APARTADO PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA (semana 9)
Semana 9--- El río que sale de Edén
Lunes --- Leer con oración: Gn 1:2; 2:15-17; 3:6-7, 24
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn 14:6)
RECUPERAR LA ENTRADA AL ÁRBOL DE LA VIDA
Como vimos en los mensajes del tomo anterior de esta serie del Alimento Diario, después que Lucero cayó debido a su orgullo, Dios juzgó al mundo antiguo, dejando la tierra “desordenada y vacía” (Gn 1:2). Por eso, para dar continuidad a Su plan, Él hizo una obra de restauración. En seis días preparó la tierra para crear al hombre conforme a Su imagen y semejanza (vs. 26-27). Luego puso a Adán en el huerto de Edén, frente al árbol de la vida, y le ordenó que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que de él comiera, ciertamente moriría (2:16-17).
Sin embargo Eva, la ayuda idónea que Dios le había dado a Adán, influenciada por Satanás, comió del fruto del árbol que Dios le había prohibido, y ella a su vez se lo dio a su marido (3:6). Como resultado de esta desobediencia, el alma de ambos fue despertada, sus ojos se abrieron y se volvieron conocedores del bien y del mal (v. 7). Adán servía al Señor en Edén antes de este hecho, labraba y guardaba el huerto (2:15). No obstante, a partir de ese momento ellos ya no podían permanecer más allí, porque en el caso de haber tomado del fruto del árbol de la vida, hubieran vivido para siempre con la naturaleza pecaminosa (3:22).
Entonces Dios los sacó del huerto y “puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (vs. 23-24). Así que, a Adán y Eva se les impidió regresar al huerto de Dios por haber perdido la justicia, la santidad y la gloria de Dios – representadas respectivamente por la espada, el fuego y los querubines–.
Sin embargo, Dios anhelaba que este hombre creado pudiera nuevamente tener acceso al árbol de la vida, pero, para ello, necesitaba satisfacer las tres exigencias perdidas. ¡Qué difícil situación! Sin embargo, ¡agradecemos al Señor porque Él preparó una redención para el hombre!
Punto Clave: Justicia, santidad y gloria.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Qué es necesario para que el hombre regrese al huerto de Dios y tenga acceso al árbol de la vida?
APARTADO ESPECIALMENTE PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA
Semana 9 --- El río que sale de Edén
Martes --- Leer con oración: Gn 4:4-5; Jn 5:39-40; Ro 5:12; 2 Co 10:4-5
“Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef 6:17-18)
TOMAR LA PALABRA DE DIOS CON ORACIÓN
El hombre, aun después de haber caído, todavía quería hacer el bien para agradar a Dios. Podemos ver esto en Génesis 4, cuando Caín trajo una ofrenda a Dios del fruto de la tierra que obtuvo por su propio esfuerzo. Aunque trabajó arduamente, “miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya” (vs. 4-5). Caín quería agradar a Dios, pero lo hizo a su manera. Al ser advertido por Dios para que procediera bien, es decir, para que actuara según lo que Le agrada, no quiso cambiar, sino por el contrario, airado, conspiró en contra de su hermano y lo mató.
Al actuar por el conocimiento del bien y del mal, el hombre comenzó a vivir según su vida del alma, independiente de Dios. Además, Satanás estableció fortalezas en la mente del hombre, haciendo que éste viva según sus razonamientos y argumentos (2 Co 10:4-5). Lamentablemente el hombre y su descendencia comenzaron a hacer todo según lo correcto a sus propios ojos. Como resultado, toda esa generación, en el intento de servir a Dios a su propia manera, se fue alejando poco a poco de Él.
Sabemos que estudiar la Biblia sólo para analizarla y obtener un conocimiento de ella puede fortalecer el orgullo humano y hacer al hombre independiente de Dios (1 Co 8:1b). Quien sólo analiza las Escrituras de manera cada vez más “profunda”, termina haciendo fortalezas en su mente, convirtiéndose además en una persona cada vez más dura, (Jn 5:39-40).
