El propósito de Dios al crear al hombre – semana 5

El propósito de Dios al crear al hombre – semana 5
Lunes
Lectura bíblica:
Is 55:1-4; Mt 1:1, 21; Jn 1:12-13; Ro 1:3-4; l Jn 5:11-12; Ap 2:26
Leer con oración:
"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará" (2 Ti 2:11-12).
ESTAR BAJO EL GOBIERNO DEL REY DEL REINO DE LOS CIELOS
El evangelio de Mateo es el que mejor nos relata cómo surgió el Rey del reino de los cielos y cuáles son Sus antecedentes. Desde el comienzo de este evangelio nos es mostrado que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abraham (1:1). Según este mismo principio, la Epístola de Pablo a los Romanos también nos muestra que Jesús es descendiente de David (1:3). Al registrar esto, la Biblia quiere resaltar que el Señor es el Hijo del Hombre.
Su vida como Hijo del Hombre fue para redimimos y salvarnos; no merecíamos ni podíamos haber pagado por nuestra redención, pero Él, siendo rico en misericordia y por Su gran amor, nos salvó por Su maravillosa gracia (Ef 2:7-. Esta gracia fue descrita en el Antiguo Testamento por el profeta Isaías: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche" (Is 55:1).
El Hijo del Hombre vino para salvarnos. Por eso Su nombre es Jesús, que significa, Jehová, nuestra salvación. En el Antiguo Testamento el nombre "Jehová" era usado en la relación entre Dios con el hombre. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, Dios envió a Jesús para salvar a Su pueblo de sus pecados con el propósito de que recibiera la vida divina al creer en Él (Mt 1:21; Jn 1:12-13).
Además de Hijo del Hombre, el Señor Jesús es el Hijo de Dios que, por medio de Su muerte y resurrección nos dispensó la vida divina (Ro 1:4; 1 Jn 5:11-12). La salvación de Dios tiene como propósito darnos Su vida y llevarnos a crecer en ella para llegar a ser los vencedores y ejercer el dominio con Él sobre las naciones (Ap2:26).
Así pues, el evangelio completo presentado en Romanos nos revela que el Señor vino como el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios para redimimos, salvarnos y dispensarnos la vida divina para que crezcamos y maduremos en Su vida, para un día reinar con Cristo en la parte celestial del reino de los cielos (2 Ti 2:12).
Para que esto ocurra, necesitamos estar hoy bajo el gobierno del Rey del reino de los cielos.
Punto clave: El Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
Pregunta: ¿Qué meta tiene los dos aspectos del Hijo?
 
Martes
Lectura bíblica:
Gn 9:11-13; 10:8-11; 11:4-9; 12!l-2; Éx 19:4-6
Leer con oración:
"Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa" (Ex 19:5-6a).
EL DESEO DE DIOS DE ESTABLECER SU REINO
Corno vimos la semana pasada, de acuerdo con la Biblia, las eras de la humanidad pueden ser divididas en tres periodos de aproximadamente dos mil años cada una. En el primer periodo el hombre vivió en su carne; cometiendo muchos pecados, fornicación y violencia. El hombre llegó a tal punto de tener la ambición de ser rey,
deseando incluso quitar el nombre del Señor de la tierra para exaltar su propio nombre. Esto es lo que sucedió en la época de Nimrod, que fue considerado un poderoso cazador delante de Dios, cuyo nombre era venerado y exaltado más que el del Señor. El inicio de su reino fue Babel, después salió para Asiria, y edificó Nínive, entre otras ciudades (Gn 10:8-11). En Babel, los hombres comenzaron a edificar una torre, cuya cúspide llegaría hasta los cielos a fin de exaltar el nombre del hombre (11:4).
Puesto que Dios había prometido a Noé que no destruiría más a la humanidad con agua (9: 11-13), confundió la lengua de los hombres, dispersándolos por toda la tierra (11:5-9). Así detuvo Dios la edificación de aquella ciudad, la expansión de aquel reino y la exaltación del nombre del hombre.
Podemos decir que, al final de los primeros dos mil años, el intento del hombre por establecer un único reino en toda la tierra fue frustrado por Dios. Desde entonces comenzó el segundo periodo de dos mil años, cuando Dios llamó a Abraham para hacer de él una gran nación y le prometió una gran descendencia (12:1-2).
La intención de Dios era que los descendientes de Abraham lleguen a ser un gran reino, para representar el reino de los Cielos en la tierra. Por medio de ese reino, Dios deseaba que Su nombre fuera exaltado y Su voluntad fuera hecha en la tierra como es hecha en los cielos.
