ANDAR EN AMOR – SEMANA 4
LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO
Semana 4 - Las Siete Iglesias
Lunes
Leer con oración:
He 2:10, 17; 3:1; Ap 1:1-11
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión” (He 4:14). “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.”(He 8:1)
El Sumo Sacerdote Glorioso
Las visiones que Juan relató en Apocalipsis se refieren a la revelación de Jesucristo (Ap 1:1). Primeramente, él destaca que las cartas destinadas a las siete iglesias de Asia fueron escritas con gracia y paz de parte del Dios Triuno (Ap 1:4-5a), es decir, del Padre (del que es y que era y que ha de venir), del Espíritu (los siete Espíritus) y del Hijo (Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra).
Al exaltar la obra del Hijo, Juan afirma: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén” (vs. 5b-6). Por causa de la redención de los pecados y de la regeneración que recibimos, podemos servir a Dios como sacerdotes (o ministros en el Nuevo Testamento).
El Señor Jesús, nuestro sumo sacerdote, fue visto por el apóstol Juan andando entre los candeleros de oro, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro (v. 13). Como Sumo Sacerdote, Él nos está conduciendo a Dios Padre y perfeccionándonos para que también sirvamos a Dios como reyes y sacerdotes (He 2:10, 17; 3:1). ¡Esta es una gran bendición!
Este Sumo Sacerdote visto por Juan no tenía una expresión común, sino santísima y gloriosa, conforme a lo descrito en el siguiente párrafo: “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza” (Ap 1:14-16).
Juan recibió la revelación de Jesucristo. Él Lo reconoció como Aquel que estuvo muerto en la cruz, pero que resucitó y fue glorificado. En la visión de Juan, el Señor, en gloria, estaba expresando al Dios Todopoderoso (v.
. Esta revelación hizo a Juan caer a Sus pies con temor, como muerto. Pero el Señor lo alentó con las siguientes palabras: “No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas” (vs. 17c-19).
El mismo Señor Jesús glorificado Le transmitió a Juan la revelación de las palabras que él escribió a las siete iglesias. Él fue encargado de testificar sobre la palabra de Dios a los otros siervos de Dios, dando testimonio de Jesucristo con respecto a todo lo que vio (v. 2). Por estar en el espíritu, Juan oyó detrás de sí una gran voz, como de trompeta, diciendo: “Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias” (vs. 10-11).
Estas palabras también están destinadas a nosotros, porque la venida del Señor se aproxima y “porque el tiempo está cerca” (v. 3). Debemos leer, oír y guardar las palabras transmitidas a las siete iglesias, a fin de prepararnos para la manifestación del Señor en Su reino. Si observamos estas palabras en nuestro vivir, seremos bienaventurados.
Punto Clave:
Ser conducido y perfeccionado por el Señor.
Pregunta:
¿Cuál es el origen de las palabras que Juan escribió a las siete iglesias en Asia?
LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO
Andar En Amor
Semana 4 - Las Siete Iglesias
Martes
Leer con oración:
Ef 3:16; 1 Jn 1:1-2; Ap 2:2-11; 12:11
“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”(Ap 2:10)
El Primer Amor Nos Hace Fieles Hasta La Muerte
En el libro de Apocalipsis, en la carta dirigida a la iglesia en Éfeso, el Señor aborda sus puntos positivos y negativos. Veamos los puntos positivos: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado” (Ap 2:2-3). La iglesia en Éfeso rechazaba las obras de los nicolaitas, cuya doctrina sustentaba una jerarquía en la iglesia, para que pocos formaran una clase especial y así poder dominar sobre los demás. El Señor aborrece esas obras, y la iglesia en Éfeso también las aborrecía (v. 6).
