Entrar en el reino de los cielos…. – semana 7
Lunes
Lectura bíblica:
Mt 3: 15-17; 4: 1-11, 17,23; 9:35; Ro 1:3-4
Leer con oración:
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mt 24:14).
LA FINALIDAD DE LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO
La predicación del evangelio del reino fue iniciada por el Señor Jesús después de ser bautizado. No obstante, Él no vino en la posición de Hijo de Dios para ser bautizado por Juan el Bautista, sino en la posición de Hijo del Hombre. Esto era necesario para que la naturaleza humana, que había recibido de María, fuera sepultada y también para que se cumpliera toda la justicia de Dios.
El concepto de justicia -en lo que respecta a la salvación- es que, una vez que fuimos salvos, fuimos justificados; ya no somos pecadores. Pero la justicia a la que el Señor Jesús se refirió en Su bautismo era la determinación de Dios; en otras palabras, cumplir toda la justicia de Dios, en aquella ocasión, era ser bautizado por Juan, como Dios lo había determinado.
Luego, después del bautismo del Señor en las aguas, el Espíritu de Dios descendió sobre Él en forma de paloma, bautizándolo así., En ese momento se oyó una voz en el cielo que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mt 3:17). Con esa declaración, Dios Padre Lo presentó como Su Hijo amado, en la posición de Hijo de Dios.
Después del bautismo, el Señor fue llevado al desierto, donde fue tentado por el diablo que quería impedirle que predicara el evangelio del reino. Sin embargo, el Señor Jesús venció las tentaciones afirmado en la palabra de Dios.
A partir de ese entonces, el Señor comenzó a recorrer toda Galilea, enseñando en las sinagogas y predicando el evangelio del reino. Hizo esto durante todo Su ministerio terrenal, juntamente con los doce discípulos que había escogido (9:35).
Debemos valorar la predicación del evangelio del reino, pues en Mateo 24:14 se nos dice que la segunda venida del Señor únicamente sucederá cuando este evangelio haya sido predicado en toda la tierra habitada.
El Señor no está satisfecho con la situación actual en lo que se refiere a la predicación del evangelio del reino, pues es necesario que esta palabra alcance a todos los lugares habitados. Cuando vemos que el Señor comenzó la predicación del evangelio del reino hace aproximadamente dos mil años, y que hasta hoy existen lugares en donde este evangelio no ha sido predicado, somos constreñidos en nuestro espíritu para llevar adelante esta comisión, y así apresurar Su venida.
Nuestro anhelo es que la obra iniciada por el Señor en la predicación del evangelio del reino sea completada por nosotros, que recibimos esta carga, para el cumplimiento de Su propósito. ¡Aleluya!
Punto clave: Completar la obra.
Pregunta: ¿Por qué debemos predicar el evangelio del reino?
Martes
Lectura bíblica:
Mt 1:1; 24:14;Jn 1:17
Leer con oración:
"Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo" (Ef 4: 15).
PREDICAR EL EVANGELIO DEL REINO
El evangelio de Dios comprende varios aspectos. Uno de ellos es la buena nueva de que Dios desea traer Su reino a la tierra.
Generalmente el tema de la predicación del evangelio nos traslada al contenido de los cuatro evangelios. Estos cuatro evangelios del Nuevo Testamento contienen la biografía del Señor Jesús en sus diferentes aspectos: como Rey, en Mateo; como Siervo, en Marcos; como Hombre perfecto, en Lucas; y como Dios mismo, en Juan.
El Señor Jesús es una persona maravillosa. Como Hijo del Hombre, nos trajo la redención y la salvación. Por eso el evangelio de Mateo comienza mostrando al Señor Jesús como hijo de David, hijo de Abraham, y también es presentado en Romanos como el Hijo del Hombre, el cual nos libró de nuestros pecados.
Este es el evangelio de la gracia. La gracia es Dios dado a nosotros sin tener que pagar nada y sin que lo mereciéramos o pudiéramos retribuir esto de alguna manera. Dios hizo que Su Hijo, Jesús, muriera por nosotros en la cruz, salvándonos gratuitamente. Nosotros pecamos, pero Él es quien fue castigado. El Señor Jesús murió en nuestro lugar y lo hizo por amor a nosotros. ¡Esto es gracia!
Cuando el evangelio de la gracia es predicado, las personas que creen en el Señor Jesús, son salvas y reciben el perdón de los pecados. Muchos siervos y siervas de Dios ya llevaron este evangelio hasta los confines de la tierra. Por ejemplo, cierta vez, en un viaje con el Expolibro -un ómnibus librería que viaja por todo Brasil y otros países-, al visitar una ciudad al extremo sur de Chile, llamada Punta Arenas, pude ver que allí vivían muchas personas que ya habían creído en el Señor y que se reunían en varios grupos cristianos.
