LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO
La Fe
Semana 3 - El Dispensar Del Dios Triuno
Lunes
Leer con oración:
Hch 13:1-5; Ef 1:1-3
“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”(Gá 2:16)
El Dispensar Del Dios Triuno Es Por La Fe
La Epístola a los Efesios es maravillosa. Ésta fue escrita por el apóstol Pablo y se inicia con el dispensar del Dios Triuno. En Efesios 1:1-3, leemos que Dios ha bendecido a la iglesia con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo. Esta porción se refiere a la obra del Padre, a la obra del Hijo y a la obra del Espíritu Santo. Para recibir el trabajar de Dios, debemos estar en una esfera espiritual.
Poco tiempo después de su conversión, antes de escribir la Epístola a los Efesios, el apóstol Pablo sirvió en la iglesia en Antioquía, traído de Tarso por Bernabé. Allí, él aprendió a servir al Señor y se convirtió en uno de los principales profetas y maestros. Como había un ambiente de oración en aquella iglesia, el Espíritu Santo les dijo que apartaran a Bernabé y a Saulo para la obra que los había llamado (Hch 13:1-2).
Enviados por el Espíritu, Bernabé y Saulo navegaron en dirección a Chipre y llevaron consigo al joven Juan Marcos (vs. 4-5). Su objetivo era hacer la obra del Señor en la región de Galacia. Puesto que estaban llenos del Espíritu Santo, tuvieron éxito en conducir a las personas a la Fe. En ese primer viaje, Bernabé y Pablo predicaron el evangelio, conduciendo a las personas al espíritu, y establecieron iglesias en la región de Galacia. Después de esa jornada, volvieron a Antioquía.
Posteriormente, Pablo supo que los gálatas se habían apartado del evangelio de Cristo y estaban retrocediendo a las prácticas del judaísmo. Entonces él escribió la Epístola a los Gálatas, advirtiéndoles a los hermanos para que no buscaran ser justificados por las obras de la ley, no se desligaran de Cristo ni cayeran de la gracia (2:16; 5:4). Pablo además los exhortó a no ser insensatos, pues ellos habían comenzado por el Espíritu, por el oír con fe, y no debían acabar por la carne (3:2-5).
Debemos tomar esta exhortación para nosotros mismos y no permitir que otras cosas, aunque sean “buenas” doctrinas, nos aparten del dispensar del Dios Triuno en el espíritu.
Punto Clave:
Ser bendecido por el Dios Triuno.
Pregunta:
¿Por qué Pablo le escribió a los gálatas?
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Semana 3 - El Dispensar Del Dios Triuno
Martes
Leer con oración:
Hch 15:1-35; 37-40
“Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones (…). Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.”(Hch 15:8-9, 11)
Los Conceptos Religiosos Versus El Dispensar Del Dios Triuno
Hechos 15 registra que algunas personas descendieron de la región de Judea y fueron a Antioquía a exigir que los cristianos se circuncidaran de acuerdo con la ley dada por Moisés. Con el pretexto de ayudar a los hermanos, decían que era necesario cumplir el rito judaico para obtener la salvación. Pablo y Bernabé no estuvieron de acuerdo con esa enseñanza, pues no tenía que ver con el evangelio de Cristo. Por eso hubo una discusión y contienda entre ellos. Al final, decidieron que Pablo y Bernabé subirían con algunas de esas personas hasta Jerusalén, a fin de presentar el asunto para que fuera solucionado allí (vs. 1-5).
Con esta intención, los apóstoles y ancianos se reunieron en Jerusalén, conforme a lo descrito en la porción que sigue: “Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos” (vs. 7-11).
La palabra ministrada por Pedro mostró que la gracia del Señor Jesús es suficiente para salvar tanto a judíos como a gentiles. Aún así, el parecer de Jacobo sobre el asunto concluyó que los gentiles debían guardar sólo cuatro ordenanzas (vs. 19-20), y esta decisión fue enviada por carta para ser entregada en Antioquía por Pablo y Bernabé. Como los de Jerusalén consideraban que el contenido de la carta era importante, también enviaron a dos hermanos principales de entre ellos: a Judas, llamado Barsabás, y a Silas. La función de ellos era leer la carta delante de la iglesia en Antioquía y retornar a Jerusalén, pero Silas no regresó, y prefirió permanecer en Antioquía. Aunque era un hermano principal de la iglesia en Jerusalén, Silas no se apegó a su posición.