Por otra parte, el Señor les indicó el siguiente aspecto negativo: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (v. 4). El primer amor se refiere a la vida de Dios, que existe desde el principio (1 Jn 1:1-2). Esto indica que los efesios habían dejado de darle importancia a la vida divina y pasaron a preocuparse por las obras. Consecuentemente, ellos perdieron el primer amor y permitieron una situación en la cual el Señor tenía algo contra ellos. Entonces el Señor les advirtió: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” (Ap 2:5). La misma advertencia se aplica a nosotros. Por tanto, el arrepentimiento es la puerta para quien quiere alimentarse del árbol de la vida (v. 7).
En cambio, en la carta dirigida a la iglesia en Esmirna, el Señor no le apunta ningún aspecto negativo. Primero, Él se presenta como Aquel que estuvo muerto y vivió, enfatizando el poder de la vida de resurrección (v.
. Esto porque, históricamente, la iglesia en Esmirna se refiere a una época de muchas persecuciones contra los cristianos, que eran frecuentemente agredidos y martirizados por el imperio romano, por sustentar su fe en el nombre del Señor. El mismo nombre Esmirna significa sufrimiento, amargura.
Hubo diez grandes persecuciones de emperadores romanos contra los cristianos, que a pesar de todo se mantenían fieles sólo al Señor. En este contexto, el Señor los alentó a ser fieles hasta la muerte, prometiéndoles como recompensa la corona de la vida (v. 10). De hecho, muchos cristianos de aquel tiempo no se dejaron abatir, incluso al pasar por una etapa de opresión y muerte. Este testimonio victorioso alentó a otras personas a buscar la misma fe. La historia de la iglesia registra que, pese a las matanzas, el número de cristianos creció y hasta algunos de entre los soldados romanos se convirtieron. El testimonio de la iglesia en Esmirna muestra que los cristianos de aquella época fueron vencedores, restaurando el primer amor por el Señor, y por eso, no sufrirían el daño de la segunda muerte (Ap 2:11).
Punto Clave:
El testimonio victorioso por amor al nombre del Señor.
Pregunta:
¿De qué modo podemos ser fortalecidos para permanecer fieles al Señor hasta la muerte?
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Semana 4 - Las Siete Iglesias
Miércoles
Leer con oración:
2 P 2:15; Jud 11; Ap 2:12-13, 16-17
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”(He 4:12-13)
Perseverar En Guardar El Nombre Y La Palabra Viva De Dios
En los dos primeros siglos de la historia de la iglesia, los cristianos permanecieron en el espíritu, invocando el nombre del Señor. Los fieles del remanente de la iglesia en Esmirna retuvieron el nombre del Señor y no negaron la fe (Ap 2:13b). Entre ellos estaba Antipas, a quien el Señor lo llama “Mi testigo fiel” (v. 13c). No sólo Antipas invocaba el nombre del Señor, sino todos los hermanos que vivieron en aquellos días perseveraban invocando el nombre del Señor, para poder resistir las pruebas y ser fieles, incluso estando en peligro de muerte. Esto les daba el poder, porque así vivían y andaban en el espíritu.
Sin embargo, en el tercer siglo, la persecución contra la iglesia se intensificó. Por invocar el nombre del Señor y conservar la fe en el periodo de persecuciones, Antipas fue muerto. Esto caracterizó un cambio en la historia de la iglesia, aproximadamente en el año 313 d. C., que dio fin al periodo de la iglesia en Esmirna e inicio a la iglesia en Pérgamo.
La iglesia en Pérgamo corresponde a la era en que los principales líderes cristianos fueron martirizados y el imperio romano adoptó la estrategia de incorporar a la iglesia el poder político. Esto está relacionado al nombre Pérgamo, que significa casamiento. En realidad, esta fue una artimaña de Satanás para introducirse en la iglesia y poner allí su trono (v. 13a).
Con el fin de usar a la iglesia para recaudar poder político y apoyo popular, el emperador Constantino cesó la persecución y además concedió beneficios a los que se declaraban cristianos, como ropa, alimentos gratuitos y excepción de tazas y servicio militar. Asimismo, las autoridades que “se convertían”, recibían cargos en el gobierno de Constantino. Con eso, las multitudes comenzaron a declararse cristianas, aun no teniendo una fe genuina, y la iglesia sufrió una mezcla, recibiendo la influencia de la doctrina de Balaam y de los nicolaitas (vs. 14-15).
