El ministerio del apóstol Juan en su madurez (semana 18
LUNES
Lectura bíblica:
Hch 18:24-28; Ro 14:1-3; 15:7; 1 Co 1:12; 3:4-7
Leer con oración:
"¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; yeso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento" (1 Co 3:5-7) .
APOLOS EN ÉFESO
Antes de que Pablo llegara a Éfeso en su tercer viaje, llegó Apolos, él era un hombre elocuente y poderoso en las Escrituras. Además, la Biblia relata que Apolos era de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan (Hch 18:24-25).
Cuando Aquila y Priscila, que habían sido dejados por Pablo en Éfeso al final de su segundo viaje, le oyeron hablar en la sinagoga (18:18), tomaron a Apolos aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios (v. 26).
Queriendo recorrer Apolos Acaya, los hermanos les escribieron a los discípulos de aquella región a fin de que lo recibieran. Apolos se fue a Corinto, lugar donde Pablo había ido a predicar el evangelio (vs. 27-28). Puesto que hablaba muy bien, muchas personas en Corinto comenzaron a seguirle y a decir: "Yo soy de Apolos" (1 Co 1:12; 3:4). Lamentablemente ese tipo de actitud y preferencia produce partidismo en el Cuerpo de Cristo, aislando a grupos de hermanos en Cristo de la comunión con otros cristianos.
No debemos proceder así. La iglesia debe tener las puertas abiertas, así como las tenía la iglesia en Filadelfia (Ap 3:
. No importa si nuestros hermanos comen o no carne; si guardan o no los días; si sus cultos tienen un conjunto musical o sólo piano. ¡Nada de eso es trascendente! Pablo nos enseña en Romanos 14 a recibir a los hermanos. Si Dios los recibe, ¡nosotros los recibimos! (v. 1).
No debe haber acepción entre los que comen sólo legumbres y los que también se alimentan de carne (vs. 2-3). Tampoco debemos insistir en prácticas según nuestras opiniones y preferencias y mantener una comunión particular sólo con algunos cristianos. Antes, debemos recibir a todos aquellos que Cristo recibió (15:7). Sólo debemos apartamos de aquellos que causan divisiones y tropiezos (16: 17).
A lo largo de los años, hemos enfatizado la necesidad de practicar las verdades. La palabra que hemos recibido es llena de vida, porque proviene de Dios. Pero, si no practicamos la palabra que oímos, el resultado será una mente llena de doctrinas y un alma hipertrófica, que no logrará avanzar espiritualmente.
Punto clave: Recibir a aquel que Dios recibió.
Pregunta: ¿Con quiénes debemos mantener comunión?
MARTES
Lectura bíblica:
Hch 18:22-23; 19:9-12; 20:30; 1 Ti 1:3-7; 6:3-5
Leer con oración:
"Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado" (1 Ti 6:11-12a).
LA ACTUACIÓN DE PABLO EN ÉFESO AL COMENZAR SU TERCER VIAJE
En su primer y segundo viaje, el apóstol Pablo, enseñaba a las personas a invocar el nombre del Señor por donde quiera que iba. En su segundo viaje, estaba aun más sensible al Espíritu y Le obedecía en cada decisión. Por causa de su obediencia al Espíritu, Pablo llevó a muchas personas a invocar el nombre del Señor, y así estableció varias iglesias y las edificó (1 Co 1:2).
Como vimos la semana pasada, cuando Pablo finalizó su segundo viaje, extrañamente decidió subir a Jerusalén antes de regresar a Antioquía (Hch 18:22). Entre el primer y segundo viaje Pablo se demoró en Antioquía (15:35), pero en esa oportunidad no se quedó allí por mucho tiempo (18:23), sino que salió y pasó por la región de Galacia y Frigia antes de ir nuevamente a Éfeso. El mismo Silas, que lo había acompañado en su segundo viaje, en esa oportunidad no lo siguió. Por el registro del libro de los Hechos, verificamos que algo sucedió e incluso, influyó en la manera de actuar de Pablo en su tercer viaje.
