El propósito de Dios al crear al hombre, semana 3
LUNES
Lectura bíblica:
Gn 1:3-13; Ez. 28:4-6, 14, 17
Leer con oración:
"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" Jn 11:25).
LUZ, SEPARACIÓN Y RESURRECCIÓN
La semana pasada vimos que la creación original había sido entregada a Lucero, hijo de la mañana (Is 14:12), y a otros ángeles para que gobernaran. Lucero o Lucifer era un arcángel muy capaz, que inicialmente se dedicó mucho a la responsabilidad que Dios le había encomendado (Ez 28:14). De hecho, todo lo que hacía era bien hecho, y por ello, fue asumiendo posiciones cada vez más elevadas (vs. 4-5).
Sin embargo, a medida que eso ocurría, su orgullo también aumentaba y así, tuvo la ambición de subir cada vez más. Su orgullo era como un abismo profundo, nada lo satisfacía.
Él debió haber estado satisfecho puesto que ya había alcanzado la posición más alta entre todos los ángeles, incluyendo a los otros arcángeles como él; sin embargo, esto no sucedió y su disconformidad lo llevó a querer ser igual a Dios (vs. 6, 12). Deseó algo imposible, pues
Dios es el Creador, y él sólo una criatura. Cuando Dios vio la ambición desmedida de Lucero, no lo soportó más y lo arrojó por tierra (v. 17). A partir de ese entonces, \comenzó a ser llamado Satanás, el adversario de Dios.
Esta palabra nos sirve de advertencia, pues como vimos, el orgullo lleva a las personas a una gran caída.
Debido a la rebelión liderada por Satanás, Dios decidió crear al hombre a fin de recuperar Su reino que fue usurpado.
Dios se ocupó seis días en Su creación y en el séptimo día descansó de toda Su obra. Todas las cosas que creó fueron para el hombre, no obstante, la creación del hombre aún no era Su propósito final.
Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza, y al igual como un guante que es hecho a la "imagen y semejanza" de la mano, a fin de ser llenado por ella; el hombre fue hecho para recibir la vida divina. Dios deseaba que el hombre y la mujer fueran fructíferos, se multiplicaran, llenaran la tierra y señorearan (Gn 1:28). Como hombres y mujeres llenos de la vida divina, ocuparían toda la tierra, llenándola de la expansión de Dios y librándola, por tanto, del poder maligno del enemigo de Dios.
Al comenzar Su obra de recreación, Dios dijo en el primer día: "Sea la luz; y fue la luz" (Gn 1:3). Aquella luz creada era una luz general y difusa, aun, así brilló sobre la tierra que estuvo antes totalmente cubierta por las tinieblas. Este fue el principio de la preparación para que surgiera la vida.
En el segundo día, Dios hizo el firmamento, realizó-la separación de las aguas que están debajo de la expansión y las que están sobre ella (vs. 6~7). Hizo esto al evaporar las aguas de los mares que son saladas, y las aguas que ascendieron formaron las nubes. Todo eso fue hecho para preparar lo que sucedería en el tercer día.
En el tercer día Dios hizo surgir la porción seca, la tierra. Como vimos, esta porción seca representa la resurrección del Señor Jesús, que también ocurrió en el
tercer día de Su muerte.
Las personas del mundo le temen a Satanás porque él tiene el poder de la muerte en sus manos (He 2:14b). Está establecido que todos los seres humanos tienen que pasar por el Hades, un lugar controlado, por él. En el Hades no hay salida, sólo entrada, pues sus puertas sólo se abren en un sentido: se entra, pero no se puede salir.
¡Aleluya! ¡El Señor Jesús venció a Satanás y al poder de la muerte! Cuando Él murió en la cruz y entró en el Hades, Satanás pensó que el Señor había caído en sus manos, que no tenía salida. Pero, la sabiduría de Dios es superior a la inteligencia de Satanás. Dios tiene el poder de la resurrección, esto es algo inimaginable para el hombre. ¡Gracias al Señor! porque aunque las puertas del Hades tienen un solo sentido, la resurrección abrió esa puerta en el sentido opuesto.
También en el tercer día surgió la vida vegetal. Las plantas\ necesitaban de las aguas de las nubes, puras y sin sal, para ser sustentadas. ¡Alabado sea el Señor! En cada día de la creación Él preparó todo para que, al crear al hombre, tuviera todas las condiciones para poder vivir.
Punto clave: La resurrección abrió la puerta del Hades en el sentido opuesto.
Pregunta: ¿Con qué objetivo Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza?
