CRISTO ES DIOS (2ª parte)
LOS TITULOS DIVINOS DE CRISTO
INDICAN QUE EL ES DIOS
Cuando Jesús nació, Su nombre fue llamado Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mt. 1:23). Este es un título que no cualquier persona puede adoptar. Jesús podía tomar tal nombre porque Su venida era la venida de Dios, y Su presencia era la de Dios con el hombre. Ninguno de nosotros puede decir que es “Dios con el hombre”, porque nosotros somos solamente humanos. Pero la venida de Jesucristo era la venida de Dios al hombre.
También fue llamado Jesús, que significa “Jehová el Salvador” (Mt. 1:21). Jehová es el nombre personal de Dios en el Antiguo Testamento. Decir que Cristo es Jesús equivale a decir que El es Jehová. El no tuvo temor de ser llamado Jehová el Salvador, porque El es el mismo Dios.
LAS PROPIAS DECLARACIONES
DE CRISTO
Cuando Jesús vivió en la tierra, El siempre estuvo consciente de que El era Dios. El les dijo a los judíos: “Antes de que Abraham fuese, Yo Soy” (Jn. 8:58). El libro de Exodo nos dice que el nombre de Dios es Yo Soy (3:14). Cuando Jesús dijo: “Antes de que Abraham fuese, Yo Soy”, los judíos tomaron piedras para arrojárselas porque entendieron que se refería a que El era Dios. Jesús como el gran Yo Soy es el Dios eterno que siempre existe.
El llamaba a Dios “Padre” (Jn. 17:1), y no tenía temor de llamarse Hijo de Dios (Mt. 16:16). Ningún líder religioso jamás se ha atrevido a llamarse Dios. Ni Mahoma ni Confucio ni Sócrates, ni ningún líder destacado jamás declaró ser Dios. Pero Jesús repetidas veces proclamó que era Dios. Lo mataron porque declaró que El era el Hijo de Dios (Mt. 26:63-66). Sus discípulos declaraban abiertamente que El era Dios.
Cualquier persona que afirme ser Dios o está loco o es mentiroso o es Dios. Cristo no puede estar loco, porque Sus palabras demuestran sabiduría y sobriedad, y vinieron a ser la base de toda la civilización occidental. El no es un mentiroso, pues ningún mentiroso estaría dispuesto a sacrificar su propia vida por su mentira. La única posibilidad que queda es que El sea el mismo Dios. Algunos tal vez admitan que Jesús tenía un nivel de moralidad muy elevado, pero aun así no creen que Jesús sea Dios. Pero si usted admite que El tiene una moral muy elevada, esto significa que usted cree que El no es un mentiroso, entonces debe aceptar que Su declaración de divinidad es verdad. Jesús muchas veces afirmó que El es Dios. Si usted admira Su moralidad, también debe reconocer Su deidad.
Napoleón Bonaparte, cuando fue confinado a la isla de Santa Elena, preguntó al Conde Montholon: “¿Puede decirme quién fue Jesucristo?” Al no ser respondida la pregunta, Napoleón dijo: “Bueno, yo se lo diré. Alejandro, Cesar, Carlomagno y yo mismo hemos fundado grandes imperios ... por la fuerza. Pero Jesús solo fundó Su imperio en el amor ... Le digo que todos éstos fueron hombres, y ninguno es como El; Jesucristo fue más que hombre ... El pide el corazón humano, y lo exige incondicionalmente; aún así es concedido. ¡Asombroso! ... Todos los que creen en El sinceramente experimentan ese notable amor sobrenatural para con El ... El tiempo, el gran destructor, no tiene poder para extinguir esta flama sagrada ... ¡Esto es lo que me demuestra irrebatiblemente la divinidad de Jesucristo!”
LOS MILAGROS DE CRISTO
DEMUESTRAN QUE EL ES DIOS
Otra prueba de la deidad de Cristo son los milagros que hizo en la tierra. Uno de los maestros judíos de Su tiempo, Nicodemo, confesó que nadie podía hacer los milagros que Cristo hacía a menos que Dios estuviese con El (Jn. 3:2). Durante Sus tres años y medio de ministerio, El sanó leprosos (Lc. 5:12-13), restauró cojos (Mt. 11:5), mudos (Mr. 7:37), ciegos (Mt. 9:27-30) e incluso resucitó muertos (Jn. 11:43-44). El echó fuera demonios (Mt. 8:28-32) y calmó la tormenta (Mt. 8:23-27). El alimentó a cinco mil con cinco panes y dos peces (Mt. 14:15-21). Transformó el agua en vino (Jn. 2:1-11) y caminó sobre el mar (Mt. 14:25). El tenía poder sobre la naturaleza y potestad sobre los demonios. El ejerció Su poder y autoridad para traer el reino de Dios, e incluso dio este poder y autoridad a Sus discípulos. Algunos profetas del Antiguo Testamento pudieron hacer milagros, pero ninguno hizo los milagros que Jesús hizo. Jesús podía resucitar muertos porque El es Dios y porque tiene el poder de la vida. El proclamó ser la resurrección y la vida (Jn. 11:25). El probó ser Señor sobre la naturaleza y sobre Satanás. El Evangelio de Juan dice que estos milagros manifiestan Su gloria (Jn. 2:11) y demuestran que El es el Hijo de Dios (Jn. 20:30-31).