Balaam fue un profeta contratado para maldecir al pueblo de Israel a cambio de honra y beneficios (2 P 2:15; Jud 11). Esto muestra que, en la iglesia en Pérgamo, los profetas paganos pasaron a ejercer el liderazgo y el sacerdocio, motivados por la ambición, pues ocupaban una posición de autoridad y se destacaban en la iglesia, que ahora estaba unida al mundo político. En este ambiente maligno, la doctrina de los nicolaitas se estableció, es decir, una clase especial de líderes surgió para intermediar la relación entre Dios y las personas. Esa clase especial también ministraba enseñanzas heréticas y no permitía el acceso a la pura palabra de Dios. Tales personas exaltaban su propio ego y sus propios intereses, dejando a la iglesia en una situación de tinieblas.
Punto Clave:
Invocar el nombre del Señor con un corazón puro.
Pregunta:
¿Por qué el Señor se presenta a la iglesia en Pérgamo como Aquel que tiene la espada de dos filos?
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Jueves
Leer con oración:
Ap 2:19-20, 25; 3:1-2
“Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.”(Ap 3:3)
Velar Y Orar Hasta El Día Del Señor
La iglesia en Tiatira es una continuación de la iglesia en Pérgamo. Aunque el Señor mencionó el amor, la fe, el servicio, la paciencia y las postreras obras de Tiatira (Ap 2:19), esa iglesia posee un destacado aspecto negativo: que tolera las enseñanzas heréticas de una mujer que induce a los siervos de Dios a practicar idolatría (v. 20). Se trata de una doctrina relacionada a las profundidades de Satanás. Afortunadamente, pese a tal situación negativa, hay personas que no conocen esa doctrina. Sin embargo, a ellas el Señor no les imputará ninguna carga más; sólo las alienta a retener lo que tienen, hasta que Él venga (v. 25).
A partir de Tiatira, surgió una reacción contra la falta de acceso a la palabra de Dios. De esa manera, surgió la Reforma Protestante, la cual dio origen a la iglesia en Sardis. El nombre Sardis significa restauración, es decir, el objetivo de la reforma era restaurar a la iglesia a una situación de normalidad. De hecho, muchos asuntos importantes fueron restaurados, como la verdad sobre la justificación por la fe y el acceso de todos a las Escrituras, sin ninguna intermediación entre los hombres y Dios. Lamentablemente, esa restauración no fue consolidada (Ap 3:2).
La iglesia en Sardis representa una situación del cristianismo en la que algunos se apegaron a sus doctrinas particulares, instituyendo grupos fundamentalistas que enfatizan determinadas enseñanzas bíblicas en desmedro de otras. Por otro lado, existen los grupos que enfatizan el poder extraordinario del Espíritu Santo, dándole poca atención a las demás enseñanzas contenidas en las Escrituras. Actualmente, existen innumerables grupos de ambas vertientes. Esta situación desagrada al Señor, por eso Él exhortó a la iglesia con las siguientes palabras: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto” (Ap 3:1c).
Frente a esta situación, debemos orar y velar; de lo contrario, perderemos el tiempo al discutir sobre los puntos de vista diferentes a los nuestros y correremos el riesgo de ser sorprendidos con la venida del Señor, quien vendrá como ladrón (v. 3). Cualquiera que sea la enseñanza de nuestra preferencia, debemos buscar andar en el espíritu y negarnos a nosotros mismos, a fin de prepararnos para la segunda venida del Señor.
Al final de la carta dirigida a la iglesia en Sardis, el Señor afirma: “Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (vs. 4-5).
Punto Clave:
Andar prudentemente, redimiendo el tiempo.
Pregunta:
¿Qué necesitamos hacer para ser restaurados a una condición normal?
