Las dos condiciones para obtener victoria
Romanos 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?
Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí...
Una cosa es decir que no podemos lograrlo, y otra cosa es cesar de intentarlo. ¿Han visto que existen estas dos cosas? La primera condición para obtener victoria es comprender que no podemos lograrlo; y la segunda es desistir de intentarlo. Si admitimos que no podemos lograrlo y cesamos de intentar, venceremos.
Desafortunadamente todavía tratamos de lograr cosas por nosotros mismos. ¿Qué significa tratar de lograrlo? Permítanme tomar la ira como ejemplo. Suponga que usted es una persona que se enoja fácilmente y que no puede controlar su ira. Cuanto más lo intenta, más fracasa. Usted sabe con certeza que no tiene manera de controlar su mal carácter, y sin embargo, trata de hacerlo. ¿Qué hará después? Tratará de ser más cuidadoso al hablar. Luego hará lo posible por evitar a las personas con las que no se lleva bien. Cada vez que esté a punto de perder la paciencia, hará lo posible por controlarse. Tratará de controlarse con más oraciones. ¿Qué es esto? Esto es ser incapaz y al mismo tiempo tratar de hacer cosas. Por un lado no puede lograrlo, pero por otro, sigue tratando de realizarlo. Esta clase de persona nunca vencerá. Nunca podrá llegar a decir: "Con Cristo estoy juntamente crucificado".
Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de La vida que vence, escrito por Watchman Nee, págs. 68-70. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA. Los versículos del Antiguo Testamento son tomados de la versión Reina Valera 1960.
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Aguas refrescantes 3 de Febrero
“Vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro... lo cual codicié y tomé”. Josué 7:21.
El principio babilónico consiste en aparentar algo, con miras a recibir gloria de los hombres. Cuando Acán tomó el manto su único motivo debe haber sido el poder vestirse con él y adornarse para sobrepasar a los demás. Encontramos en el Nuevo Testamento un pecado similar cuando Ananías: y Safira ofendieron a Dios, mintiendo al Espíritu Santo. Su devoción al Señor era parcial pero querían aparentar que era total. Querían que otros pen¬saran que ellos amaban al Señor con un gran amor. Estaban aparentando una posición que no era real. '
Este es un gran peligro para los hijos de Dios: aparentar que somos espirituales. Cada vez que, en asuntos espi¬rituales, nos colocamos una vestimenta que no combina con nuestra verdadera posición, estamos dejando de ser verdaderos adoradores, y ponemos en la práctica el princi¬pio babilónico. El Padre busca a aquellos que con sencillez le adoren en espíritu y en verdad.
W. Nee
Jesus es el Señor!
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