Al final de Hechos 15, vemos que hubo tal desacuerdo entre Pablo y Bernabé frente a la posibilidad de llevar nuevamente al joven Juan Marcos, quien los había abandonado antes de terminar el primer viaje (13:13), que se separaron. Bernabé llevó consigo a Juan Marcos a Chipre. Sin embargo, Pablo escogió a Silas y, acompañado por él, visitó por segunda vez la región de Galacia, donde confirmó la obra realizada anteriormente en las iglesias (15:37-40).
Que podamos avanzar y predicar el evangelio conforme a la dirección del Espíritu y de acuerdo con la voluntad de Dios, y que también seamos guardados siempre, invocando el nombre del Señor, para no ser influenciados por la religión y por las enseñanzas tradicionales.
Punto Clave:
Invocar el nombre del Señor para no ser influenciados por la religión.
Pregunta:
¿Por qué no es necesario cumplir las ordenanzas de la ley para ser salvos?
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Semana 3 - El Dispensar Del Dios Triuno
Miércoles
Leer con oración:
Hch 16:6-10; 1 Co 16:19; Col 4:15; Flm 1-2
“Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.”(Hch 16:10)
Llamados Para Anunciar El Evangelio
En su segundo viaje, Pablo y Silas fueron conducidos por el Espíritu, pues obedecieron Su dirección, y se les impidió por el Espíritu Santo predicar la Palabra en Asia. También intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se los permitió. Finalmente, llegaron a Troas, entonces le sobrevino una visión a Pablo, en la cual un varón macedonio estaba en pie y le rogaba su ayuda (Hch 16:9).
Gracias al Señor, Pablo estaba en el espíritu, por eso pudo ser fiel al sentir que Dios le transmitió. Los que estaban con él también comprendieron que Dios los había llamado para anunciar el evangelio en Macedonia. Siguiendo esa dirección, llegaron a Filipos y predicaron el evangelio allí. Luego, visitaron Tesalónica, y por último, fueron a Corinto, en la provincia de Acaya. En esa región, Pablo estableció varias iglesias y llevó a los hermanos a invocar el nombre del Señor (1 Co 1:2).
Al final del viaje, Pablo y Silas debían haber vuelto a Antioquía. Sin embargo, Pablo decidió pasar por Jerusalén y saludar a la iglesia allí. Cuando llegó a Antioquía, Silas probablemente percibió que en Jerusalén, Pablo había sufrido algún tipo de influencia del ambiente religioso. Y en su tercer viaje, Silas ya no lo acompañó. Muchos años después, él aparece sirviendo al Señor con Pedro (1 P 5:12). Pablo, por su parte, siguió solo su tercer viaje, pasando por Asia Menor, Macedonia y la región de Acaya. Es posible que su objetivo fuera recolectar ofrendas en aquellas regiones para llevarlas a Jerusalén.
En todas las ciudades donde Pablo estableció iglesias, no hay noticias de que existiera algún local de reuniones o templo como los conocemos hoy, sino lugares de oración y casas abiertas para recibir a los hermanos. En sus epístolas es común que el apóstol Pablo salude a la iglesia que se reunía en la casa de determinada hermana o hermano (1 Co 16:19; Col 4:15; Fil 1-2). De acuerdo con el modelo mostrado en esta porción de la Biblia, debemos estar dispuestos a recibir a los hermanos en nuestras casas, al igual que a las personas a quienes debemos apacentar, orando por ellas y alimentándolas con la palabra de Dios.
Punto Clave:
Estar dispuestos a recibir a los hermanos en nuestra casa.
Pregunta:
¿Cuál fue el resultado de que Pablo haya obedecido al guiar del Espíritu en su segundo viaje?
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Jueves
Leer con oración:
Hch 19:21; 21:4, 10-14; 2 Co 8:1-5
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud (…). Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.”(Gá 5:1, 18)
Obedecer A La Voluntad Del Señor
En su tercer viaje, Pablo tenía la intención de recolectar ofrendas en la región de Acaya y llevarlas a Jerusalén. Él estaba determinado a cumplir ese deseo personalmente, aunque el Espíritu Santo le había indicado, de varias maneras, que no era la voluntad del Señor que Pablo fuera a Jerusalén en ese momento (Hch 19:21; 20:16; 21:4, 10-14).