SEMANA 3 MARTES
Lectura bíblica:
Mt 20:19; Jn 20:22; Jn. 1:5;Ap 1:4-5
Leer con oracion:
"Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años" (Gn 1:14).
LA IMPORTANTE CONTRIBUCIÓN DE LA LUZ DEL CUARTO DÍA
En el primer día de la creación de Dios surgió la luz, que representa la obra del Padre (1 Jn 1:5); en el segundo, apareció el aire, que está relacionado con la obra del Espíritu Jn 20:22); y al día siguiente, surgió la porción seca de las aguas, que representa la obra del Hijo que resucitó al tercer día después de Su muerte (Mt 20:19).
Tenemos el concepto de que el orden "'siempre es: el Padre, el Hijo y el Espíritu, pero de acuerdo con la revelación bíblica en Apocalipsis 1:4 este no es el orden: Primero tenemos "del que es y que era y que ha de venir" que se refiere a Dios Padre; después tenemos "y de los siete espíritus" que claramente se refiere al Espíritu y finalmente "y de Jesucristo..." que se refiere al Hijo.
Este mismo orden puede ser visto en Génesis 1: el Padre, el Espíritu y el Hijo. En el primer día Dios es representado por la luz; en el segundo día vemos al Espíritu representado por el aire; y en el tercer día, la resurrección del Señor Jesús de entre los muertos. Por tanto, los tres primeros días de la creación muestran la obra del Padre, del Espíritu y del Hijo.
La luz del primer día era una luz general, difusa, suficiente sólo para disipar las tinieblas. La vida que surgió en el tercer día exigía una luz más fuerte. Por eso en el cuarto día fueron creados dos grandes lumbreras: una para el día y otra para la noche. Esta luz fuerte es la luz del sol, que en muchas ocasiones es agradable, y en otras, incómoda. La luz del sol es fuerte para permitir que la vida vegetal crezca, florezca y fructifique.
En la vida de la iglesia también experimentamos estos dos tipos de luz. Fuimos iluminados por la luz general cuando recibimos la vida de Dios. No obstante, para crecer en vida, necesitamos diariamente acercarnos a la persona del Señor y tener comunión con Él. De esa manera, al igual que la luz fuerte y directa del sol, seremos cada vez mas iluminados para ver nuestra condición, arrepentirnos, crecer y producir cada vez más frutos (Sal 84:11; Mal 4:2).
El Señor desea transformarnos para que crezcamos en vida a fin de reinar con Él. Por eso, cuando es necesario, hace brillar una luz intensa sobre nosotros; permite muchas veces que seamos afligidos en diversas pruebas, con el propósito de que admitamos lo mucho que necesitamos negarnos a nosotros mismos para recibir más de la vida divina (1 P 1:6). Es solamente bajo Su luz que podremos darnos cuenta de nuestra real situación y reconocer que todavía tenemos una vida del alma fuerte, que necesita ser expuesta para ser purificados y transformados.
Punto clave: Luz intensa y necesaria.
Pregunta: ¿Qué contribución le ha traído la luz del cuarto día?
SEMANA 3 MIERCOLES
Lectura bíblica:
Mt. 16:24; Jn 1:13; Ro 9:22-24
Leer con oración:
"Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase" (Gn 2: 15).
VACIARSE PARA SER LLENADO
La luz de Dios viene sobre nosotros a fin de que Su vida continúe creciendo hasta que estemos lo suficientemente maduros pará llevar a cabo Su comisión. Fue con este propósito que Él nos creó.
Dios tiene un placer y una voluntad: que el hombre sea Su complemento, Su ayuda idónea, a fin de cooperar con Él para tratar con Satanás, Su enemigo. Dios no trata directamente con Satanás, por eso creó al hombre, para que reciba Su vida divina y, por medio de ella,
Subyugue a Satanás.
Dios creó al hombre y a la mujer a la imagen de Cristo con el objetivo de que recibieran la vida divina, esto habría ocurrido si ellos hubiesen comido del árbol de la vida. Ambos fueron hechos fructíferos y recibieron la comisión de cuidar del huerto, lo que en nuestra experiencia significa cuidar a los hijos de Dios en la vida de la iglesia.
La iglesia está formada de personas salvas, que se reúnen en un mismo lugar. Es importante destacar que, para ser parte de la iglesia, tales personas necesitan ser regeneradas, es decir, nacer de nuevo, nacer de Dios (Jn. 1:13). Por la gracia divina, reciben la vida del Señor, la cual necesita recibir cuidados para crecer. La vida de la iglesia sirve, exactamente, para proporcionamos el crecimiento de la vida divina. Por tanto, una vez que hayamos madurado haremos la voluntad de Dios, que es derrotar a Satanás. Fue por eso que el Señor nos puso en la iglesia.
