LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO
La Fe
Semana 4 - La Fe
Lunes
Leer con oración:
Ro 10:17; Ef 1:4-5, 7, 11-13, 22-23; 3:2-3
“En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.”(Is 29:18-19)
La Revelación Del Plan De Dios En Su Palabra
La palabra escrita es uno de los principales medios usados por Dios para alcanzar al hombre. Por esa razón, la Biblia es tan importante para nosotros, pues por medio de ella oímos al Señor hablándonos y nos disponemos a realizar Su buena voluntad. Sin embargo, para obtener más revelación acerca de Su voluntad y Su dirección, el Señor también nos habla a través de los libros espirituales, escritos por siervos inspirados por Él.
Los libros espirituales nos ayudan a ver y obtener la revelación del plan de Dios en Su palabra. El contenido de este plan, que es Su economía neotestamentaria, lo llamamos la “Fe”. Esta Fe, que es objetiva, es infundida y trabajada en nosotros, a medida que oímos el hablar de Cristo y llega a ser nuestra fe subjetiva. En Romanos 10:17 leemos: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Por el oír de la Fe y por la acción del Espíritu, la vida y la naturaleza divinas son dispensadas al hombre. Alabamos al Señor porque, en Su soberanía, Él ha revelado Su plan a Sus siervos, y éstos nos han transmitido esta revelación. Así, nuestra fe crece y de este modo obtenemos más de la vida divina.
En su Epístola a los Efesios, Pablo escribió resumidamente acerca de la economía de Dios en el Nuevo Testamento (Ef 3:2-3). Él describe cómo hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en Cristo. Dios Padre nos escogió en Él para que fuéramos santos y sin mancha, y en amor nos predestinó para la filiación1 (1:4-5). Asimismo, por las riquezas de la gracia del Hijo de Dios, fuimos redimidos y hechos Su herencia (vs. 7, 11). Entonces, en el versículo 13, leemos: “En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
Recibimos la vida de Dios en nosotros por medio de la fe en Jesucristo, y mientras más Su vida crece en nosotros, más somos transformados y conformados a Su imagen. Este es el plan de Dios para el hombre, revelado en el capítulo 1 del libro de Efesios. A fin de intensificar la propagación de la revelación de este plan y promover la Fe, en los últimos años el Señor nos ha conducido a abrir varias unidades del BooKafé, para que en un ambiente agradable y mediante los libros, un número cada vez mayor de personas puedan ser conducidas a la Fe.
1 La palabra griega uihothesia, traducida como adoptados hijos, también puede ser traducida como filiación e indica el derecho que un hijo tiene al alcanzar la madurez.
Punto Clave:
Dios habla con nosotros por medio de los libros.
Pregunta:
¿De qué modo la Fe es infundida en nosotros?
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Martes
Leer con oración:
Is 55:1-2; Ef 1:4-5, 7-12
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”(Ef 1:3)
El Plan De Dios Para Sus Hijos
De acuerdo con lo que vimos, la bendición espiritual, referida en el versículo para leer con oración de hoy, está constituida, primeramente, por todo lo que el Padre planeó antes de la fundación del mundo. Según el buen placer de Su voluntad, Él nos escogió para ser Sus hijos, santos y sin mancha, y nos predestinó para la filiación (Ef 1:4-5). ¡No tenemos palabras para expresar la grandeza de esto! Mucho tiempo antes de existir, y de entre tantos billones de personas creadas, ¡Él nos escogió! ¡Qué bendición!
Aunque estamos en un mundo lleno de impurezas y cosas reprensibles, Dios desea que nosotros, Sus hijos, seamos santos y sin manchas. Asimismo, Él ya preparó una herencia para nosotros, la plena filiación, el derecho de heredar Su reino y reinar con Cristo. Pero para obtener la filiación, necesitamos crecer en la vida divina y llegar a ser hijos maduros.
Otro aspecto de la bendición espiritual que obtuvimos está relacionado a la obra redentora del Hijo. Por causa de la caída del hombre, no éramos dignos de nada. Pero aun así, para cumplir el plan de Dios, puesto que el Padre ya nos había escogido, entonces nos concedió la obra del Hijo. Él vino y derramó Su sangre, muriendo en la cruz por nosotros y perdonando todos nuestros pecados (v. 7). Su obra fue realizada conforme a la riqueza de Su gracia. Esto significa que no fue por nuestro esfuerzo; tampoco tuvimos que pagar nada. Nos bastó creer en Él e invocar Su nombre, y de esta manera disfrutamos esta gracia (Is 55:1-2). Cuando oramos: “¡Oh Señor Jesús, yo creo en Ti! Creo en Tu obra redentora. Gracias por haber muerto por mí. ¡Te necesito!”, obtenemos todo lo que Él hizo por nosotros. Su obra de redención tiene como objetivo hacernos Su herencia, es decir, en el mundo venidero seremos para alabanza de Su gloria (Ef 1:12).
