NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
El amarrará su pollino a la vid (Gen 49:8-12)
Semana 15
LUNES
Lectura Bíblica: (Jn 4:24; 21:1-19; Ro 8:6; Gá 5:16, 25)
Leer con oración:
“Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria” (1 Ts 2:11-12).
CUIDAR A LAS PERSONAS Y CONDUCIRLAS AL ESPIRITU
En Juan 21:2-3 vemos que Pedro llevó a otros seis discípulos a pescar, olvidando la comision del Señor les había dado de predicar el evangelio del reino en toda la tierra habitada. Pero el Señor no desistió de seguir con ellos, como tampoco nunca desiste de nosotros. Si Él nos llamó, es porque quiere perfeccionarnos. A pesar de que a veces nos desanimamos y volvemos a nuestras actividades anteriores, olvidándonos de Su comisión, Él aún así se nos aparece y renueva Su llamamiento.
Mientras Pedro y sus compañeros estaban preocupados por la subsistencia, el Señor estaba preocupado por las personas, por eso le preguntó tres veces si Lo amaba y le dijo que apacentara a Sus corderos, y que pastoreara y apacentara a Sus ovejas. De la misma manera, nosotros muchas veces estamos preocupados por nuestro sustento, mientras el Señor está preocupado por las personas, Sus ovejas. Esta palabra debe llegar a ser nuestra experiencia.
En ese episodio, Jesús también le dijo a Pedro: “Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará donde no quieras” (Jn 21:18). Era como si el Señor le dijera: mientras no tengas madurez espiritual, puedes ir a donde quieras, sin ninguna restricción. Sí quieres puedes volver a pescar, tienes la libertad de hacerlo, pero cuando crezcas en la vida divina, ya no podrá ser así”. Las palabras del Señor muestran Su cuidado y paciencia, a la espera de nuestro crecimiento espiritual.
Sus palabras también revelan que no podemos ejecutar solos la obra que el Señor nos encargó. Tampoco podemos decir,: ”!Ésta obra es mía! La voy a hacer a mi manera: no quiero que nadie interfiera”. Esto ocurre por que es más fácil hacer las cosas sólo que tener que depender de otros y coordinarse con ellos. En “Adán” somos individualistas, pero en Cristo debemos tener compañeros espirituales. Así negaremos la vida del alma, creceremos y maduraremos en la vida divina, lo cual nos capacitará a hacer todo en comunión con los otros.
El secreto para estar dispuesto a ser restringido por otros es permanecer en el espíritu (la principal característica del ministerio de Juan). Por tanto, lo primero que debemos aprender es a andar y vivir en el Espíritu (Jn 4:24; Gá 5:16, 25). En toda y cualquier situación, aprendamos a volvernos a nuestro espíritu, donde mora el Espíritu del Señor (Ro 8:6; 2 Co 3:16-18). Una vez que estamos en el Espíritu, la luz del señor actúa sobre nosotros y obtenemos la fuerza para negar nuestras propias capacidades, opiniones, nuestra manera de hacer las cosas, dando al Espíritu la libertad para gobernarnos.
Punto clave: Andar y vivir en el espíritu.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿De qué manera podemos ser libres de la preocupación y por los afanes de la vida?
¡Jesús es el Señor!