Con respecto a la práctica de la vida de la iglesia, existen muchos aspectos, pero, después de revelar la iglesia en Mateo 16, el Señor dio énfasis sólo a una cosa. Él no destacó los muchos aspectos o prácticas que debíamos tener en el vivir de la iglesia, aunque los demás aspectos también tienen importancia. Lo que el Señor enfatizó fue nuestra necesidad de tomar la cruz, negarnos a nosotros mismos y seguirlo, de manera que perdamos la vida del alma (v.24).
La Biblia compara al ser humano con un vaso (Ro 9:22~24). Somos como vasos llenos de agua. Para que la vida de Dios pueda entrar, es necesario vaciar el vaso, a fin de proporcionar un espacio. Negar la vida del alma es vaciar nuestro vaso. El espacio que es dejado cuando nos vaciamos será llenado por la vida divina. El mejor lugar para practicar esto es la vida de la iglesia, pues es allí donde Dios nos cuida. En otras palabras, la iglesia es el lugar donde somos perfeccionados y la vida de Dios crece en nosotros por medio de negar nuestra vida del alma.
Punto clave: Somos perfeccionados en la vida de la iglesia.
Pregunta: En qué consiste la experiencia de vaciarse.
SEMANA 3 JUEVES
Lectura bíblica:
Hch 1:8; Ro 8:17; 10:6-13; 15:24
Leer con oración:
"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mt 24:14).
LLENAR LA TIERRA AFIN DE SEÑOREARLA
Como vimos anteriormente, el Señor desea que seamos Fructíferos y nos multipliquemos. Después de multiplicarnos en una ciudad, debemos también expandirnos a otras más, hasta que llenemos toda la tierra.
La tierra fue usurpada por Satanás, se convirtió en su reino, el lugar en donde ejerce su autoridad. Por eso el Señor espera ansiosamente que seamos fructíferos y nos multipliquemos para llenar la tierra, propagando no sólo el evangelio de la gracias sino principalmente y con más carga- el evangelio del reino (Mt 24:14). A las personas que todavía no han creído les predicamos el evangelio de la gracia y; después que son salvas, por invocar el nombre del Señor, debemos ayudarlas a crecer en vida por medio del evangelio del reino (Ro.10:6-13; 8:17).
Al invocar el nombre del Señor, nos vaciamos de nosotros mismos e inspiramos a Dios hacia nuestro interior. Así, la vida de Dios entra en nuestro espíritu humano por medio del Espíritu (8:16). Entonces, cada vez que invocamos: “¡Oh Señor Jesús!", nos vaciamos y dejamos un espacio dentro de nosotros para que Él nos llene.
Recibimos la vida de Dios por creer en el Señor e invocar Su nombre, pero para que esa vida pueda crecer es necesario que continuemos negando nuestra vida del alma. Cuando invocamos el nombre del Señor, primero expiramos nuestra vida del alma e inmediatamente inspiramos al Espíritu vivificante hacia dentro de nuestro espíritu.
Invocar el nombre del Señor nos da el crecimiento de vida. Cuando la vida divina crece, estamos aptos para predicar y expandir el evangelio. Cuando usted va a otros lugares, no sale basado en su vida del alma o en su conocimiento bíblico. Su carga debe ser solamente predicar el evangelio de la gracia, es decir, llevar al Señor mismo a aquellos que todavía no han creído en Él, y también, anunciar el evangelio del reino a aquellos que ya son salvos. El evangelio de la gracia ya ha sido ampliamente predicado por los siervos de Cristo, pero el deseo de Dios es aun llenar toda la tierra (Mt 24:14; Hch 1:8; Ro 15:24). Después de recibir el evangelio de la gracia, muchos de los que experimentaron el gozo de la salvación, no logran perseverar hasta obtener "el fin de nuestra fe, que es la salvación de vuestras almas", conforme a lo que leemos en 1 Pedro 1:9. Por eso necesitamos salir para ayudarlas, llevándoles el evangelio del reino, pues este es el propósito de Dios, la comisión que recibimos: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread" (Gn 1:28).
Punto .clave: El deseo de Dios es llenar toda la tierra.
Pregunta: ¿Cuál es nuestra comisión?
SEMANA 3 VIERNES
Lectura bíblica:
Gn.2:17; Jn 15:1; 1 Co 8:1~2
Leer con oración:
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" Jn 15:5).
