar Su nombre, la vida divina está creciendo en nosotros y, consecuentemente, ya comenzamos a expresar a los otros el amor de Dios que mora en nosotros (1 Jn 2:5).
Dios es amor, por tanto, la manifestación práctica de la iglesia en nuestro vivir diario es transmitir a nuestros hermanos el amor divino que mora en nosotros (1 P 1:22; 1 Jn 3:16; 4:16). Para que esto suceda, debemos permitir el trabajar del Espíritu en nosotros, tal como los apóstoles Pablo y Pedro lo describieron en sus epístolas. Este proceso de transformación no ocurre de un momento a otro; necesitamos usar la diligencia para cooperar con el Señor.
Sin embargo, pese a sentirnos satisfechos con amar a los hermanos, esto no es suficiente para el Señor. Necesitamos buscar, con más diligencia, crecer en la vida divina para ser inundados con el amor ágape, que es el amor de Dios. Este es el amor más elevado, ilimitado, el amor del principio, que ama incluso hasta al enemigo y que perdona incondicionalmente.
Pablo nos dijo que el amor es el camino aun más excelente, y Pedro nos viene a mostrar, de manera práctica, cómo cultivar este amor. Él tuvo la experiencia de negar su vida del alma, de purificarla por medio del fuego del Espíritu (1 P 4:12-13).
Por el quemar del fuego del Espíritu, su alma fue purificada y así recibió más de la naturaleza de Dios y de Sus preciosas y grandísimas promesas. Los sufrimientos mencionados por Pedro son interiores y vienen como fuego para consumir la vida natural, nuestra vida del alma, paulatinamente. De esta forma, la vida divina tendrá más espacio para crecer en nosotros.
Las situaciones de sufrimientos por las cuales pasamos no son en vano: Dios nos ama y desea que lleguemos a ser más útiles a Él, por eso permite que pasemos por diversas pruebas. Esta es la ayuda que recibimos con las ricas experiencias de Pedro en sus epístolas. Anhelamos que Cristo crezca gradualmente en nosotros, para reinar con el Señor en la era venidera. j Aleluya!
Punto clave: Todas las situaciones de sufrimientos por las cuales pasamos no son en vano.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Por qué Dios permite que pasemos por pruebas?
LLAMANDO A LOS VENCEDORES
Semana 22 – Las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3-4).
Domingo -- Lectura Bíblica -- (1 Co 12:12-13; Ef 2:15-17; 1 Jn 1:4; Ap 1:3).
Leer con oración: “Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía” (Gn 28:16).
ALCANZAR A LAS PERSONAS DONDE ELLAS ESTÉN
El Señor nos comisionó predicar el evangelio del reino. Sin embargo, vimos que nuestra práctica en el pasado de quedarnos sólo en nuestro local de reuniones, esperando a las personas, no era suficiente para cumplir con esta comisión. Para llevar el evangelio del reino a cada barrio o zona de nuestra ciudad, percibimos que necesitábamos tener un lugar agradable y accesible, donde, aun en el ajetreo del diario vivir, las personas pudieran entrar y permanecer allí durante algún tiempo.
Con este objetivo de alcanzar a las personas donde ellas estén, el Señor nos dio los lugares de oración y Bookafés, por medio de los cuales nos hemos dedicado a expresar Su amor y dar a todas las personas la oportunidad de conocer el propósito eterno de Dios, mediante la palabra escrita (1 Jn 1:4; Ap 1:3).
¿Cuál es el significado de Bookafé? "Book" significa libro en inglés; "a" muestra que hay una dirección, una meta; y "Fe" es aquello en lo que creemos. Esta Fe tiene como contenido el plan de Dios revelado en el Nuevo Testamento, Su economía neo testamentaria, la cual Él desea trabajar en nuestra fe subjetiva. Por eso, en los Bookafés hay muchos libros a disposición de las personas, y tienen como objetivo ayudarlas a obtener la vida divina y la revelación del plan de Dios.
Nuestro Dios es muy sabio, porque cuando alguien entra al Bookafé pensando sólo en tomarse un cafecito, también se encuentra con los colportores, quienes después de darle la bienvenida, le presentan los libros de una manera muy agradable. Así, más personas están siendo salvas, y conocen el propósito de Dios y la importancia de la cooperación del hombre en el cumplimiento de Su plan eterno. Además, son fortalecidas por la oración y la comunión con los hermanos. Todos nosotros sabemos que el corazón de Dios no es estrecho, pues Su palabra es para alcanzar a todas las personas, lo que ya ha estado sucediendo desde hace siglos. Lamentablemente, muchos hijos de Dios se dividieron, cada uno con sus conceptos, y se cerraron, formando sus propios grupos, según sus propias interpretaciones bíblicas.
Hoy muchas personas aún están lejos de las promesas de Dios, no tienen esperanza y viven sin Dios en el mundo (Ef 2:15,17). Alabamos al Señor, porque a través de los Bookafés, muchos de los que no conocían a Dios ni Su propósito para el ser humano están siendo salvos y conducidos a la Fe. Asimismo, algunos hijos de Dios que se habían desviado se están acercando al Señor nuevamente y viendo Su reino. Para ello, buscamos llevarlos a invocar el nombre del Señor.
Por medio de invocar el nombre del Señor, nosotros; nos volvemos al Espíritu vivificante. Cada vez que Lo invocamos, la vida divina es añadida a nosotros. Mediante ella, expresamos el amor de Dios. Mientras más de la vida divina tenemos, más el amor de Dios rebosa de nosotros y alcanza a todos aquellos que contactamos en la predicación del evangelio, día a día.
Punto clave: Invocar el nombre del Señor para crecer en la vida y rebosar del amor de Cristo.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuáles son los beneficios que ya alcanzamos por medio de los Bookafés?
Lectura de apoyo:
Ser como Dios en vida y en naturaleza - cap. 5 - Dong Yu Lan.