¿PORQUE CREÓ DIOS AL HOMBRE? (semana 1)

¿PORQUE CREÓ DIOS AL HOMBRE? (semana 1)
El mundo antiguo
Lunes --- Leer con oración: Jn 20:31; 1 Co 15:45b
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn 6:63)
LEER-ORAR LA PALABRA E INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR PARA CRECER EN VIDA
¡Gracias al Señor! porque empezamos una serie más del Alimento Diario, que tendrá como tema general “¿Por qué creó Dios al hombre?
Nuestra intención en esta nueva serie es tener comunión sobre la palabra de Dios y para extraer de ella no sólo el conocimiento del propósito de Dios al crear al hombre, sino también lo que nos puede ayudar a practicar Su voluntad para nuestras vidas, y lo que puede ser útil para nuestro crecimiento en la vida divina.
En el pasado, el Señor usó al hermano Watchman Nee para hablar con respecto a asuntos importantes, tales como, la iglesia y la vida de Dios. Después, el hermano Lee nos ayudó a ver que el espíritu es el que da vida (1 Co 15:45b). También nos mostró cómo, por medio de leer-orar la palabra de Dios e invocar el nombre del Señor, somos introducidos en el Espíritu y de esa manera, la vida de Dios puede crecer y expresarse en nosotros (Jn 6:63; 20:31).
Estas prácticas llegaron hasta nosotros, en Brasil y en toda América del Sur, y llegaron a ser nuestro ministerio. No sólo leemos-oramos la palabra de Dios e invocamos el nombre del Señor, sino que además llevamos a otras personas a hacer lo mismo para que reciban vida en el Espíritu.
La carga que el Señor nos ha dado últimamente es predicar el evangelio completo, que incluye el evangelio de la gracia para salvar a los pecadores, y el evangelio del reino, que tiene como objetivo ayudar a los hijos de Dios a crecer en la vida divina.
Punto Clave: Llevar a las personas a invocar el nombre del Señor y orar-leer Su palabra.
Pregunta: ¿Cuál es la carga actual del Señor para nosotros?
 



Martes --- Leer con oración: Gn 1:26-28; Jn 1:12-13; 3:3, 5; Hch 10:43; 1 Jn 1:7-9
“Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?” (Lc 12:42)
CUMPLIR LA COMISIÓN DE DIOS
Nuestra comisión es llevar a las personas a creer en el Señor Jesús, recibir la vida de Dios y luego ayudarlas a crecer en esta vida.
Al predicar el evangelio de la gracia, ayudamos a las personas a invocar el nombre del Señor y a confesar sus pecados para que les sean perdonados. Todo aquel que cree en el nombre de Jesús recibe la remisión de sus pecados, pues la sangre de Jesús es poderosa para limpiarlos completamente (Hch 10:43; 1 Jn 1:7-9). Todo cristiano genuino ha experimentado esta etapa inicial de la salvación.
Sin embargo, Dios no sólo desea librar a los hombres de la condenación eterna, pues todo aquel que cree en Él recibe la vida divina y llega a ser Su hijo (Jn 1:12-13). Únicamente los que tienen la vida divina pueden entrar en el reino de Dios (Jn 3:3, 5). No obstante, para ello, no sólo basta nacer de Dios, sino que es necesario crecer en la vida divina, es decir, desarrollar la salvación, tal como el apóstol Pablo le escribió a los filipenses: “llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor” (Fil 2:12-VR); y Pedro lo confirmó en su primera epístola: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 P 2:2). Esta salvación se refiere a la salvación de nuestra alma (1:9).
Si crecemos en vida, desarrollando nuestra salvación, un día reinaremos con Cristo en Su reino venidero. A este proceso de crecimiento de vida lo llamamos el evangelio del reino, o el evangelio de la vida.
El deseo de Dios de tener muchos hijos maduros para sujetar la tierra a Su señorío, puede ser visto a lo largo de toda la Biblia, incluso desde el primer capítulo. Génesis 1:26-27 muestra que Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza. A continuación, en el versículo 28, Dios les dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
A través del ser humano, Dios quería llenar la tierra con Su expresión (imagen y semejanza) y sujetarla con Su autoridad (señorío). Por eso les ordenó a Adán y a Eva que tuvieran descendientes que llenaran toda la tierra y la sojuzgaran, señoreando sobre todas las criaturas, incluso sobre aquellas que se arrastran por la tierra, los reptiles, que representan al enemigo de Dios.
Sabemos que Adán y Eva fallaron en su comisión, pero hoy la incumbencia que estaba sobre ellos nos fue dada a nosotros. Podemos cooperar con el propósito divino por medio de anunciar el evangelio del reino en todo el mundo y alimentar a los hijos de Dios (Mt 24:14; Lc 12:42). El Señor nos ha dado la gracia y la fuerza para hacer esta obra, por eso hemos ido a diferentes lugares para anunciar el evangelio de la gracia y el evangelio del reino, para que las personas puedan recibir la vida de Dios y crezcan en ella, hasta que un día, en el mundo venidero, podamos gobernar sobre las naciones.
Es por esto que el Señor nos necesita: para llevar el evangelio completo a otras personas, ayudándolas a prepararse para el reino. Durante esta serie del Alimento Diario, veremos más acerca de este asunto tan crucial en nuestro vivir cristiano.
Punto Clave: Crecer en la vida para reinar con el Señor en Su reino venidero.
Pregunta: ¿Cuál es la comisión que recibieron Adán y Eva y que hoy nos fue dada a nosotros?
 