Por tanto, aunque el evangelio de la gracia ya fue anunciado hasta lo último de la tierra, todavía falta predicar el evangelio del reino. Al leer la Biblia cuidadosamente, vimos que el Señor mencionó que el evangelio del reino es lo que debe ser predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin (Mt 24:14). Por eso, para apresurar la venida del Señor, nuestra comisión no es sólo predicar el evangelio de la gracia, sino principalmente el evangelio del reino.
El reino está relacionado con la vida. Por esa razón, cuando el apóstol Juan escribió su evangelio, nos mostró la necesidad del nuevo nacimiento, ya que solamente con la vida divina podemos entrar en el reino. Además, él también mostró que el Señor Jesús vino para darnos vida y vida en abundancia Jn l0:l0b). Dicho con otras palabras, no sólo necesitamos recibir la vida divina, sino también que ésta pueda abundar en nosotros.
Puesto que el objetivo de Dios es traer Su reino a la tierra, además de predicar el evangelio de la gracia, debemos predicar el evangelio del reino. Para aquellos que todavía no han creído en el Señor, debemos predicarles el evangelio de la gracia, pero para aquellos que ya Lo recibieron, debemos predicarles el evangelio del reino.
Necesitamos crecer en vida y ayudar a los demás hermanos a que también obtengan el crecimiento, porque esto nos llevará a entrar en el reino para ganar el galardón. ¡Aleluya!
Punto clave: El evangelio del reino es para el crecimiento de la vida.
Pregunta: ¿Por qué necesitamos crecer en vida?
Miercoles
Lectura bíblica:
Éx 20: 13-17; Dt 22:24; Mt 4:16; ]n 8:1-11; Ro 3:23; 5:8; Ef 5:8
Leer con oración:
"Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más" (Jn 8:11).
PREDICAR EL EVANGELIO DE LA GRACIA
Antes andábamos según la corriente del mundo, según el príncipe de la potestad del aire, del espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia; conforme a la inclinación de la carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de la ira. Pero, alabado sea el Señor, el evangelio de la gracia nos alcanzó y nos salvó!
Dios vino como una gran luz que resplandeció sobre nosotros. Cuando aún estábamos en tinieblas, sin buscarlo, Él vino a buscarnos, porque ya nos había escogido. Cuando todavía éramos pecadores, Él nos vino a salvar; fuimos iluminados con Su luz y percibimos nuestros pecados.
Después de ser iluminados y de habernos arrepentido, el Señor por Su gracia para con nosotros, nos concedió Su perdón. Esta fue la experiencia de la mujer sorprendida en el acto mismo del adulterio, cuya historia está registrada en Juan 8. El adulterio es uno de los pecados, como el homicidio, el falso testimonio y el hurto, que mas dañan a las personas (Ex 20:13-16). Las mentiras, que son comunes entre los cristianos que aún carecen de luz, también necesitan ser identificadas como pecados. El pecado es pecado, sea grave o no.
El Señor quiere que Lo recibamos y creamos en Él para nuestra salvación. Él también desea perdonar nuestros pecados, así como perdonó los pecados de la mujer sorprendida en adulterio.
En este pasaje bíblico, los escribas juntamente con los fariseos sorprendieron a una mujer en el acto mismo del adulterio y querían matarla, apedreándola. Ellos la llevaron delante del Señor Jesús con el propósito de probar si Él cumpliría o no la ley de Moisés.
Nadie .podía negar que la mujer había cometido tal adulterio, ni siquiera el Señor Jesús. Por una parte, la ley de Moisés determinaba que quien cometía ese tipo de pecado debía ser apedreado hasta morir. Por otro, estaba el amor de Dios por el hombre pecador. Si el Señor hubiera evitado el apedreamiento, habría quebrantado la ley que aún estaba vigente en esa época. Sin embargo, el Señor aun siendo presionado por la situación, no respondió nada, sino que se inclinó hacia el suelo.
En este hecho encontramos una lección que necesitamos aprender. Cuando somos acusados injustamente, no debemos responder ni discutir. Si nuestra actitud fuere sobria como la del Señor Jesús, poco a poco las acusaciones disminuirán. Aquí el Señor nos muestra que, a veces, el silencio es la mejor respuesta, hasta que las. presiones exteriores cesen y el ambiente a nuestro alrededor se torne favorable para que demos una respuesta sobria.
