EL ES EL PAN DE VIDA
Leamos Juan 6:51: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que Yo daré es Mi carne, la cual Yo daré por la vida del mundo”.
Aquí Sus palabras vienen a ser aún más peculiares. Es suficientemente extraño decir que El es el pan vivo que descendió del cielo. Ahora dice que quien lo coma, no solamente no morirá, sino que vivirá para siempre. Esto es extraordinario. Aún más interesantes son las palabras que dicen que el pan que El da es Su misma carne. Con razón los judíos durante ese tiempo dijeron que esta palabra era dura. ¿Quién la puede oír? ¡Es cierto! Nunca escuchamos tales palabras. Estas palabras no las escuchamos de Confucio, ni de Mencius, de Lao-Tze, de Cuan-Tze, ni de ningún otro sabio. No las escuchamos en China ni en ningún otro país. Ningún hombre ha hablado tales palabras.
Después que Cristo habló tales palabras, el versículo 52 dice: “Entonces los judíos contendían entre si, diciendo: ¿Cómo puede este hombre darnos a comer Su carne?”. ¿Qué doctrina predicó Jesús? Ninguna. Lo único que dijo fue que comiésemos Su carne. Los versículos 55 y 56 dicen: “Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida. El que come Mi carne y bebe Mi sangre, en Mí permanece, y Yo en él”. Puede ver cómo hace énfasis solamente en El. Esto no es una colección de doctrinas. Más bien, es el comer de Su carne y el beber de Su sangre. Aquellos que comen y beben vivirán para siempre.
EL ES EL AGUA DE VIDA
Cuando llegamos al capítulo siete de Juan, vemos el último y gran día de la fiesta. Jesús habló algunas palabras frente a aquellos quienes asistieron a la fiesta. “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (vs. 37-38). Imagínese: En uno de nuestros días festivos más importantes, yo, Watchman Nee, me levanto en medio de la multitud y grito: “Si tienen sed, vengan a mí y beban. El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva”. ¿Qué diría usted? Seguramente diría que soy un necio sin sentido de Shangai que está hablando disparates. Pero esto es exactamente lo que Jesús hizo y dijo. En realidad no había ninguna doctrina, sino sólo la persona de Cristo.
En aquel día en el cual Jesús habló estas palabras, una disputa se levantó entre los judíos. Algunos dijeron que verdaderamente él tenía que ser el Cristo. Otros decían que cómo Cristo podía salir de Galilea. Al tratar de responder quién sería este hombre, una disputa se levantó entre los judíos. La disputa se centró en una sola cosa: ¿Quién era este Jesús de Nazaret? Un cristiano auténtico es uno que cree que Jesús es el Cristo.
EL ES LA LUZ DE VIDA
Más adelante en Juan 8:12, Jesús dijo a las multitudes: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de vida”. Puede ver de nuevo que Sus palabras no eran doctrinales. El énfasis aquí es la “luz” y el “yo”. No es la práctica de Sus doctrinas lo que hace a un cristiano, más bien, es la relación con Cristo la que nos califica como uno. Recibiremos la luz de vida solamente si creemos en El. Solamente al recibirle no caminaremos en tinieblas.
EL ES DE ARRIBA
En Juan 8:21-22 dice: “Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; adonde Yo voy, vosotros no podéis venir. Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a Sí mismo, que dice: Adonde yo voy, vosotros no podéis venir?”. Los judíos estaban confundidos de nuevo. ¿Dónde está el lugar a donde El va al cual nosotros no podemos ir? Ellos pensaron que tal vez El se iba a suicidar. En realidad, si ese lugar podría ser alcanzado cometiendo suicidio, los judíos aun podrían obtenerlo matándose ellos mismos. ¿Cómo es que el Señor podía ir a un lugar al cual ellos no podían ir? El versículo 23 dice: “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, Yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, Yo no soy de este mundo”. Es por esto que adonde el Señor iba ellos no podían ir.
CREER O NO CREER QUE EL ES
Además, ellos no murieron en sus pecados porque eran criminales o adúlteros. El versículo 24 es muy crucial, especialmente la última parte: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis”. Algunas versiones agregan la palabra “el” después de “Yo soy”. Citemos ahora las palabras del texto original. El Señor dijo: “moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis”. El asunto es si cree o no, que El es. ¿Qué significa esto? Entre los millones de gentes en la humanidad, puede escoger uno y decir: “¡Este es El! ¡Este es Dios!”. ¡Necesitamos examinar a Jesús de Nazaret para ver si en realidad El es! Si creemos que El es, no moriremos en nuestros pecados. Muchos están creyendo en un cristianismo torcido, pero nosotros queremos creer de acuerdo a lo que verdaderamente es el cristianismo. La primera pregunta que debemos hacernos es si Jesús de Nazaret existe o no.
Una vez más los judíos respondieron preguntando: “¿Tú quién eres?” (v. 25). La respuesta de Jesús parecía decir: “No es ésta la primera vez que les digo quién soy Yo. En lo que a este asunto concierne nunca he desistido. Les dije que Yo soy; que Yo soy Aquél”. Vez tras vez El confirmó a otros que El es; que El es el Hijo de Dios.
W. Nee