Quien vive por su vida del alma no percibe que tales fortalezas se convierten en un gran impedimento para realizar la voluntad de Dios. Pablo conocía muy bien esta artimaña de Satanás, por eso afirmó que, para tratar con esas fortalezas, no debemos usar las “armas carnales”, sino aquellas que son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, para derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Co 10:4-5).
¡Alabado sea el Señor! por mostrarnos los peligros de vivir por el alma. Le agradecemos por alentarnos a tomar siempre Su palabra no como un simple conocimiento, sino con toda oración en el Espíritu a fin de que la practiquemos y realicemos Su voluntad (Ef 6:17-18).
Punto Clave: Ir al Señor para tener vida.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál es la principal consecuencia de alguien que sólo “analiza” la Palabra de Dios?
APARTADO ESPECIALMENTE PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA
Semana 9 --- El río que sale de Edén
Miércoles --- Leer con oración: Gn 2:10-14; Jn 16:8; 1 P 1:2
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.” (Ap 22:1)
EL CURSO NORMAL DEL RÍO DE AGUA DE VIDA
Cuando el hombre cayó y fue sacado del huerto de Edén, sus descendientes fueron dispersados por varios lugares, los cuales representan las diferentes situaciones lejos de Dios. Algunos fueron a Cus, otros a Asiria y otros a Babilonia. Primero, el hombre cayó en su alma, terminó viviendo por y para sí mismo. Después cayó en el pecado, y finalmente, aquellos que no cayeron en el pecado terminaron cayendo en la religión. No obstante, ¡Dios es lleno de misericordia! Pese a que el hombre cayó en varias situaciones, Dios aún tenía un propósito y esperanza, por eso proveyó una manera para traerlo de vuelta para Sí.
Sabemos que en el segundo día de la creación Dios separó las aguas de debajo de la expansión de las aguas sobre la expansión. Puesto que aún no había llovido sobre la tierra y en el huerto de Edén había muchos árboles que necesitaban de agua, el Señor hizo salir de allí un río que regaba todas las plantas, principalmente al árbol de la vida.
“Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila (...) El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates” (Gn 2:10-14).
Aparentemente el agua que bajaba del río era sólo para regar el huerto, pero, como veremos, su función principal era traer de regreso al hombre que se había apartado de Dios. El fluir de este río está relacionado con el Espíritu, cuya obra es convencer al hombre de apartarse de lo negativo y volver a Dios (Jn 16:8; 1 P 1:2). Por eso, hizo que este río saliera de Edén y se repartiera en cuatro brazos para traer a los hombres de vuelta a su curso normal, representado por el primer brazo: Pisón. Este brazo se mantiene en el curso normal que conduce hasta la nueva Jerusalén, pues, por donde pasa, produce los materiales que serán utilizados para la edificación de Dios.
Conforme a la revelación bíblica, este río que salía de Edén es el río del agua de vida que aparece en Apocalipsis 22: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero” (v. 1). Podemos ver el fluir de este río por toda la Biblia, su recorrido por toda la historia de la humanidad, que muestra que el deseo de Dios es hacer que todos los hombres vuelvan a su curso normal, beban de su agua, disfruten de la vida del Dios Triuno y sean transformados en materiales preciosos y útiles para Dios. ¡Aleluya!
Punto Clave: Dios nos buscó para que volviéramos a Él.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál es la finalidad del río de agua de vida?
APARTADO ESPECIALMENTE PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA
Semana 9 --- El río que sale de Edén
Jueves --- Leer con oración: Gn 2:11-12; Lc 18:19; 1 P 1:6-7; 4:12-13; Ap 21:18, 21b-24
“El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno” (Gn 2:11-12a)
EL ORO DE ESTA TIERRA ES BUENO
Como vimos ayer, el río de agua de vida que sale de Edén, se reparte en cuatro brazos. El primero se llama Pisón y rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro, también bedelio y ónice (Gn 2:11). Estos elementos representan la obra del Dios Triuno.