OBEDECER A LA PALABRA DE DIOS
La orden que Dios nos dio es que sojuzguemos la tierra. Antiguamente teníamos el concepto de que seríamos fructíferos, que nos multiplicaríamos y llenaríamos la tierra para que el Señor, como Rey, viniera a señorear. Pero ahora, gracias a la iluminación de la Palabra, vimos que esta comisión es nuestra: el hombre y la mujer fueron creados a la imagen de Cristo con el propósito de subyugarla tierra. ..
El Señor ya nos entregó todo lugar que pisare la planta de nuestro pie Jos 1:3). Basados en esa promesa, salimos para establecer la iglesia en las ciudades en donde aún no había, llevando el evangelio de la vida a esos lugares. Las personas que son regeneradas en esas ciudades son traídas a un lugar que es la iglesia. Allí las personas tienen la oportunidad de ser perfeccionadas y transformadas, dejando cada vez más la vida natural para ser llenadas de la vida divina.
Solamente cuando tengamos la plenitud de la vida divina, por predicar el evangelio del reino en toda la tierra habitada, estaremos sujetándola al gobierno del Señor. Dios desea que avancemos a todas las ciudades en donde Satanás aún ejerce su dominio y lo expulsemos de allí a fin de ejercer la autoridad de Dios.
A pesar de que somos constantemente suplidos e iluminados por la Palabra, todavía somos muy egoístas, nos dejamos guiar por nuestra vida del alma. Muchas
veces nos sentimos satisfechos por tener una vida de la iglesia rica y maravillosa y, por esa razón, nos acomodamos y no salimos para predicar el evangelio, dejando que la tierra continúe siendo subyugada por Satanás.
Aun hoy, pese a que conocemos la Palabra y el deseo del Señor, no somos obedientes, igual que Adán. Dios le había ordenado que no comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, pero él comió y no obedeció a la palabra del Señor (Gn 2:17).
El conocimiento siempre ha atraído al hombre, por eso debemos velar para no sólo conocer o analizar las verdades bíblicas. Todo lo que proviene del árbol del conocimiento, ya sea bueno o malo, no nos ayudará a desarrollar nuestra salvación.
El conocimiento es bueno siempre y cuando proceda de Dios: "Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas" (1 Jn 2:20). Pero, si el conocimiento es usado como una manera de obtener la independencia de Dios, esto se convierte en un grave problema. Quien confía en el conocimiento piensa que no necesita más a Dios y se vuelve independiente.
Si Adán y Eva hubieran comido del árbol de la vida, la vida de Dios habría entrado en ellos. Pero, al comer del árbol del conocimiento, sólo fueron llenos de conocimiento.
Debemos valorar al árbol de la vida, el cual Dios preparó para nosotros: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador" Jn 15:1). El árbol de la vida no es alto, pues sus vástagos se extienden horizontalmente, y se hacen accesibles para que podamos tomar sus frutos sin ningún esfuerzo.
Punto clave: Ser más dependientes de Dios.
Pregunta: ¿Qué es lo que dificulta el cumplimiento de la voluntad de Dios?
SEMANA 3 SABADO
Lectura bíblica:
Mt 10:37-38; Jn 7:37-39; 10: 10; Ro 10: 14-15; 15:20; 1 Co 12:13
Leer con oración:
"Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro" (Gn 49:22).
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LA VIDA QUIERE EXPANDIRSE
En el capítulo 49 de Génesis, Israel pronunció una palabra profética a cada uno de sus doce hijos. Con relación a José, que era el décimo primero, fue dicho que era una rama fructífera junto a una fuente (v. 22). Por estar junto a una fuente, esta rama está constantemente recibiendo la humedad y los nutrientes contenidos en el agua.
El agua representa al Espíritu Jn 7:37-39; 1Co 12:13). Si vivimos constantemente en el Espíritu, es decir, junto a las aguas, seremos llenos de la vida divina. Si sacamos con alegría aguas de la fuente de la salvación, dando gracias al Señor e invocando Su nombre, seremos llenos del Espíritu, y en consecuencia, obtendremos más vida (Is 12:3-4). Así que, esta práctica diaria no debe quedar restringida sólo a
nosotros, sino que por medio de nosotros el Señor dará vida a otros Jn 10:10).
Al beber del Espíritu de vida, así como la rama que absorbe el agua junto a la fuente, creceremos. ¡Aleluya! Mientras más crezcamos, mayor será nuestro alcance; entonces, así como los vástagos de aquella rama fructífera que se extiende sobre los muros, la vida de Dios que está en nosotros se expandirá a otros lugares.