Miércoles --- Leer con oración: He 2:1-8
“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando” (He 2:5)
LA AUTORIDAD DEL HOMBRE EN LA ERA VENIDERA
El capítulo 2 de la epístola a los Hebreos hablamos de la salvación tan grande que Dios nos preparó: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (vs. 1-4).
A continuación el autor explica que el mundo venidero no será gobernado por los ángeles, sino por el hombre: “Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies”.
Aquí vemos que Dios quiere que el hombre gobierne sobre toda Su creación. Hoy, temporalmente, aún somos un poco menores que los ángeles, pero un día todas las cosas se sujetarán a nosotros. Sin embargo, sólo seremos aptos para ello si crecemos en la vida divina. Dios todavía necesita trabajar en nosotros para que en aquel día recibamos honra y gloria. Entonces, así estaremos habilitados para reinar con Él.
Además, tener gloria significa tener la expresión de Dios. Es por eso que necesitamos buscar alimentarnos más de la Palabra, leyéndola con oración e invocar el nombre del Señor en todo momento. Al hacer esto, nos llenamos de Dios y expresamos Su gloria a otros. Y por causa de esta expresión, podemos tener honra. Finalmente, con gloria y honra, todas las cosas podrán ser puestas a nuestros pies, y gobernaremos la tierra con Cristo en Su reino.
Punto Clave: Dios quiere que el hombre gobierne sobre toda Su creación.
Pregunta: ¿Cómo expresamos la gloria de Dios a los demás?
 



Jueves --- Leer con oración: Lc 4:6; Jn 12:31; Ef 2:2; Col 2:13-15
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef 6:12)
EL MUNDO ACTUAL
Vimos que el capítulo 5 de Hebreos explica que el mundo venidero no será entregado a los ángeles para que lo gobiernen, sino a los hombres. No obstante, en el mundo actual, los ángeles aún ejercen una gran influencia y señorío (Ef 2:2).
Aunque los países tienen sus gobernantes, sabemos que existe un mundo espiritual que actúa de manera oculta. Por ejemplo, el evangelio de Lucas registra que el diablo le mostró a Jesús todos los reinos del mundo y le dijo: “A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy” (4:6).
Satanás es el príncipe de este mundo (Jn 12:31), por eso en la Epístola a los Efesios, el apóstol Pablo explicó: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (6:12).
Existen más de doscientos países y cada uno tiene su sistema de gobierno, pero según la interpretación bíblica, por detrás de todos ellos, está el príncipe de este mundo, Satanás. En realidad, todos estos sistemas pueden ser usados y manipulados por el enemigo de Dios, ya sean americanos, europeos, asiáticos, africanos o australianos.
No obstante, Colosenses 2:13-15 nos muestra, primeramente, que Dios nos dio vida juntamente con Cristo y luego, cómo trató con los principados y potestades que están vinculados con Satanás: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.
El Señor Jesús triunfó en la cruz sobre los principados y potestades y en Su venida, exterminará a todas las huestes de Satanás: “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia” (1 Co 15:24).
Punto Clave: Nuestra lucha no es contra carne ni sangre.
Pregunta: ¿Cómo es el actual sistema instituido por el príncipe de este mundo?
 