Los descendientes de Abraham, que se convirtieron en el pueblo de Israel, pero, que tenían un alma extremadamente fuerte. Esto no quiere decir que estaban totalmente inmersos en el pecado pero, por el hecho, de confiar en su alma, cayeron fácilmente en el pecado, actuando conforme a la voluntad de la carne.
Dios ya les había dicho que serían Su propiedad, Su especial tesoro sobre todos los pueblos, pues quería hacer Su voluntad en la tierra, estableciéndolos como un reino de sacerdotes, y gente santa (Ex 19:5-6). Esto muestra que Dios quería trabajar en la humanidad del pueblo de Israel, elevándola para que ellos pudieran
traer el reino de Dios a la tierra.
Con esta intención los llevó al monte Sinaí y allí les mostró Su deseo (20:1-17). Pero el pueblo de Israel, por no conocerse así mismo, se consideraba muy capaz, llegó al punto de decir: "Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho" (24:3). Incluso habiendo visto lo que Dios hizo al libertados de Egipto por medio de Moisés, por confiar demasiado en sí mismos no lograron hacer la voluntad de Dios ni traer el reino de los cielos a la tierra.
Que esto nos sirva de lección: exaltemos únicamente el nombre del Señor y jamás confiemos en nosotros mismos.
Punto clave: Conocerse a sí mismo.
Pregunta: ¿Cuáles fueron los dos motivos que impidieron que el reino de Dios fuera establecido en la tierra en los dos periodos de dos mil años!

Miercoles
Lectura bíblica:
Gn 38:6-11,14,27-30; Mt 1:1-18,23; Ro 8:3
Leer con oración:
"Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? le has hecho poco menor los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra" (Sal 8:4-5).
EL ORÍGEN DE LA HUMANIDAD DE JESÚS
Si observamos la genealogía de Jesucristo en el evangelio de Mateo, veremos que en ella hay muchos reyes, aunque la mayoría de ellos no hayan sido buenos. Algunos incluso hicieron cosas buenas, pero; aun así cometieron errores. Esta genealogía nos muestra que él Señor Jesús es, de hecho, el Hijo del Hombre; Él es hijo de David, hijo de Abraham (Mt 1:1-17).
En la genealogía del Señor Jesús, registrada en Mateo, vemos el nombre de cinco mujeres. Cuatro de ellas: Tamar, Rahab, Rut y la mujer de Urías, tuvieron un registro negativo en el Antiguo Testamento; sólo María era una virgen pura (Mt 1:18, 23).
Tamar fue la primera mujer mencionada en la genealogía de Cristo (v.3). Ella era nuera de Judá, casada con Er, su hijo primogénito (Gn 38:6). Cuando el esposo de Tamar murió, de acuerdo con la ley de los levitas, el segundo hijo de Judá, Onán, debía tomarla como esposa para engendrar hijos en el lugar de su hermano mayor.
Sin embargo, Onán no lo hizo, antes, hizo algo para evitar que Tamar concibiera. Por esa razón Dios no lo bendijo y él también murió (vs. 7~10).
Judá, temiendo que su hijo menor Sela muriera, prefirió que Tamar esperase en casa de sus padres (v. 11). Si bien en aquella época el ser humano vivía en el alma, Tamar planeó algo para cambiar la situación y engendrar hijos. Ella maquinó engendrar un hijo de Judá, su suegro; Cierto día, sabiendo que Judá pasaría por cierto camino, se vistió como ramera para seducirlo (v. 14). Ellos cohabitaron y ella concibió a Fares y Zara (vs. 27~30). Puesto que Tamar quería tener un hijo para llevar adelante el nombre de su fallecido marido, cometió incesto con su Suegro. Pese a que planeó este incesto, Tamar fue considerada por Judá más justa que ellos (v. 26) y su nombre fue incluido en la genealogía del Señor Jesús.
La genealogía de Jesús muestra que Él era descendiente de personas que cometieron pecados. Aunque era descendiente de pecadores, Jesús vino en semejanza de carne de pecado, pero sin pecado, a fin de libramos de nuestros pecados (Ro 8:3).
Punto clave: El Señor Jesús, de hecho es el Hijo el Hombre.
Pregunta: ¿Porqué el Señor Jesús vino primero como el Hijo del Hombre?
 
Jueves
Lectura bíblica:
Nm 13:16, 30,33; 14:2, 6,9, 21,25; Jos 2: 1; Rt 1:1,4
Leer con oración:
"Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a donde quiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios" (Rt 1:16).
RAHAB Y RUT
La segunda mujer mencionada en la genealogía de Jesús es Rahab (Mt 1:5). A fin de entender mejor el contexto de su historia, debemos remontarnos al tiempo en que el pueblo de Dios salió de Egipto y se dirigía para entrar en la buena tierra que Dios les había prometido.
