EL MINISTERIO DEL CUERPO
La comunión en el Cuerpo no sólo incluye recibir ayuda de los demás miembros, sino también prestar ayuda a otros miembros. El Cuerpo funciona en mutualidad. La mutualidad caracteriza al Cuerpo. Aunque se ministre desde el púlpito, lo que se comparte nunca debe dirigirse en una sola dirección. El púlpito necesita de la ayuda de la congregación, tanto como ésta necesita de la ayuda del púlpito. Ser un mero espectador o un oidor es contrario a la vida del Cuerpo. Todos los cristianos deben participar en la reunión y suministrar algo a los demás miembros. Esta clase de suministración es el ministerio y la función de los miembros. También es la comunión que se tiene en vida. Ningún miembro debe salirse de esta comunión. Si usted detiene esta comunión, el fluir de vida se detendrá, y usted se convertirá en una carga para el Cuerpo. Si alguien piensa que no tiene que decir nada, que será aprobado y que no causará ningún problema siempre que reciba de los demás de una manera silenciosa y respetuosa, no sabe lo que es el Cuerpo de Cristo. Cada miembro debe suministrar algo al Cuerpo, tener comunión y ejercer su función en el Cuerpo. Esta es una ley que opera en el Cuerpo. En el cuerpo físico ninguno de los miembros puede dejar de funcionar sin que cause un gran perjuicio a todo el cuerpo. Esto también se aplica al Cuerpo de Cristo.
En la reunión de la iglesia cada miembro debe funcionar según lo guíe el Espíritu Santo. En 1 Corintios 14:26 dice: “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene revelación ... hágase todo para edificación”. A pesar de esto, muchos vienen a la reunión como espectadores. Ellos son una carga pesada para el Cuerpo. El Señor les dijo a los fariseos que si los discípulos de El no se regocijaban y alababan al Señor con gran clamor, las piedras clamarían. No funcionar en las reuniones es anormal y no le agrada al Señor. Cada vez que usted venga a una reunión, debe entrar en la comunión. Debe haber un fluir de vida en cada miembro. Si usted no tiene esta comunión, entorpece la vida de Dios y trae muerte a la reunión. Frecuentemente he preguntado a los que vienen a la reunión del partimiento del pan, si vienen como espectadores o si vienen para tener comunión. Todos los que entorpecen la vida de Dios, no sólo traen muerte a la reunión, sino también sobre sí mismos. ¿Con qué contribuye usted a los demás miembros cuando se reúne la iglesia?
Si un miembro deja de funcionar, no sólo los demás miembros sufren pérdida, sino que también él mismo se empobrece. Yo me enriquezco abasteciendo a los demás. Cuando sacio la sed de otros, sacio mi propia sed. Es igual que la experiencia del Señor con la mujer, que se narra en Juan 4. El Señor tenía sed, pero Su sed fue saciada cuando El sació la sed espiritual de la mujer. Cuando los discípulos llegaron con la comida, el Señor les dijo: “Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis” (v. 32). El recibió Su suministro al proveer algo a la otra persona. Cada vez que tratamos de satisfacernos a nosotros mismos, quedamos con hambre. Pero cuando satisfacemos a otros, somos alimentados. Cuando llevamos las cargas de otros, nuestra propia carga se hace liviana.
Muchos se quejan de que esta o aquella reunión no estuvo buena. No se dan cuenta de la clase de actitud que ellos han traído a la reunión. Cada vez que dejamos de funcionar, impedimos que fluya la vida de Dios. Al acudir a la reunión, tenemos que abrir nuestra boca, manifestar la vida y participar en el ministerio del Cuerpo. Una vez estuve predicando en un lugar y la reunión estaba muy muerta. Pero una hermana ayudó mucho con su respuesta a mis palabras. Ella decía “amén” a lo que yo decía, y con la expresión de su rostro indicaba que estaba recibiendo mis palabras. Por su respuesta positiva, tuve más libertad y la palabra de Dios también pudo fluir libremente.
Que el Señor nos muestre que todos tenemos parte en la reunión. No es suficiente que hablemos acerca del Cuerpo; tenemos que expresar el Cuerpo en nuestro vivir. El Cuerpo de Cristo no es una doctrina, sino una realidad, una realidad vital. Dios desea que entremos en la vida del Cuerpo, y no sólo que tengamos la doctrina al respecto. Recibimos la vida del Cuerpo, no una doctrina acerca del Cuerpo. Martín Lutero no recibió la doctrina de la justificación por la fe, sino la vida de la justificación por la fe. Como consecuencia, su ministerio fue poderoso. La justificación de la cual hablaba no era una doctrina, sino una realidad en vida. En la actualidad, todos debemos recibir la revelación de la realidad del Cuerpo, y entrar en la vida del mismo. Entonces veremos que somos miembros del Cuerpo de Cristo, que necesitamos la protección y la limitación del Cuerpo, y que necesitamos funcionar en el Cuerpo y abastecer a los demás miembros a fin de que la vida pueda fluir en el Cuerpo sin ningún impedimento.
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
Watchman Nee
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
Literatura disponible en:
Living Stream Ministry
corpocri@yahoo.com
laiglesiaenarmenia@yahoo.com