LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO
Andar En Amor
Semana 8 - La Edificación Del Cuerpo De Cristo En El Ministerio De Juan
Lunes
Leer con oración:
Is 14:13-14; Ez 28:17-18; Lc 4:6; Jn 16:11; Ap 12:10b.
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”(Ap 20:6)
El Mundo Antiguo, El Mundo Presente Y El Mundo Venidero
El tema de esta semana es “La edificación del Cuerpo de Cristo en el ministerio de Juan”. El encargo que el Señor nos ha dado se trata de practicar el ministerio de Juan en su madurez. Este es el encargo que concluye la predicación del evangelio del reino.
Una de las porciones de la Palabra que nos incentiva a practicar este encargo es Hebreos 2:5-8, que dice: “Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas”. Dios no sujetará el mundo venidero a los ángeles, sino a los hombres; pero no a cualquier hombre, sino a los que sean regenerados, crezcan en vida y lleguen a ser vencedores. El mundo pasado le fue confiado a un querubín (cfr. Lc 4:6). Sin embargo, el orgullo surgió en su interior y, no conformándose con la elevada posición que Dios le había dado, quiso ser semejante a Él (Is 14:13-14). Pero Dios no podía tolerar esa rebelión y lo lanzó a la tierra (Ez 28:17-18). Entonces ese querubín se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, y el diablo, el acusador (Ap 12:10b).
Satanás usurpó todos los reinos de la tierra, y se convirtió en el príncipe de este mundo (Jn 16:11). Hoy, pese a que hay más de 200 naciones en todo el mundo, cada una con su gobierno, en el fondo, por detrás, quien manipula todos los países es Satanás. Así, el mundo presente fue usurpado por Satanás. Dios, al crear al hombre, lo bendijo y le dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gn 1:28). El plan divino es derrotar a Su enemigo por medio del hombre.
Nosotros, los que creemos en el Señor y recibimos la vida divina, debemos alimentarnos de la Palabra y negarnos a nosotros mismos, permitiendo que Él trabaje en nosotros. De este modo, creceremos y maduraremos para ser vencedores. Así, la voluntad del Señor será hecha, el príncipe de este mundo será derrotado, el Señor volverá y reinaremos con Él mil años, y finalmente, por toda la eternidad (Ap 20:4, 6; 22:5). ¡Aleluya!
Punto Clave:
Regeneración, crecimiento, madurez y reino.
Pregunta:
¿Por qué el gobierno del mundo venidero le será entregado al hombre y no a los ángeles?
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Semana 8 - La Edificación Del Cuerpo De Cristo En El Ministerio De Juan
Martes
Leer con oración:
Gn 1:1; 2:7; Jn 1:2; 4:24; Ro 4:17; 1 Co 6:17
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”(1 Ts 5:23)
La Creación Del Hombre Fue De Manera Especial
Los ángeles y toda la creación de Dios fueron formados por la palabra de Dios, por Aquel que llamó a la existencia las cosas que no existían (Gn 1:1; Jn 1:3; Ro 4:17b).
Sin embargo, Dios creó al hombre de una manera muy diferente, preparado para el mundo venidero. Primero, él fue creado de algo ya existente, del polvo de la tierra. Por tanto, el hombre es terrenal. Cuando este muñeco de barro fue moldeado, Dios le sopló en sus narices el aliento de vida. Este soplo de Dios llegó a ser el espíritu humano y el hombre se volvió un alma viviente (Gn 2:7). De este modo, el ser humano posee un espíritu, un alma y un cuerpo (1 Ts 5:23). En Zacarías 12:1 leemos: “Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho”. Esta es la gran diferencia entre el hombre y todos los demás seres vivientes creados por Dios, incluso los ángeles. Aunque los ángeles son seres espirituales, ellos no poseen el soplo de Dios. Por medio del espíritu humano, el hombre y Dios se comunican. ¡Esto es maravilloso!
Hoy podemos tener contacto con Dios porque tenemos un espíritu, y Dios es Espíritu (Jn 4:24). En nuestro espíritu humano están la conciencia, la comunión y la intuición. El alma, por su parte, está formada por la mente, la voluntad y la emoción. Las tres partes del alma, junto con la conciencia, forman el corazón (He 4:12; 10:22).
