Aguas refrescantes 25 de diciembre
Llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Mateo 1:23.
Todo el comienzo de las actividades de la obra de la redención se inició con la venida de este Bebé a Belén.
Ilustra de una manera suprema el carácter aparentemente pequeño y quieto de los inicios de Dios. Sólo unos pocos y humildes pastores fueron llamados para ser testigos de esta singular adición a la raza humana por medio de la cual el eterno Hijo de Dios pudo luego reclamar el título de Hijo del Hombre. Jesús mismo adoptó este título para sí, y al parecer se deleitaba en él. Siendo verdaderamente Dios, ahora era verdaderamente hombre.
El título de Emanuel nunca fue cabalmente compren¬dido mientras Jesús estuvo en la tierra y probablemente nunca fue utilizado por los que le conocieron de cerca, sin embargo, desde el Calvario y Pentecostés, los creyentes lo han considerado uno de sus nombres más pre¬ciosos. El puso su propio sello sobre él cuando les aseguró a sus discípulos: "He aquí yo estoy con vosotros siempre". Dado que El agregó, "hasta el fin del mundo", nosotros también podemos confiar en El como nuestro siempre presente Emanuel.
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La frescura es preservada en el Espíritu
Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de realidad, Él os guiará a toda la realidad;... (14) Él me glorificará; porque recibirá de lo Mío, y os lo hará saber.
¿Cómo puede ser aplicada a nosotros hoy una obra que se llevó a cabo hace más de mil novecientos años? Lo que el Señor logró hace más de mil novecientos años no fue dejado para "secarse al viento y al sol". Dios ha preservado y nutrido esta obra en el Espíritu Santo. Por eso esta obra permanece tan fresca. Hoy día podemos recibir la obra del Señor Jesús. Esta obra puede ser la misma que fue antes.
Tengo un hermano que estudia bioquímica. Él hace experimentos todo el tiempo. A fin de cultivar cierta bacteria, tiene que usar un químico especial. Mientras mantenga cierta temperatura, la bacteria vivirá. Si la temperatura baja o sube demasiado, la bacteria muere. El mejor ambiente para preservar la obra del Señor es el Espíritu Santo. Si la obra del Señor sale del Espíritu Santo, no puede vivir y muere. Lo mismo sucede con la vida cristiana. La vida cristiana no se puede separar nunca del Espíritu Santo. Si las verdades entendidas por los hijos del Señor son separadas del Espíritu Santo, gradualmente se secarán y morirán. Por lo tanto, todos los asuntos espirituales deben estar en el Espíritu Santo. Fuera del Espíritu Santo, todo morirá; nada sobrevivirá. Tenemos que ver que el Espíritu Santo es la fuente de vida. En Él está la vida; fuera de Él, todo está muerto.
W. Nee
Jesús es el Señor!
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