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Viernes
Leer con oración:
Ro 12:3; 1 P 5:5b; Ap 3:7-22
“¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” (Sal 8:9). “Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.”(Sal 138:2)
Invocar El Nombre Del Señor En Cualquier Situación
La condición de la iglesia en los primeros siglos es retratada por las primeras tres iglesias de Apocalipsis 2. Pese a que dos de ellas fueron reprendidas por el Señor, siempre hubo un grupo de cristianos que respondió a Su llamado, ya sea por medio del arrepentimiento o por serle fiel hasta la muerte. Esos cristianos tenían dos características: invocaban el nombre del Señor y guardaban Su palabra, incluso frente a situaciones en las que se les impedía practicar eso de manera pública.
En Éfeso, había algunos que se arrepintieron y volvieron al primer amor; en Esmirna, había algunos que dieron un testimonio victorioso de la fe en Cristo y Le fueron fieles, incluso arriesgando sus vidas y sufriendo persecuciones, obteniendo así la promesa de la corona de la vida; en Pérgamo, ciertamente había algunos que invocaban el nombre del Señor ocultamente, aunque estaban bajo el dominio del imperio romano.
En cuanto a las características de las últimas cuatro iglesias, según los intérpretes de la Biblia, ellas permanecerán hasta la venida del Señor. A cada una de ellas también se les hace un llamamiento a los vencedores, dándoles así la oportunidad de arrepentirse y hacer lo que Dios determinó. En Tiatira, hay algunos que no se involucraron con las doctrinas heréticas; en Sardis también hay algunos que fueron considerados dignos de andar junto con el Señor, por eso sus obras fueron aprobadas por Él.
En cuanto a la iglesia en Filadelfia, creemos que ella surgió de la línea de vencedores que, a lo largo de las eras, perseveraron invocando el nombre del Señor y guardaron Su palabra. A estos el Señor no les hizo ninguna reprensión, sino que los alienta a conservar lo que ya tienen, para que nadie tome su corona (Ap 3:7-13).
La iglesia en Laodicea, por su parte, retrata a aquellos que pierden la sencillez y, por considerarse poseedores de las revelaciones bíblicas elevadas, se sienten ricos y satisfechos, rechazando así nuevas revelaciones de parte del Señor. Aunque esa iglesia se considera rica y conocedora de muchas verdades, en realidad se ha empobrecido, sus dificultades están expuestas, y no logra ver su propia condición de miseria (v. 17). Aun así, podemos ver que el deseo del Señor es que alguien se arrepienta allí, al ser disciplinado por Él, y se humille, abriéndole la puerta (v. 19). La condición de Laodicea nos advierte a tener el cuidado de jamás elevarnos por sobre los demás, pensando que tenemos más conocimiento. Nunca debemos tener un concepto más alto de nosotros mismos del que debemos tener (Ro 12:3). Busquemos siempre mantener la sencillez, por invocar el nombre del Señor y procurar practicar Su palabra conforme a Su revelación actual.
Punto Clave:
Retener lo que tenemos: el nombre del Señor, Su palabra y la llave del reino.
Pregunta:
¿Cuáles son las diferencias entre la iglesia en Filadelfia y la iglesia en Laodicea?
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Sábado
Leer con oración:
Gn 28:12, 17; Mt 16:19; Ap 3:7-8
“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.”(Ap 3:11)
La Iglesia En Filadelfia: Una Extensión Del Reino De Los Cielos
La iglesia en Filadelfia tiene las llaves del reino de los cielos (Mt 16:19), relacionadas a la llave de David mencionada por el Señor (Ap 3:7). Asimismo, el Señor afirma que puso delante de esa iglesia una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar (v.
. Esta puerta se refiere al reino de los cielos (Gn 28:12, 17). Por eso podemos afirmar que la iglesia en Filadelfia es una extensión del reino de los cielos y está compuesta por los vencedores que gobernarán sobre el mundo venidero.