Viernes --- Leer con oración: Ex 36:35; 37:8-9; Job 38:7; Is 14:12; Ez 28:11-14
“A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” (Mt 25:15)
LOS ATRIBUTOS DEL MINISTRO DEL MUNDO ANTIGUO
El primer mundo, el mundo antiguo, era muy bello, lleno de luz y armonía. En el libro de Job, al describir cómo se creó el mundo, Dios afirma que en aquel momento, todas las estrellas del alba alababan, y todos los hijos de Dios se regocijaban (38:7).
Esta maravillosa creación fue entregada a Lucero, el arcángel más destacado de todos, para que la gobernara. En Isaías 14, este ángel de luz es representado por el rey de Babilonia.
Como gobernador del mundo antiguo, Lucero no podía ser cualquier persona, sino que necesitaba ser bueno, adecuado y competente. Por eso Ezequiel 28 dice que él era el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura (v. 12). Su vestidura estaba compuesta de piedras preciosas (v. 13), que representan los dones que Dios le había dado.
Además, Lucero era el querubín protector y ungido (v. 14) y, de acuerdo con algunas traducciones, fue designado para guardar el arca. Los querubines están relacionados con la gloria, pues sabemos que en el tabernáculo de Dios, había querubines bordados sobre el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo y también, dos querubines de oro que cubrían con sus alas el propiciatorio (Ex 36:35; 37:8-9). Todo esto nos muestra la hermosura, la gloria y la honra que Lucero poseía, porque los querubines tenían el ministerio de guardar y cubrir el arca. ¿Quién podría imaginar que un ser así sería capaz de rebelarse?
El Señor nos llamó para servir en la iglesia y nos equipó con talentos y capacidades, o dones (Mt 25:15). La historia de Lucero nos sirve de advertencia para que no nos enorgullezcamos. Debemos reconocer que nada de lo que tenemos o incluso de lo que somos, viene de nosotros, sino del Señor.
Punto Clave: Fuimos llamados y equipados para servir en la iglesia.
Pregunta: ¿Cuál es el gran peligro de ser exitosos en la comisión dada por Dios?
 