Si en su ciudad o región ya hay muchas iglesias, aun así usted no estará "desempleado". Debe salir y buscar otros lugares para dar frutos allí. Es por eso que, en la vida de la iglesia, hace varios años el Señor nos está hablando sobre negar la vida del alma. Negar la vida del alma es para que la vida de Dios sea añadida a nosotros. Cuanto más de la vida de Dios tengamos, más fructíferos para multiplicarnos seremos. \
Así podremos avanzar en la predicación del evangelio para subyugar a toda la tierra al gobierno del Señor Jesús. Aunque Dios nos dio la carga de cuidar nuestra casa, familia e hijos, y en esto debemos ser fieles, tenemos que recordar que en Su Palabra también nos pide que dejemos todo, incluso nuestra familia, para seguirlo (Mt 10:37-38).
Por una parte, el Señor exige que cuidemos de los que están a nuestro alrededor, especialmente a nuestros familiares- (1 Ti 5:
; por otro, Él desea que dejemos todo para hacer Su obra, encargándonos esta responsabilidad (1 Co 9: 16-17; Ro 10:14-15). Es como
si fueran dos platos en una balanza que deben ser equilibrados. No podemos descuidar a los nuestros, pero tampoco podemos amarlos más que al Señor. Siempre debemos poner al Señor en primer lugar: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mt 6:33).
Nuestra búsqueda y preocupación debe ser por aquello que Dios nos encargó: ser fructíferos, multiplicarnos, llenar la tierra y sojuzgada. Por nosotros mismos es imposible que batallemos contra Satanás, pero si estamos llenos de la vida divina, subyugaremos a
Satanás para que los reinos de este mundo vengan a ser de nuestro Señor y de Su Cristo. ¡Aleluya!
Punto clave: Disfrutar de la vida para propagar el evangelio.
Pregunta: ¿Cómo podemos practicar la expansión a la luz de Génesis 49:22?
SEMANA 3 DOMINGO
Lectura bíblica:
Mt 22:11-13; 25:21, 23; 2 P 1:10-11; Ap 12:9
Leer con oración:
"No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio" (1 Ti 4: 14).
LA VIDA ES PARA LA OBRA
Dios nos salvó para que seamos fructíferos, nos multipliquemos y llenemos la tierra, a fin de expulsar a Satanás.
Dios tiene el objetivo de no permitir más que Satanás ejerza autoridad sobre la tierra, sino de expulsado para que la gobernemos y administremos (Ap 12:9). Para ello, es necesario que veamos cuánto de la vida y experiencia tenemos en la obra de Dios. Si usted no ejercita los talentos que recibió, ¿Cómo podrá ser usado por el Señor en Su reino? Por ejemplo, el Señor permite que usted sea el dueño de una fábrica para que aprenda a administrar.
En el reino venidero, Dios quiere administradores, gerentes maduros y experimentados, que sepan administrar y gestionar de acuerdo con Su economía. Estudiar para alcanzar un alto grado de instrucción o conocimiento es importante, pero no debe servir sólo para obtener posición y dinero, pues “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿o qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mt 16:26). Si usted gana todo el mundo refiriéndose a las riquezas, por medio de su vida del alma, y no de la vida de Dios, tal vez en aquel día usted entre en el reino milenario, pero no en la gloria, sino en las tinieblas de afuera (Mt 22:11~13).
Hoy debemos aprovechar todas las circunstancias a fin de tener experiencias para que las apliquemos en el reino venidero. Si usted tiene experiencias hoy, y esto lo hace crecer en vida, en el reino milenario su porción no será pequeña (2 P 1:10~1l). En el reino no seremos sólo ciudadanos, sino administradores juntamente con el Señor, que estará reinando. Este es el propósito de Dios y Su voluntad. ¡Por eso tomemos esto como una meta y avancemos!
Somos como los animales limpios que rumian los alimentos. Cada vez que revisamos la palabra hablada, digerimos un poco más, obtenemos más de su contenido. Solamente aquellos hermanos y hermanas que están en el espíritu aprecian el rumiar de la palabra del Señor (1 P 2:2). Pero, aquellos que viven en el alma no soportan la repetición, y por eso, sólo así logran extraer algunos pocos nutrientes. En la vida de la iglesia somos como los animales limpios, que rumian el alimento y, de esta manera, se fortalecen de todo el suministro que contiene.
Punto clave: Usar todas las circunstancias para tener experiencias y aplicadas en el reino.
Pregunta: ¿Cómo ha tratado con las circunstancias que surgen a su alrededor?
Lectura de apoyo:
El vivir de los hijos de Dios- cap. 2 - Dong Yu Lan
El recobro orgánico - cap. 2 - Dong Yu Lan
¡Jesús es el Señor!
La iglesia en Armenia