La conciencia nos proporciona sensibilidad en cuanto a la voluntad de Dios, a lo que es correcto e incorrecto, lo que agrada o no a Dios (Jn 8:9; Ro 2:15). Pero, si no la mantenemos pura, corremos el riesgo de que se cauterice, como si fuera herida con un hierro caliente; consecuentemente, ésta pierde su función (1 Ti 4:2). La conciencia debe liderar el alma, pero la caída del hombre fue tan profunda que la conciencia humana perdió ese liderazgo sobre el alma. Sin embargo, cuando tenemos comunión con Dios, ésta puede ser fortalecida. Asimismo, si mantenemos una constante comunión con Dios, aumentará la sensibilidad de la intuición, que es el sentimiento de Dios hablando en nuestro interior.
En el momento en que fuimos salvos, el Espíritu de Dios entró en nuestro espíritu y se mezcló con él (Jn 3:6; Ro 8:16). Ahora somos un espíritu con el Señor (1 Co 6:17). Esto también nos hace distintos a los ángeles: el Espíritu Santo en nosotros permite que Dios haga Su voluntad por medio de nosotros. Pero, para mantener una comunión constante con el Señor, necesitamos mantener nuestro espíritu conectado con el Señor. Podemos hacer esto invocando Su nombre: “¡Oh Señor Jesús! ¡Oh Señor Jesús!”. Esto mantiene nuestro contacto vivo con el Señor.
Invocar el nombre del Señor trae impacto y osadía al hablar. Esta era la característica inicial de la iglesia en Jerusalén, y lo que identificaba a los cristianos allí (Hch 9:14, 21). Más tarde, cuando hubo una gran persecución por parte de los judíos, los discípulos fueron dispersados (8:1). No obstante, los que fueron dispersados iban por todas partes predicando el evangelio del reino y el nombre del Señor Jesús (v. 12). Algunos fueron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía.
Gracias al Señor, por Su soberanía, incluso esa persecución fue útil para la propagación del evangelio y el surgimiento de las iglesias gentiles. Hoy, aun en situaciones difíciles, debemos invocar siempre el nombre del Señor. Esto no sólo nos mantendrá en comunión con Dios, sino que también abrirá las puertas del evangelio por donde que pasemos.
Punto Clave:
Somos un espíritu con el Señor.
Pregunta:
¿De qué modo podemos mantener la conciencia sensible y la intuición perceptiva?
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Semana 8 - La Edificación Del Cuerpo De Cristo En El Ministerio De Juan
Miércoles
Leer con oración:
Hch 16:11-34
“Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.”(Hch 5:42)
De Casa En Casa
La iglesia en el Nuevo Testamento comenzó con la comisión de los doce apóstoles de llevar el nombre del Señor a las personas. El día de Pentecostés, Pedro se puso de pie en medio de la multitud, juntamente con los once, para declarar lo que ya había sido dicho por medio del profeta Joel: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Jl 2:32; Hch 2:21). Este nombre salvó a millares de personas en Jerusalén, ese mismo día se bautizaron tres mil personas y algunos días después, el número de hombres aumentó a casi cinco mil (2:41; 4:4).
Más tarde se levantó una gran persecución de los judíos contra los cristianos, y Pablo era uno de los que prendía a los que invocaban el nombre del Señor. Pero, un día, camino a Damasco, “repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (9:3-5). Así, Pablo entendió que aquellos a quienes él perseguía eran el propio Señor; podemos decir que él percibió que todo aquel que invocaba el nombre del Señor era un “Jesús pequeño”.
Tras ese encuentro, Pablo quedó ciego y fue llevado a Damasco. Allí, un hermano llamado Ananías le dijo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (22:16). Pablo, que era un perseguidor de los que invocaban el nombre del Señor, pasó a invocar Su nombre. En Segunda de Corintios 1:2 él mismo dijo: “A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Este versículo demuestra que por donde pasaba, Pablo llevaba a los hermanos al espíritu, por medio de invocar el nombre del Señor. ¡Qué maravilloso inicio!
En su segundo viaje ministerial, Pablo, guiado por el Espíritu Santo, llegó a Filipos, en Macedonia y fue a la orilla del río, donde le pareció que había un lugar de oración. Allí les predicaron a ciertas mujeres, de entre las cuales estaba Lidia, quien creyó en el evangelio, fue bautizada con toda su familia e invitó a los apóstoles a hospedarse en su casa (Hch 16:13-16). En Filipos no hay registros de que hubiera un templo o local de reuniones, sino un lugar de oración y la casa de Lidia.
