ALIMENTO DIARIO SEMANA 1 - MIÉRCOLES
El Ministerio que Seguimos y Practicamos
Semana 1 – El Ministerio Neotestamentario (Ap 5: 1-5)
Miércoles -- Lectura Bíblica -- (He 9:13-14; 1 P1:19; Ap 5:1-6).
Leer con oración:
“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Ap 5:5).
EL LIBRO FUE ABIERTO POR EL LEÓN DE JUDÁ
El ministerio es el encargo, la comisión de Dios dada a alguien o a un grupo de personas de personas para la ejecución de Su obra. En el Antiguo Testamento, Dios les confió el ministerio a algunas personas. Vemos, por ejemplo, el ministerio de los hijos de Leví, los sacerdotes, que podemos llamarlo el ministerio sacerdotal. Para ser un sumo sacerdote, el hombre necesitaba ser ungido, como ocurrió con Aarón, quién fue ungido por Moisés. Ser ungido significa recibir una comisión. De este modo, podemos decir que el sumo sacerdocio es un ministerio, todos los hijos de Aarón que fueron ungidos formaron parte del ministerio del Antiguo Testamento.
El ministerio del Nuevo Testamento comenzó con el Señor Jesús. El hizo un nuevo pacto con nosotros por medio de Su sangre (Mt. 26:28). En Apocalipsis 5, el inicio del ministerio del Nuevo Testamento por la apertura de un libro escrito por dentro y por fuera, el contenía siete sellos (v. 1). Al oír la pregunta: “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” (v.2), Juan se entristeció y lloró mucho, porque no vio a nadie que pudiera abrir el libro (vs. 3-4). Entonces uno de los ancianos le dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar los siete sellos” (v. 5). Cuando Juan volvió para ver el León, lo que vio fue el Cordero (v. 6a). Ambos simbolizan al Señor Jesús.
Por un lado el Señor Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1:29); por otro, es el León de la tribu de Judá, lo cual está relacionada con Su realeza. Por una parte, es la raíz de David, es decir, Él es el origen de David; por otra, es el descendiente de David (Mt 1:1). Puesto que David era un ser humano, en él había pecado; la naturaleza pecaminosa, la fuente de todos los pecados, estaba en él. Como descendiente de David, el Señor era también un hombre, pero sin pecado (Ro 8:3¸He 4:15b). Para venir a sustituirnos en la cruz como hombre, el Señor necesitó tener un cuerpo humano. Señor fue crucificado con ese cuerpo heredado de María, y con Él, nuestro viejo hombre fue crucificado (Ro 6:6), y Su sangre nos purificó de todos nuestros pecados (cfr. He 1:3; 9:13-14). ¡Aleluya!
Además de ser el Cordero sin mancha, cuya sangre nos redimió (1P 1:19), Cristo también es mostrado como Aquel que se sentó a la diestra de la majestad de Dios en las alturas y está calificado para gobernar. Este es el aspecto de León de la tribu de Judá, la tribu de la realeza.
Como creyentes en Cristo, hoy estamos en proceso de transformación para llegar a ser reyes. Pero primeramente, para ser un rey, representado por el león, una persona salva tiene muchos problemas relacionados, con su ser natural, que es semejante a la naturaleza del asno, conforme a lo que vemos en Génesis 49:9-11. El asno tiene una naturaleza extremadamente fuerte, que necesita ser tratada para que la realeza, es decir, la vida del león, un día se manifieste. Un día nuestra naturaleza caída de “asno” será sustituida por la naturaleza de “león”, para así reinar juntamente con Cristo (Ap 20:4b). Este es el resultado de Su ministerio.
Punto Clave: Hoy estamos en el proceso de transformación para ser reyes
Mi punto clave
Pregunta: ¿Cómo podemos llegar a ser reyes con Cristo si nuestra naturaleza humana es tan fuerte como la de un asno?
Dong Yu Lan