Al llegar a Éfeso, su actuación fue diferente. Después de encontrarse con algunos discípulos que no habían oído con respecto al Espíritu y que sólo habían sido bautizados con el bautismo de Juan, Pablo los bautizó en el nombre del Señor Jesús les impuso las manos. Entonces vino sobre tales hombres el Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar.
Posteriormente, Pablo pasó tres meses frecuentando la sinagoga, hablando con denuedo, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. Pablo fue educado a los pies de Gamaliel, que era un judío conocedor de las cosas del Antiguo Testamento, por eso, seguramente, fue capaz de vencer a los judíos en sus discusiones.
Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldijeron el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno (19:9-10). Sabemos que, en ese periodo, Pablo usó la práctica de discutir y convencer a otros, esto era un ejercicio más para la mente que para el espíritu. Esa actitud ciertamente no ayudó a los discípulos a vivir en el espíritu.
Así que, se produjeron dos grupos de personas en Éfeso: un grupo que valoraba demasiado las manifestaciones del Espíritu, con señales y milagros (19: 12), y otro que sólo se preocupaba por examinar las Escrituras y discutir sus puntos de vista.
Después que Pablo salió de Éfeso, se levantaron de entre los discípulos allí, hombres que hablaban cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos (20:30). Sabemos por las epístolas escritas a Timoteo, que ese tipo de personas delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas. Por no vivir en el espíritu, eran hombres corruptos de entendimiento y por eso, les gustaba provocar discusiones y tomar la piedad como fuente de ganancia (1 Ti 1:3-7; 6:3-5).
No es de admirar que Pablo haya alentado a Timoteo a huir de esas cosas para echar mano de la vida eterna (vs. 11-l2).
Punto clave: Ser sensible al Espíritu y obedecerle en cada situación.
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre el Pablo del segundo y el del tercer viaje?
MIERCOLES
Lectura bíblica:
Hch 2l:4,10-14; 2 Co 8:1-5
Leer con oración:
"Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios" (2 Co 8:5).
LA INSISTENCIA NATURAL DE PABLO
Y LA GRACIA DADA A LAS IGLESIAS DE MACEDONIA
En su tercer viaje, Pablo comenzó a hacer las cosas según su determinación personal. Por ejemplo, tenemos el hecho cuando insistió en llevar personalmente las ofrendas para las iglesias de la región de Judea, donde los hermanos estaban pasando por necesidades (Hch 1l:28-30; 19:21; cfr. 2 Co 9:1-5). El Espíritu Santo confirmó la necesidad de enviar ofrendas para tales iglesias, pero no era necesario que Pablo las llevara personalmente.
El Espíritu, en varias oportunidades, intentó impedirle que fuera a Jerusalén. Los discípulos en Tiro, movidos por el Espíritu, le recomendaron que no fuera (Hch 21:4). Cuando Pablo llegó a Cesarea, encontró a Felipe, el evangelista, el cual tenía cuatro hijas profetizas, las cuales junto con los colaboradores de Pablo, le rogaron que no continuara el viaje (v. 12). Después un profeta llamado Agabo, que había descendido de Judea, también le advirtió que, si iba a Jerusalén, sería atado y entregado a los gentiles (vs. lO-ll). Aun así Pablo no obedeció a la orientación del Espíritu Santo. También sus colaboradores, que estaban con él, le rogaron que no subiera a Jerusalén, pero él no les hizo caso.
Es oportuno recordar que, en su segundo viaje, Pablo quería ir a Asia -donde quedaba Éfeso-, pero el Espíritu Santo no se lo permitió y él obedeció (16:6). Quiso ir a Bitinia, y una vez más, el Espíritu se lo impidió (v. 7). Después el Espíritu lo llamó para que fuera a Macedonia, y Pablo atendió ese llamado. Por eso, las puertas de Macedonia, Acaya y Corinto se abrieron para el evangelio (vs. 9-10). ¡Eso fue glorioso!
Sin embargo, en esa oportunidad, en su tercer viaje, al tomar la decisión de ir a Jerusalén, pese a ser advertido por varios hermanos, movidos por el Espíritu Santo, no se dejó persuadir por nadie. Parece que Pablo estaba siendo movido por algo muy fuerte en su interior. En Hechos 21:13, respondió a los hermanos: "¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús". Por causa de eso, sus colaboradores, viendo que no habían logrado persuadirlo, desistieron y le dijeron: "Hágase la voluntad del Señor" (v. 14).