El primer elemento es el oro: “el oro de aquella tierra es bueno” (v. 12). El oro representa a la naturaleza divina, porque su naturaleza es inmutable. El mejor oro que conocemos es el de veinticuatro quilates, pero la Biblia muestra que existe otro oro mejor, el Dios Padre mismo, pues sólo Dios es bueno (Lc 18:19). El deseo de Dios es trabajar este “oro” en nosotros, es decir, trabajar Su naturaleza en nosotros, pero para eso Él necesita eliminar nuestras impurezas.
Pedro habla en sus epístolas de las pruebas, y para ello usa la figura del oro que es purificado en el crisol. Él sentía que en su alma había muchas impurezas, mucho de su ser natural que impedían que el “oro”, es decir, la vida divina fuera expresada en su vivir. Así como existe la necesidad de sacar todos los elementos que están mezclados con el oro para purificarlo, a fin de que se convierta en un “oro bueno”, centenas de elementos que están en nuestro interior, construyen fortalezas en nuestra mente, necesitan también ser “quemados”, eliminados.
Puesto que Pedro sabía esto, nos alentó a no sorprendernos del fuego de prueba que nos sobreviene, para ser probados, como si alguna cosa extraña nos estuviera aconteciendo. Muchas veces somos contristados por los sufrimientos que nos parecen injustos. Sin embargo, no debemos desanimarnos, sino gozarnos cuando pasamos por pruebas, por cuanto somos participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria nos gocemos con gran alegría (1 P 4:12-13). Este “oro” que está siendo producido es un “oro transparente” que no perece, mucho mejor que el oro que conocemos. Por las muchas pruebas por las que pasamos, nuestra fe es purificada y su valor es confirmado, se hace mucho más precioso que el oro perecedero. Entonces, en la revelación de Jesucristo, todo ese sufrimiento resultará en alabanza, gloria y honra (1 P 1:6-7).
En Apocalipsis vemos el resultado de la obra de transformación que Dios está realizando en nosotros. En la nueva Jerusalén todas nuestras impurezas ya habrán sido eliminadas y seremos como el oro puro, transparente (Ap 21:18, 21b). La ciudad no tendrá necesidad de sol ni de luna que brille en ella; pues en ella sólo habrá la luz de la gloria de Dios, mediante la cual andarán las naciones (vs. 23-24). ¡Aleluya!
Punto Clave: ¡Dios quiere trabajar Su naturaleza en nosotros!
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cómo el oro descrito en Génesis 2 y Apocalipsis 21 puede ser visto en su vivir?
APARTADO ESPECIALMENTE PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA
Semana 9 --- El río que sale de Edén
Viernes --- Leer con oración: Gn 2:11-12; Jn 10:10b; 19:34; 1 Co 3:12; 6:20; Gá 3:13; Col 1:19; Ap 21:18-21a
“Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” (1 Co 3:12-13)
EL BEDELIO Y LA PIEDRA DE ÓNICE
En la tierra de Havila, por donde pasa el río Pisón, también hay bedelio y piedra de ónice (Gn 2:12b). Estos materiales representan la obra del Hijo y la del Espíritu, respectivamente.
El bedelio es una especie de perla vegetal, una resina obtenida de la savia del árbol, es decir, de su esencia. En ciertos árboles, el suministro de la savia es tan abundante que el árbol no resiste y la cáscara se rompe, dejando fluir la savia y toda la riqueza que hay en su interior. Esta resina consistente, llamada bedelio, representa al Señor Jesús, Aquel que tiene vida en abundancia para darnos, pues en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Jn 10:10b; Col 1:19).
La obra del Hijo, representada por el bedelio en Génesis, fluye a través del tiempo y de la Biblia y, en el Nuevo Testamento, pasa a ser tipificada por la plata, que representa el precio pagado por el Señor Jesús para redimirnos. Como en el capítulo 2 de Génesis el hombre no tenía necesidad de la redención, porque aún no había caído, el elemento presente en la tierra de Havila era el bedelio, no la plata. Después de la caída del hombre, la plata pasó a ser utilizada como un símbolo de la redención, del precio pagado para rescatarlo de la maldición de la ley (1 Co 3:12; 6:20; Gá 3:13; cfr. Lv 5:15). El Señor Jesús pagó este precio por nosotros y nos redimió por Su sangre cuando fue crucificado en nuestro lugar.