Luego, se levantó una situación en la que Pablo y Silas terminaron presos, con los pies y manos atados al cepo. Si nos aconteciera un suceso tan desagradable como éste, nosotros seguramente reclamaríamos. Pero ellos no reclamaron nada; antes bien, como a la media noche, oraban y cantaban alabanzas a Dios, y los demás presos los escuchaban. De repente sobrevino un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Entonces el carcelero despertó y se iba a suicidar, por suponer que los presos habían huido, pero Pablo gritó: “No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí” (v. 28). El carcelero entró, se postró delante de Pablo y Silas, y los sacándolos les dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (vs. 30-31). Ellos le predicaron la palabra de Dios al carcelero, y toda su casa y él fueron bautizados. Después comieron juntos en su propia casa, y con todos los suyos manifestaban una gran alegría por haber creído en Dios.
Tener pequeñas reuniones de casa en casa alcanza a un número mayor de personas. En ellas podemos apacentar y cuidar a las personas de una manera más adecuada (Ro 16:5; 1 Co 16:19; Col 4:15). Asimismo, hoy tenemos varias sucursales de BooKafé, para que muchas más personas tengan acceso a la Palabra. Todos los hijos de Dios pueden tener comunión allí y ser alimentados con las palabras de la Fe.
Punto Clave:
Alcanzar al mayor número de personas.
Pregunta:
En su experiencia, ¿qué ha hecho para alcanzar a las personas con el evangelio?
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Jueves
Leer con oración:
Ef 2:1-10; 4:11-14
““…Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”(Fil 3:13b-14)
El Tercer Viaje De Pablo Y Su Ministerio Epistolar
Al final del tercer viaje ministerial de Pablo, él fue preso y llevado a Roma, donde se le permitió alquilar una casa, en la cual durante dos años “recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hch 28:16, 30-31). En esta condición, su ministerio de edificar las iglesias directamente fue interrumpido, pero el Señor le preservó la vida porque aún tenía un propósito con él: escribir epístolas, es decir, desarrollar su ministerio epistolar.
Antes de ir a Roma, él ya había escrito seis epístolas, que son: Romanos, Gálatas, Primera y Segunda de Tesalonicenses, y Primera y Segunda de Corintios. Ahora, en su aprisionamiento, él escribió Efesios, Colosenses, Filipenses y Filemón. Mientras esperaba su juicio, Pablo pudo visitar algunas iglesias y durante este tiempo, él además escribió otras cuatro: Primera y Segunda de Timoteo, Tito y Hebreos (aunque no se menciona el nombre del autor de Hebreos, creemos que fue escrito por Pablo).
Usando la figura de un avión para facilitar nuestra comprensión (ver la página 102 del tomo 1 de esta serie), podemos decir que Gálatas es el fuselaje, un ala es Efesios y la otra es Colosenses. La meta del avión se puede ver en Filipenses, porque en este libro Pablo dijo: “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (3:13b-14). La pista de la cual el avión despega es el amor, representado por el libro de Filemón. Añadiendo a esta figura las prácticas que hemos tenido para la predicación del evangelio, podemos decir que el alerón, es el CEPPEV, el ala superior de la izquierda es el colportaje y el ala superior derecha es el BooKafé. De este modo, el avión puede despegar y alcanzar su destino. ¡Aleluya!
En Efesios 1, Pablo describe el plan de Dios, Su economía neotestamentaria, o en otras palabras, el contenido de la Fe. Dios desea trabajar la Fe objetiva (aquello que creemos y que está fuera de nosotros) en nuestra fe subjetiva (en nuestro interior). Para eso necesitamos ejercitar nuestro espíritu. Cuando lo ejercitamos, nuestro espíritu funciona como una cámara fotográfica. A medida que la Palabra es hablada y nosotros la absorbemos, nuestro espíritu capta la Fe y, por medio de la luz y del Espíritu, la palabra es “estampada” o “grabada” en nosotros. Siempre debemos dar muchos “clicks” en nuestro espíritu, para que cada vez más la Fe sea depositada en nuestro interior. Con este proceso continuo, hasta la venida del Señor, la Fe habrá sido totalmente trabajada en nuestra fe subjetiva.
El objetivo del BooKafé es justamente llevar la Fe a las personas por medio de la literatura: es la unión de la palabra book, que en inglés quiere decir libro, y las palabras a la Fe. El BooKafé es un lugar en donde podemos presentar a las personas los libros que hablan sobre la Fe, sobre la vida, sobre el reino y el resto de las cosas. Intentamos conducir a las personas a leer para que su “cámara” espiritual haga muchos “clicks”, y la Fe objetiva llegue a ser su fe subjetiva.
