EL ESTADO DEL HOMBRE POR NATURALEZA
Llegamos así a Romanos 5:12-21. En este gran pasaje, la gracia se contrasta con el pecado y la obediencia de Cristo se contrapone a la desobediencia de Adán. Está al principio de la sección de Romanos (5:12 a 8.39) de la que nos ocuparemos ahora, y su argumento nos lleva a una conclusión que constituye el fundamento de nuestras próximas meditaciones.
¿Cuál es? Se halla en el verso 19: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Aquí el Espíritu de Dios trata de mostrarnos lo que somos y luego cómo llegamos a ser lo que somos.
Al comienzo de nuestra vida cristiana sólo nos preocupa lo que hacemos, no lo que somos; nos aflige lo que hemos hecho. Pensamos que si pudiéramos rectificar ciertas cosas seríamos buenos cristianos, y así tratamos de cambiar nuestras acciones. Pero el resultado no es lo que esperábamos. Descubrimos, asombrados, que es algo más que una cosa molesta que viene de afuera, es una situación mala en nuestro interior. Tratamos de agradar al Señor, pero encontramos que hay algo en nosotros que no quiere hacerla. Tratamos de ser humildes, pero hay algo en nuestro ser que rehúsa serlo. Tratamos de ser amables, pero adentro somos lo más contrario. Nos sonreímos y tratamos de parecer muy simpáticos, pero en realidad, de corazón, sentimos lo opuesto. Cuanto más tratamos de remediar todo esto exteriormente, tanto más nos damos cuenta de cuán arraigado está el mal adentro. Entonces venimos al Señor y le decimos: “Señor, no sólo lo que he hecho es malo, sino que descubro que yo mismo soy malo”. Sí. Ahora comenzamos a entender aquella conclusión de Romanos 5:19. Somos pecadores.
“EN ADÁN” Y “EN CRISTO”
Así, en Romanos, Pablo trata primeramente de mostrarnos lo que hemos hecho, y entonces trata de mostrarnos lo que somos. Las expresiones “en Adán” y “en Cristo” son muy poco entendidas por los creyentes. Somos todos nacidos “en Adán”. Somos todos constituidos pecadores. Somos miembros de una raza de seres que no son constitucionalmente lo que Dios quiso que fuesen. A causa de la caída tuvo lugar un cambio fundamental en la naturaleza de Adán por el que se convirtió en pecador, vale decir uno constitucionalmente imposibilitado de agradar a Dios; y, corno hijos suyos, todos nos parecemos a él no sólo en lo exterior sino también en lo interior. ¿Y cómo vino a ser todo esto? Por la desobediencia de un hombre. La enseñanza bíblica no es que somos pecadores porque cometemos pecados, sino que pecamos porque somos pecadores. Somos pecadores por naturaleza antes que por acción. Corno Romanos 5:19 lo expresa: “Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos (hechos) pecadores”.
Mi apellido es Nee. Yo no lo elegí: No leí una lista de posibles apellidos para elegir éste. Que mi apellido es Nee no es asunto mío, y no puedo cambiarlo. Tengo el apellido Nee porque mi padre es Nee, y él es Nee porque mi abuelo tuvo ese apellido. Si me comporto corno Nee, soy Nee; si no lo hago, sigo siendo Nee. Si yo llegara a Presidente de la República, siempre seguiré con el mismo apellido; si me rebajara a mendigo en la calle, siempre seré Nee. Nada que yo haga o deje de hacer cambiará mi apellido Nee.
Somos constituidos pecadores, no por los pecados que cometemos, sino por estar en Adán. Todos nosotros pecamos antes de nacer, porque estábamos “en Adán” cuando él pecó.
Si tu bisabuelo hubiera muerto a los tres años de edad, ¿dónde estarías tú? ¡Habrías muerto en él! Tu experiencia estuvo envuelta en la de él. Nosotros estuvimos envueltos en el pecado de Adán, y por nacer “en Adán”, recibimos todo aquello que es de Adán. ¿Observas la unidad de la vida humana? Nuestra vida viene de Adán. Nuestra existencia viene de él, y porque su vida fue pecaminosa, tal es la nuestra. Así que la dificultad es por herencia y no por nuestro comportamiento.
A menos que podamos cambiar nuestra parentela, no hay rescate para nosotros: y es así precisamente cómo Dios resolvió la cosa.
En Romanos 5 se nos cuenta no solamente algo acerca de Adán, sino también del Señor Jesús - “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Ro.5:19). Fuimos hechos pecadores hechos pecadores por causa de Adán, pero constituidos justos por causa de Cristo. Por uno, pecadores; por Otro, justos. Cuando murió el Señor Jesús, hizo
cesar toda vida en Adán; cuando resucitó nos impartió nueva vida. “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo Señor nuestro” (Ro. 5:20,21).
Tomado de “La vida cristiana normal” de W. Nee
¡Jesús es el Señor!