Toda la bendición espiritual nos fue dada. Por este motivo necesitamos aprovechar cada oportunidad hoy para crecer en vida, negándonos a nosotros mismos, para que Su vida santa sea añadida a nosotros, a fin de convertirnos en hijos irreprensibles y maduros, y ser aptos para reinar con el Señor. ¡Aleluya! Mañana veremos la obra del Espíritu.
Punto Clave:
¡Qué bendición y qué gracia!
Pregunta:
¿Qué significa la filiación?
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Miércoles
Leer con oración:
Is 1:18; Ro 8:6, 14; Col 3:15; Ap 19:8
“En él (Cristo) también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”(Ef 1:13-14)
Tener Acciones Justas Para Recibir El Sello Del Espíritu
Hoy veremos la obra del Espíritu, que aplica en nuestro diario vivir todo lo que el Padre planeó y lo que el Hijo cumplió en la redención.
Cuando creímos en el evangelio, además de ser redimidos de nuestros pecados, recibimos el Espíritu, el cual también es las arras, la garantía de nuestra herencia en Cristo. A partir del momento que recibimos el Espíritu, siempre que actuamos según la voluntad de Dios, Él nos sella, confirmando cada acción justa. Esto quiere decir que actuamos de acuerdo con el Espíritu, y sentimos paz en nuestro espíritu, como resultado de la aprobación del Señor en nosotros (Ro 8:6; Col 3:15).
Por causa del pecado que mora en nuestros miembros, muchas veces inclinamos nuestra mente a la carne y cuando eso sucede, perdemos la paz interior y ya no sentimos que el Espíritu nos aprueba. En Isaías 1:18 vemos que nuestros pecados son como vestiduras de color escarlata y rojas como el carmesí, pues son fuertes y evidentes. No obstante, cada vez que actuamos según la voluntad de Dios, el Espíritu nos sella. Así, gradualmente, nuestras acciones son santificadas por Él, y nuestras “vestiduras” se vuelven totalmente blancas como la nieve y como el lino fino, limpio y resplandeciente (Ap 19:
.
Cuando nuestro vivir cumple la justicia de Dios, tenemos Su aprobación y sentimos paz y alegría en nuestro espíritu. Cuando andamos en el Espíritu y somos guiados por Él, permitimos que Dios trabaje en nosotros y así, manifestamos que somos Sus hijos: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Ro 8:14). Además de eso, mientras más contactamos el Espíritu, más el Dios Triuno es dispensado a nosotros, y vamos siendo llenados con Sus riquezas. De este modo, nos volvemos Su expresión y plenitud, la iglesia, que es Su Cuerpo (Ef 1:22-23).
Agradecemos al Señor por incluirnos en Su plan y revelar lo que está en Su corazón. Que podamos cooperar con Dios, practicando acciones justas, para que Su Espíritu nos selle y tengamos Su aprobación.
Punto Clave:
Practicar acciones justas para recibir el sello del Espíritu.
Pregunta:
¿En qué situaciones de su vivir el Espíritu no ha sellado?
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Jueves
Leer con oración:
2 Ts 1:3; 2 Ti 4:7; He 4:2
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”(2 Co 3:18)
Los Dos Aspectos De La Fe
Hoy veremos más sobre el tema de esta semana: la Fe. Siempre que oímos hablar sobre la fe, pensamos en el acto de creer en Dios, creer en Sus promesas. Aunque es correcto, esto se refiere sólo a un aspecto de la fe revelado en el Nuevo Testamento, al aspecto subjetivo, que es producido dentro de nosotros debido a la acción del Espíritu y de la palabra de Dios (Mt 9:29; Lc 8:25; 1 Co 2:5; 15:14; 2 Ts 1:3).
Sin embargo, hay otro aspecto, el objetivo, al cual llamamos la Fe. La palabra Fe, que en griego siempre viene acompañada por el artículo definido “la”, comprende los puntos en los cuales creemos y que nos fueron revelados por las enseñanzas saludables de los apóstoles en el Nuevo Testamento (Hch 6:7;1 Ti 1:4; 4:1; 6:10, 12; 2 Ti 4:7; Tit 1:1; Jud 3). Estos puntos incluyen el plan, la administración, el arreglo del Dios Triuno para dispensar al hombre tripartito todo lo que Él es, tiene, realizó y alcanzó a fin de cumplir Su voluntad y establecer Su reino en la tierra. Como vimos ayer en el capítulo 1 de la Epístola a los Efesios, la elección y predestinación de Dios Padre, la redención del Hijo y el sellar del Espíritu forman parte de ese plan, de la economía de Dios.