En aquella ocasión, los fariseos presionaron al Señor, tal vez pensando que Él no podría darles una respuesta, pero el Señor se levantó y dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" Jn 8:7).
Las palabras del Señor iluminaron a todos aquellos que, acusados por sus conciencias se fueron retirando uno por uno, comenzando por los más viejos, quedando sólo Jesús y la mujer, en el lugar donde estaban. Todos tenían pecados, por eso se retiraron.
Entonces el Señor "le preguntó a la mujer: "¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?" y ella dijo: "Ninguno, Señor" (v. 10-11a). En su respuesta, ella confesó que Jesús era el Señor, y por eso fue salva.
Tanto la mujer como aquellos que la acusaban fueron iluminados por la palabra de Jesús, pero la reacción de . ella fue diferente a la de ellos, pues ella reconoció su pecado y llamó a Jesús de "Señor". Así que, la mujer fue perdonada de un pecado tan grave como el adulterio. Finalmente, el Señor le dijo: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más" (v. 11b).
Gracias al Señor, porque esta salvación también llegó hasta nosotros. Él solucionó el problema de nuestros pecados, por eso hoy no debemos temer que nuestros pecados sean tan graves. al punto de que no sean perdonados por el Señor. Lo que necesitamos hacer, al ser iluminados, es arrepentimos de nuestros pecados y confesarlos. Esta es la base para que recibamos Su perdón y seamos fortalecidos para no pecar mas. Este es e1 evangelio de la gracia.
Punto clave: Iluminación, confesión, arrepentimiento y perdón. r
Pregunta: Identifique en la experiencia de la mujer sorprendida en adulterio los cuatro primeros aspectos del evangelio de la gracia.,
Jueves
Lectura Bíblica:
Jn: 3:1-16; Gá 4:2,19
Leer on oración:
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Ro 8: 14).
PREDICAR EL EVANGELIO.DE LA VIDA. :
El Señor desea que prediquemos' él evangelio del reino, el evangelio de la vida., Para cumplir esta comisión necesitamos percibir la diferencia entre el evangelio de la gracia y el evangelio del reino. ' ..
El evangelio de la gracia presenta lo que el Señor Jesús hizo por nosotros y el requisito básico para entrar en el reino. 'Si alguien quiere entrar en el reino, necesita ser regenerado, es decir: nacer de nuevo por medio de creer en el Señor Jesús. Cuando creímos en Su nombre, fuimos salvos, nos convertimos en hijos de Dios y, de esa manera, podemos entrar en Su reino Jn 1:12,13). Por tanto, podemos decir que el evangelio de la gracia nos lleva hasta la regeneración, la puerta de entrada al reino de los cielos.
La importancia del nuevo nacimiento para entrar en el reino fue mostrada en el capitulo tres de Juan, por el mismo Señor, cuando Nicodemo fue a buscarlo.
Nicodemo era una persona con experiencia humana y religiosa, porque, además de ser un anciano, era un fariseo (vs. 1,4). Además, era un maestro en Israel, una persona culta (v. 10). Aun así, aunque poseía una alta posición y se destacaba en la sociedad, fue a buscar a Jesús, pues estaba insatisfecho.,
Si bien es cierto, hoy muchas personas disfrutan de altas posiciones y de las riquezas del mundo, sin embargo, aún continúan insatisfechas. Porque lo que ellas necesitan es a Jesús, pues Él es el Hijo de Dios y Su Palabra está llena de poder, es decir, llena de Dios. Pese a ello, muchas personas de elevada posición social no pueden dejar de lado su orgullo o su posición para buscar al Señor, aunque deseen creer en Él.
Nicodemo tenía recelo de buscar a Jesús públicamente, por causa de su alta posición y por considerar humillante el pedir ayuda a una persona sencilla como el Señor. Por eso lo hizo de noche.
No obstante, el Señor Jesús conocía su verdadera necesidad y le dijo: "De cierto de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de, Dios" (3:3). Es como si-le hubiera dicho: ' Nicodemo, lo que te falta es sólo una cosa: nacer de nuevo. No tienes la vida de Dios, sólo tienes la vida natural humana. A pesar de su alta posición y vida acomodada, continúa estando insatisfecho. Usted necesita nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios".
Por causa de la comisión que recibimos de predicar el evangelio del reino y ayudar a los hijos de Dios a crecer en la vida divina, hemos procurado practicar el proyecto "Vida para Todos". Por medio de este proyecto, deseamos llevar la vida tanto a las personas más sencillas como a las que ocupan altas posiciones.