Finalmente, en la nueva Jerusalén encontramos la perla (Ap 21:21a), que es formada por un proceso que proviene del gran sufrimiento de la ostra al ser herida por un grano de arena. Esto representa el sufrimiento del Señor Jesús cuando fue herido en la cruz para redimirnos. Nosotros somos como el grano de arena que entró en la ostra y la hirió. Deberíamos ser expulsados por Él, pero, en vez de eso, Él segregó una sustancia de Sí mismo, Su vida misma, para convertirnos en una perla. El Evangelio de Juan muestra que, al ser herido por el hombre, de Su costado no sólo salió sangre, sino también agua para darnos la vida divina (Jn 19:34). El Señor sufrió por nosotros, que recibimos todos los beneficios de Su sufrimiento. Mientras más permanecemos en Él, más preciosos nos volvemos.
La piedra de ónice es una piedra preciosa y representa la obra transformadora del Espíritu Santo en nosotros. Antes éramos como una piedra común pero, al pasar por la “presión” y las “altas temperaturas” en nuestro vivir, a medida que dependemos del Espíritu y recibimos de Su suministro para pasar por estas situaciones, somos transformados en piedras preciosas.
También encontramos las piedras preciosas en la nueva Jerusalén. La estructura de la muralla de la nueva Jerusalén es de jaspe (Ap 21:18). Sus fundamentos están adornados con doce piedras preciosas de diferentes colores (vs. 18-20). Los doce colores representan los diferentes aspectos. De estas piedras preciosas, la más importante es la piedra de jaspe, cuyo color es verde oscuro –el color predominante en toda la estructura de la muralla– que se refiere a la madurez de vida.
Por medio del fluir del río Pisón, todos estos materiales: el oro, el bedelio y la piedra de ónice están disponibles y representan la obra que el Dios Triuno realiza en nosotros por medio de Su fluir. Quien permanece en este fluir, independientemente de las situaciones adversas, vive según la voluntad de Dios y es transformado en un material útil para Su edificación. ¡El resultado final de esta obra será la nueva Jerusalén! ¡Alabado sea el Señor!
Punto Clave: Permanecer en el fluir, independientemente de las situaciones adversas.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre los materiales descritos en Génesis 2:11-12; 1 Corintios 3:12 y Apocalipsis 21:18-21?
APARTADO ESPECIALMENTE PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA
Semana 9 --- El río que sale de Edén
Sábado --- Leer con oración: Gn 2:13-14; 10:6; Jos 24:2; Jn 3:1-2, 5, 10; Cnt 1:6; Jon 3:10
“Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo” (Jon 3:10)
RESCATADOS DE NOSOTROS MISMOS,DEL PECADO Y LA RELIGIÓN
Debido a su caída, el hombre que Dios creó pasó a vivir por su ser natural, es decir, por su vida del alma; cayó en el mundo del sustento, en el mundo pecaminoso y en el mundo de la religión. Para traer al hombre de vuelta al curso normal del río Pisón, tenemos otros tres brazos del río que salen del huerto de Edén.
El segundo río o segundo brazo se llama Gihón. Éste rodea la tierra de Cus –nombre de uno de los hijos de Cam, probablemente habitantes de piel oscura; su descendencia habitó y de desarrolló junto a Egipto, en el norte de África–, un lugar donde la vida era muy fácil (Gn 2:13; 10:6). Al hombre le gusta vivir en lugares así. Para protegerse a sí mismo y permanecer en una condición cómoda, está siempre razonando y justificándose, como lo vemos en el capítulo 1 de Cantar de los Cantares: “No reparéis en que soy morena, porque el sol me miró” (v. 6). Al hombre natural le gusta justificarse usando razones. Sin embargo, Dios quiere rescatarlo de esa condición, por eso el Río Gihón fluye hasta donde se encuentra.
