EL HOMBRE ESPIRITUAL (Parte 8 de 200)
LA VIDA DEL ALMA
Algunos eruditos que han estudiado la Biblia afirman que en griego existen tres palabras diferentes que se traducen vida: (1) bios, (2) psique, y (3) zoe. Aunque todas ellas se refieren a la vida, denotan conceptos diferentes. Bios se refiere a la vida física o biológica. Cuando el Señor Jesús dijo que la viuda había echado todo el “sustento” que tenía, El usó esta palabra (Lc. 21:4). Zoe es la vida más elevada, la vida espiritual. Siempre que la Biblia menciona “vida eterna”, usa la palabra Zoe. Psique es la vida que imprime aliento al hombre; es su vida natural o psíquica, es decir, la vida del alma. La Biblia usa esta palabra cuando se refiere específicamente a la vida del hombre.
Dediquemos nuestra atención a las expresiones “alma” y “vida del alma”, la cuales son traducciones de la misma palabra en el idioma original. El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, y el Nuevo, en griego. En el Antiguo Testamento, tanto “alma” como “vida anímica o del alma” provienen de la palabra nephesh. En el Nuevo Testamento, “alma” y “vida del alma” son traducciones de la palabra griega psique. Vemos, entonces, que el alma es uno de los tres elementos del hombre y es su vida anímica, su vida natural.
En muchas versiones de la Biblia, dicha palabra es traducida simplemente “vida”. Veamos algunos ejemplos:
“Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (Gn. 9:4).
“Porque la vida de la carne en la sangre está” (Lv. 17:11).
“Los que acechaban la vida del niño” (Mt. 2:20).
“¿Es lícito en sábado, hacer bien, o hacer mal, salvar una vida o destruirla? (Lc. 6:9).
“Hombres que han arriesgado sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Hch. 15:26).
“Ni estimo preciosa mi vida para mí mismo” (Hch. 20:24).
“Y dar Su vida en rescate por muchos” (Mt. 20:28).
“El buen Pastor pone Su vida por las ovejas” (Jn. 10:11, 15, 17).
En los pasajes anteriores, la palabra vida en el idioma original es nephesh o psique. Pero no se traduce alma porque no tendría sentido [en estos contextos]. Se le da este uso porque se refiere a la vida del hombre.
Dijimos ya que el alma es uno de los tres elementos del hombre. La vida del alma es la vida natural del hombre, la vida que le permite existir independientemente, ser orgánico y vivir. Esta es la vida que hace al hombre apto para vivir como tal. Ya que la Biblia utiliza nephesh y psique para denotar tanto al alma como la vida misma del hombre, podemos fácilmente ver que estas dos cosas, aunque se distinguen, son inseparables. Se distinguen debido a que en algunos lugares psique puede considerarse el alma o la vida, pero no ambas. La misma palabra se usa muchas veces, por ejemplo, en Lucas 12:9-23 y Marcos 3:4, pero no se puede usar la misma palabra en español. Si lo hacemos, el sentido sería confuso. Por otro lado, el alma y la vida del hombre son inseparables porque ambas están plenamente integradas dentro de él. Si el hombre no tiene alma, no tiene vida. La Biblia no nos dice que una persona carnal tiene vida aparte del alma. La vida del hombre es el alma que ocupa el cuerpo. El alma que está unida al cuerpo es la vida del hombre. La vida no es más que la expresión del alma. Ya que nuestra vida física es la vida del alma, la Biblia llama a nuestro cuerpo “cuerpo anímico” (1 Co. 15:44).
La idea de que el alma es la vida del hombre es crucial. Tiene mucho que ver con que seamos cristianos espirituales o anímicos. Más adelante hablaremos al respecto.
Ya vimos muchos versículos que prueban que el alma contiene la mente, la parte emotiva y la voluntad. Sabemos que los pensamientos del hombre, las imaginaciones, los juicios, los sentimientos, las emociones, las reacciones y los deseos provienen del alma. Por lo tanto, la vida del hombre es una vida que está unida a la mente, a la parte afectiva y a la voluntad y las expresa. Todo lo pertinente a la esfera natural que se halla en la personalidad del hombre, constituye las facultades del alma. La vida anímica es la vida natural del hombre de carne. Las diferentes actividades mencionadas anteriormente en las Escrituras, como por ejemplo, el amor, el odio, el conocimiento, el consejo, la amargura, el regocijo y las decisiones son funciones de la vida anímica. W. Nee
(Continua…)
¡Jesús es el Señor!