Moisés envió a doce espías para verificar cual era la situación de la tierra de Canaán (Nm 13:16). Al volver, diez de ellos dieron un informe negativo (vs. 31,33) y sólo dos -Josué y Caleb-incentivaron al pueblo a entrar y poseer la tierra (v.30¡14:6,9). A pesar del aliento de Josué y Caleb, el pueblo murmuró y por ello, tuvo que vagar durante cuatro décadas antes de que Josué los introdujera en la buena tierra de Canaán (14:2,21,25).
Para entrar a Canaán y conquistarla, Josué también envió espías para averiguar cómo era la situación de Jericó, una ciudad amurallada (Jos 2:1). Rahab, una prostituta de Jericó los recibió y salvó la vida de los espías. Por esa razón, su vida y la de sus familiares fueron perdonadas cuando la ciudad fue invadida (vs. 12,14).
Con el propósito de identificar correctamente cuál era la casa de Rahab en medio de las demás, los espías le instruyeron para que amarrara un cordón de grana en la ventana de su casa. El pueblo rodeó la ciudad y marchó alrededor de ella durante siete días. En el séptimo, ellos gritaron y los muros de Jericó cayeron; entonces Josué y sus ejércitos mataron a todos los hombres de aquella ciudad y solamente se salvó la casa de Rahab, donde estaba colgado el cordón de grana en la ventana.
Su vida y la vida de su familia fueron salvas por haber recibido a los enviados de Josué. Además, su nombre fue incluido en la genealogía del Señor Jesús, debido al
hecho de que ella se casó con Salmón, engendrando a Booz, el bisabuelo de David.
La tercera mujer mencionada en la genealogía de Jesús es Rut. Ella era una moabita virtuosa, pese a que los moabitas fueron el resultado de una relación incestuosa de Lot con su hija mayor (Gn 19:30-38). En Israel había una mujer llamada Noemí, que junto con su marido y sus dos hijos, había salido de Canaán hacia la tierra de Moab a fin de escapar del hambre que había en la tierra (Rt 1:1). En aquella tierra extranjera, el marido de Noemí murió y sus dos hijos se casaron con mujeres moabitas, de las cuales una de ellas era Rut.
Después de la muerte del marido y de los hijos, Noemí decidió volver a Canaán y sus nueras decidieron acompañada (Rt 1:6-7). No obstante, Noemí intentó convencerlas para quedarse, pero Rut no quiso separarse de su suegra diciéndole: "dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios". Rut permaneció firme en su propósito de seguir a su suegra, que finalmente consintió y la llevó a la tierra de Canaán (vs. 16,18).
Puesto que Rut estaba casada con un israelita, debería tener el derecho a la herencia de la tierra. Sin embargo, su suegra Noemí le dijo que esperara la oportunidad para casarse nuevamente. De acuerdo con lo que Dios había establecido, los pobres del pueblo de Israel tenían el derecho de recoger las espigas que caían en el campo después de la cosecha, pues quien cosechaba no podía volver a rebuscar las espigas caídas (Lv 23:22). En ese pequeño detalle vemos el amor de Dios para con las personas.
Había un hombre llamado Booz, que era un pariente rico del marido de Noemí y, por tanto, estaba en su línea¡ de sucesión. Entonces, Rut comenzó a recoger las espigas en el campo de Booz¡ así, ella y su suegra pudieron alimentarse. Al saber que Rut recogía espigas en el campo que pertenecía a Booz, Noemí le dijo que él podía rescatarla pues, si esto ocurría, ella tendría el derecho a la herencia que le correspondía a su fallecido marido (Rt 2:20).
Así que, Booz y Rut se casaron y la Biblia muestra que Rut también entró en la genealogía de Jesús: "Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David" (Mt 1:5,6a).
Cuán maravilloso es ver que, aun teniendo un pasado negativo como el de Rahab y Rut podemos arrepentimos, unirnos al pueblo de Dios y ser incluidos entre aquellos que traen al Rey.
Punto clave: Entrar en la genealogía de Cristo.
Pregunta: ¿Cuál es la lección principal presentada en las experiencias de Rahab y Rut?

 
Viernes
Lectura bíblica:
2 S 11:2-9,14-21; 12:24; Mt 1:19-25; 18:11; Ro 1:4; 1 Jn 1:7, 9
Leer con oración:
"Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lc 1:38).