En el capítulo dos de Efesios, Pablo muestra los elementos constituyentes de la iglesia, que somos nosotros, quienes recibimos el dispensar del Dios Triuno. Nosotros, que antes estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, no sólo éramos inservibles, sino que también estábamos yendo hacia el lago de fuego (Ef 2:1-3). Pero, por Su gran amor y misericordia, Él nos dio vida, en Cristo Jesús y por gracia fuimos salvos. Este es el don de Dios, y no viene de nosotros. De esta manera, Dios comenzó a trabajar en nosotros hasta que lleguemos a ser Su hechura, Su obra maestra, que será mostrada a todo el universo (vs. 8-10).
En los capítulos cuatro, cinco y seis, vemos la vida práctica de la iglesia, en la cual el Señor también concedió hombres con ministerios, que son apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, con miras al perfeccionamiento de los santos (4:11-12). Todos nosotros necesitamos hacer la obra del ministerio. Pablo también nos muestra los cinco tipos de andar que son: andar en la gracia, andar en la verdad, andar en amor, andar en la luz y andar en el espíritu. El amor es algo tan importante que Pablo usó casi todo el capítulo tres para explicarlo, mostrando que no tiene límites. Puesto que el amor de Dios excede a todo conocimiento, necesitamos a los santos para comprenderlo, pues solos no podemos hacerlo. Este es el ministerio de Pablo en sus epístolas.
Punto Clave:
Avanzar hacia la meta.
Pregunta:
¿Es capaz de relacionar la figura del “avión” a los escritos de Pablo?
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Viernes
Leer con oración:
Jn 14:15-18, 26; 2 Jn 1-4
“Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre.”(2 Jn 4)
La Verdad Mostrada En Los Escritos De Pablo Y De Juan
De entre los doce apóstoles, Juan fue el único al que no martirizaron, y también fue el que más vivió. Sus escritos concluyen las Escrituras. Su evangelio es el último de los cuatro evangelios, sus tres cartas están entre las últimas de las epístolas, y Apocalipsis es el último libro de la Biblia. Por el Espíritu, Juan, ya siendo un anciano, pudo recordar cosas que los demás no habían registrado (Jn 14:26).
Según la historia, tras su exilio en la isla de Patmos, donde escribió el libro de Apocalipsis (cfr. Ap 1:9), Juan fue a parar en Éfeso, donde escribió el evangelio y sus tres cartas. Su ministerio epistolar tenía como objetivo remendar “las redes” de la situación espiritual de las iglesias. Él y su hermano Jacobo fueron llamados por el Señor a la orilla del mar, cuando estaban remendando redes (Mt 4:21). En la época que él escribió sus libros, aproximadamente 20 años después de la muerte de los demás apóstoles, la degradación ya había entrado en la iglesia y Juan necesitaba remendar aquellas “redes” rotas.
Los escritos de Juan no enfatizan nada nuevo (1 Jn 2:7). Al hombre natural generalmente le gustan las cosas nuevas. Cuando los presidentes y gobernadores toman posesión de su cargo, lo primero que hacen es cambiar a todos los
secretarios y descartan lo que fue hecho por sus antecesores, pues quieren mostrar que su gestión es diferente. Juan no hizo nada de eso. En esa época ya estaban los escritos de Pablo, como la carta a los efesios. Juan percibió que la necesidad de los hermanos era practicar lo que ya habían oído de Pablo.
El ministerio de Juan era llevar a los santos a experimentar y practicar, mediante el Espíritu y la vida, lo que ya había sido enseñado. Podemos percibir esto por medio de versículos como Segunda de Juan 2, en el que leemos: “A causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros”. Por tanto, el encargo de Juan era llevar a los santos a andar en la verdad que ya habían recibido (2 Jn 4).
En Juan 14:18 leemos: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. El Señor se estaba refiriendo al Espíritu de verdad (vs. 16-17), que también puede ser traducido como el Espíritu de realidad. La verdad no puede quedarse en el campo del conocimiento, tiene que convertirse en nuestra realidad, nuestra experiencia. Lo que hace que la verdad se vuelva nuestra realidad es el Espíritu de realidad. De ese modo, la verdad se constituyó en nosotros y forma parte de nuestras células. Una vez que esta realidad pasa a ser permanente en nosotros, nadie más la logra sacar.
Punto Clave:
Experimentar la verdad.
Pregunta:
¿Qué hizo Juan con relación a los escritos de los demás apóstoles que lo precedieron?
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Sábado
Leer con oración:
3 Jn
“Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios (…) Como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” (2 Co 6:4a, 9-10). Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios ”(Ro 15:7)
Recibir A Los Que Salen Por Causa Del Nombre
En Efesios 4:1 y 17, leemos el ruego del apóstol Pablo a los creyentes efesios: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados (…). Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente”. Entonces, en 2 Juan 4, leemos: “Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre”. Pablo les rogaba a los santos y esperaba que anduvieran en la verdad. Pero 20 años después, en el ministerio de Juan, los hermanos estaban andando en la verdad. Esta es la experiencia que anhelamos tener en todas las iglesias.
Otra característica del ministerio de Juan es no despreciar a nadie, sino incluirlos a todos. En Tercera de Juan 5, él le escribe a Gayo: “Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos”. Aquí notamos que hasta los hermanos que eran desconocidos, o como dicen algunas versiones, extraños, eran recibidos.
En el versículo 6, leemos: “Los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje”. Estos que salieron eran los “desconocidos” (según algunas versiones) del versículo 5. ¡Aleluya, este ministerio incluye a tantos, que algunos son desconocidos! Igualmente hoy, hay tantos hermanos, colportores y ceppevistas, que salen predicando el reino de Dios a las personas hasta desconocidas. ¡Pero Dios las conoce!
Los que salieron por causa del Nombre volvieron hablando de cuán bien habían sido recibidos por Gayo. Igualmente, hoy los hermanos responsables de las iglesias deben recibir y cuidar bien a los colportores en su ciudad. Encaminar a los hermanos hacia sus respectivas jornadas era algo común en la época de Juan. Hasta el mismo Juan viajaba, porque en Tercera de Juan 13-14 leemos: “Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma, porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara”. Aunque era muy anciano, Juan deseaba visitar las iglesias.
Los colportores y los que salen a hacer la obra del Señor necesitan ser recibidos de todo corazón. Por eso es bueno que tanto los cooperadores como los hermanos responsables pasen algún tiempo en el CEPPEV. De ese modo, todos pueden experimentar la rutina de los colportores y así cambiará la forma en cómo los reciben. Por tanto, todos podemos convertirnos en cooperadores de la verdad.
Punto Clave:
Como desconocidos, pero bien conocidos.
Pregunta:
¿Usted ha recibido a los que salen a predicar el evangelio y entregan su vida a favor del reino?
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Domingo
Leer con oración:
Ap 2:1-11
“No temas en nada lo que vas a padecer (…). Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”(Ap 2:10)
Luchar Contra La Pasividad
Por medio del ministerio del Espíritu y la vida, el Señor puede transformar a las personas. Veamos, por ejemplo, a Demetrio. En Hechos 19:23-26, leemos: “Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos”. Incluso una persona que estaba en contra del evangelio, contraria a Pablo y que hacía ídolos de plata, aparece en la Tercera Epístola de Juan formando parte de este ministerio, conforme a lo que leemos en el versículo 12: “Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero”. La vida divina transforma a las personas. Podemos obtener esta transformación en el vivir normal de la iglesia o en el CEPPEV, el cual promueve tener un vivir de la iglesia, intensificado. Nuestra dificultad es que la necesidad por la sobrevivencia nos mantiene siempre ocupados, sin tiempo para dedicarnos a las cosas de Dios. Pero aun así, esto no debe impedirnos servir al Señor y ocuparnos en Sus cosas. ¡Necesitamos cambiar! Debemos luchar contra toda la pasividad para tener un vivir normal de la iglesia, que no sólo consiste en participar de las reuniones, sino también en salir a predicar el evangelio y apacentar a las personas.
Así como la iglesia en Éfeso cambió totalmente en la época de Juan, al punto de convertirse en un centro de obra de donde los hermanos salían a predicar el evangelio (cfr. 3 Jn 6-7), de la misma manera también debe ser nuestro vivir de la iglesia hoy. De ese modo, la iglesia en nuestra ciudad podrá ser, de hecho, una iglesia deseable. ¡Aleluya!
La iglesia en Esmirna, que históricamente es la continuación de la iglesia en Éfeso, vivió cerca de 200 años bajo la persecución del imperio romano. Sin embargo, mientras más hermanos eran martirizados por los romanos, más hermanos surgían. Esto sólo pudo ocurrir por medio de la vida de Dios que es indestructible. Finalmente, el Señor la alentó a ser fiel hasta la muerte y, como recompensa, recibiría la corona de la vida. Así como el Señor le prometió a la iglesia en Esmirna la corona de la vida, nuestra meta es ser coronados de gloria y de honra en el mundo venidero.
Punto Clave:
Vivir la iglesia intensamente.
Pregunta:
¿Qué debemos hacer para que la necesidad de la subsistencia no nos impida servir al Señor?