Pablo no escuchó las advertencias y decidió llevar las ofrendas personalmente a Jerusalén. Es muy probable que su insistencia haya sido causada por el amor natural que sentía por sus hermanos en la carne, sus compatriotas, por quienes estaba dispuesto a dar su propia vida e incluso a ser anatema, separado de Cristo (Ro 9:3). Seguidamente, desobedeció al Espíritu y siguió su deseo natural, yendo a Jerusalén.
Al pasar por Macedonia, las iglesias allí supieron que Pablo estaba recolectando ofrendas e insistieron
en participar en ellas, aunque el apóstol quería evitar que ellos participaran por ser pobres y además, por estar pasando por tribulaciones (2 Co 8: 1-4). Aun así, ante la insistencia de ellos, Pablo accedió a que también participaran en las ofrendas.
Ofrendar es un don que Dios les dio a todos los creyentes. Mientras más ofrendamos, más gracia recibimos. La gracia es dada según la proporción del don: la proporción que usted usa en el uso del don es la proporción de gracia -que es el Señor Jesús mismo- que va a recibir (Ef 4:7).
Necesitamos ver esto también: ¡ofrendar es gracia! Si no sale nada de nuestro bolsillo, tampoco nada entrará. Mientras usted abre más una llave, más agua sale. Así también, mientras más ofrendamos, ejercitando nuestro don, más carga recibiremos, y el don se convertirá en un ministerio.
En ese tercer viaje, por lo menos, podemos aprender esta lección positiva de las iglesias de Macedonia. Ellas vieron la necesidad presentada por el apóstol como una oportunidad para recibir gracia.
Punto clave: No insistir en hacer nuestra voluntad natural.
Pregunta: ¿Qué aprendemos de la insistencia natural de Pablo y de las iglesias de Macedonia?
JUEVES
Lectura bíblica:
Hch21:17-21,26-28
Leer con oración:
"Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo" (Gá 2:19-21).
PABLO PONE EN RIESGO LA COMISIÓN RECIBIDA DE DIOS
Cuando Pablo llegó a Jerusalén, los hermanos lo recibieron con gozo. Al día siguiente, él se reunió con Jacobo y los ancianos de la iglesia, los cuales le dieron la oportunidad de relatar todo lo que Dios había hecho por medio de él entre los gentiles (Hch 21:17-19).
Después del testimonio de Pablo, le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres" (vs. 20-21).
Entonces, Pablo fue orientado para hacer un voto según la práctica del Antiguo Testamento. Así que, él y cuatro hombres más entraron en el templo y se quedaron allí durante siete días hasta que terminara el periodo de la purificación (v. 26). ¡Qué lamentable! Pablo, que antes vivía en el espíritu, ahora se sometía a un voto de la religión judía.
El séptimo día, cuando estaba para cumplirse el plazo, y había que presentarse la ofrenda por cada uno de ellos, algunos judíos provenientes de Asia vieron a Pablo en el templo e incitaron a los presentes contra él (v. 28).
Hubo entonces un gran alboroto y por causa de eso, el tribuna romano tuvo que intervenir en la situación, sacando a Pablo de allí (vs. 33-34). Después de algún tiempo, fue llevado a Cesarea, donde fue juzgado por el gobernador romano Félix (23:23-25), que no lo liberó sólo por no haber recibido soborno (24:26). Finalmente, Pablo apeló a César, y el gobernador Festo no tuvo otra alternativa que no fuera la de atender la petición de Pablo, puesto que él era ciudadano romano, y enviado a Roma (25:11).
Al aceptar hacer aquel voto, Pablo puso en riesgo la comisión que había recibido de Dios. Si hubiera completado los días de la purificación y la ofrenda hubiera sido aceptada a favor de él, Pablo estaría anulando para sí mismo la muerte de Cristo, yendo en contra de lo que él mismo había escrito en sus epístolas, poniendo así fin a su ministerio neo testamentario (Gá 2:21; 5:1-4). Como veremos más adelante, Dios lo socorrió, librándolo de los judíos, para usado aún según Su voluntad.
