EL SIGNIFICADO Y VALOR DE ROMANOS 7
Ahora llegamos al capítulo 7 de Romanos. Hay la tendencia de sentir que este capítulo está mal situado en el lugar donde se halla. Nos gustaría ponerlo entre los capítulos 5 y 6. Al fin del capítulo 6 todo es tan perfecto: entonces viene un quebrantamiento completo en el capítulo 7 y el grito “¡Miserable de mí!”. Entonces, ¿cuál es su enseñanza?
El capítulo 6 trata de la liberación del pecado: y el capítulo 7 de la liberación de la ley. En el capítulo 6 Pablo nos ha relatado cómo podemos ser liberados del pecado y suponíamos que eso fue todo lo que hacía falta. El capítulo 7 ahora nos enseña que la liberación del pecado no basta, sino que también necesitamos liberación de la ley. Si no somos del todo emancipados de la ley, nunca podremos experimentar la plena emancipación del pecado, pero ¿cuál es la diferencia entre la liberación del pecado y la liberación de la ley? Todos conocemos el significado de la liberación del pecado, pero necesitamos conocer también el significado de la ley, si hemos de apreciar nuestra necesidad de liberación de ella.
LA INHABILIDAD TOTAL DEL HOMBRE
Muchos, aunque verdaderamente salvos, se hallan impedidos por el pecado. No viven necesariamente bajo el poder del pecado todo el tiempo, pero hay ciertos pecados que les impiden continuamente y así cometen los mismos pecados repetidas veces. Un día oyen el mensaje pleno del Evangelio, que el Señor Jesús no sólo murió para borrar nuestros pecados, sino que cuando murió nos incluyó a todos en su muerte; siendo así que no se trata solamente con nuestros pecados, sino con nosotros mismos también. Sus ojos son abiertos y saben que han sido crucificados, inmediatamente dos cosas siguen a aquella revelación. En primer lugar, ellos cuentan con que han muerto y resucitado con el Señor y, en segundo lugar, ceden a los derechos del Señor. Ellos ven que no tienen más derecho sobre sí mismos. Este es el comienzo de una hermosa vida cristiana llena de alabanza al Señor.
Luego el creyente empieza a pensar en esta manera: “He muerto con Cristo, soy resucitado con Él, y me he entregado a Él para siempre: ahora me corresponde hacer algo para Él, dado que hizo tanto por mí. Quiero agradarle y hacer Su voluntad”. Así que después de la consagración procura descubrir la voluntad de Dios y se propone obedecerle. Entonces es cuando hace un descubrimiento extraño. Pensaba que podía hacer la voluntad de Dios y creía que amaba esa voluntad, pero poco a poco encuentra que no siempre le gusta. A veces encuentra hasta una manifiesta mala gana en obedecer: y a menudo, cuando trata de cumplir, encuentra que no puede. Entonces empieza a dudar de su experiencia espiritual. Se pregunta: “¿Será que yo realmente sabía? ¡Sí! ¿Será que yo realmente contaba? ¡Sí! ¿Será que yo verdaderamente me entregué? ¡Sí! ¿Me he vuelto atrás de mi consagración? ¡No! ¿Entonces qué pasa ahora?”. Cuanto más este hombre procura hacer la voluntad de Dios, tanto más fracasa en cumplir. Finalmente llega a la conclusión que nunca amaba verdaderamente la voluntad de Dios: así que ora por el deseo y el poder de cumplir. Confiesa su desobediencia y promete nunca desobedecer de nuevo. Pero apenas se ha levantado de sus rodillas cuando ha fracasado una vez más: antes que llegue al punto de victoria, es consciente de derrota. Entonces se dice a sí mismo: “Puede ser que mi última decisi6n no fuera bastante definida. Esta vez voy a ser absolutamente terminante”. Así que concentra toda su voluntad sobre el asunto, sólo para encontrar que le aguarda un mayor fracaso que nunca después de la primera tentación. Entonces repite las palabras de Pablo: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”. (Ro. 7:18,19).
Tomado de: “La Vida cristiana normal”
W. Nee
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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