Entrar en el reino de los cielos
Mateo 19:23 afirma que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. No obstante, en Juan 3:3 y 5 el Señor Jesús revela que el único requisito para entrar en el reino de Dios es nacer de nuevo. Si usted nació de nuevo, ha entrado en el reino de Dios. Por medio del segundo nacimiento entramos en el reino de Dios, pero ¿habremos entrado en el reino de los cielos? Uno entra en el reino de Dios simplemente mediante la regeneración, pero ingresar en el reino de los cielos es otro asunto. Mateo 5:20 dice: “Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Para entrar en el reino de Dios debemos ser regenerados, lo cual equivale a recibir una nueva vida, pero obtener acceso al reino de los cielos requiere que expresemos una justicia superior, después de haber sido regenerados. ¡Cuán rigurosa es esta demanda! Además, Mateo 7:21 afirma: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos”. Ya que entrar en el reino de los cielos requiere que hagamos la voluntad del Padre celestial, obviamente difiere de entrar en el reino de Dios mediante la regeneración. La entrada a éste se obtiene naciendo de la vida divina; la entrada a aquél se obtiene experimentando esa vida. Mateo 18:3 dice: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, jamás entraréis en el reino de los cielos”. Una vez que hemos sido regenerados, estamos en el reino de Dios; pero para ingresar al reino de los cielos, debemos tener la justicia que supera a la de los fariseos, debemos hacer la voluntad de Dios y debemos hacernos como niños.
El tiempo de nuestra entrada en el reino de los cielos se revela en los capítulos veinticuatro y veinticinco de Mateo, donde hallamos la profecía acerca del reino. Estos capítulos también revelan que existe una diferencia entre el reino de los cielos y el reino de Dios.
EL REINO NO FUE SUSPENDIDO
Algunos maestros de la Biblia afirman que cuando el Señor Jesús vino, El trajo consigo el reino y lo presentó a los judíos. Así pues, cuando los judíos rechazaron al Señor, El retomó el reino y éste quedó suspendido. Según estos maestros, la era de la iglesia no es la era del reino, porque el reino fue suspendido; por consiguiente, ellos deducen que cuando el Señor regrese, nuevamente traerá consigo el reino. Incluso el Dr. C. I. Scofield enseñó de esta manera, pero la Biblia revela que el reino de Dios jamás ha sido suspendido. En Mateo 21:43 el Señor afirmó claramente que el reino de Dios sería quitado de los judíos y dado a otra nación, o sea, a la iglesia; esto indica que el reino de Dios jamás fue suspendido. Después de la resurrección del Señor y antes de Su ascensión a los cielos, El permaneció con los discípulos por cuarenta días. Durante ese lapso, el Señor habló con respecto al reino de Dios: “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo tocante al reino de Dios” (Hch. 1:3). Esto indica otra vez que el Señor nunca suspendió el reino de Dios. Hechos 8:12 dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios...” Cuando los apóstoles predicaban el evangelio, anunciaban el reino de Dios. El reino de Dios nunca fue suspendido; antes bien, fue predicado incluso posteriormente a la ascensión del Señor y después del día de Pentecostés. Hechos 14:22 dice: “Confirmando las almas de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Algunos maestros de la Biblia dicen que el reino de Dios atañe exclusivamente a los judíos, pero en el pasaje mencionado los apóstoles exhortaban a las iglesias gentiles a que permaneciesen en la fe y entraran en el reino de Dios. Otro versículo que muestra que el reino de Dios no fue suspendido es Romanos 14:17: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. El reino de Dios sigue vigente en la esfera del Espíritu Santo. Además, el contexto de este versículo es la vida de iglesia en la era presente. Los siguientes versículos también muestran que el reino de Dios no fue suspendido: 1 Corintios 6:9-10; 15:50; Gálatas 5:21; Efesios 5:5; 2 Tesalonicenses 1:5; Apocalipsis 11:15; 12:10; y 2 Timoteo 4:18. Este último versículo afirma: “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me salvará para Su reino celestial. A El sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”. El apóstol Pablo, al final de su jornada como cristiano, como uno que sirvió al Señor, afirmó que el Señor lo salvaría para Su reino celestial.
Hemos visto que el reino de Dios no atañe únicamente a los judíos, sino también a los cristianos. El tema del reino no es muy simple. Por una parte, nuestro nuevo nacimiento nos introdujo en el reino de Dios; por otra, estamos en el proceso de entrar en el reino de los cielos. Para ejemplificar esto podría decir que, si bien he entrado en los Estados Unidos puesto que estoy en California, todavía no he entrado en la sede de gobierno, la Casa Blanca. El reino de los cielos difiere del reino de Dios; no obstante, el reino de los cielos sí es el reino de Dios porque forma parte de éste. Por lo tanto, uno puede estar en el reino de Dios, y aun así no estar en el reino de los cielos. Juan 3:3 dice que, al nacer de nuevo, entramos en el reino de Dios; pero Hechos 14:22 dice que entramos en el reino de Dios a través de muchas tribulaciones. El reino de Dios es la esfera en la cual Dios rige desde la eternidad hasta la eternidad. En el reino de Dios hay una parte llamada el reino de los cielos, la cual comenzó en el día de Pentecostés y concluirá al finalizar el milenio.
LOS TRES ASPECTOS DEL REINO DE LOS CIELOS
El reino de los cielos tiene tres aspectos: la apariencia (Mt. 13), la realidad (Mt. 5—7) y la manifestación (Mt. 24—25). Si hemos de entender el reino de los cielos, debemos conocer estas tres facetas. En el día de Pentecostés se dio inicio a la realidad del reino de los cielos y a su apariencia, mientras que la manifestación del reino de los cielos se iniciará con la venida del Señor Jesús. Cuando el Señor regrese, el reino de los cielos será manifestado plenamente. Por una parte, podemos afirmar que el reino de los cielos ya comenzó; sin embargo, esto se refiere sólo a la realidad del reino de los cielos y a su apariencia, mas no a su manifestación. La apariencia del reino de los cielos incluye a todos los falsos cristianos, pero sólo los cristianos victoriosos y vencedores participan de la realidad del reino de los cielos. Cuando el Señor Jesús regrese, se manifestará la plenitud del reino de los cielos. Continua…
Pendiente el diagrama
W. Lee
¡Jesus es el Señor!