EL HOMBRE ESPIRITUAL (Parte 9 de 200)
EL ALMA Y LA PERSONA
Después de haber visto que el alma es nuestra personalidad, el órgano con el cual reflexionamos y nuestra vida, concluimos que ella es el yo, y asimismo, el yo es el alma. La Biblia tiene abundantes pruebas de este hecho.
En Números 30 “ligar el alma con obligación” se menciona más de diez veces. En el idioma original, todos estos lugares dicen “ligando su alma”. Esto nos muestra claramente que el alma es nuestro yo. En muchos pasajes la Biblia traduce la palabra “alma” como la persona misma. Mencionemos sólo algunos casos:
“Ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos” (Lv. 11:43).
“No contaminéis vuestras personas” (Lv. 11:44).
“Según ellos habían tomado sobre sí y sobre su descendencia” (Est. 9:31).
“Oh tú, que te despedazas en tu furor” (Job. 18:4).
“Por cuanto se justificaba a sí mismo” (Job. 32:2).
“Tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio” (Is. 46:2).
Además, en Exodo 12:16 “lo que cada cual haya de comer” es, en el idioma original “lo que cada alma haya de comer”. En Números 35:11 y 15, “Donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención” es, en el idioma original, “Donde huya el homicida que hiere a algún alma sin intención”. En Números 23:10 dice: “Muera yo la muerte de los rectos” es, en el idioma original: “Muera mi alma”. En Levítico 2:1, Cuando una persona ofreciera oblación” es, en el idioma original, “Cuando un alma ofreciera oblación”. En Salmos 131:2 dice: “Como un niño destetado está mi alma”. En Ester 4:13: “No pienses que escaparás” es, en el idioma original, “No pienses en el alma...” En Amós 6:8: “Jehová el Señor juró por Sí mismo” es, en el idioma original, “Jehová el Señor juró por Su alma”. Estos pocos versículos nos indican en diferentes maneras que el alma es la persona misma.
En el Nuevo Testamento tenemos el mismo caso. En 1 Pedro 3:20 las ocho personas son llamadas ocho almas. En Hechos 27:37 los doscientos setenta y seis sobrevivientes son doscientos setenta y seis almas. En Romanos 2:9, los hombres malvados son las almas malvadas. Advertir a las almas malvadas, significa advertir a los hombres malvados. Jacobo 5:20 dice que hacer que un pecador se arrepienta, es salvar a un alma de la muerte . En Lucas 12:19 el hombre rico en su necedad habló palabras de consuelo a su propia alma, es decir, a sí mismo.
Por lo tanto, es obvio que en la Biblia el alma del hombre o la vida anímica del hombre es el hombre mismo. Los ejemplos anteriores nos muestran que en esos casos, si usáramos la palabra “alma” o “vida” en la traducción, no sería comprensible. La única manera es traducirla es “sí mismo”, “uno mismo”, “ellos”. Esto se debe a que el Espíritu Santo considera al alma o la vida del hombre, como al hombre mismo. Podemos confirmar esto con las palabras del Señor Jesús.
Mateo 16:26 dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si gana todo el mundo, y pierde la vida de su alma [psique] O, ¿qué dará el hombre a cambio de la vida de su alma [psique]?
Lucas 9:25 dice: “¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se pierde o se malogra él mismo?
Mateo dice lo mismo que Lucas. En un caso, se menciona “la vida del alma”, mientras que en el otro, se menciona “a sí mismo”. Aquí, vemos que para el Espíritu Santo es igual el término de Mateo “la vida del alma” que el de Lucas, o podemos también decir, que para El es igual en Lucas el término “a sí mismo” que en Mateo. La vida o el alma del hombre es el hombre mismo. Así que, el hombre mismo es su alma o su vida.
Después de haber leído estos versículos referentes al alma, concluimos que el alma del hombre, es simplemente su vida, es él mismo, su personalidad y lo que ésta incluye, a saber: su voluntad, su mente y su parte emotiva. Llegamos a la conclusión de que el alma humana, incluye todo lo que lo constituye un ser humano. Todo hombre que vive en la carne, tiene alma y todo lo que ella contiene. El alma es la vida que comparten todos los hombres de carne. Antes de ser regenerado el hombre, su vida consta de su yo, su vida, su aliento, su fuerza, su mente, sus propósitos, su amor, sus sentimientos, todo lo cual es del alma. En otras palabras, la vida del alma, es la vida que él adquiere desde el vientre de su madre. Todo lo que esta vida posee (antes de que la persona crea en el Señor) y todo lo que pueda llegar a tener, pertenece a la vida anímica. Si entendemos claramente lo que es del alma, será fácil comprender lo que es del espíritu, y podremos diferenciar entre las cosas espirituales y las anímicas. W. Nee
(Continua…)
¡Jesús es el Señor!