LA MUJER DE URÍAS y MARÍA '
La Biblia-registra a la cuarta mujer que aparece en la genealogía de Jesús como "la mujer de Urias". En el segundo libro de Samuel 11:2-4" está registrado que David cometió un gran pecado: adulteró con la mujer de Urías. 'Después que ella quedó embarazada, David mandó a llamar a Urías de regreso de la batalla para que fuese a su casa y estuviera con su esposa, a fin de que el niño que iba a nacer fuera considerado como hijo de Urias (vs. 5-.
Urías era un soldado muy fiel a Israel y, aun habiendo regresado de la batalla por orden del rey, se negó a ir a su casa para estar con su mujer (v.9). En virtud de ello, el rey David terminó cometiendo un pecado aun peor: mandó' que Uñas fuera puesto en el frente de batalla para que muriera. La carta con la orden fue enviada por las propias manos de Urías (vs. 14-21). Como consecuencia de esos pecados de David, el Señor hirió al niño que la mujer de Uñas había dado a luz; éste enfermó gravemente y murió. Entonces David, después de arrepentirse delante del Señor, tomó a la mujer de Urías como esposa, de la cual más adelante nació el rey Salomón (12:24).
Estas cuatro mujeres que fueron mencionadas -Tamar, Rahab, Rut y la mujer de Urías- estaban en una situación anormal. Tamar engendró a un hijo de su suegro, cometiendo incesto. Rahab era una prostituta que tuvo un pasado pecaminoso. Rut era una buena mujer, pero era moabita, venía de ancestros negativos. y la mujer de Urías que adulteró con el rey David.
Con esto vemos que, en la genealogía de Jesucristo, hubo varias personas involucradas en situaciones pecaminosas, personas que vivían en la carne.
Sin embargo, la quinta mujer mencionada, María, era una virgen pura (Mt 1:23). De ella nació Jesús, que no fue concebido de hombre, sino del Espíritu Santo (v.18).
Como aún no estaba casada con José, sólo desposada, es decir, como novia estaba expuesta al desprecio de las personas e incluso al de su novio, en el caso de que él no hubiera sido advertido por el ángel (vs. 19,25).
¡Gracias al Señor! María concibió del Espíritu Santo y engendró a Jesucristo, que vino de la descendencia de David. Él vino en semejanza de carne de pecado a fin de purificarnos de nuestros pecados y fue crucificado en nuestro lugar derramando Su sangre (1 Jn 1:7, 9).
Después de relatar la genealogía/de Jesucristo, Mateo nos afirma que Él vino para salvar a Su pueblo de sus pecados. Como Hijo del Hombre, estaba apto para morir en nuestro lugar y redimirnos (Mt 18:11).
Para solucionar el problema de los muchos pecados que cometemos, Él no sólo es el Hijo del Hombre, sino también es el Hijo de Dios (Ro1:4). Él fue concebido por medio del Espíritu Santo. Recibió de María un cuerpo físico pero, en esencia era Dios mismo Jn 1:1, 14). Por esa razón, hoy podemos nacer de nuevo y recibir de Él
la vida divina Jn 3:5,6; 10:10). ¡Amén!
Punto clave: Fuimos limpios de nuestros pecados.
Pregunta: A la luz de este día, ¿Por qué el Señor vino según la carne?


Sabado
Lectura bíblica:
Gn 3:8; Mt 1:21,23; Ro 7:15-20;2 Ts3:16; Ap 19:8
Leer con oración:
"El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén" (2 Ti 4:22).
DIOS DESEA LA PRESENCIA DEL HOMBRE
El nombre que fue dado a nuestro Señor es muy significativo (Mt 1:21). Su nombre es Jesús, que significa Jehová, nuestra salvación. Todos nosotros fuimos salvos por
Medio de este nombre. Creemos también que Él murió en la cruz por nosotros para redimirnos de nuestros pecados. Aunque no hayamos cometido ningún pecado, aun así, la naturaleza del pecado está en nosotros (Ro 7:15-20). Es por eso que necesitábamos ser purificados por la preciosa sangre del Señor Jesús. ¡Qué gran salvación!
Jesús también tiene otro nombre: Emanuel, que significa Dios con nosotros (Mt 1:23). Al crear al hombre, Dios lo puso en el huerto de Edén, en donde ambos disfrutaban de la presencia de uno y del otro. El hombre tenía la presencia de Dios y Dios a su vez, también apreciaba la presencia del hombre. Es importante resaltar
esto, porque algunos piensan que Dios no valora la presencia humana, pero esto no es verdad.
El huerto de Edén era el huerto de Dios, por eso Él creó al hombre y lo puso allí, por un lado, para que el hombre pueda estar con Dios, y por otro, para que Él también pueda disfrutar de la presencia del hombre.