Todos los que ya han sido regenerados obtuvieron la semilla de la vida en su interior. Ahora necesitan avanzar; necesitan permitir que esta semilla de vida crezca hasta ser conformados al Hijo de Dios.
Esta semilla divina que fue plantada en nuestro corazón toma un tiempo para crecer y desarrollarse. Ésta puede ser comparada con un embrión en el vientre materno, que al principio tiene la cabeza más grande que el resto del cuerpo, pero, a medida que se desarrolla, adquiere una proporción normal.
Todos necesitamos crecer en vida. Por eso, para obtener un desarrollo normal, el Señor nos puso en la iglesia, en donde hay personas que nos cuidan y nos enseñan. Además, existen personas que nos pastorean y otras que nos suplen. En la vida de la iglesia siempre hay hermanos que nos cuidan, por eso nosotros también necesitamos cuidar a otros.
Gracias al Señor, porque alguien nos cuidó y, por eso, crecimos en vida. Ahora, nosotros necesitamos apacentar a los corderos, es decir, a los hermanos mas nuevos, cooperando para que la vida divina, poco a poco, también crezca en ellos. Uno de los objetivos de la vida de la iglesia es que la vida de Dios crezca gradualmente en nosotros, nos haga maduros y responsables para cuidar los unos de los otros.
Punto clave: Predicar el evangelio de la vida para crecer en ella. .
Pregunta: ¿Por qué Dios anhela que crezcamos en vida?
Viernes
Lectura bíblica:
Gn 2:9; 49:11-12; Jn 15:1; Ro 5:1; He 10: 19-20
Leer con oración: .
"Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre" (Jn 6:51),
ALIMENTARSE DE LA VIDA EN LA IGLESIA
Debemos avanzar siempre. No podemos interrumpir nuestro crecimiento de vida. Además de cuidarnos mutuamente los unos a los otros, necesitamos desempeñar nuestra función, como miembros que se ejercitan, a fin de que crezcamos normalmente. Cuando todos los miembros funcionan, eso es la vida normal de la iglesia.
Para desempeñar fielmente nuestra función en el Cuerpo de Cristo necesitamos alimentamos.
Dios quería que Adán y Eva comieran del árbol de la vida, pues Su propósito era que ellos fueran llenos de la vida divina. El árbol de la vida, que al principio estaba en el huerto de Edén, hoy está en la vida de la iglesia, en la persona del Señor Jesús: la vid verdadera Jn 15:1). El Señor es muy accesible, así como la vid que no es alta, sino que crece horizontalmente, para suplir abundante alimento, poniendo sus frutos al alcance de todos.
Debido a la caída de Adán, el camino al árbol de la vida fue interrumpido. Dios puso querubines y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino al árbol de la vida. Sin embargo, el Señor Jesús a través de Su muerte cumplió las exigencias de la gloria, la justicia y la santidad de Dios, por eso hoy podemos entrar en el huerto, es decir, en la vida de la iglesia, en donde está el árbol de la vida, para alimentamos nuevamente de la vida de Dios (Ap 22: 14). Dios está en este huerto, Él no está en el mundo, sino en el huerto, es decir, en la vida de la iglesia.
En Génesis, Dios había dicho a Adán que no comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si lo hacía, ciertamente moriría. No obstante, Él nos da la libertad de escoger entre los dos árboles. Lamentablemente, muchos hijos de Dios aún prefieren del árbol del conocimiento del bien y del mal como su alimento.
Por eso nos fue dada la comisión de predicar tanto el evangelio de la gracia como el evangelio del reino, para que los hijos de Dios se alimenten nuevamente del árbol de la vida, funcionen normalmente. como miembros del Cuerpo de Cristo y, de esta manera, crezcan en el Señor hasta alcanzar la madurez. ¡Aleluya!
Punto clave: Alimentarse para crecer en vida.
Pregunta: ¿De qué manera no interrumpimos nuestro crecimiento de vida?
Sábado
Lectura bíblica:
Ro 1:3-4; 5:1-10
Leer con oración:
"Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!" (Ro 10:15).
LOS BIENAVENTURADOS
¡Todos aquellos que predican el evangelio son bienaventurados! Predicar el evangelio de la gracia es anunciar que el Señor Jesús vino a la tierra como el Hijo del Hombre, fue crucificado, murió y derramó Su sangre por nosotros. Por medio de Su muerte, fuimos habilitados para entrar nuevamente al huerto de Edén para comer del árbol de la vida.