Nosotros, que deseamos prepararnos para reinar con el Señor y también ayudar a otros a prepararse para ejecutar esa importantísima responsabilidad, debemos practicar lo que vemos en la iglesia en Filadelfia. Cuando invocamos el nombre del Señor, leemos la Palabra con oración, profetizamos y nos llenamos del Espíritu, no lo hacemos sólo para nuestro propio beneficio, sino principalmente para llevar el evangelio del reino más allá de los límites de nuestros locales de reuniones. Esta es nuestra comisión. Gracias al Señor, hemos recibido algunas herramientas para cumplir este encargo. De entre ellas, podemos mencionar el BooKafé y el colportaje. Con estas herramientas, tenemos la oportunidad de practicar el amor fraternal, anunciando la palabra que nos ha sido revelada con respecto al reino.
Creemos que las condiciones de las cuatro iglesias, de entre las mencionadas por Juan en Apocalipsis, permanecerán hasta la venida del Señor: Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Tomando en cuenta esto, involucrémonos en el avance del evangelio del reino en toda la tierra habitada, siempre invocando el nombre del Señor y practicando Su palabra. Actuando así, no caeremos en la condición negativa de las iglesias reprendidas por el Señor, sino que buscaremos ser vencedores como los de la iglesia en Filadelfia.
Punto Clave:
Nuestro vivir es una extensión del reino de los cielos.
Pregunta:
¿En cuál de las cuatro condiciones de las iglesias que permanecerán hasta la venida del Señor quiere estar?
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Domingo
Leer con oración:
Mt 6:9-10; Jn 21:22
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”(Jn 1:4-5)
Recibir Luz Para Negar El Ego Y Volverse Útil Para Dios
Invocar el nombre del Señor es esencial para estar en el espíritu. Cuando invocamos Su nombre, estamos cooperando para la venida de Su reino y el cumplimiento de Su voluntad en la tierra (Mt 6:9-10), porque aprendemos a vivir y andar en el espíritu.
El apóstol Juan fue exiliado en la isla de Patmos, aprendiendo así a estar en el espíritu para oír al Señor y recibir la revelación. Por eso podemos inferir que él invocaba el nombre del Señor cuando estuvo exiliado, porque en la isla de Patmos no había nadie con quien Juan pudiera tener comunión. Así, él desarrolló una profunda comunión con Dios.
Durante el periodo en que acompañó al Señor Jesús en Su ministerio terrenal, Juan aprendió muchas lecciones al observar al Señor tratando con la vida del alma de Pedro. Sin embargo, sólo durante su aprisionamiento en el exilio, Juan aprendió a negarse a sí mismo, siendo iluminado personalmente con respecto a negar su propia vida del alma. Esto sucedió porque mientras más Juan se negaba a sí mismo y se arrepentía, más de la vida de Dios le pudo ser añadida. Cuando la vida de Dios llega, la luz llega (Jn 1:4). Bajo Su luz, sólo podemos arrepentirnos.
Ciertamente esa luz alcanzó a Juan en la prisión y eso fue de gran provecho para que él estuviera preparado para recibir la revelación de Jesucristo. Entonces, en su madurez, Juan estaba listo para ser utilizado por el Señor, desempeñando el ministerio del espíritu y la vida – el último ministerio levantado por Él, que permanecerá hasta la venida del Señor (Jn 21:22).
Si queremos ser útiles a Dios y reinar con el Señor, necesitamos ser igualmente iluminados de manera específica en cuanto a nuestra vida del alma. Sólo cuando nos negamos a nosotros mismos, experimentamos el espíritu de realidad y así, la revelación de la palabra de Dios se vuelve real para nosotros. Por tanto, sigamos el ejemplo de Juan, que con el paso del tiempo, aprendió a negarse a sí mismo, volviéndose extremadamente útil al propósito del Señor en su madurez.
Punto Clave:
Aprender a negarse a sí mismo cuando somos iluminados por Dios.
Pregunta:
¿Por qué mientras más alguien es iluminado por Dios, más útil puede ser en Sus manos?
¡Jesus es el Señor!