LAS PALABRAS DE DIOS
TESTIFICAN QUE EL ES DIOS
Aún más sorprendentes que los milagros de Cristo son las palabras que El habló. El habló con autoridad y vida (Mt. 7:28-29; Jn. 6:63). Muchos grandes líderes del mundo han dejado palabras de sabiduría para la posteridad, pero nadie en la historia ha afectado tantas vidas como Cristo lo ha hecho con Sus palabras. Sus palabras dan vida a millones y han hecho que un sinnúmero de personas hayan muerto como mártires por El. Napoleón podía persuadir a sus soldados a que murieran por su causa mientras él aún vivía, pero cuando murió, su causa murió con él. Sin embargo, dos mil años después de la muerte de Cristo, hombres y mujeres de todo el mundo están dispuestos a vivir y morir por El. Sus palabras son citadas en libros, bibliotecas, congresos y escuelas en todo el mundo. Sus enseñanzas acerca de la moral y las relaciones humanas se convierten en la base de una sociedad justa y humana (Mt. 5—7). Pero lo más sorprendente de Su enseñanza no fue la sabiduría y la moral que habló, sino Sus extraordinarias declaraciones acerca de Sí mismo. El dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn. 14:6). También dijo: “Yo soy la resurrección” (Jn. 11:25). El dijo a los hombres que El era la luz del mundo, y que aquellos que lo siguieran no andarían en tinieblas (Jn. 8:12). El dijo que era el pan de vida y que aquellos que lo comieran no tendrían hambre (Jn. 6:35). De hecho, podemos decir que la parte más importante de Su enseñanza es lo dicho acerca de Sí mismo. Muchos líderes religiosos enseñan doctrinas a los hombres, pero las doctrinas no tienen nada que ver con los maestros mismos. Por ejemplo, el budismo enseña la reencarnación, pero la reencarnación no tiene nada que ver con el fundador del budismo. Pero las enseñanzas de Cristo están estrechamente ligadas a la persona de Cristo. Si quitamos a Cristo, no queda más doctrina para la fe cristiana. La fe cristiana está centrada en lo que Cristo es. La persona de Cristo es la doctrina. Sin El, no hay doctrina.
Ghandi no podía decir que él era la luz del mundo, tampoco Aristóteles dijo que él fuera el camino y la verdad y la vida. Los más grandes filósofos del mundo, cuando mucho, pueden decir que les muestran el camino a los demás; ellos nunca pueden decir que son el camino. Pero Cristo dijo que El es el camino y la verdad y la vida. Un filósofo francés dijo una vez que si el relato de los Evangelios fuese una farsa, el que lo hubiese escrito estaría calificado para ser Cristo mismo.
Witness Lee
Aguas refrescantes 21 de mayo
Yo habito en la altura y la santidad; y en el quebrantado y humilde de espíritu. Isaías 57:15.
Como pueblo de Dios podemos llegar a pensar erróneamente, que sólo se requiere un corazón contrito cuando por primera vez nos arrepentimos y creemos en el Señor, o en ocasiones cuando caemos en pecado y se hace necesario obtener el perdón. Sin embargo, debemos saber que Dios busca un estado de quebrantamiento permanente en nosotros. Aun cuando no pequemos a diario Dios quiere que haya un espíritu humilde, recordando que tenemos aún dentro nuestro una naturaleza pecaminosa que puede excitarse en cualquier momento.
El hecho de que como creyentes estamos unidos al Señor por un mismo espíritu, no significa que seamos infalibles. A medida que nos conocemos mejor a nosotros mismos, nos damos cuenta de lo irresponsables que pueden ser nuestras propias ideas, y qué traicioneros pueden ser nuestros sentimientos y deseos. No nos atrevemos a confiar en nosotros mismos, sino que reconocemos que si no estamos sustentados por Dios, seguramente fracasaremos. Esto equivale a contrición de espíritu. Dios habita con esta clase de persona.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är lorden
Literatura disponible en:
corpocri@yahoo.com
laiglesiaenarmenia@yahoo.com