Debemos valorar el árbol de la vida, porque el Señor Jesús realizó una obra maravillosa para recobrar nuestro acceso a él. No sólo murió en la cruz, sino también derramó Su sangre por nosotros, esto nos limpió de nuestros pecados. Por medio de Su luz, vemos nuestros pecados y, al pedir perdón a través de la oración, el Señor nos perdona y lava con Su sangre preciosa. Aparte de purificarnos y santificarnos, Él restaura la gloria de Dios en nosotros.
Todo esto fue realizado únicamente por el Señor Jesús. No somos nosotros quienes nos justificamos o nos santificamos, pues ninguno de nosotros fue a la cruz para morir. Hoy, basados en esta obra, podemos entrar a la presencia de Dios con toda osadía, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió. iAleluya! ¡Fue por la fe que recibimos la justificación, la santificación y la gloria de Dios nos fue restaurada!
Ahora necesitamos estar atentos para que ningún pecado, ni siquiera una pequeña mentira, nos venga a separar del acceso a la vida de Dios, impidiendo así nuestro crecimiento. Por eso, cuando pecamos, necesitamos ser sensibles a la luz divina y arrepentirnos, confesando nuestros pecados. De esta manera, el Señor Jesús limpiará todos nuestros pecados (1 Jn 1:9). Si siempre practicamos esto, nuestro crecimiento de vida no será interrumpido.
Sin embargo, no podemos detenemos allí; también debemos anunciar el evangelio del reino, es decir, presentar al Señor Jesús, que según el Espíritu de santidad, fue declarado Hijo de Dios a fin de dispensar Su vida a nosotros y hacer que crezcamos en la vida divina hasta que seamos conformados a Su imagen.
Ya hemos sido regenerados y obtuvimos la vida de Dios. Ahora necesitamos predicar el evangelio de la gracia a las personas que todavía no lo han recibido y el evangelio del reino de los cielos a las que ya fueron regeneradas.
Punto clave: Somos. bienaventurados cuando predicamos el evangelio.
Pregunta: lA quienes debemos predicar el evangelio?
Domingo
Lectura bíblica:
Mt 4: 17; Fil 2:6; Ro 5: 10
Leer con oración:
"Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia"
(Mt 3: 17).
EL HIJO DEL HOMBRE ES DECLARADO HIJO DE DIOS
Esta semana vimos que el Señor Jesús fue ungido por Dios para predicar el evangelio del reino de los cielos.
Muchos hechos confirman que Jesús era el Hijo de Dios. Él no necesitó afirmar eso. Después de ser bautizado, el Espíritu de Dios descendió como paloma sobre Él y una voz de los cielos dijo: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia".
Seguidamente, en Mateo 4, el Señor pasó por la tentación, demostrando que Él era Hijo de Dios, pero no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. Él venció la tentación en la condición de Hijo del Hombre. El diablo intentó usar la palabra de Dios para atacarlo, pero el Señor Jesús también lo venció respondiendo con la palabra de Dios.
Después de vencer la tentación del diablo, Jesús comenzó a predicar el evangelio del reino de los cielos. Para ello, Él salió a la obra llevando la luz de la vida, conforme a lo que fue dicho por medio del profeta Isaías: "Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, galilea de los gentiles; el pueblo asentado en
tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció" (Mt 4: 15, 16).
Así como aquella mujer adúltera de Juan 8, todos los que se acercaron al Señor fueron salvos, porque recibieron la luz, se arrepintieron, confesaron y recibieron el perdón de los pecados. Así, aparte de que los pecados fueron perdonados, también los registros de éstos fueron borrados. Por tanto, son justificados, santificados y reconciliados con Dios por medio de creer en Su nombre, pudiendo volver a Su presencia y obtener Su vida.
Vimos también que el Señor nos puso en la iglesia a fin de que Su vida crezca en nosotros. La iglesia es la asamblea de aquellos que recibieron la vida de Dios por la regeneración, es decir, por la predicación del evangelio de la gracia. Ahora, todos nosotros que ya experimentamos los beneficios del evangelio de la gracia necesitamos crecer en vida y salir para llevar vida para todos, es decir, anunciar el evangelio del reino a todos los hijos de Dios.
Punto clave: Todo lo que el Señor Jesús hizo fue para nosotros.
Pregunta: ¿Qué significa llevar vida para todos?
Lectura de apoyo:
Venga Tu reino -cap. 12 - Dong Yu Lan.
La promesa de la vida y el galardón en el reino - cap. 2 Dong Yu Lan.
Jesus es el Señor!
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