Para que la Fe llegue a ser real en nuestro vivir, necesitamos de la revelación del Espíritu y de la práctica de Su palabra. A medida que practicamos lo que nos ha sido revelado, crecemos en la vida de Dios, y así la Fe objetiva va siendo infundida en nosotros, volviéndose nuestra fe subjetiva.
Para comprender mejor esto, tomemos como ejemplo una cámara fotográfica. Cuando tomamos una foto de un ambiente externo, como un paisaje, y tenemos una cantidad adecuada de luz, la imagen es capturada y almacenada dentro de la cámara. Luego, la imagen “objetiva”, que pertenecía a un ambiente externo, se vuelve “subjetiva”, es decir, una impresión dentro de la cámara. De una manera análoga (ver el diagrama), la Fe objetiva, que tiene como contenido la economía neotestamentaria de Dios, necesita ser experimentada y absorbida hacia dentro de nuestro ser, volviéndose, de este modo, nuestra fe subjetiva, nuestra realidad.
Siguiendo el ejemplo de la cámara fotográfica, así como el lente necesita estar abierto en un ambiente iluminado para que la imagen sea capturada hacia dentro de la cámara con un simple “click”, nosotros también necesitamos estar bajo la luz del Espíritu y abrir nuestro corazón, a cara descubierta (2 Co 3:18), ejercitando nuestro espíritu, a fin de absorber todo lo que nos es revelado por la Palabra (He 4:2), hasta que la Fe se convierta en nuestra fe, es decir, sea una realidad en nuestro vivir diario.
Por eso, cuando invocamos al Señor, oramos, leemos con oración y practicamos la Palabra, o tenemos comunión con los hermanos, predicamos el evangelio y practicamos cualquier acción justa, la Fe objetiva, que incluye la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es infundida en nosotros, convirtiéndose en nuestra fe subjetiva.
Punto Clave:
Tener un corazón abierto y practicar la Palabra.
Pregunta:
¿Cuál es la diferencia entre la Fe objetiva y la fe subjetiva?
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Viernes
Leer con oración:
Jn 5:39-40; 1 Ts 5:23; 1 Ti 1:3-4; 4:6
“Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás.”(2 Ts 1:3)
El Crecimiento De Nuestra Fe
Hemos visto que Dios nos escogió y nos predestinó para ser Sus hijos santos, sin mancha y maduros. Su deseo es que todo nuestro ser tripartito, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado íntegro e irreprensible, es decir, lleno de Su vida y naturaleza (1 Ts 5:23).
Para alcanzar esta meta, nuestra fe necesita expandirse, creciendo diariamente en cada situación (2 Ts 1:3). En otras palabras, toda verdad espiritual que recibimos necesita ser experimentada y practicada, de modo que se convierta en nuestra realidad. Dios desea que la Fe objetiva sea transmitida y trabajada hacia dentro de nuestra fe subjetiva. Así, nuestra fe crecerá, será real y corresponderá al contenido de Su economía.
A partir de nuestro espíritu, el Señor desea expandirse en nuestro ser, alcanzando todas las partes de nuestra alma (mente, voluntad y emoción). Finalmente, Dios completará Su obra en nosotros y en Su venida, transformará nuestro cuerpo corruptible en un cuerpo de gloria. Esto sólo es posible si estamos en la esfera del Espíritu, alimentándonos con las palabras de la Fe (1 Ti 4:6).
En este sentido fue que Pablo le escribió a Timoteo: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora” (1 Ti 1:3-4).
Cuando vivimos en la esfera de los cuestionamientos y discusiones, sólo analizando la Palabra, nuestra fe no recibe vida, y nuestro ser no es transformado (Jn 5:39-40; He 4:2). Nos quedamos como una cámara fotográfica con un lente cerrado: la luz no entra, y no pasa nada. Por otra parte, cuando oímos la Palabra con el espíritu ejercitado y el corazón abierto, el Espíritu de Dios transmite a nuestro espíritu la realidad de la Fe y así nuestra fe crece, y nuestro ser se llena de vida.
Punto Clave:
Oír la Palabra con el espíritu ejercitado y el corazón abierto.
Pregunta:
¿Qué sucede cuando sólo analizamos la palabra de Dios?
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Sábado
Leer con oración:
Gn 49:22
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente.”(Ef 4:22-23)
Ser Renovados Para Cooperar Con Dios
En Su sabiduría, el Señor siempre nos da oportunidades y los instrumentos para perfeccionar nuestra fe, así como para apresurar la venida de Su reino. El Señor nos dio dos herramientas, el colportaje y el BooKafé, que han sido extremadamente útiles en el perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio. Tales herramientas tienen como fin la predicación del evangelio de la gracia y del evangelio del reino, como también promover la Fe por medio de los libros espirituales. De ese modo, más hijos de Dios pueden ser conducidos a la revelación de la economía neotestamentaria de Dios.
