AGUAS REFRESCANTES 2 de DICIEMBRE
“Suba mi oración delante de ti como el incienso”. Salmo 141:2.
La verdadera oración proviene del deseo del corazón y no de la imaginación de nuestras mentes. Surge de un profundo anhelo interior por la voluntad de Dios. Por este motivo el salmista rogaba que su oración as diera a Dios como incienso. Todo el perfume del Antiguo Testamento venía de árboles de incienso. Para obtenerlo se efectuaban sucesivas incisiones en la corteza, y del árbol manaba una resina blanca con la cual se confeccionaba el incienso. De manera que la oración no es pedir lo que primero nos viene a la mente. Es la presentación de algo extraído con dolor del interior del corazón, o si goteara de nuestras mismas heridas.
¡Qué distinto es esto de las prefabricadas oraciones que a veces ofrecemos! Oraciones que son buenas ser oídas, pero vacías de contenido. Dios también contesta, pero recordemos bien que nuestras oraciones son para ser oídas por Dios y no para afectar placenteramente los oídos de nuestros hermanos. Dios mira el corazón.
W. Nee
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia