LAS DIFERENTES MANIFESTACIONES DE LA DOCILIDAD
Una vez que el hombre es quebrantado por el Espíritu Santo, manifestará docilidad, producto de su temor reverente hacia Dios. Cuando otros se relacionen con él, no enfrentarán la dureza, la violencia ni la severidad que anteriormente lo caracterizaba. Aun el tono de su voz y su actitud se suaviza después de recibir la corrección del Señor. Abriga en su interior un temor a Dios que espontáneamente fluye por medio de sus palabras y su actitud, y es transformado en un hombre dócil.
Dispuestos a ser quebrantados
¿Qué es una persona dócil? Es una persona fácil de tratar, alguien a quien le resulta fácil hablar con otros y a quien no se le hace difícil pedir ayuda. A todo aquel que ha sido quebrantado por Dios le resulta fácil confesar sus faltas y aun derramar lágrimas. Para muchos es difícil llorar. No queremos decir que llorar tenga mérito en sí mismo, sino que cuando alguien ha recibido suficiente disciplina de parte de Dios, su manera de ser, su mentalidad, su parte afectiva y su voluntad, han sido tan golpeadas que le resulta fácil ver sus errores y confesarlos. Cualquiera puede hablar con él. Su cáscara exterior ha sido totalmente quebrantada, por lo que mental y afectivamente es capaz de aceptar la opinión, el consejo o las enseñanzas de otros. Es trasladado a otra esfera y está dispuesto a recibir ayuda siempre y en cualquier lugar.
Sensibles
Una persona dócil es una persona sensible. Debido a que su hombre exterior ha sido quebrantado, le resulta fácil liberar su espíritu y tocar el espíritu de otros hermanos. Es tan sensible que puede percibir y reaccionar ante la más mínima acción espiritual. Sus emociones se vuelven tan agudas que distinguen de inmediato lo correcto y lo incorrecto. Tal persona nunca hace nada insensato, desconsiderado ni ofensivo. En cambio, un hermano cuyo hombre exterior está intacto seguirá adelante con su actividad aunque el espíritu de los demás lo desapruebe y se incomode, pues es tan insensible que ni siquiera lo nota. Algunos hacen oraciones interminables que afligen el espíritu de los demás hermanos y hacen que éstos anhelen que dejen de orar, pero continúan sin tener sensibilidad alguna. No responden al sentir de los demás y ni siquiera lo perciben. Esto se debe a que su hombre exterior está intacto. Todo aquel que ha sido verdaderamente quebrantado, puede tocar sin dificultad el espíritu de los demás, percibir su sentir y no actuar en forma insensible, indiferente o desconsiderada.
Unicamente aquellos cuyo hombre exterior haya sido quebrantado, entenderán el significado del Cuerpo de Cristo. Sólo ellos podrán tocar el espíritu del Cuerpo, o sea, el sentir de los demás miembros. Cuando alguien está desprovisto de sentimientos, será como un miembro mecánico. Un brazo artificial se puede mover junto con el cuerpo, pero está desprovisto de toda sensibilidad. Algunos hermanos son semejantes a miembros que no sienten. Aunque todo el Cuerpo perciba algo, ellos permanecen impasibles. Pero una vez que su hombre exterior es quebrantado, reciben la capacidad de tocar la conciencia y el sentir de la iglesia. Su espíritu se abre y pueden percibir el espíritu y el sentir que la iglesia les trasmite. Esta sensibilidad es algo precioso, pues cada vez que nos equivocamos, inmediatamente nos lo indica. Aunque el quebrantamiento del hombre exterior no nos garantiza que seremos infalibles, sí nos hace suficientemente sensibles para detectar nuestros errores. Tal vez los hermanos sepan que estamos equivocados aunque no lo digan; pero cuando hablamos con ellos, nos damos cuenta de nuestro error. Basta con tocar su espíritu para darnos cuenta si aprueban o desaprueban el asunto. Para practicar la vida del Cuerpo es indispensable tener esta sensibilidad; sin ella, es imposible tener la vida corporativa. El Cuerpo de Cristo no toma decisiones debatiendo colectivamente, de la misma manera que los miembros de nuestro cuerpo físico no tienen que discutir hasta llegar a un acuerdo a fin de moverse. Todo lo hacen coordinada y espontáneamente, siguiendo los impulsos del cuerpo, dirigidos por la cabeza. La voluntad de la Cabeza se expresa en la voluntad de todo el Cuerpo. En consecuencia, cuanto más quebrantamiento experimentemos, más fácil nos será ajustarnos al Cuerpo y seguir sus impulsos.
“El quebrantamiento del hombre exterior y la liberación del Espiritu. Pags. 106-108”
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
Watchman Nee
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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