Necesitamos cooperar con Dios en este propósito, propagando mediante los libros la revelación de Su palabra. La palabra escrita es una poderosa herramienta para la edificación del Cuerpo de Cristo. Aunque podemos predicarles cara a cara el evangelio a las personas, no podemos estar todo el tiempo con ellas. Pero los libros espirituales permanecen a su alcance, proporcionándoles el alimento necesario en cualquier momento.
Además de los libros, necesitamos tener el espíritu ejercitado, a fin de recibir la revelación de Dios. Por eso siempre alentamos a las personas a invocar el nombre del Señor. Así el Espíritu, por medio de la Palabra y de la oración, entra en nuestro espíritu y nos llena con la vida divina. Esta es la manera como Dios trabaja la Fe objetiva, contenida en la Palabra, hacia dentro de nuestra fe subjetiva.
Por eso, por medio del BooKafé, hemos recibido muchas bendiciones espirituales. En ese lugar, diversas personas tienen acceso a los libros que promueven la Fe. Allí, por medio de la Palabra y de la oración, éstas son apacentadas y reciben el consuelo que hay en la comunión del Espíritu. Alabado sea el Señor por las innumerables vidas que han sido edificadas en las diversas unidades de BooKafé, así como por todas las oportunidades que muchos de nosotros hemos tenido de desarrollar los talentos que Él nos confió para alimentar a nuestros consiervos.
En realidad, el deseo de Dios es introducir a todos en un vivir fructífero, que produce frutos para Él. Tal como José, necesitamos estar plantados junto a las aguas y extender nuestros vástagos sobre los muros (Gn 49:22). No podemos permanecer atados a nuestros conceptos antiguos. Tampoco debemos restringir nuestro vivir cristiano a una vida rutinaria de oír mensajes dentro de un buen local de reuniones.
Necesitamos renovarnos en el espíritu de nuestra mente (Ef 4:23). Necesitamos vaciarnos de nuestras tradiciones y buscar tener comunión con todos los hijos de Dios. Cuando estamos en un BooKafé, tenemos la oportunidad de practicar esto, pues allí no enfatizamos doctrinas, sino que disfrutamos de la oración y de la Palabra, alabando al Señor en comunión con los hermanos de todos los lugares.
Punto Clave:
Renovar la mente para practicar la revelación de Dios.
Pregunta:
¿Cómo podemos cooperar con Dios y propagar la revelación de Su palabra?
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La Fe
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Domingo
Leer con oración:
Dn 9:2
“Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad.”(Tit 1:1)
Ejercitar El Espíritu Para Que La Fe Llegue A Ser Nuestra Fe
Esta semana vimos que la Fe tiene como contenido toda la economía neotestamentaria de Dios, que es Su plan para alcanzar al hombre, dispensarse hacia dentro de él y hacerlo útil en Su propósito, para producir el Cuerpo de Cristo. De entre todas sus epístolas, la que Pablo escribió a los efesios puede ser considerada como la que mejor revela este plan. El capítulo 1 de Efesios comienza haciendo referencia a toda la bendición espiritual en los lugares celestiales. Esas bendiciones tienen tres aspectos: las bendiciones del Padre, las del Hijo y las del Espíritu Santo; y todas ellas constituyen el operar del mismo Dios Triuno en nosotros, Sus escogidos.
Cada uno de nosotros, que fue escogido por Dios y redimido por el Señor Jesús, necesita experimentar el trabajar del Dios Triuno en su vivir diario, por medio del Espíritu. Todo aquello que está revelado en las Escrituras y que es objetivo a nosotros, necesita llegar a ser subjetivo en nosotros. Por ejemplo, en nuestra lectura de la Biblia, necesitamos ejercitar nuestro espíritu, mezclando la lectura con oraciones y con invocar el nombre del Señor, para que nuestro corazón se abra y el Espíritu con Su luz transfiera hacia dentro de nuestro ser la realidad de las palabras que leemos. Así, la Fe, que era algo sólo objetivo, que estaba en letras negras en un papel blanco, o en palabras proferidas por los siervos de Dios, se vuelve subjetiva, se convierte en nuestra realidad, en nuestra fe.
Vimos también que podemos cooperar con Dios para que más personas sean conducidas a la Fe por medio de los libros que traen la revelación de la economía de Dios en el Nuevo Testamento. Ya sea por el colportaje o sea en un BooKafé, podemos ayudar a los hijos de Dios a conocer esa revelación y practicarla, para que la fe de cada uno también pueda crecer. De esta manera, Dios podrá tener a muchos hijos maduros, que Lo expresen y estén listos para reinar con Cristo en el mundo venidero. ¡Alabado sea el Señor!
Punto Clave:
Ejercitar nuestro espíritu para recibir revelación.
Pregunta:
¿De qué modo los libros nos ayudan a crecer en la fe?