Punto clave: No anular la gracia de Dios.
Pregunta: ¿Por qué Pablo se equivocó al aceptar cumplir el voto?
VIERNES
Lectura bíblica:
Hch 26: 15-23
Leer con oración:
"Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo ya los gentiles" (Hch 26:22-23).
LA LECCIÓN QUE APRENDEMOS DE LA EXPERIENCIA DE DERROTA DE PABLO EN JERUSALÉN
Toda la experiencia por la cual Pablo pasó en su tercer viaje nos trae varias lecciones. Sin duda, Pablo nos proporcionó una gran ayuda a todos a través de su ministerio, pero no debemos pensar que él era infalible.
Existen personas que tienen dificultad para aceptar el hecho de que Pablo tuvo fallas, pero, bajo la luz de la palabra de Dios, vemos que todos los hombres, inclusive los que son usados por Dios, cometen errores y tienen defectos. El único perfecto e infalible es el Señor Jesús. Por eso sólo debemos adorarlo a Él.
No debemos venerar o adorar a ninguna persona. No importa cuán ayudados hayamos sido por alguien; no podemos idolatrarlo. Todos tenemos fallas y ninguno de nosotros puede tomar el lugar del Señor. i Sólo el Señor Jesús es perfecto y digno de adoración!
La semana anterior, vimos que, en su segundo viaje, Pablo estaba en el espíritu y por esa razón, su obra tuvo mucho éxito. Incluso uno de los líderes de la iglesia en Jerusalén, Silas, percibió la comisión del Espíritu que el Señor le dio a Pablo, y por eso decidió seguirlo (Hch 15:34).
No obstante, al final de su tercer viaje, Pablo fue a Jerusalén y allí tuvo una experiencia de derrota. Él fue subyugado por el fuerte ambiente religioso y se sometió a un voto del Antiguo Testamento, a fin de demostrar a sus compatriotas que él también guardaba la ley.
Incluso habiendo pasado por esa experiencia de derrota, Pablo es un ejemplo para nosotros. Él obtuvo la visión de la economía neo testamentaria de Dios y fue constituido ministro, conforme al relato de Hechos 26: 15-17. El ministerio de Pablo tenía como objetivo abrir los ojos de los gentiles y convertirlos de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios (v. 18).
A pesar de haber desobedecido la orientación que el Señor le había dado por medio de varios hermanos, y por haber casi cumplido el voto que dejaría nula la muerte de Cristo para él, Dios, en Su misericordia, lo salvó de morir en Jerusalén y permitió que fuera encarcelado. Así, Pablo alcanzó la ayuda de Dios (vs. 21-22). Esto ocurrió porque Dios todavía quería usarlo en su ministerio epistolar, es decir, en el ministerio de presentar la palabra de Dios en sus epístolas.
Punto clave: ¡Sólo el Señor Jesús es perfecto y digno de adoración!
Pregunta: ¿Por qué el Señor quiso usar aun a Pablo incluso después de haber desobedecido Su orientación?
SABADO
Lectura bíblica:
Hch 27:1-2, 33-44; 28:1-6,16,30-31
Leer con oración:
"Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán" (Hch 28:28).
EL CUARTO VIAJE DE PABLO
Pablo recibió un ministerio camino a Damasco. Él, que era un edificador de tiendas, recibió de Dios el ministerio de edificar la iglesia. En ese aspecto de su ministerio él falló; sin embargo, Dios 10 libró de la muerte y permitió que fuera encarcelado, porque todavía quería usado de otra manera.
En su cuarto viaje, Pablo viajó como prisionero romano a la capital del imperio (Hch 27: 1- 2). Aparentemente, estaba en una posición rebajada, sin embargo, después de haber pasado por una gran tempestad en el mediterráneo, pronunció una palabra que trajo paz a todos (vs. 33-38). Todos los presentes en la nave vieron que Pablo era un hombre de Dios y por sus palabras recobraron el ánimo. E incluso, hasta el centurión comenzó a respetado y 10 libró de ser muerto por los soldados (vs. 39-44).
