Divulgando la verdad
Debemos hablar no sólo el evangelio, sino que también debemos hablar la verdad, las realidades divinas en la Biblia. Para hablar la verdad, hay que saber la verdad. Hay muchas verdades en la Biblia. La Trinidad es probablemente la verdad más grande. Casi todos los cristianos saben que nuestro Dios es triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu, sin embargo eso es todo lo que saben. Cuando se les pide que hablen más concerniente a esto, ellos tienen poco que decir. Todos nosotros debemos aprender a hablar algo más profundo. Ustedes pueden decir a la gente que ser bautizado es ser bautizado dentro del Padre, del Hijo y del Espíritu (Mt. 28:19). Entonces, ellos disfrutarán la gracia de Cristo el Hijo y el amor de Dios el Padre y tendrán una porción en la comunión del Espíritu Santo. Ellos disfrutarán las riquezas de la Trinidad. Puede que ustedes crean que sería difícil aprender todas estas cosas, pero yo no lo creo. Todo depende de ustedes. Si tienen el corazón y el deseo, pueden hacerlo de seguro, especialmente si ustedes van a la Versión del Recobro, donde hay una nota larga sobre 2 Corintios 13:14. Esta nota da una lista larga de las referencias concernientes a la Trinidad divina, de Génesis a Apocalipsis. Además, 1 Pedro 1:2 dice: “Según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo...” Esto es el propio disfrute del Dios Triuno. Entonces Pablo en Efesios 3 dijo que él dobló sus rodillas ante el Padre, para que El nos fortalezca por el Espíritu para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones. Otra vez se puede ver al Dios Triuno. Hay muchos versículos como éstos, incluso Juan 14:17-20. Estas son las palabras ricas. Aprendan a tomarlas y a hablarlas. Puede que doce años atrás ustedes hubieran tenido muchas excusas para no hablar la palabra rica, pero no hoy. Esto es debido a que he puesto muchos comestibles ricos en la despensa de ustedes o por lo menos en la caseta de libros donde pueden obtenerlos. Ahora ustedes pueden conseguir todas las riquezas.
En nuestro estudio sobre el libro de Hechos enfatizamos el asunto de la transferencia dispensacional. Estoy preocupado de que tal vez muchos de nosotros hayamos perdido este punto crucial. Necesitamos dedicar mucho tiempo en todas las notas que tratan con esta transferencia en el libro de Hechos. Yo creo que en sólo medio día ustedes obtendrán un punto fuerte concerniente a la transferencia dispensacional encontrada en el libro de Hechos. Espero que ustedes empleen algún tiempo para obtener las riquezas de la Palabra. Entonces cuando hablen, hablarán no solamente de manera viva, sino también de manera rica.
Estoy agradecido al Señor que muchos han estado asistiendo a las reuniones por más de doce años. Yo creo que la razón es porque ha sido por lo menos algo viviente y rico. Lo vivo y lo rico de este ministerio les atraen a ustedes. Todos nosotros tenemos que aprender a hablar no sólo la palabra viviente, sino también la palabra rica. Entonces nuestro hablar de la palabra rica será la divulgación de la verdad. Hay tantas verdades en la Biblia. Por ejemplo, el libro de Gálatas está lleno de riquezas: “Pero cuando agradó a Dios...revelar a su Hijo en mí” (1:15-16); “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios” (2:19); “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (2:20); “hasta que Cristo sea formado en vosotros” (4:19); “Porque...ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (6:15). Con la Versión del Recobro y los Estudios-vida, es tan fácil obtener todas estas riquezas. Sería una lástima si hubieran estado con nosotros por más de cinco años, pero todavía no estuvieran tan llenos de las riquezas de la Palabra santa. Están en una familia rica con muchas riquezas. Detrás de ustedes, en frente de ustedes, sobre ustedes y debajo de ustedes, hay muchas riquezas, pero todas las riquezas no están en ustedes. Todos necesitamos darnos cuenta de la situación y sacar las riquezas de la Palabra santa para que hablemos la palabra viviente y rica a la gente.
Ministrando vida
Nuestro hablar con oración, el Espíritu y denuedo es también para la ministración de la vida. La vida se transmite en la Palabra santa. La Biblia es la palabra de la vida. Debido a nuestra escasez de la Palabra de Dios, cuando intentamos ayudar a otros, simplemente no tenemos las palabras para decir nada. Lo máximo que podríamos decir sería: “Usted tiene que amar al Señor y darse cuenta de que el Señor le ama a usted y es digno de confianza”. En cambio necesitamos ministrar algo nuevo, algo de nuestra propia experiencia, algo que hemos descubierto, algo que hemos experimentado. Al hacer esto nosotros espontáneamente ministraremos vida a otros. Necesitamos el hablar apropiado de la palabra viviente y rica para que podamos ministrar vida a otros.
Si ustedes hicieran estas tres cosas —predicar el evangelio, divulgar la verdad, y ministrar vida a otros hablando la palabra viviente y rica— entonces al ir a una reunión grande o a una reunión pequeña ustedes serían tan ricos. Tendrían la costumbre de hablar, y tendrían mucho de que hablar. De esta manera la reunión nunca sería pobre, monótona, baja, muerta ni fría. Siempre ella sería elevada, enriquecida y bastante viviente. Esta es la manera de hacer que la vida de la iglesia sea edificada en las reuniones pequeñas.
4. Recobrando a los que son débiles
El hablar rico también nos ayuda a recobrar a los que son débiles. En la iglesia siempre hay varios que son débiles. Ellos necesitan el apoyo de ustedes: ellos necesitan su ayuda a través de la palabra rica por el Espíritu.
En conclusión, si en realidad somos serios con el Señor en Su recobro, todos tenemos que levantarnos. No tomen el atajo. Prepárense con mucha perseverancia, mucha paciencia divina para tomar este camino. Vayan a las reuniones pequeñas, siempre pasen tiempo para meterse en la Palabra santa, oren adecuadamente y aprendan a hablar habitualmente las cosas concernientes a Cristo. Hablen las riquezas divinas primeramente para edificarse a ustedes mismos. Luego vayan a la reunión para practicar esta costumbre de hablar. No digan: “No siento que yo tenga una carga para hablar algo en la reunión. No estoy guiado; no tengo ninguna inspiración”. Olvídense de la manera tradicional. Aprendan a meterse en la Palabra y orar sobre ella, y luego practiquen el hablar conforme al depósito en ustedes. Entonces cuando ustedes vayan a la reunión, ya sea que tengan o no el sentir de estar inspirado o guiado, simplemente hablarán. Primero el hablar de ustedes edificará a ustedes mismos y luego espontáneamente edificará a otros. De esta manera, las reuniones serán edificadas. Este es el camino para la vida de la iglesia.
Witness Lee
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