Sábado --- Leer con oración: Gn 1:2; Is 14:12-15
“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” (2 Co 3:5)
RECONOCER QUE NUESTRA CAPACIDAD VIENE DE DIOS
Génesis 1:2 afirma que la tierra estaba desordenada y vacía. No obstante, Dios no la había hecho así, porque en el principio era muy bella. Pero después que Lucero, el principal arcángel, se rebeló contra Dios y se convirtió en Su adversario, la tierra tuvo que ser juzgada y llegó a estar como la describe la Biblia al principio.
Lucero era el gobernador de la primera creación, el mundo antiguo. Ezequiel 28 lo describe: “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (vs. 12b-15).
Lucero era sumamente capaz y muy hábil. Él era el principal arcángel que tenía autoridad sobre todos los demás seres celestiales, excepto sobre Dios. Pero poco a poco, Lucero se fue olvidando que todo lo que era y poseía le había sido concedido por Dios y así, el orgullo brotó en su interior. Por su insatisfacción, tuvo la ambición de ser semejante al Altísimo (Is 14:14).
La historia de Lucero es una advertencia para nosotros. Si Dios nos bendice, tendremos éxito en nuestro servicio a Él. Pero, jamás debemos olvidarnos de que los dones que tenemos vienen de Dios. Necesitamos tener cuidado con el orgullo, del cual viene la ambición, que produce la dañina insatisfacción.
El principal de entre los arcángeles fue juzgado por Dios por causa de su rebelión y con él toda la tierra, que llegó a estar desordenada y vacía, según lo descrito en el principio de la Biblia. Lucero, el ángel de luz, se convirtió en Satanás, el enemigo de Dios.
Necesitamos ser muy cautelosos con la ambición, la insatisfacción y el orgullo. Lucero cometió ese error y terminó convirtiéndose en el adversario de Dios. Por causa de él, el mundo antiguo tuvo que ser juzgado. Además, él es el gobernador del mundo presente, pero será expulsado y encarcelado por mil años al principio de la próxima era, y el reino será de nuestro Señor y de Su Cristo (Ap 12:10; 20:2). Finalmente, será definitivamente destruido después que se completen los mil años, cuando será echado al lago de fuego y azufre (20:7, 10) ¡Aleluya!.
Punto Clave: Toda la honra y la gloria sean dadas al Señor.
Pregunta: ¿Por qué el orgullo produce ambición?
 



Domingo --- Leer con oración: Gn 1:2; Is 14:13-15; Mt 6:9-10; 24:14
“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt 6:9-10)
LA REBELIÓN RESULTA EN CAOS, PERO LA VOLUNTAD DE DIOS PRODUCE SU REINO
Dios creó el mundo antiguo con una gran belleza y se lo entregó a Lucero para que lo gobernara. Entonces, Lucero fue el primer ministro de Dios; no obstante, él falló en su comisión, se rebeló contra la autoridad divina.
Ezequiel 28 dice que, a causa de la multitud de sus contrataciones fue lleno de iniquidad, y pecó. Su corazón se enalteció por causa de su hermosura y corrompió su sabiduría a causa de su esplendor. Finalmente, llegó a decir: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is 14:13-14). Dios es el Creador y Lucero es la criatura. ¿Cómo una criatura puede pretender ser igual al Creador? Él fue demasiado lejos y por su presunción fue juzgado por Dios.
Lucero y los ángeles que lo siguieron fueron lanzados a la tierra. Por causa de su rebelión la tierra también fue juzgada con agua y prácticamente toda la vida que existía se extinguió. Estos ángeles llegaron a ser los principados y potestades a los cuales la Biblia se refiere en diversas porciones, y los seres que habitaban la tierra perdieron sus cuerpos y se convirtieron en los demonios. La tierra llegó a estar desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo (Gn 1:2). Así que, la rebelión de Lucero resultó en un caos.
Pero Dios no desistió de Su propósito eterno e hizo una obra de restauración, o recreación, según lo relatado en el capítulo 1 del libro de Génesis.
A partir de allí empezó el mundo presente, del cual trataremos la próxima semana. El mundo presente se inició cuando Dios restauró la creación que fue corrompida por causa de la caída de Lucero. A continuación, Él creó a los animales y finalmente, al hombre y a la mujer, a quienes les ordenó que señorearan sobre toda la tierra, especialmente sobre los reptiles, que representan a los ángeles rebeldes encabezados por Satanás, el enemigo de Dios.
La comisión de Dios para el hombre hoy está sobre nosotros. Después de creer en el Señor Jesús y recibir Su vida divina, debemos permitir que esta vida crezca en nosotros. Asimismo, Él espera que prediquemos el evangelio a más personas, a fin de que Su vida crezca también en ellas, y Su reino venga a la tierra (Mt 24:14; 6:9-10).
Punto Clave: Dios no desiste de Su propósito eterno.
Pregunta: ¿Cuál fue el resultado de la rebelión liderada por Lucero?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: “Editora Arvore da Vida”
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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