Habiendo llegado a la isla de Malta, encendieron una fogata, y cuando Pablo recogía algunas ramas secas para echadas al fuego, una víbora, que huía del calor, se le prendió en la mano (28: 1-3). Los naturales de aquella isla vieron aquello y pensaron que Pablo moriría, pero como eso no sucedió, cambiaron de parecer y dijeron que él era un dios (v. 4-6).
Al llegar a Roma, Pablo permaneció durante dos años en una prisión domiciliaria mientras esperaba su juicio (v. 16), allí predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo (vs. 30-31).
Tal vez podemos cuestionar sobre cuál sería la obra del Espíritu en la vida de Pablo después de su encarcelamiento. ¿Cómo un siervo de Dios podía sede útil en la prisión?
Hasta ese momento, Pablo ya había escrito seis epístolas, y después que fue encarcelado en Roma, en un periodo de cuatro años, escribió ocho más. Todas esas epístolas revelan la economía neo-testamentaria de Dios, revelación que había recibido tiempo antes en Arabia, después de su conversión.
Después de ser haber sido encarcelado, Pablo pudo dar testimonio a pequeños y a grandes; públicamente y por medio de sus epístolas, sobre todo 1o que Dios le había revelado con respecto a Cristo y de Su economía. Damos gracias a Dios por todo 1o que fue escrito por él con respecto a la economía neo-testamentaria de Dios.
Punto clave: Dar testimonio sobre todo 10 que nos fue revelado.
Pregunta: ¿Cómo pudo Pablo ser útil a Dios después de su encarcelamiento?
DOMINGO
Lectura bíblica:
Mt 4:21; 2 Ti 4:8; Ap 1:9
Leer con oración:
"Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2 Ti 4:6-7).
PABLO ACABA SU CARRERA
El ministerio edificador de Pablo terminó después de que él fue a Jerusalén. Él fue apresado, y a partir de entonces, Dios quiso usado de otra manera: escribió las revelaciones que recibió en forma de epístolas.
Después de haber escrito ocho libros durante su encarcelamiento, su ministerio de escribir epístolas también terminó. Sin embargo, sus epístolas nos dejaron una gran herencia espiritual de la economía neo testamentaria de Dios. Después de escribidas, él mismo dio testimonio de que su misión estaba cumplida (2 Ti 4:6-7). Al final de su carrera, Pablo testificó a Timoteo: "Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida" (v.
. ¡Alabado sea el Señor!
Sin embargo, en la época de su martirio, por no practicar sus palabras, la situación de las iglesias era deplorable. Podemos decir que la tienda que él había edificado estaba rota. Además, la iglesia en Jerusalén usaba su influencia para intentar controlar a todas las demás.
Alrededor del año 70, Dios no toleró más aquella influencia y permitió que el general romano Tito invadiera Jerusalén y la destruyera.
Pablo y Pedro fueron arrestados y martirizados por el imperio romano. Pero Juan fue preservado y por no ser considerado uno de los principales líderes, fue enviado al exilio a Patmos (Ap 1:9).
Todo lo que hemos visto esta semana, sobre el tercer y cuarto viaje de Pablo: su actitud en Éfeso, su insistencia natural de llevar las ofrendas a Jerusalén, su experiencia de derrota allí, poniendo en riesgo su comisión como ministro de Cristo, su encarcelamiento y finalmente, su ministerio epistolar, nos sirven como un espejo. Necesitamos ver que el ministerio de la edificación de la iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, nos fue entregado (Ef 4: 12). También nos fue entregada la revelación de la economía neo testamentaria de Dios por medio de sus epístolas. Nos corresponde ahora a nosotros, aprender de las experiencias de derrota que otros tuvieron y practicar las palabras que nos han sido ministradas por medio del Espíritu y la vida. i Que Dios tenga misericordia de nosotros!
Punto clave: Aprender de la derrota de los demás y practicar las palabras que nos han sido ministradas.
Pregunta: ¿Cuál era la situación de las iglesias cuando Pablo acabó su carrera?
Lectura de apoyo:
"La visión celestial" - cap. 2 - Dong Yu Lan.
"Siervos de Dios - buenos, fieles y prudentes" - cap. 4 - Dong Yu Lan.