El tercer brazo es el río Hidekel, que corre hacia Asiria, un lugar de muchos pecados. Tomemos como ejemplo la ciudad de Nínive, la capital del dominio asirio. En la época de Jonás, Dios quería destruir toda la ciudad. Aunque era una ciudad muy pecaminosa, Dios aun así esperaba que se arrepintieran porque Él quería salvarlos a todos. Entonces envió a Jonás, a fin de que advirtiera a los ninivitas a que se arrepintieran y así, no sufrieran el mal que les había predicho. Así que, Dios usó a Jonás para recobrar aquella ciudad. ¡Alabamos al Señor! porque el río Hidekel alcanza los lugares incluso más remotos y pecaminosos para traer a los pecadores de vuelta a Dios.
El cuarto brazo del río es el Éufrates. Éste es el río que corre hacia Caldea, a Babilonia, y representa al mundo de la religión. En Babel, el hombre quiso levantar una torre alta para exaltar su nombre, pero Dios no lo permitió. Entonces confundió sus lenguas, hizo que no se entendieran el uno con el otro. Con esto, los hombres fueron dispersados por toda la tierra, esparciéndose una parte por Caldea, donde edificaron ciudades en las que rendían culto a sus propios dioses (Jos 24:2).
Estos tres brazos del río indican que, donde quiera que el hombre esté, Dios irá hasta él para darle la oportunidad de arrepentirse y volverse al curso natural del río de agua de vida.
Punto Clave: Donde quiera que el hombre esté, Dios irá hasta él.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Qué representan los lugares por dónde los ríos Gihón, Hidekel y Éufrates pasan?
APARTADO ESPECIALMENTE PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA
Semana 9 --- El río que sale de Edén
Domingo --- Leer con oración: Gn 2:12; 1 P 1:6-7; Ap 21:21, 23
“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (Ap 21:6)
BEBER DEL RÍO DE AGUA DE VIDA
Todo lo que vimos esta semana está relacionado con la obra del Dios Triuno en nosotros. El río que sale de Edén podía fluir directamente hacia la nueva Jerusalén, pero, por causa nuestra, hay siempre un brazo que nos alcanza donde quiera que estemos y nos conduce de vuelta a Dios. ¡Aleluya!
Desde Génesis vemos que el objetivo de Dios, Su propósito original, era que este río regara el huerto de Edén y le proporcionara al hombre la vida divina. Una vez que el hombre cayó, Dios repartió el río de agua de vida en cuatro brazos porque Él tiene la esperanza de rescatar al hombre. Aquellos que están en Cus, en el mundo de la sobrevivencia, viviendo por su vida del alma, defendiéndose siempre, pueden ser rescatados de su vivir independiente de Dios. Los que están en Asiria, viviendo en el mundo pecaminoso, pueden arrepentirse y ser perdonados. Los que están en el mundo religioso, también pueden ser librados de sus tradiciones y ser rescatados. En esto vemos el gran amor de Dios y Su misericordia.
Los tres brazos del río que salen del huerto de Edén fluyen para alcanzarnos y traernos de regreso a Dios. Finalmente, estos tres brazos nos conducen hacia el río Pisón, al curso normal del río del agua de vida, que estará en la nueva Jerusalén, la ciudad que desciende del cielo. Si permanecemos en el fluir de este río, seremos trabajados por la obra del Dios Triuno, representada por los tres materiales producidos por el río, y nos volveremos útiles para Él. Finalmente, en Apocalipsis, Dios obtendrá Su ciudad, hecha con oro, perlas y piedras preciosas, que será Su habitación eterna con el hombre.
El deseo de Dios es darnos nuevamente de beber del río de agua de vida. Este río puede alcanzar al hombre en cualquier situación. ¡Basta tener sed y querer! Si usted quiere beber de este río invoque de corazón: ¡Oh Señor Jesús! ¡Oh Señor Jesús!
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Ap 22:17).
Punto Clave: ¡Basta tener sed y querer!
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Por qué el río que sale del Edén no fluye directo a la nueva Jerusalén?
Dong Yu Lang
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