La mayoría de las personas entiende que el hombre necesita de la presencia de Dios. No obstante, pocos saben que Dios también necesita de la presencia del hombre. En el Nuevo Testamento tenemos algunas epístolas que terminan con las siguientes frases: "El Señor sea con todos vosotros" (2 Ts 3:16), "El Señor Jesucristo esté con tu espíritu"(2Ti 4~22), mostrándonos que necesitamos a Dios y Él de nosotros.
Dios creó al hombre porque ese fue Su buen placer, Su beneplácito (Gn 1:31; cfr. Ef 1:5,9). Él quería tener a alguien para que Lo ayudara a tratar con la rebelión de Satanás (Gn 2:18, 20). Dios necesita del hombre para que sea Su complemento, Su compañero, y por otro lado, para ayudado en Su obra (v. 15).
Asi mismo, por el hecho de que Adán y Eva comieron del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, sus ojos fueron abiertos, es decir, tuvieron conciencia de su alma. Ellos vieron que estaban desnudos y se escondieron de Dios.
Puesto que Dios es santo, ellos cosieron para sí delantales con hojas de higuera para cubrirse, esto representa al hombre que intenta justificarse (v. 7; cfr. Ap 19:. La justicia propia que el ser humano consigue no es duradera. Después de algunos días, las hojas de higuera se secarían y la vergüenza del hombre sería expuesta nuevamente (cfr. Is 64:6).
En el huerto de Edén, Adán y Eva perdieron la presencia de Dios, y Él también perdió la presencia de ellos. Sin embargo, hoy somos bienaventurados, porque en todo momento podemos invocar el nombre del Señor Jesús, ser salvos y disfrutar de Emanuel. A través del nombre de Jesús, tenemos nuevamente la presencia de Dios y Él tiene la nuestra. iOh Señor Jesús!
Punto clave:! Emanuel, Dios con nosotros.
Pregunta: ¿Qué nos dicen el significado' de los nombres Jesús y Emanuel?


Domingo
Lectura bíblica: Gn. 3:8,9; Sal.5:3
Leer con oración:
“Mas Jehová Dios llamo al hombre, y le dojp: ¿Dónde estas tu?” (Gn. 3:9)
ADAN, ¿DÓNDE ESTÁS TÚ?
Después que el hombre comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios apareció en el huerto de Edén y buscó a Adán. Hasta ese entonces, cuando Dios iba al huerto de Edén, encontraba allí a Adán y ambos disfrutaban de la presencia de uno y del otro. Pero un día Dios buscó a Su compañero y se preocupó al no encontrarlo. Entonces Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás
tú?" (Gn 3:9). De esa- manera Él estaba expresando Su necesidad de tener la presencia del hombre.
Adán y Eva se escondieron, porque después de comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, se dieron cuenta que estaban desnudos, es decir, comenzaron a ver que su situación era inadecuada para estar delante de Dios que es justo, santo y glorioso.
Durante muchos siglos, Dios se quedó apartado de la presencia del hombre y éste de la maravillosa presencia de su Creador. Pero hoy, por medio de la sangre de Jesús, tenemos un libre acceso a la presencia de Dios y Él a la nuestra (Ap 22:14).
Por esta sencilla pregunta: ¿Dónde estás tú?", percibimos cuánto Dios anhela de nuestra presencia.
Al abrir sus ojos en la mañana, tal vez usted se levanta y comienza a hacer muchas cosas, pero se olvida que Dios quiere pasar un momento con usted.
El Rey fue engendrado para salvar al hombre de sus pecados y Su nombre es Jesús. Sin embargo, Él también es Emanuel, Dios con nosotros. Por eso, al levantarse por la mañana, invóquelo. Muchos de nosotros, al levantarnos, tenemos muchas cosas que hacer que nos esperan. Pero aun así necesitamos dar algún tiempo para Dios. Él nos esperó toda la noche, esper6 que despertáramos para posteriormente estar con nosotros.
Es por esa razón que, cuando se despierte lo primero que debe hacer es llamarlo: iOh Señor Jesús! iOh Señor Jesús! Dígale: "Señor, vengo a Ti, estoy aquí. Quiero disfrutar de Tu presencia, disfruta también de la mía".
Haciendo esto todos los días, usted disfrutará de la presencia de Dios y Él de la suya. ¡Alabado sea el Señor!
Punto clave: Quiero estar en la presencia del Señor
Pregunta: ¿Qué sentir fue despertado en usted después de la lectura de este día?
Lectura de apoyo:
Venga Tu reino cap. 4,5 Dong Yu Lan.
Jesús es el Señor!
La iglesia en Armenia