UN HOMBRE REGENERADO
Aún necesitamos buscar en la Escritura para entender el asunto de la regeneración. En 1 Corintios 2:14 dice: “Pero el hombre anímico no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son necedad, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Una persona no regenerada es una persona carnal. No sólo no puede entender las cosas de Dios, sino que las tiene por necedad. No puede comprender aunque quiera, porque le falta la facultad para comprender. Sin la regeneración no tiene esa otra vida, y como resultado no tiene el poder para entender.
Lea Romanos 8:5-8 de nuevo: “Porque los que son según la carne ponen la mente en las cosas de la carne; pero los que son según el espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el espíritu es vida y paz. Por cuanto la mente puesta en la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede; y los que están en la carne no pueden agradar a Dios”.
Estos versículos nos muestran claramente que hay algunos que se ocupan de la carne y viven según la carne. Están bajo el control de la carne y están contra Dios. Por lo tanto, nunca pueden someterse a las leyes de Dios. Ni pueden aunque quieran. Mucho menos pueden agradar a Dios. Una persona regenerada, sin embargo, sigue al Espíritu Santo y disfruta vida y paz. La diferencia entre las dos clases de personas está en si la vida ha sido cambiada o no.
NACIDO DEL ESPIRITU
Juan 3:3 dice: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo: Si uno no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Si el hombre posee solamente su vida natural, o sea, la vida que originalmente posee como hombre, ¡no puede ver el reino de Dios! ¿Qué es el reino de Dios? Romanos 14:17 dice: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. El reino de Dios está relacionado con estas cosas espirituales: justicia, paz y gozo. Y todas éstas están en el Espíritu Santo. Sin la regeneración, estas cosas son incomprensibles e imposibles de ver. Si el hombre quiere ver estas cosas, tiene que ser regenerado.
LA LINEA DE SEPARACION: LA VIDA
Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Cristo Jesús nos dio una línea de separación clara. Lo que es nacido del Espíritu es absolutamente diferente de lo que es nacido de la carne. El nunca vendría a mejorar la carne del hombre. Lo que es nacido de la carne de todos modos es carne. No importa cuánto uno se reforme, sigue siendo carne. No hay otra manera más que nacer del Espíritu. Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
La regeneración no es considerar “todo en el pasado como muerto de ayer y todo lo del futuro como nacido hoy”. ¡No hay tal cosa! Sin un cambio de vida, aunque uno nazca una y otra vez, de todos modos es carne. Todavía no hay regeneración. Hay un gran abismo entre las dos vidas que no se puede cruzar. Sólo lo que es nacido del Espíritu es espíritu.
Sólo quiero hacer algunas preguntas. ¿Está usted reformando su vida, o ha recibido la vida de Dios? ¿Está en el proceso de mejorarse, o está listo para aceptar la vida de Dios? La verdadera fe de Jesucristo da la vida de Dios al hombre. Esta es la vida que Cristo ofrece al hombre. Si la recibe, es usted una persona regenerada, y podrá vivir la vida de Dios en la tierra.
Bienaventurados aquellos que han perdido la esperanza en su propia vida. Una vida divina ha sido preparada. Si usted está satisfecho con su propia vida, Cristo no puede hacer nada. Nunca le ayudará a mejorar su propia vida. Dios quiere que nazca de nuevo y cambie su vida. Esta es la salvación de Cristo.
W. Nee