Las ofrendas que Pablo recolectó en las iglesias probablemente no eran sólo valores en dinero, sino también en mercaderías y ropas. Las iglesias de la región de Macedonia, como Filipos y Tesalónica, también quisieron participar con sus ofrendas, aunque eran pobres. Por ese motivo, en principio, Pablo los eximio de ofrendar. Pero los hermanos le pidieron, con muchos ruegos, que les concediera la gracia de participar de este servicio a los santos, ofrendando voluntariamente más allá de sus fuerzas (2 Co 8:1-5). Tal era la gracia que Dios les había concedido, que ofrendaron no sólo una vez, sino varias veces, aunque estaban pasando por pruebas y tribulaciones. Frente a esto, podemos inferir que las iglesias en Macedonia tenían el ministerio de ofrendas de riquezas materiales.
Las ofrendas dirigidas a la iglesia en Jerusalén podían haber sido enviadas por medio de algún tipo de transporte, pero Pablo insistió en llevarlas personalmente. En ese momento, Pablo ya no estaba acompañado por Silas ni seguía el sentir del Espíritu revelado por la palabra de los profetas. Tal era su determinación que él estaba dispuesto a sacrificar su propia vida por sus compatriotas.
Quizá Pablo pensó que obtendría la aprobación de los líderes de la iglesia en Jerusalén en cuanto a su ministerio de evangelizar a los gentiles, cuando les trajera las ofrendas de las iglesias que había levantado en la región de Acaya y Macedonia, pero eso no ocurrió. Cuando llegó a Jerusalén, se encontró con Jacobo y los otros ancianos, y les contó minuciosamente lo que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio.
Aunque dieron gloria a Dios por el relato que oyeron, los hermanos de Jerusalén le mostraron de inmediato las decenas de millares de judíos que habían creído y eran celosos de la ley. Fuera de eso, le dijeron a Pablo que esos hermanos habían sido informados de que él le enseñaba a los judíos a apostatar de Moisés, diciendo que no debían circuncidar a sus hijos ni observar las costumbres de la ley. En ese contexto, Pablo se sintió presionado a someterse a un voto de nazareato, conforme a las ordenanzas del antiguo pacto (Hch 21:17-26). Y no sólo hizo su propio voto, sino que además tuvo que pagar los gastos de otras cuatro personas que también habían aceptado hacer el voto. Esto muestra que Pablo fue subyugado por las exigencias de los judaizantes de la iglesia en Jerusalén.
Esta narración nos sirve como advertencia con respecto a jamás dejar de seguir la dirección del Espíritu. Cuando dejamos de seguirlo, fácilmente somos subyugados por los conceptos religiosos y por nuestra obstinada voluntad.
Punto Clave:
Atender el sentimiento del Espíritu.
Pregunta:
¿Por qué podemos afirmar que las iglesias en Macedonia tenían el ministerio de ofrendas de riquezas materiales?
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Viernes
Leer con oración:
Hch 26:31-32; 28:30-31
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”(Ro 8:28)
Preservado Por La Soberanía De Dios
El voto al que Pablo se sometió en Jerusalén tardaría siete días para completarse, pero Dios no permitió que ese periodo se cumpliera. Por Su soberanía, hubo un gran alboroto, causado por algunos judíos provenientes de Asia, los cuales lo agarraron y arrastraron fuera del templo. Ellos acusaron a Pablo de estar en contra del pueblo, de la ley de Moisés y del templo. Pablo fue golpeado por la multitud, que intentaba matarlo, pero su vida fue salvada cuando el comandante romano, unos soldados y los centuriones llegaron al lugar, pensando que se trataba de un motín.
Antes de ser llevado a la prisión, Pablo dio testimonio de su conversión delante del pueblo, pero la multitud dejó de oírlo y quería quitarle la vida. Así, Pablo fue llevado a la cárcel para ser interrogado por los motivos que habían aclamado en su contra. Pablo sería azotado, pero no lo fue porque le informó al centurión que era un ciudadano romano. Con ese título, él tenía derecho a un juicio delante del gobernador romano. De hecho, Pablo fue juzgado, y las autoridades romanas constataron que él no había hecho nada que mereciera la muerte o la prisión. Sin embargo, como él había apelado a Cesar, fue enviado a Italia como prisionero en una nave (Hch 26:31-32).
En ese viaje, Dios le preservó la vida y la de los que estaban con él en la nave, en medio de un naufragio. El Señor aún así hizo grandes señales por medio de Pablo en la isla de Malta. Allí, varios enfermos fueron sanados cuando Pablo oró por ellos (28:1-9).
En Roma, le fue permitido vivir en una casa, siendo acompañado por un soldado, quien lo custodiaba en la prisión domiciliaria. Pablo permaneció durante dos años en Roma, tiempo en el cual esperaba el juicio y predicaba el evangelio a quien lo buscaba (Hch 28:30-31). En ese periodo, él escribió cuatro epístolas. Además, le fue permitido realizar pequeños viajes para visitar algunas iglesias que había cuidado, como la que estaba en Éfeso.
