ALIMENTO DIARIO SEMANA 6 – LUNES - MIERCOLES
El Ministerio que Seguimos y Practicamos
Semana 6 – (Jesús ensena a sus discipulos (2) (Mt 5:13-16).
Lunes -- Lectura Bíblica -- (Mt 5:3, 13; Col 4:6).
Leer con oración: “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”. (Col 4:56).
TENER SIEMPRE UNA PALABRA AGRADABLE
Las enseñanzas que el Señor Jesús ministro en el monte, registradas en los capítulos 5, 6 y 7 del Evangelio de Mateo, no estaban dirigidas al pueblo en general sino a los discípulos – aquellos que están siendo preparados para reinar con el Señor en el mundo venidero. Para reinar necesitamos cumplir los requisitos mostrados en esta porción de la Palabra y no tomarlos como simples enseñanzas doctrinales, sino como un patrón de experiencias que buscamos tener delante del Señor. En mateo 5:3, por ejemplo, dice que los pobres en espíritu son bienaventurados. Esto se refiere a negar la vida del alma, vaciándonos de todo nuestro orgullo. Si practicamos esto, el reino de los cielos nos será otorgado.
Después de hablar de las bienaventuranzas, el Senor declaro que Sus discípulos son la sal de la tierra (V. 13). En un primer momento pensábamos que la sal solo tenia la función de evitar la corrupción del mundo, no entendíamos que la sal tenia alguna relación con la vida divina, pues en los tiempos antiguos, la acción de salar tenia como finalidad eliminar los gérmenes o, en el caso de los alimentos, conservarlos. Pero, además de eso, la sal tiene otra importante finalidad, en realidad, su objetivo principal es sazonar los alimentos para que sean agradables al paladar. Si es añadida sal en exceso a determinado alimento, además de ser dañino para la salud, el sabor puede no ser tolerado por las personas. Si contrario a esto, hace falta sal, posiblemente el alimento quedara sin sabor y las personas no se sentirán motivadas a consumirlo. Por tales motivos, la sal debe ser aplicada en la medida exacta y precisa, de acuerdo con la necesidad.
Así debe ser nuestra actitud con relación a este mundo. Como discípulos del Señor, nuestras palabras no deben ser excesivamente “saladas”, agresivas, ásperas, pues en este caso ls personas se alejaran de nosotros. En contraposición, si nuestro hablar no tiene el efecto de sazonar para realzar el “sabor” en nuestro contacto con las personas del mundo, estaremos dejando de cumplir nuestra función de llevar la vida de Dios a otros y de marcar la diferencia en donde estamos. Al aplicar la “sal” en la medida adecuada, nuestras palabras serán agradables a las personas con las cuales convivimos, al punto de despertar el “apetito espiritual” de ellas para conocer mas del Señor y hacer Su voluntad (Col 4:6).
Si somos vencedores, un día el Señor nos entregara el gobierno del mundo venidero. Cuando desempeñemos nuestra función como la sal de la tierra, nos estamos preparando para ello. Por eso, hoy estamos creciendo en la vida de Dios y siendo entrenados para convertirnos en personas correctas del Señor a fin de ser agradables delante de los hombres.
Punto clave: Nuestra palabra debe despertar el “apetito espiritual” de las personas.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cómo podemos motivar a las personas a alimentarse de la palabra de Dios?
ALIMENTO DIARIO SEMANA 6 – MARTES
El Ministerio que Seguimos y Practicamos
Semana 6 – (Jesús ensena a sus discipulos (2) (Mt 5:13-16).
Martes -- Lectura Bíblica -- (Mt 5:13-16; Lc 8:17; 1 Jn 1:5-7).
Leer con oración: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. (Ef 5:
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SER LUZ PARA GLORIFICAR A DIOS
Como discípulos del Señor, también somos la luz del mundo (Mt 5:14). La función de la luz es brillar, iluminar a las personas, para que glorifiquen a Dios. El Señor menciona en Mateo 5:15 que no se enciende una luz y se pone debajo de un almud. Este almud se refiere a una unidad utilizada antiguamente para medir la cantidad de granos, como el trigo o el arroz. Cuando nos convertimos en hijos de Dios, Su luz se encendió en nuestro interior, pues recibimos Su vida en nuestro espíritu. La palabra revela que el espíritu del hombre es la lámpara del Señor (Pr 20:27). Esto significa que, como luminares en el mundo, no debemos escondernos detrás de nuestras ocupaciones, como la búsqueda por la subsistencia y comodidad terrenales. Si hemos vivido de esta manera, dedicando nuestro tiempo solo a lo terrenal – como la búsqueda por el dinero, el bienestar y el entretenimiento – hemos escondido la luz del mundo. Al dejar de brillar perdemos nuestra función, lo que impide que las personas conozcan a Dios por medio de nosotros.