Por el arreglo soberano del Señor, Pablo no cumplió el voto de nazareato en Jerusalén. No obstante, como fue aprisionado, su ministerio de edificar las iglesias también fue interrumpido. Dios lo preservó, pues aún quería usarlo, sirviendo a las iglesias por medio de su ministerio epistolar.
Punto Clave:
Salvo por la soberanía del Señor.
Pregunta:
¿Cómo desempeñaba Pablo su ministerio en la prisión en Roma?
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Sábado
Leer con oración:
1 Ti 5:23
“Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.”(1 Ti 1:3-4)
Una Excelente Epístola Y Una Iglesia Muy Problemática
Una de las epístolas que Pablo escribió en la prisión fue a los efesios. Esa epístola trata de la revelación de la economía neotestamentaria de Dios. En ella, vemos que el Dios Triuno (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) tiene el propósito de dispensarnos Su vida. El resultado de recibir la vida de Dios continuamente es andar en la luz, andar en la gracia, andar en la verdad y andar en amor. Todo esto se resume en andar en el espíritu.
Entonces, en uno de sus viajes, mientras esperaba el juicio de Roma, Pablo constató que la situación de la iglesia en Éfeso no era buena. Aunque les había escrito una excelente epístola, los efesios permanecieron ocupados con las enseñanzas que promovían discusiones y no la Fe (1 Ti 1:3-4). Lamentablemente, ellos no estaban andando de acuerdo con la palabra que les fue ministrada. Como Pablo no podía permanecer en Éfeso, dejó allí a su joven cooperador Timoteo. La función de Timoteo era ayudar a los hermanos a practicar la verdad, conduciéndolos al espíritu. Él era una persona espiritual y tenía una fe genuina, pero ayudar a una iglesia en esa condición era una tarea bastante difícil. Por causa de la situación problemática, el joven Timoteo se entristeció y se enfermó (1 Ti 5:23).
Cuando nos quedamos analizando las verdades en nuestra mente, sin practicar aquello que Dios nos ha revelado, no sólo le causamos daño a la iglesia, sino que también hacemos sufrir a los hermanos que nos sirven. Que estemos listos para atender el hablar de Dios, a objeto de promover la Fe, para que el Cuerpo de Cristo sea suplido y edificado con nuestra cooperación.
Punto Clave:
Promover la Fe.
Pregunta:
¿Cuál era el problema de la iglesia en Éfeso?
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Domingo
Leer con oración:
Jn 5:39-40; 6:63
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho (Jn 14:26). Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad.”(Jn 16:13a)
Conducir A Los Hermanos Al Espíritu Y A La Vida
Por causa de la persecución del Imperio Romano contra los cristianos, los principales líderes, como Pedro y Pablo, fueron martirizados. En cambio, a Juan le fue preservada la vida en el exilio en la isla de Patmos. Durante el periodo en que permaneció allí, Juan recibió más revelación del Espíritu y recordó las palabras dichas por el Señor Jesús en Su ministerio terrenal. Ese periodo fue muy importante para que Juan madurara y aprendiera a vivir y andar en el espíritu, negándose a sí mismo. Además, recibió la revelación que lo llevó a escribir el libro de Apocalipsis. Ese libro trata no sólo asuntos de su época, sino principalmente de profecías relacionadas a la historia de la iglesia.
Cuando ya era un anciano, Juan fue liberado del exilio y el Señor lo condujo a ayudar a los hermanos de la iglesia en Éfeso. La situación de esa iglesia, descrita en las epístolas a Timoteo, era muy negativa, pero Juan no se desanimó frente a eso, pues ya había alcanzado la madurez de vida. Por medio de su ministerio, él condujo a los hermanos de Éfeso al Espíritu y a la vida (Jn 6:63). Como resultado, la iglesia fue restaurada y volvió a practicar las primeras obras, y su situación llegó a ser agradable al Señor.
Igualmente, si tomamos de manera adecuada las palabras que nos han sido ministradas y las practicamos, ellas serán vida para nosotros y, de ese modo, el Dios Triuno nos será dispensado y lo dispensaremos a otros (Jn 5:39-40; 6:63). ¡Aleluya!
Punto Clave:
Ser restaurados para practicar las primeras obras.
Pregunta:
¿Qué ocurrió con el apóstol Juan durante su exilio?