Como hijos de Dios, debemos andar en la luz, dando un buen testimonio delante de los hombres y viendo nuestras propias fallas delante de Dios. Así, somos iluminados en cuanto a nuestra condición y podemos arrepentirnos de cualquier situación negativa. Ante este testimonio positivo, aquellos que están a nuestro alrededor también son iluminados y ayudados por la luz que brilla a través de nosotros. Si esta es nuestra conducta, ciertamente las personas que conviven con nosotros se abrirán a la predicación del evangelio y a los libros que les presentemos, que transmitan fe. Por eso, al llevarles la palabra de Dios, somos la luz del mundo.
De igual modo, para reinar con el Señor, necesitamos estar bajo Su luz. No podemos ocultarle a Dios nuestras fallas y problemas, ni tener un vivir en la iglesia que se sustenta por la apariencia. Cuando somos iluminados, todas las cosas ocultas son manifiestas delante del Señor, de modo que el nos hace ver nuestra condición real (Lc 8:17). Así, somos llevados al arrepentimiento, confesando nuestras faltas delante de El. De esta manera la sangre de Jesús nos limpia de toda maldad y nos vuelve personas transparentes, que no tienen nada negativo que esconder (1 Jn 1:5-7). ¡Gracias a Dios por Su luz! Cuando permitimos que ella brille por medio de nosotros, somos librados de las preocupaciones terrenales, damos un buen testimonio delante de las personas y nos preparamos para reinar en el mundo venidero.
Punto clave: Tener un vivir que brilla para la gloria de Dios.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Qué pasa cuando asumimos nuestra función como la luz del mundo y que efecto causa en aquellos con quienes convivimos?
ALIMENTO DIARIO SEMANA 6 – MIERCOLES
El Ministerio que Seguimos y Practicamos
Semana 6 – (Jesús ensena a sus discipulos (2) (Mt 5:13-16).
Miercoles -- Lectura Bíblica -- (Mt 5:17-20; 22:37-40; Stg 1:22).
Leer con oración: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.(Sal 19:7). Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. (Mt 5:20).
GUARDAR LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY EN NUESTRO VIVIR
Las palabras que el Señor ministro a Sus discípulos en Mateo 5, 6 y 7 tenían como objetivo prepararlos para reinar en el mundo venidero. Estas palabras también están destinadas a nosotros hoy.
Por ello, necesitamos tener claridad de que la Ley del Antiguo Testamento no fue revocada, sino cumplida por el Señor Jesús, salvo en el aspecto de las ordenanzas relacionadas a los rituales, las cuales fueron abolidas por El en la cruz (Ef 2:15). Aunque muchos piensan que a partir del nuevo pacto firmado en el Nuevo Testamento no es mas necesario cumplir los mandamientos, el Señor enfatizo que, si queremos participar del reino de los cielos, debemos velar por el cumplimiento de la ley, pues El exige de nosotros la practica de la justicia.
Tanto la ley como los profetas del antiguo Testamento sirven para mostrarnos nuestra situación real y presentarnos el patrón de justicia que Dios requiere de nosotros. De acuerdo con este patrón, ser justo no significa solo dejar de pecar, sino guardar y practicar los mandamientos establecidos por El en Su ley. Job, por ejemplo, fue considerado justo en su época, porque era perfecto y recto, temeroso de Dios y se apartaba del mal. Pero hoy el Señor requiere que nosotros excedamos ese patrón de justicia.
No somos como las personas comunes, que se consideran exentas de cumplir los mandamientos de la ley. Fuimos escogidos por El específicamente para gobernar el mundo venidero. Por esta razón, debemos buscar ser personas justas y correctas, que guardan la ley y practican la palabra de Dios (Stg 1:22). En realidad debemos exceder la justicia practicada por los escribas y fariseos del Antiguo Testamento. En el caso de que violemos algunos de estos mandamientos o ensenemos a otros a obviarlos, nuestra posición en el reino de los cielos será mínima. Pero, si las guardamos y ensenamos, obtendremos una buena posición en el reino de los cielos (Mt 5:19-20).
El Señor destaco que toda la ley y los profetas dependen de dos mandamientos: el primero es amar al Señor, con todo el corazón, y con toda el alma, y con toda la mente; y el segundo es amar al prójimo como a nosotros mismos (Mt 22:37-40). Los primeros cinco mandamientos hablan con respecto a nuestra relación con Dios y se resumen en amar a Dios, y los cinco últimos tratan sobre nuestra relación con los hombres y se resumen en amar al prójimo. Los mandamientos deben ser guardados en todo nuestro vivir, que incluye nuestro ambiente familiar, la vida social, la vida profesional y la vida de reuniones de la iglesia.
Punto clave: Exceder la justicia de los escribas y fariseos.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra actitud con respecto a los mandamientos de la ley del Antiguo Testamento?